Nueva Khalmär Compañia Dorada

En el diario de campaña encontrarás el resumen de tus partidas, incluyendo imágenes, para no perder detalle de las aventuras que habéis compartido.
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    Fin Temporada 2 - Descanso en la Jungla

    jueves, 23 de febrero de 2023

    La primera reunión tras salir de la Forja los Compañeros propusieron repartir un tercio los tesoros de Tekkûn, un tercio para Themyscira, un tercio para los saurios y un tercio para ellos. Las amazonas se dieron la vuelta y se marcharon, pudieron oír algún murmullo “hombres civilizados, solo les importa el oro”. Los saurios cambiaron el rostro, Rizzak Vistaguda les habló: -“Ese tesoro es el patrimonio de nuestra estirpe y la vieja alianza con los elfos. Habeis sido el canto que rueda en la colina que provoca un alud, gracias a vosotros Tekkun vuelve a ser libre, pero no sois más que unos aventureros humanos deseando riquezas más allá de vuestra comprensión. Vuestra misión era noble pero solo el vistazo de tesoros antiguos ha bastado para nublaros el juicio. Vuestra ayuda será recompensada, marchaos.” Sin embargo Tama Rïth les contestó en el idioma de los sauridos: -“ Nos juzga severamente y con duras palabras. Hemos recorrido medio mundo haciendo justicia y el bien para ser tachados de vulgares ladrones. No queremos riquezas, pero viajar por toda Khalmar haciendo el bien nos supone un coste en comida y alojamientos allá donde, por suerte, no encontramos pueblos tan hospitalarios como el suyo. No somos saqueadores, podríamos haberlo cogido todo y huir pero no somos así, hemos compartido la información sin saber de quién era la riqueza: saurida, elfica o yuanti, quizá en eso hayamos sido ignorantes. Renunciamos a nuestra parte. Nuestros valores están por encima de todo esto. Hemos perdido queridos compañeros, como Gulag, hace menos de una luna solo para llegar a este momento y que Tekkun fuese recuperada para tu pueblo. Viendo esto, ¿De verdad crees que solo queremos riquezas? Nos marcharemos y salvaremos el mundo, solos, restaurando el río de la vida en la ciudad de Guerra. Al final de nuestro camino no habrá riquezas, solo la satisfacción de haber evitado que el mundo se corrompa y que las fuerzas oscuras hayan sido derrotadas.” Drogos igualmente les habló: -“Vamos a ver, nosotros no somos Príncipes de Castordia que vayamos a volver a nuestro palacio para regocijarnos de las riquezas. Todo lo que hemos conseguido hasta ahora desde que salimos unos meses atrás es para poder equiparnos para realizar estas labores. Toda recompensa que necesitamos es para hacer frente a peligros aún mayores que los de una tribu local de Yuan-ties. En el mundo de Nueva Khalmar no nos equiparán sólo por pedirlo por favor y decir que lucharemos contra enemigos malvados. Debéis ser realistas y comprender que necesitamos comprar y pagar bien para que el equipo sea lo mejor que podamos obtener. Nuestros valores son nobles y de eso no cabe ninguna duda. La misma Ayûvel me examinó y dio fe de ello. Seguramente, la Lanza del Sol, aquella que portó una diosa en otra edad y símbolo de la vieja alianza con los elfos hubiera sido cien veces mejor recompensa que estos materiales mundanos. Sin embargo la he protegido con mi vida y la he traído hasta aquí sin un ápice de duda ni deseo material y Tallîn puede confirmarlo. Definitivamente, no ponemos nuestras vidas en peligro por encontrar fortunas y aventuras, y ya no lo digo sólo por nosotros, sino por la memoria de aquellos que desgraciadamente ya no nos pueden acompañar porque antepusieron su lucha contra el mal que nos acecha a su beneficio personal y lo pagaron con su vida. Entiendo que seamos foráneos y que la selva Esmeralda sea un mundo diferente al nuestro, pero debéis entender que si cogemos el oro o gemas es para pertrecharnos con equipo; si cogemos metales, es para forjarnos armaduras; si cogemos Diamantes, es para evitar una desgracia y poder volver de la muerte y así acabar con nuestros y vuestros enemigos. Si en un mes nos tenemos que enfrentar a un Nigromante, o peor aún, a un demonio de otro plano, no quiero estar abrigado con mi armadura de tachuelas. Nada de lo aquí recogido irá a parar a manos de nuestros señores, pues no tenemos señor al que servir más que el deseo de liberar el mundo de maldad y vivir en paz.” Rizzak Vistaguda les contestó: -“ Esas palabras son más correctas que una propuesta de reparto. Nadie en mi pueblo hubiese dudado de compartir con vosotros, de agasajaros con regalos, expresamente para vosotros. Pero un leve atisbo ha nublado momentáneamente vuestras nobles intenciones. Seréis recompensados, para que podáis pertrecharos con recursos, de otras tierras. No quedó en malas formas con vosotros, y sin duda estoy agradecido por vuestra ayuda y el futuro que le dais a mi pueblo, podéis descansar con nosotros mientras decidís vuestro destino, pero una lección aprenderéis hoy aquí. Quién tiene un contrato solo tendrá lo que estipule del otro, no menos, pero no más; quien tenga un amigo tendrá todo lo que posea el otro.” Drogos cerró la conversación: -“ Siento que nuestras palabras se malinterpretaran, pero nada más lejos de la realidad. Hemos obrado antes de pensar y de solicitar vuestra opinión, lo lamentamos y nos disculpamos por ello. Pero en nuestra mente no hay más pensamiento que el de devolver esta estatua a la ciudad Santa de Guerra para que cese este poder nigromántico que todos estamos sintiendo. Sólo espero que en un par de lunas sintáis que ese poder ya no existe, pues habremos logrado nuestra misión. Más allá de ello, también nos preocupa que el Gran Árbol Dorado, ente vital y sagrado para los elfos, esté muriéndose. Y también que Khitary esté sentenciada por magia nigromántica. Es por ello que nuestros pasos se dirigirán hacia alguna de estas misiones, que como podréis ver también son de alto valor para los habitantes de estos lugares.” Así fue como Tama y Sir Gaer se quedaron con los saurios, uno de los grandes edificios fue acondicionado para establecer allí un centro de mando donde se estableció Rizzak Vistaguda y Grouk Escamaplata. Gaer estuvo ayudando a la gestión de los recursos y las dotaciones lo que le recordó el Templo de Kharit, y como había llevado el peso del templo. Por las noches aferraba a Tormento, el espadón mágico de su patrón Vestroyen, pudo comprobar que la unión que tenía con el arma fluia mas poderosa, notaba la energía del rayo dentro de él. Tama Rïth apenas salió de la biblioteca de la forja , con algunos eruditos saurios estuvieron accediendo a los saberes antiguos, enfrascado como estaba en aprender acerca de los metales y las forjas, la semana pasó rápida para él cuando Gaer le fue a buscar para acudir a Themyscira, donde les esperaban sus compañeros. Cumplir la misión de Ayuvel había traído descanso a Drogos, se sentía de nuevo conectado con los demás, incluso las amazonas, ya no recelaban de estar con él y percibía miradas de aprobación. Aprovecho su recuperada condición de “uno mas” y estuvo entrenando con las amazonas. Esta vez las amazonas le enseñaron de buena gana como usar la propia vegetación para ocultarse y enmascarar su rastro. Drogos aprendió lo que pudo. En los atardeceres dedicaba tiempo a meditar la unión que sentía ahora con Ayuvel, se sentía protegido por ella. Ayuvel había sido una diosa semielfa protectora guerrera, y notaba que ella le encomendaba seguir ese legado. Ivelliön había dejado Tekkûn atrás en breve, pues las palabras que Kuarâldîl SiempreVerde le había dicho le llamaban, podría ser una de las Ddrysfa Wâwr. En Themyscira estuvo estudiando como una mas de la aprendices de SiempreVerde. Las Ddrysfa Wâwr había sido una orden importe de druidas mucho tiempo atrás, unidas a la naturaleza en todas su formas. Algunos de los Ddrysfa habían despertado su vinculo con el fuego, o con el aire, con las plantas o con los animales que les rodeaban de una manera trascendental y superior a la de otros druidas. Kuarâdîl le informó que tendrían que esperar a la siguiente luna llena para realizar la prueba. La prueba era una prueba que la cambiaría por dentro, y por fuera. Con un brebaje conocido solo por los antiguos de los Ddrysfa Wâwr trascendería cuerpo, mente, tiempo y espacio. A su vuelta, sería una nueva Ddrysfa Wâwr o no sería. Pero no se podía dejar la prueba a medias. Sus compañeros podrían ayudarla a realizar la prueba, pues al fin y al cabo eran “su manada”.

