Clases

Mezclando brebajes, mitad ciencia, mitad magia, los alquimistas destilan explosivos y pociones transmutadoras sobre la marcha.

Maestros artesanos e inventores, los artesanos pueden forjar obras maestras de equipamiento y diseñar armas completamente nuevas sobre la marcha.

Afligidas por una siniestra maldición, las brujas pueden torcer magia oscura para crear maleficios, que utilizan para debilitar a sus enemigos. También están acompañadas por sus familiares, leales compañeros mágicos que usan para dar el golpe final.

Bravos comandantes y astutos estrategas, los capitanes controlan un segundo personaje en la forma de un compinche y potencian a sus aliados en combate con maniobras potenciadas por dados.

Un compinche es el más firme de los aliados, es leal hasta la muerte y seguramente será un aliado y amigo para toda la vida.

Los guardianes son los tanques del campo de batalla que se niegan a ceder una pulgada. Cuando enemigos arrolladores intentan abrumar al grupo, los guardianes sostienen la línea del frente y separan objetivos de la multitud hasta que la marea se vuelva a su favor.

Estudiosos de lo sobrenatural y cazadores de monstruos, los investigadores usan unos cuantos virotes de punta de plata y un tomo rebosante de rituales para desterrar a los monstruos que acechan en la noche.

Los maestros incuestionables de los trucos, los magos de batalla convierten los conjuros más humildes en armas letales mediante un conjunto de trucos.

Elegidos por los dioses para llevar a cabo una tarea, los mártires son embarcados en un duro camino predestinado, que requiere de constante sacrificio. Los mártires usan sus puntos de golpe para alimentar sus habilidades divinas, y pueden resistir el abrazo de la muerte de forma supernatural.

Nigromancia, la lúgubre magia de la muerte, está colmada de secretos prohibidos y conjuros incuestionablemente malvados. Sus practicantes son una raza única, poseyendo un pozo de energía oscura y un talento para acertar críticos con sus conjuros, por no mencionar su ejércitos de esclavos no muertos.

Ojos entrecerrados, barriles humeantes. Los pistoleros viven al límite, manejando un recurso especial llamado dado de riesgo para mantenerlos vivos por los pelos.