Arquetipos

Por lo que a ti respecta, la mejor arma que puedes empuñar es aquella que tus adversarios nunca ven venir. Sabes luchar eficazmente con lo que tienes a mano, te aseguras de que nunca te pillen desarmado y a menudo logras vencer a los oponentes que creen erróneamente que te han pillado desprevenido.

Has desarrollado un buen ojo para investigar misterios. El arquetipo investigador es una buena elección para un personaje que quiera realizar investigaciones más profundas o planificar sus turnos con antelación; es una combinación especialmente buena para los personajes basados en la Inteligencia.

Como justiciero, tienes dos caras: una imagen pública y una identidad secreta que te permite ocultar tus actos fuera de la legalidad a la alta sociedad. Gracias a tu identidad secreta puedes aventurarte y llevar a cabo misiones clandestinas mientras mantienes a salvo a los civiles que te importan.

Tanto si estudias para promover tus propias ambiciones o simplemente por fascinación por los entresijos del lenguaje, tu habilidad con las palabras no tiene parangón.

Desde el sabio búho posado en el hombro del mago hasta el astuto gremlin que sirve a la bruja por sus propias razones, pasando por el espantoso homúnculo del laboratorio del alquimista o el inteligente mono que abre la cerradura de la celda del ladrón, los familiares siempre han sido de gran ayuda.

El conocimiento es poder y tú te dedicas a la búsqueda de ese poder. Sea cual sea la situación, normalmente puedes conseguir algún dato que te sirva de base para tus acciones. Eres especialista en secretos, tanto en descubrirlos como en ocultarlos, y tu dominio de la palabra escrita es sobrenatural.

Los mariscales son, ante todo, líderes. Algunos lideran desde el frente, con la espada y el escudo en alto, mientras que otros dan instrucciones y ánimos desde la retaguardia mientras proporcionan a los hechiceros aliados un apoyo experto.

Has estudiado innumerables técnicas para prestar ayuda médica, lo que te convierte en un médico y sanador sin igual.

Una fuerza misteriosa te ha concedido magia divina y una maldición.

Te abres paso a través de legiones de enemigos, tiras al suelo a los enemigos de todos los bandos y asestas golpes tremendos a todo y a todos los que se acerquen.

Eres un refinado maestro del estilo, la cultura y el decoro, conocedor incluso de las más sutiles reglas de etiqueta. Tanto si has nacido con un cierto estatus como si lo has adquirido más tarde o simplemente finges tenerlo, tu aspecto y tu comportamiento son perfectos.

Vives una vida de libertad y tomas mediante la fuerza y la intimidación todo lo que ansías. Puedes ser un corsario que saquea en nombre de una nación concreta u otra autoridad, o puede que no respondas ante nada salvo tus propios caprichos. Confías en la intimidación, el ingenio y la destreza.

Has pasado incontables horas desmontando y reconstruyendo objetos complejos para aprender cómo funcionan, lo que te ha dado la habilidad de crear casi cualquier cosa a partir de los materiales más inverosímiles. Tus objetos improvisados son la mejor de las armas.

Mientras que algunos aprenden el arte del lanzamiento de rituales a través de un estudio riguroso, otros individuos dotados pueden descubrir que una combinación de talento natural y suerte les proporciona una sorprendente habilidad para realizar rituales, quieran o no tal poder.

Atraes la lealtad de los animales y, a medida que aumentan tus poderes, puedes controlar a más de ellos, habitar brevemente su cuerpo para percibir lo que ellos perciben e incluso comunicarte con ellos a grandes distancias. Tus animales pueden verte como un padre, maestro y mentor querido.

La magia lleva mucho tiempo escribiéndose, y en una miríada de formas. Desde el clásico pergamino enrollado hasta cuerdas atadas con cien nudos intrincados, desde tablillas de arcilla cocida cubiertas de incisiones hasta colecciones encuadernadas de tiras de bambú, la magia está por todas partes.

Ser «un vikingo» es asaltar por mar y es por eso que los vikingos se han extendido por todas partes. Algunos incluso se han asentado en las mismas comunidades que antes asaltaban. Los vikingos viajan tradicionalmente en barcos de remos, navegando por los mares para asaltar comunidades costeras.