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    Temporada 2. Cap.14. El Rio de la Vida y el Rejuvenecimiento de la Luz

    jueves, 23 de febrero de 2023

    La puerta dorada parecía aguantar los resultados de la lucha que se daba al otro lado entre las dos nagas, amantes en otro tiempo, y ahora mortales enemigas. En el otro extremo del pasillo de mármol donde se encontraban había una puerta franqueada por dos estatuas, una figura saúrida y otra élfica. Los compañeros se tomaron unos minutos para recomponerse. Drogos gastó lo que le quedaba del Pigmento Mágico para recuperar sus heridas. Enarbolando la Lanza de Ayuvel, Drogos se acercó a la puerta, la sensación que transmitía era de estar seguro, así que abrió las puertas y accedió a la gran estancia detrás., quedándose en la puerta, dejó que pasasen los demás compañeros. La gran estancia a la que accedieron estaba profusamente decorada con una serie de intrincados grabados, grabados saurios y élficos se entremezclaban con una bella armonía. Había seis puertas, cuatro de ellas tenían estatuas flanqueando la entrada, y otras dos puertas menos decoradas. Tras una de estas puertas se oía un leve ruido, un arrastre, un torpe paso. La dejaron atrás y se dirigieron a una de las puertas principales, Drogos trató de forzar la cerradura tras comprobar que no había trampas. Lo intentó y acabó rompiendo varias ganzúas sin conseguirlo, era un intrincado mecanismo que no pudo forzar. Tama Rïth se acordó de un objeto que habían encontrado tiempo atrás. -Esperad...a ver...- Y rebuscó en su mochila sacando un brazalete de oro con forma de serpiente. -Era una llave, pero no sabíamos de dónde, así que…- Se lo puso y lo acercó a la puerta. La serpiente tomo vida y se deslizó por la mano, saltando hasta el cerrojo, se introdujo en la cerradura y sonó un clic. La puerta estaba abierta. Accedieron a una forja con tres espacios diferenciados para trabajar distintos materiales, al fondo había una gran arcada que daba una gruta natural en la cual se oía el fluir de un río. Se pusieron a revisar las forjas, estaban sin uso, pero se encontraban en perfecto estado, Tama descubrió que una de las tres forjas era para trabajar el galvorn, una aleación mágica de oro con la que se podía realizar objetos mágicos increíbles. Cogió una de las tenazas que eran de galvorn y siguieron inspeccionando las estancias. Había puertas que comunicaban con otras estancias, que eran otras forjas de distintas aleaciones de oro, una de las puertas era un almacén, había apilados lingotes de galvorn, un enorme tesoro, posiblemente valorado en más de 500.000 monedas de oro. Tama cogió un lingote de galvorn. Otra era un almacén de joyas. Solo Ivelliön dejó intacto el tesoro, los demás cogieron joyas, sobre todo diamantes. Solo quedaba inspeccionar la puerta por la que se oían las torpes pisadas. Abrieron cautamente la puerta que les llevó a una zona residencial para los que trabajasen en su día en la forja, de repente apareció al fondo un saurio con una túnica blanca. Tama Rïth comenzó a hablarle en su idioma cuando el saurio giró la cabeza mostrando la mitad del rostro podrido y sin carne, y la criatura se abalanzó sobre ellos, otras criaturas más lejanas contestaron con un rugido y se oyó un presuroso pisar hacia ellos. El combate no representó ninguna dificultad. Ivelliön había convocado un tigre y un león para ayudarles en el combate y los saurios muertos no supusieron un problema. Todos llevaban una pulsera en su brazo izquierdo, igual que el de los grabados que habían visto en las salas superiores. Cogieron uno de ellos y pudieron comprobar que abría las puertas flanqueadas. Habían estudiado todo el ala dorado, se debatían entre salir donde lucharon las nagas y habían dejado atrás a los yuan tís para acceder al ala plateada o de hierro, pero entonces Drogos volvió a asir a Portadora de Luz. Ésta parecía que le indicaba como camino ir al rio. Llegaron a la arcada desde la que se veía el rio, había también una barcaza amarrada en la especia de dársena a la que daba la arcada. Los compañeros se subieron a ella y se dejaron llevar por el curso del rio. El agua resplandecía, estaban navegando por el Rio de la Vida siguiendo el curso en una gran gruta natural, a la izquierda del curso dejaban las estancias de las forjas, iba haciendo un circulo hasta que el rio se encontraba con otro caudal y ambos ríos se unían girando al Sur. En el mismo sitio donde se encontraban ambas partes del Rio de la Vida se veía otro embarcadero, posiblemente el del ala de Hierro. Lo habían dejado atrás cuando justo oyeron como se abrían sus puertas, unos yuan tís aparecieron blasfemando y gritándoles, se apresuraron en montar en la barcaza que tenía esa dársena y se lanzaron en su persecución. Los compañeros comenzaron a dispararles fechas y proyectiles mágicos, sin mucho peligro, pero los yuan tis, saltaron de la barca transformándose en unas boas y comenzando a nadar. Delante de los compañeros se encontraba una isla entre varios dólmenes que emergían del agua. A decenas de metros sobre ellos se veían portales a otras dimensiones. El Rio de la Vida ascendía hacia todos ellos. En los portales había parajes verdes, parajes acuáticos y de fuego eterno, lugares sombríos y lugares donde soplaba un viento cruel. En el centro de la