Aquelarre del Instinto

Las brujas del Aquelarre del Instinto son maestras en conectarse con los espíritus animales y la fuerza bruta de la naturaleza. A través de sus familiares, canalizan poderosos instintos primordiales que les otorgan habilidades bestiales y les permiten desatar su ferocidad en combate cuerpo a cuerpo.

Estas brujas provienen de pueblos tribales y salvajes, donde la conexión con la naturaleza es fundamental. Muchas se distancian de sus culturas originarias para seguir impulsando su poder mágico a través de la relación con entornos salvajes y hostiles. Algunas se vinculan con los desiertos, otras con las tundras, las junglas, los bosques e incluso con los planos más gélidos del planeta.

Aunque carecen de una comprensión profunda de las complejidades de las culturas avanzadas, están completamente comprometidas con el salvajismo y el orden natural. Su conocimiento se centra en los instintos más primarios y en el equilibrio natural, lo que las convierte en hechiceras formidables y poco ortodoxas. El comportamiento foráneo tampoco les es delesnable o indignante, pero ciertamente las confunde, cosas tan básicas como cultivar o construir les parece "Radical" y peligroso. Por esta razón, forman partes de uno de los aquelarres más distanciados que existen. Para bien o para mal, solo han sentado amistad con las brujas del Aquelarre de la Discordia.

La ceremonia en la cual ellas unen a una nueva bruja a su aquelarre suele ser a traves de una prueba cruda y destructiva, ellas abandonan a las candidatas en medio de ambientes hostiles durante una semana, si sobreviven, son afiliadas de inmediato, si mueren, son honradas y devoradas por las brujas, incluso si un animal peligroso se comió a una candidata, estas mujeres cazan a la propia bestia y la devoran para respetar esa tradición.

Las brujas del Instinto realizan sus conjuros con una claridad y flexibilidad que ninguna otra bruja posee. El simple instinto natural y las emociones más puras potencian sus poderes, en sinergia con sus familiares animales.

En este aquelarre, la jerarquía no se decide por la fuerza individual de las brujas, sino por la fuerza y la ferocidad depredadora de sus familiares. La bruja cuyo familiar sea el más fuerte y feroz es la que lidera, reflejando su creencia en la supervivencia del más apto.