Senda de la Caza Salvaje

El acto de cazar no es tan malvado como algunos pueden pensar. Puede parecer cruel cuando una loba roba el último aliento de un alce, ignorando sus súplicas de misericordia mientras sus dientes perforan su yugular, solo para poco después comenzar a arrastrar un cuerpo flácido. Pero al mismo tiempo, la loba solo hace esto para traer sustento a sus seres queridos, alimentando a sus cachorros mientras los limpia con suaves lamidos, haciendo todo en su poder para mantenerlos a salvo con una voluntad de brutalidad y amor.

Ahora bien, esto puede verse como una fuerza del bien, pero la verdad es que no es ninguna de las dos cosas. Ambos son caras diferentes de la misma moneda; uno no puede existir sin el otro. No se trata de mantener a sabiendas el equilibrio de la naturaleza, ya que esa matanza devuelve nutrientes a la tierra, nutrientes que otro alce podría tomar a través de la hierba que come, solo para ser presa de otro lobo, continuando con este proceso autosuficiente.

Eres un producto de esta educación. Tu ira se origina en la lucha por la supervivencia cotidiana, utilizando la brutalidad como herramienta que te mantiene a ti y a los que te rodean seguros y bien nutridos. Esto a veces puede tomar la forma de una cacería para proporcionar alimentos y, en otras ocasiones, la matanza de aquellos que ven a tus parientes con mala intención.