isla había una estatua gigante de Ayuvel. Los compañeros al pisar tierra elevaron sus miradas y comprobaron que los portales, estaban abiertos, había criaturas que salían de uno a otro, unas pequeñas criaturas aladas comenzaron a descender, parecían pequeños cuervos o personas aladas, pero salían de un paraje de fuego, o de hielos perpetuos, comenzaron a descender hacia ellos. Drogos enarboló a Portadora de Luz y se preparó, Tama Rïth se giro hacia los yuan tís que les perseguían y realizando unos movimientos mágicos de su mano salió un relámpago que impactó en el agua y la descarga dañó a las tres boas yuan tís. Gaer flanqueó a Drogos e hizo frente a la primera ígnea que se abalanzó sobre ellos. Ivelliön comandó a sus felinos contra mas criaturas que despendían. Éstos lanzaron alientos de fuego, o de polvo, e incluso hielo, pues cada uno procedia de un plano distinto y parecían tener las cualidades del propio plano. -Mephits! - Dijo Tama Rïth. Drogos avanzó con la lanza hasta los pies de la estatua, donde notó que la debía clavar, pero antes de que lo realizase, del agua aparecieron los tres yuan tís, tomando forma semihumana. Habían visto a algunos como ellos antes, uno de ellos tenía cuerpo humano y cola de serpiente, otra era una mujer, pero tenía por brazos una decena de serpientes, el tercero era humano pero cabeza de serpiente. -Malditoss humanoss, morireiss aquí! -. De uno de los portales aparecieron unos perros sombríos que emanaban humo, y detrás de ellos salieron unos elfos de piel gris. -Los perros han olido algo! Vamos a por conseguírselo! - y se dirigieron hacia Drogos. Gaer acabó con uno de los mephits de hielo y se giró para cortar el paso a los yuan tís. Drogos clavó la Lanza en el suelo y notó una tremenda sacudida de energía en su interior que a punto estuvo de soltar la lanza, pero se aferró a ella; esto era por lo que habían recorrido tanto, por esto había caído su compañero Gûlag. Tama Rïth conjuró una bola de fuego sobre los elfos grises recién llegados, la explosión de fuego fue poderosa, uno de los perros cayó muerto, el otro estaba muy herido, pero de un salto atravesó las sombras y apareció junto a Drogos, los elfos parecían haber encajado el daño, aunque se les veía molestos. Uno de ellos siguió sus pasos hacía Drogos pero cuando solamente había dado tres pasos, su imagen parpadeó y desapareció sin dejar rastro. El otro elfo se giró hacia Tama Rïth. - Tu, cuéntame tu historia...- Y cambió su rumbo para enfrentarse a Tama. Ivelliön en ese instante conjuró una tormenta de hielo que cayó sobre mephits y elfos, interponiendo nieve y hielo entre los elfos y Drogos. Gaer conjuro imágenes de si mismo y se lanzó al combate, los ataques de los yuan tís fallaron, uno de ellos impactando contra un reflejo de Gaer, éste tendió a Tormento contra ellos y gritó -Dame tu rayo, Vestroyen! -. Del mandoble salió un relámpago que impactó contra los tres yuan tís, dejando pulverizado a uno de ellos, y muy malherido a otro, el tercero aguantó el impacto y le mordió inyectándole un veneno que atenazó sus músculos. Tama Rïth giro alejándose del elfo gris que le había marcado como objetivo y lanzó unos proyectiles mágicos sobre el yuan ti malherido por el rayo de Gaer que estaba empezando a conjurar un hechizo, los proyectiles acabaron su vida antes de que acabase el conjuro. Drogos había esquivado el ataque del sabueso sombrío a duras penas aferrando la lanza en su sitio mientras las energías divinas le recorrían el cuerpo quemándole. Ivelliön se transformó en oso y cargó contra el perro lanzándolo lejos y muerto. En ese instante el elfo gris se teletransportó apareciendo delante de Tama Rïth, el elfo con una velocidad impresionante lanzo un golpe con la cadena que llevaba, impactando a Tama que vio como parte de su energía era engullida por la cadena, el elfo descargo nuevamente su cadena, Tama a duras penas logró convocar un escudo que hizo que el impacto fallase, pero el elfo descargo una vez mas su cadena y Tama quedó inconsciente en el suelo, y apresado por la cadena. -Ahora contaremos tu historia a nuestra reina. - Drogos estaba sangrando por la nariz de la energía que recorría su interior al sujetar la lanza en su sitio, pero parecía que el dolor era cada vez menor. Gaer vio a Tama caer y corrió hacia él, llevándose un mordisco del yuan ti con el que estaba trabado, para imbuirle del último don curativo que le quedaba. Ivelliön cargó contra el elfo que cayó al suelo derribado pero sin soltar la cadena que apresaba a Tama. Con el primer aliento de Tama Rïth, conjuro un hechizo que no había probado hasta ahora, musito unas palabras y hubo una explosión de humo, su cuerpo se transformó, creciendo más allá de lo imaginable, adoptando la forma de un gran simio enorme de 10metros de altura, que agarrando al elfo a sus pies lo lanzó contra la roca acabando con él. El yuan ti restante cayó ante el tigre y el león de Ivelliön. En ese mismo instante Drogos brilló junto con Portadora de Luz y una luz inundó toda la caverna. El agua del Rio de la Vida dejo de subir hacia los portales y los mephits regresaron por ellos. Ante los pies de Drogos había aparecido una estatua idéntica de Ayuvel pero del tamaño de la Fuente de Guerra. -Está hecho, lo hemos conseguido Gûlag- dijo Drogos. - ¿Quiénes eran esos elfos?

