Balumbdar
Origen: La Extensión de Mwangi
Categoría: Clérigo / Dios
Nivel necesario: 1
Adquisición: Selección
El agitador de mundos
- Áreas de interés fuerza, gran tamaño, megafauna
- Alineamiento N (NB, N, NM) Fuente divina curar
- Aptitud divina Fuerza o Constitución
- Habilidad divina Atletismo Dominios Naturaleza, perfección, poder, protección
- Conjuros de clérigo 1.er: Capacidad de carga de la hormiga, 2.º: Agrandar, 4.º: Forma de dinosaurio
- Edictos crecer tanto como puedas, proteger a aquellos más pequeños y débiles que tú, atender a los animales grandes y a la megafauna
- Anatemas herir accidentalmente a otros con tu tamaño, derribar un enorme monumento natural, usar magia para adoptar una forma más pequeña que la tuya
- Arma predilecta gran clava
Avatar
Al lanzar el conjuro avatar, un adorador de Balumbdar obtiene las siguientes aptitudes adicionales.
Balumbdar Velocidad 70 pies (21 m), Velocidad trepando 50 pies (15 m), inmune a inmovilizado; Cuerpo a cuerpo golpetazo (alcance 15 pies [4,5 m]), Daño 6d12+4 contundente; A distancia presión dominante (alcance 120 pies [36 m]), Daño 6d6+3 contundente.
Balumbdar, o El enorme, es el dios de todas las cosas enormes del mundo que se elevan sobre las más pequeñas. Las criaturas de gran tamaño, como los elefantes y los dinosaurios, son sagradas para él, al igual que los elementos naturales que dominan el paisaje, como las montañas y los árboles enormes. Balumbdar también es un dios de la fuerza, pero de la fuerza nacida del gran tamaño más que del entrenamiento o la habilidad. La mayoría del resto de dioses lo consideran bruto y poco inteligente, pero el hecho de que sea mucho más grande que ellos da como resultado que siempre impone respeto en cualquier interacción. Cuando se molesta en manifestarse, lo hace como un hombre asombrosamente grande, musculoso y rollizo a partes iguales. Otras veces se aparece como un animal del tamaño de una ciudad o como imponentes nubes cargadas de lluvia y cercanas al suelo.
Los adoradores de Balumbdar son testigos del poder de su dios en las tormentas que destrozan un bosque pero que dejan en pie los árboles más altos, o en las avalanchas que atraviesan edificios pero que dejan la montaña intacta. Saben que éste es el poder del tamaño: resistir cuando el resto del mundo es débil y pequeño. Buscan emular a su dios haciéndose grandes, ya sea desarrollando sus músculos o engordando hasta volverse inmensos.
Al propio Balumbdar no le importa cómo se utiliza el gran tamaño y la fuerza, pero sus seguidores se dividen generalmente en dos escuelas de pensamiento. Los que consideran que corresponde a los grandes pisar a los pequeños suelen ser malignos. Los que creen que el tamaño implica la obligación de proteger a los pequeños suelen ser buenos. Los druidas suelen venerar a Balumbdar debido a su relación con el mundo natural y adoptan el cuidado de animales mucho más grandes que ellos (o, en ocasiones, de animales mucho más pequeños) para demostrar la incondicional tutela de Balumbdar sobre las criaturas más pequeñas. El Pueblo Elefante venera a Balumbdar, pero no por su nombre; saben que algún antiguo mecenas divino envió a los elefantes al mundo para guiar a los demás. Este mecenas es Balumbdar, a quien no le importa que este pueblo anónimo no tenga, a su vez, ningún nombre para él; Balumbdar les habla a través de los elefantes que sirven a su voluntad.