El objetivo del juego de rol Dungeons & Dragons® (D&D) es contar historias en mundos de espada y brujería. Al igual que los juegos de niños en los que estos fingen ser personajes ficticios, como el de indios y vaqueros, el motor de D&D es la imaginación: visualizar el castillo en ruinas que se encuentra en el ensombrecido bosque e imaginar cómo un aventurero de fantasía podría reaccionar a los desafíos que la escena le plantea. En este mundo de ficción las posibilidades son infinitas.
A diferencia de los juegos de imaginación de los niños, D&D dota de estructura a las historias y proporciona un método para determinar las consecuencias de las acciones de los aventureros. Los jugadores tiran dados para averiguar si sus personajes aciertan o fallan en sus ataques, si consiguen escalar un precipicio, esquivar el impacto de un relámpago mágico o llevar a cabo cualquier otra tarea que implique peligro. Todo es posible, pero los dados hacen que ciertos resultados sean más probables que otros.