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    Temporada 2. Cap.13. La Forja de Tekkûn

    jueves, 23 de febrero de 2023

    La atronadora alarma exterior retumbaba atenuada en las paredes del oscuro pasillo por el que se internaba la compañía, solo iluminado por la antorcha que llevaba Drogos y Tama Rïth. No sabían cuanto tiempo entretendría la ilusión del muro a quien viniese a investigar el incesante ruido, pero no sería mucho, así que debían darse prisa. Al adentrarse todos percibieron que el aire estaba cargado, parecía bullir de energía. Tama reconoció el patrón de energía, las hebras arcanas estaban sueltas, posiblemente manipular conjuros aquí podría traer consecuencias inesperadas. Drogos encabezaba la marcha, buscando trampas, e hizo bien, pues a no mucho tardar encontró un entramado de baldosas que tenían toda la pinta de ser placas de presión, en las paredes encontró numerosos orificios de donde saldrían los proyectiles hacia los incautos que pisasen las losetas. Ivelliön se convirtió en una araña gigante y comenzó a trepar por la pared al mismo tiempo que iba envolviendo de telaraña las paredes taponando los orificios. Una labor que llevo a cabo mientras sus compañeros vigilaban mas atentos a la puerta que a su compañera. Finalmente, la trampa estaba anulada y los compañeros se dirigieron al fondo del pasillo, donde una oscuridad sin lugar a duda mágica impedía ver la pared del fondo. No obstante Sir Gaer de Luq gracias a sus sentidos divinos del Héroe Vestroyen podía ver incluso en esa oscuridad, vio que había un espejo en la pared, y el pasillo hacia recodo a la izquierda. Ivelliön con sus sentidos de araña también se acercó. Desaparecieron en la negrura para sus compañeros, y casi al instante hubo un grito de Gaer. Del interior del espejo, justo antes de que Gaer lo fuese a romper con su espada, surgió una figura humana hecha de sombras que atacó a Gaer con sus garras que atravesaron el metal de su armadura hiriéndole en lo más profundo de su ser. Drogos intentó entrar en la oscuridad para ayudar a su compañero, pero allí no pudo mas que asestar golpes al aire, y temiendo dar a su compañero volvió a salir de la negrura. Ivelliön si notaba donde estaba el ser y clavó sus pinzas, pero el veneno no parecía surtir efecto, pero el trabajo conjunto ayudó a Gaer, que pudo descargar una ráfaga de estocadas contra el ser de sombras que acabó disolviéndose en el aire. Un segundo después todos pudieron ver a sus compañeros, el espejo roto tras un golpe de espada, y la negrura mágica desconvocada, Gaer brillaba, una luz parecía envolverle. Gaer se extrañó pues no había pretendido tal cosa, y Tama pudo notar que esa magia era consecuencia de haber roto la magia del espejo, ya lo había dicho antes, las hebras arcanas estaban sueltas. Juntos llegaron a una sala que aparentemente no tenia salida, estaba decorada con un precioso mosaico de motivos de minería, la extracción de materiales, metales y piedras. Inspeccionando una pared Drogos descubrió lo que todos sabían que habría, una puerta oculta. Tras comprobar que no había trampas la abrió y apareció un corto pasillo que llevaba a otra gran sala. Esta tenía un mosaico con herreros, elfos y saúridos, trabajando el metal, la piedra y la forja. En el centro de la sala había una estatua de un herrero sin rasgos de ninguna de las dos razas levantando un martillo de un yunque. Al dar el primer paso en la sala, Drogos sintió como si tiraran de él, fue a avisar a los demás, pero sir Gaer ya había puesto un pie dentro. Gaer no pudo refrenar la fuerza que le atrajo contra la estatua e impactó contra ella, como atraído por un imán. No podía separarse de ella. Drogos había podido retroceder fuera de la sala y no se veía atraído. Tama e Ivelliön habían dado un par de pasos y no se veían afectados. Estaba claro que era un imán. No vieron como desactivarlo, así que mientras inspeccionaban la sala buscando otra puerta secreta, Ivelliön tejió telaraña para poder ayudar a Gaer a salir del magnetismo de la estatua. Tardaron mas tiempo del que querían, pero finalmente consiguieron su propósito. Una nueva puerta conducía hacia otro pasillo, y Gaer estaba libre. Los mosaicos de esta sala que quedaba atrás representaban todos los quehaceres de una forja en la que trabajaban juntos saurios y elfos, y todos ellos llevaban un brazalete con distintas gemas en el brazo izquierdo. El pasillo retumbaba con un sonido muy reconocible, el ruido de una cascada, una gran masa de agua impactando desde altura. A los pocos metros la vieron ante ellos. Se abría una estancia circular sin ninguna escalera, una abertura que descendía varias decenas de metros, en la pared norte había una cascada. Allá abajo se veían pasarelas construidas, como tres caminos sobre el agua que llevaban a paredes opuestas, pero no había ningún medio para bajar salvo la propia roca. Tama Rïth convocó de nuevo el conjuro de Caída de Pluma y Drogos, Gaer y él mismo comenzaron un descenso tranquilo. Ivelliön descendía por una pared a cierta distancia en su forma de araña. Cuando estaban a mitad del descenso oyeron un ruido por el mismo pasillo por le que habían llegado. Aparecieron tres abominaciones yuan tis, esgrimiendo arcos y gritando contra ellos. Fueron un blanco fácil mientras descendían suavemente, Ivelliön desde la otra pared pasó desapercibida y no la dispararon, sin embargo, el resto de compañeros se llevó un impacto de flecha envenenada antes de poner pie en el suelo. Nada mas hacerlo, vieron que los tres pasillos de mármol pulido dirigían a tres puertas, una de oro, otra de plata y otra de hierro. Tomaron el camino de la del oro, que era la que justo tenían a los atacantes arriba y así les dificultaban el tiro. Drogos se puso a forzar la cerradura, era una cerradura magnifica. Otra andanada silbó cerca de ellos. Drogos consiguió abrir la puerta, en ese mismo instante, del agua de la cascada surgió una gigantesca serpiente negra con escamas rojizas y cara semihumana. Era Shuka-Taya! -Morid intrusos! - dijo, y de su boca salió un relámpago dirigido contra los tres compañeros que se arremolinaban en la puerta dorada para poder entrar. El rayo impactó en ellos causándoles grandes daños, salvo a Drogos que rodó detrás de la puerta y se pudo parapetar. Lo que Drogos vio es que la energía del rayo ahora bañaba sus armas, y estas parecían descargar energía mágica. Como había dicho su compañero Tama, “hebras arcanas sueltas”. Así que cogió una flecha y la lanzó contra Shuka-Taya a la vez que gritaba a sus compañeros, -Entrar! - la fecha impactó a Shuka y chisporroteo de energía, Shuka grito de dolor y lanzó una mirada de odio sobre Drogos. Este sintió desvanecer todas sus energías, cayo al suelo, su cuerpo reseco como una planta deshidratada, Gaer traspasó la puerta y tiro de Tama con él. - Vamos Ivelliön! -. Ivelliön se dejó caer desde la pared y atravesó el umbral de la puerta a la que Gaer la cerraba. Shuka se estrelló en un empellón contra la puerta dorada, pero aguantó. Tama estaba sacando una poción mágica y dándosela a Drogos antes de que cruzase el Velo. En el mismo instante que Drogos volvió a respirar oyeron al otro lado de la puerta un grito: Te queremos Shuka! Pero te mataremos! - Thiru-Taya se había reencontrado con su amado.

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    Temporada 2. Cap.12. Themyscira

    jueves, 23 de febrero de 2023

    El rugido de las enormes bestias puso a los compañeros inmediatamente en activo. Drogos corrió a esconderse tras unas ruinas de un muro. Sir Gaer desenvainó a Tormento que destelló con un fulgor. Tama Rïth e Ivelliön dieron un par de pasos hacia atrás mientras aferraban trabajosamente sus bastones, la fiebre estaba empeorando.

    Los enormes simios avanzaban trepidantemente desde el este y el norte, Tama Rïth creó un campo mágico que envolvió al monstruo que venía desde el norte, un cúmulo de colores aparecieron delante de él y en un instante desaparecieron, el simio quedó totalmente atontado sin moverse. Drogos salió del parapeto y disparó su arco, que impactó en uno de los cuatro hombros del monstruoso simio que avanzaba por el este, pero éste corrió y saltó por encima del muro y cayó frente a sir Gael, propinándole una ráfaga de golpes con sus poderosos cuatro brazos y acabando con una dentellada que atravesó parte de malla del brazo. Posiblemente cualquier otro compañero habría caído abatido ante la ferocidad de los ataques. Ivelliön concentró su espíritu con la salvaje Jungla y conjuró un gran depredador de tiempos ancestrales, un Tiranosaurio apareció dispuesto a batallar contra el monstruoso simio.

    Al tener controlado al monstruo del norte la batalla parecía controlada centrándose todos sobre uno solo de ellos, pero de repente, por donde habían aparecido los simios gigantes aparecieron en cada lado, dos yuan tís, que dispararon sus arcos. Centrando los disparos en los conjuradores del grupo. Ivelliön no fue impactada pero Tama recibió dos flechas, por suerte de pasada. Drogos decidió salir de su escondrijo para ir contra uno de los Yuan tís.

    Gaer descargó su espadón sobre el monstruo dos veces cercenando uno de sus brazos, pero el simio rugió y volvió a descargar sus golpes contra sus adversarios, humano y dinosaurio, sin embargo, aunque dio un golpe al dinosaurio, éste le golpeó y le derribó al suelo, y acto seguido le mordió en el cráneo acabando con el monstruo. Ivelliön tensó su arco y disparó sobre los yuan tís que se acercaban por el norte, impactó sobre uno de ellos, el cual disparó también su arco y silbó por encima de la cabeza de Ivelliön, su compañero serpentino se había acercado al simio gigante y le golpeó con un látigo a la vez que le ordenaba atacar en su sibilino idioma, sacándole del estupor. Tama trazó varios símbolos con los dedos y lanzó rayos ígneos que impactaron sobre uno de los yuan tís que le disparaba, dejándole malherido. Drogos saltó de repente sobre él acabando en el acto con él.

    El gigantesco simio albino que quedaba se lanzó en carga frenética contra el grupo, pero Gaer lanzó una descarga eléctrica sobre él, el simio se protegió con sus manos y ese fue el tiempo que aprovechó el feroz Tiranosaurio para abalanzarse sobre él y trabarse. Ivelliön y Tama descargaron sus proyectiles, mágico o no, contra los yuan tís que se parapetaban tras los árboles con sus arcos, y acabaron con ellos. El único yuan ti que quedaba vivo inició la huida, pero Drogos activó sus botas de rapidez y se abalanzó sin compasión atravesándole con Alferion. El simio que quedaba fue abatido entre Gaer y el Tiranosaurio sin problemas.

    El cansancio y la fiebre comenzaban a ser preocupantes en Ivelliön y Tama, por lo que Drogos sacó de su bolsa el Pigmento curativo de Oylos, no quedaban muchas dosis, pero debían estar a pleno rendimiento si querían conseguir llegar hasta la Forja. Decidieron realizar un descanso largo para recuperarse y partir.

    Tras el descanso la fiebre había desaparecido, así que volvieron a coger la canoa y remontar el río salvadas las aguas hirvientes. Llegaban navegando un par de horas tranquilamente por el río cuando vieron que la corriente los llevaba contra ellos varios troncos de árboles. Aguzaron la vista y vieron como si los troncos hubiesen sido cortados por herramientas, y demasiado bien distribuidos en el rio como para hacer casi imposible navegar entre ellos, así que con ojos vigilantes se dispusieron rápidamente a dirigirse a la orilla antes de chocar contra los árboles y poder volcar, sabiendo que parecía a todas luces una emboscada.

    Pusieron los pies en tierra firma mientras sostenían la canoa, mirando a todos lados, vieron como los árboles del río continuaban su trayecto empujados por la corriente. Los árboles sin duda alguna habían sido cortados por alguna herramienta con filo, y estaban atados unos con otros. En ese instante, a apenas tres pasos enfrente de ellos apareció una mujer apuntándoles con un arco, por el rabillo del ojo vieron otras seis o siete figuras que les rodeaban por todos lados. Iban con armaduras de cuero, tintadas de verde, llevaban tatuajes y pinturas por el cuerpo, su expresión mostraba una fiereza como la jungla donde vivían.

    -Quienes sois y que hacéis en nuestra jungla?

    Ivelliön recordó las palabras de Setyrel, - “Vaesh A Dohêr”-. Entonces las mujeres abrieron de par en par sus ojos y la que se había dirigido a ellos bajó el arco.

    -Amesh Aeîr. - Todas las demás bajaron también sus arcos. -Cómo es que conocéis esas palabras sagradas? -

    -Nos las reveló una antigua habitante de vuestro pueblo, Setyrel. El nombre de Setyrel parece que causo más impresión entre las mujeres que las propias palabras sagradas.

    -Decir esas palabras os identifica como amigos de nuestro pueblo, y sin duda si Setyrel os las ha revelado es que confiaba en vosotros. Sois bienvenidos a nuestras tierras. Si tenéis a bien, acompañadnos a nuestro pueblo, estoy seguro que nuestra líder estará deseosa de hablar con vosotros y que le contéis sobre Setyrel.

    En todo momento la líder del grupo de las amazonas se dirigía exclusivamente a Ivelliön. Drogos pudo observar las miradas sobre él con hostilidad, la carga de Portadora de Luz era pesada.

    Varias de las amazonas se separaron, y aparecieron nuevas, vestidas de una forma más belicosa, más guerreras y menos sigilosas, pero aun así todas ellas se movían con ligereza por la jungla. Algunas llevaban una lanza, que usaban como pértiga para moverse, otra llevaba una melena de león y escudo y tenía una mirada más fiera que ninguna. El trayecto hasta el pueblo fue casi en silencio. Las amazonas preguntaron por su misión en la jungla y escucharon el relato. Lo que sacaron en claro los compañeros es que Setyrel era la hija de Merisslan, la reina del clan y por tanto Setyrel la heredera. Cuando llegaron al pueblo la noticia de que venían forasteros les había precedido, el pueblo se encontraba entre las ramas de varios árboles entrelazados con pasarelas que conectaban todo el pueblo, incluso creando pequeñas plazas entre las pobladas ramas. De casi todos los niveles se asomaban mujeres de todas las edades, ni un solo hombre. Casi todas ellas portaban protecciones de cuero y armas, incluso algunas muchachas llevaban un puñal en el cinto, sin duda era un pueblo de guerreras.

    La comitiva les llevó por unas pasarelas hasta una cabaña en un gran árbol, allí estaba esperándoles una mujer madura, que se encontraba enseñando a unas niñas con unos tintes y pinturas, al entrar los compañeros las niñas se giraron y recogieron sus cosas dejando la estancia. Detrás de Merisslan había una elfa medio desnuda con todo el cuerpo lleno de tatuajes y una cornamenta en la cabeza. Pese a que a los elfos no les pesan los años, los ojos de ésta reflejaban sin duda el devenir de muchos siglos.

    Merrislan lo primero que quiso saber es dónde y cómo se encontraba su hija. Los compañeros le contaron cómo y dónde le habían conocido. La reina de las amazonas se encontró aliviada al oír que estaba bien, pero les inquirió si podrían hacer que regresase con ellas. Los compañeros no podían hablar por ella, pero parecía que se encontraba bien fuera y que había ido lejos por algo. Merisslan les contó que había dado a luz a un varón, y en vez de dejarlo, había huido con él. La reina explico que las mujeres amazonas acuden a los pueblos limítrofes en un ritual de apareamiento, cuando regresan al poblado, siempre engendran mujeres. Pero Setyrel dio a luz un niño, y en vez de abandonarlo, ella se marchó. Ivelliön se ofreció a mandar un animal mensajero para llevarle el mensaje de la reina, pero ellos no veían bien interceder en la decisión que tomase Setyrel.

    Drogos quiso hablar sobre la misión que los había llevado allí, pero en seguida declino la conversación para que fuese Ivelliön o algún otro el que hablase con estas mujeres. Cuando contaron su cometido y el alcance de su misión habló la elfa. Su nombre era Kûaraldîl, aunque aquí siempre se la llama como SiempreVerde. Era la máxima druida de los Ddrysfa Wâwr, una orden de druidas muy antigua, procedía de un bosque que ya no existía, en un reino que ya no existía. Ella había notado que algo perturbaba la energía y la armonía de la naturaleza, así que dio crédito a su palabra. Los compañeros pidieron ayuda a Merisslan y las amazonas, para el asalto a Tekkûn.

    Tras meditarlo rápidamente, Merisslan accedió al pacto, una alianza entre saurios y amazonas se daría para recuperar Tekkûn y echar a los Yuan Tis de la jungla. Tenían un día para prepararse y llegar al punto de encuentro que habían acordado con los saurios. Drogos pidió consejo a las guerreras y exploradoras para poder camuflarse mejor en la jungla, y ellas le entrenaron, con dureza y exigencia durante un largo día que acabó extenuado.

    Ivelliön mandó un pájaro mensajero a Thiru-Taya para indicarle que los saurios le perdonarían su acto de traición si les ayudaba en esta hora, podría tener su castigo levantado, su pecado redimido y posiblemente tener su venganza contra Shuka-Taya. Igualmente mandó el mensaje de la reina Merisslan a Setyrel, le trasladó las palabras de la reina, que la echaban de menos y que regresase a Themyscira sin su hijo varón. Al verle usar sus dotes druídicas, Siempreverde, la elfa se dirigió a ella y estuvieron la tarde compartiendo saberes. Siempreverde le contó que era una de las pocas Ddrysfa Wâwr que quedaban vivas, y propuso a Ivelliön si quería instruirse y pasar la prueba de las Ddrysfa Wâwr cuando acabase su misión.

    Al día siguiente se dirigieron al punto de encuentro con los saurios, el trayecto por la Jungla, ayudados por las amazonas fue mucho más ligero, conocían la jungla como la palma de su mano, esquivaron fácilmente los peligros naturales: unas arenas movedizas que podrían habérselos tragados en un par de segundos, un enjambre de innumerables avispas gigantes que fueron repelidas con el sonido de un silbato hecho de hueso. También tuvieron que luchar contra alguna patrulla Yuan Ti, pero apenas supusieron una breve lucha para los compañeros, ayudados por las sigilosas y mortales amazonas. Finalmente, al anochecer estaban en el punto de encuentro, donde también escondidos les esperaban los saurios. Los eslizones exploradores se acercaron y les informaron de su posición, solo faltaba que les abriesen paso por la puerta, si es que Thiru-Taya atendía a la petición. La ciudad se encontraba, como habían contemplado desde la Atalaya, en una profunda sima de paredes verticales, los edificios se veían cubiertos de maleza y vegetación, una gran parte de la ciudad parecía anegada por un rio, y en otra esquina había un cráter de un volcán cuyo magma hirviente se podía observar a simple vista. Salvo las paredes escarpadas para bajar, la única entrada era la puerta.

    Esperaron, y el sol ya estaba oculto cuando los compañeros decidieron que Thiru-Taya no acudiría, se prepararon para descender con un conjuro mágico de caída de pluma hasta la puerta y allí hacerse con la Puerta. Tama había recitado la última palabra del conjuro cuando oyeron un ruido de la puerta, seguido de un grito ahogado, un par de ruidos después aparecía por la puerta Thiru-Taya abriéndola y adentrándose en la ciudad en ruinas. Juntos, sauridos y amazonas entraron en tropel por la puerta de la ciudad llevando la batalla y el ruido hacia el Noroeste, hacia el Templo principal de la ciudad donde tenían la principal morada los Yuan Tis. Mientras tanto la Compañía Dorada fue bordeando el acantilado protegido por las sombras de la naturaleza convocadas por Ivelliön hasta una zona cercana al edificio que tenían ubicado como la Forja y desde allí se dejaron caer como plumas ante un nuevo conjuro de Tama Rïth. Se internaron por las calles, de esta parcialmente deshabitada ciudad, solo tuvieron que esconderse de una patrulla de yuan tis, un hombre serpiente de cabeza ofidia dirigía hacia el tumulto de la batalla a varios guardaestirpe, los brutos esclavos mutados. La compañía permaneció oculta y no fue detectada. Instantes después se encontraban frente a la Entrada de la Forja.

    La puerta tenía tres aberturas, para las “llaves”, pero eran tres cubículos dentro de una forma animal tallada; una rana, una serpiente y un cocodrilo tenían abiertas las fauces y en su interior había un hueco cuadrado para la “llave”. No tenían tiempo de ir a investigar las posibles llaves, así que Drogos se dispuso a forzar la puerta. Tras una inspección en la que no vio nada aparente salvo la gran dificultad de forzar a la vez tres cerraduras tan raras, se puso a ello. Partió varias ganzúas en el proceso y las gotas de sudor caían por su frente cuando por fin hizo clic, las fauces se cerraron y la puerta se abrió, pero en ese mismo instante sonó un cuerno mágico que retumbó por toda Tekkûn. La puerta tenía una trampa mágica que hacia sonar este tremebundo sonido, nadie que se encontrase en la ciudad podría ignorar esta llamada.

    Drogos torció el gesto mientras levantaba los hombros - es hora de correr-. Y se internó dentro deprisa encendiendo una antorcha, seguido por sus compañeros. Tama Rïth antes de perderse en el pasadizo de piedra entonó un leve conjuro y creo la ilusión de la puerta de nuevo cerrada. -No servirá de mucho, pero si nos da unos minutos, bienvenidos sean-.

    La compañía se internó en las Forjas de Tekkûn mientras por toda la ciudad rebotaba el sonido de la alarma.

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    Temporada 2. Cap.11. La Estirpe Saúrida

    jueves, 23 de febrero de 2023

    Vall Varis y Gaer trataron de calmar a los esclavos humanos, los cuales no paraban de agradecerles que les hubiesen salvado, les explicaron que eran de un pueblo de la jungla, pero alguno de ellos incluso había nacido en esclavitud en las ciudades Yuan Tis. Les pidieron que los acompañasen hasta su pueblo que no les dejasen en la Jungla sin protección.

    Mientras, Drogos y Tama interrogaban al yuan ti que habían apresado. Les suplicó piedad y les dijo que les ayudaría a llegar a donde quisieran, les dijo que los llevaría a la aldea de los temibles saurios, aunque no entendía para que querían ir a ver a aquellos seres terribles y malvados. Accedieron a que les guiase atado.

    Estaban preparándose y decidiendo que hacer con los esclavos cuando Vall les dijo que los acompañaría. No podía abandonarlos a su suerte, no es lo que Gûlag hubiese querido, y por tanto, él les ayudaría a llegar a su pueblo. Vall se despidió de los compañeros, les dijo que cuando acabase iría a buscarlos, y a Aldauir, el legendario héroe élfico que también debía estar por la Jungla.

    El yuan ti encabezaba el camino, les iba llevando en dirección a donde habían estimado que estaba el poblado saurio. Pero al cabo de un tiempo comprobaron que los pasajes por donde los llevaba eran difíciles de transitar. Les pidió que le liberasen y así podría viajar más cómodamente y ayudarles mejor. Tama recurrió al Talismán de los Secretos, y leyó la mente del serpentino ser. Solo era una treta, una treta para engañarles y lanzarse al agua y salir huyendo. Cuando se lo comentó a los demás Drogos no dudó y degolló al yuan ti.

    Siguieron su camino y estaba empezando a oscurecer cuando decidieron montar un campamento. Algo alertó a Ivelliön y Drogos, que rápidamente se escondieron, de entre la espesura salieron disparadas unas flechas que impactaron en Gaer y Tama, pero el veneno que llevaban dejó inconsciente a Tama Rïth inmediatamente. Drogos disparó su arco desde su escondrijo y cayó al suelo inerte un pequeño humanoide de piel escamosa azulada. Voces desde todos los ángulos gritaron en un idioma que ninguna entendía y aparecieron ante ellos media docena de seres reptilianos, mas parecidos a un camaleón que a una serpiente. Llevaban arcos y les estaban apuntando.

    Gaer recurrió a su magia sanadora para restañar el veneno de Tama, quien al levantarse, reconoció a los atacantes como eslizones del pueblo saúrido y entonces en su propio idioma les habló pidiendo tregua.

    Los eslizones al oír que hablaban su idioma detuvieron el ataque, expectantes, con sus arcos tensados.

    Tama explicó toda su misión y que querían hablar con su pueblo para pedirles ayuda. Uno de los eslizones que parecía el cabecilla de la patrulla se adelantó y les habló en un tosco común que tendrían que visitar a su líder Rizzak vistaguda y él decidiría si era cierto.

    El trayecto hasta el asentamiento saúrido no fue largo, pero no fue ameno, los eslizones iban rodeándoles y con los arcos preparados. El pueblo tenía una palizada de madera que lo rodeaba, una pequeña cascada cerraba la defensa del pueblo en su otro extremo. En las puertas había esperándoles varios guardias escamosos, mucho mas grandes que los eslizones, parecían cocodrilos andantes. Apareció una figura imponente, sin duda alguien importante en la tribu pues llevaba brazales de oro y porte regio. Hablándoles en saúrido les interrogó y Tama tuvo que responderle, contando de nuevo toda su misión y el porqué de su llegada. Él era Grouk Escamaplata el general del pueblo, accedería a llevarlos antes Rizzak.

    En la cabaña más grande les recibió un enorme saúrido, menos robusto y fiero, envuelto en una túnica de color blanco. Éste se dirigió a ellos en el idioma común y parecía mucho mas dispuesto a hablar. Con él nuevamente pudieron explicar su cometido. Mientras ellos hablaban Rizzak iba musitando unas leves frases y hacia gestos con las manos, sin duda estaba realizando algún encantamiento pero nada ocurrió antes sus ojos. Rizzak aceptó su historia como cierta, pues él ya había sentido el desequilibro del rio de la vida, pero lo que le pedían de llevar a su pueblo a la lucha contra los Yuan Tis era una carga pesada, eran pocos, y eso podría acabar con el fin de la estirpe. Tomaría una decisión durante la noche.

    Los compañeros descansaron y tomaron el desayuno con Rizzak, donde estuvo a punto de declinar su ayuda, pero ante la insistencia de Gael, accedió a su pueblo les ayudase. Si no ayudaban con el Rio de la Vida, su pueblo también estaría en peligro. Accedió igualmente a levantar el castigo a Thiru-Taya si les ayudaba a acceder a la ciudad, Ivelliön mandó un pájaro mensajero al jardín de Thiru-Taya para confirmarle su opción a redimirse si les ayudaba.

    La compañía quedó en verse en las afueras de Tekkûn con los saurios en dos días, ellos iban a convencer al pueblo amazona para que les ayudasen igualmente, así pues embarcaron en la canoa y remontaron u n rio que les acercaba bastante hacia Themyscira.

    El trayecto en canoa fue nuevamente accidentado. Primero una nube de mosquitos les acosó insistentemente, solo gracias a los conjuros de Ivelliön les dejaron de molestar. Poco después llegaron a un tramo del rio que parecía hervir, burbujeaba y gases salían de su interior. La compañía tuvo que salir del rio y avanzar por tierra un tramo. Al hacer el campamento Ivelliön y Tama comenzaron a sentirse fatigados, como febriles, Drogos estaba haciendo un fuego cuando oyeron apenas una decena de metros el ruido de ramas quebrarse, de repente, saltando de la copa de los arboles aparecieron dos enormes criaturas albinas, eran unos simios gigantes de seis brazos y mandíbulas enormes que profiriendo un rugido terrible se abalanzaron sobre ellos.

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    Temporada 2. Cap.10. Thiru-Taya

    jueves, 23 de febrero de 2023

    La criatura serpentina se movía lentamente, su rostro humano iba mirándolos de uno en uno. Los compañeros estaban dispersos entre el jardín pues habían estado explorando, Drogos era el único que se encontraba casi a la espalda de la criatura, entre unas flores de un vivo color morado, y se agachó junto al borde por si tenía que abalanzarse sobre la criatura.

    -Intrussos que esstareis en mi jardín, qué os llevará a entrar aquí? Tama Rïth e Ivelliön estudiaron a la criatura, sabían que había varios tipos de nagas, había unas nagas que siempre se habían postulado para defender el bien, celosas de su deber, sin embargo había unas nagas cuyo único fin era aumentar su poder, sin importar el coste. Por lo que sabían, normalmente esas nagas solían tener algún motivo rojo entre sus oscuras escamas, sin embargo esta naga que tenían delante mostraba escamas verdosas, con motivos pardos, pero el rostro estaba descuidado, las escasas trenzas que salían de su cabeza caían dispersas y desaliñadas, la corona que rodeaba su cabeza le confería un aspecto tétrico y peligroso. No tenían claro y debían mostrarse cautelosos.

    -Somo viajeros venidos de lejos, nuestro camino nos lleva a Tekkûn y solo buscábamos refugio y descanso. -Se adelantó Ivelliön.

    -Tekkûn? Que supissteiss de Tekkûn vosstross? Qué oss hizo llegar a esste jardín? -la naga serpenteaba acercándose hacia ellos. - Oh! Tekkûn! Shuka-Tuya, como lo echaremoss de menoss, lo amamoss... le rompería!

    Drogos desde su posición comenzó a sentir un estado de alegría que no pudo aguantar, estaba contento por haber conocido a sus compañeros, cuanto había disfrutado con sus camaradas, y esta criatura serpentina también parecía un ser amigable, deseaba disfrutar una cena alrededor de una hoguera todos juntos.

    -Venimos con una misión sagrada, tenemos que reparar el Rio de la Vida y la diosa Ayuvel nos ha encomendado reforjar un objeto en Tekkûn.

    -Ayuvel, que feliz que sseremos entoncess... allí coniviré feliz con Shuka. Pero noss traicionará! -la naga se acercó hacia ellos de forma frenética pero paró en seco. - Le quisse como nada y me traicionó, por esso me expulssaron.

    Los compañeros no entendían bien a la naga, pero estaba claro que no encontraba muy en su juicio, aunque no se había mostrado directamente hostil.

    -Hace mucho tiempo se forjó una Fuente en Tekkûn, juntos elfos y saurios, que...

    -Saurioss! Ellos nos expulssaron! Les odiamoss! Que feliz seremoss cuando esstabamos con Shuka-Tuya.

    -Nosostros queremos restablecer el orden antiguo, cuando tu serás feliz, te podría ayudar. - Ivelliön trató de utilizar el confuso lenguaje de la naga para intentar convencerla, y parece que tuvo éxito.

    Drogos se levantó de su escondite, no necesitaba ocultarse de esta criatura, se fue acercando poco a poco, mirando los preciosos jardines donde habitaba esta carismática naga. Comprobó que había palabras talladas en un lenguaje que no entendía que se habían tachado con algún otro objeto.

    Con una torpe y dispersa conversación pudieron entender quién era la naga. Su nombre era Thiru-Taya, una naga que vivió en Tekkûn en tiempos inmemoriales, vivió junto a los saurios, cuando los elfos se fueron de Tekkûn, vivió con su amado Shuka-Tuya, otra naga.

    Apareció un volcán en Tekkûn junto con pequeños seres reptilianos de fuego invadiendo la ciudad, pero lo mantuvieron a raya junto, sin embargo Shuka le traicionó cuando aparecieron los primeros Yuan Tís. Adoraban a la Serpiente de las Nueve Colas y querían hacerse con Tekkûn y toda la Jungla. Shuka cayó bajo el influjo de los Yuan Tis por su deseo de poder y convenció a Thiru-Taya para traicionar a los saurios, les ayudaron a los Yuan Tis a acceder a la ciudad y los saurios tuvieron que huir, ellos la expulsaron por siempre a vivir en este jardín. Shuka se quedó con los Yuan Tís y la abandonó. Desde entonces ella vivió aquí sola, recluida.

    Los compañeros ofrecieron ayuda a Thiru, si conseguían que los saurios le levantasen el castigo ella les ayudaría a acceder a Tekkûn. Pero no acababan de fiarse y decidieron, pese a la opinión de Drogos, ir a descansar fuera del jardín, más al norte. La primera guardia la hizo Drogos, y se ofreció a hacer todas, ya que quería que sus amigos descansasen tranquilamente, pero antes que finalizase su turno ya se le habían pasado los efectos de las flores así que despertó a Vall para hacer la siguiente.

    Durante la guardia de Vall, Talîn, el elfo aiyuv que les acompañaba vigilando la Lanza estaba también despierto. Con ello recordó por un instante a Aldauir, el gran elfo bardo por el cual había comenzado toda su aventura, por lo que sabía también andaba buscando a Ayuvel, la lanza, el Rio, quizás estuviese por esta región. Entonces Vall oyó como se acercaban animales, vio como una manada de pequeños monos se balanceaban hacia ellos. Detrás de ellos vio como una niebla púrpura les seguía.

    Rápidamente despertó a todos, la niebla seguía acercándose y los monos comenzaban a pasar sobre ellos entre las lianas y las ramas. Recogieron rápidamente el campamento y huyeron dirigiéndose hacia el rio, los monos se echaron al rio y ellos decidieron cruzarlo también. La niebla al llegar al rio se dispersó. Pudieron establecer un nuevo campamento al otro lado donde pasaron el resto de la noche sin que ocurriese nada. Aunque Vall se dio cuenta que se había dejado una de sus pociones al recoger tan rápido en el otro campamento.

    El grupo por la mañana se dirigió al norte rumbo a la atalaya que tenían dibujada en el mapa de Setyrel, Thiru-Taya les había confirmado que desde allí se podía dominar toda la Jungla y ver toda su extensión. El camino hasta allí fue duro en la densa jungla, pero sin nada destacable. A mediodía se encontraban ante la atalaya, una estructura de piedra natural de enorme altura, tenía tallados peldaños por el exterior para trepar por ella, las escaleras llevaban a pequeñas grutas que se internaban en la piedra y las escaleras aparecían por otro lateral ascendiendo más y más. En la cima, a unos 100metros de altura se veía un pebetero, en el cual ardía una llama, perpetua, según había informado Thiru-Taya.

    Drogos se adelantó y comenzó a ascender por las escaleras, después le seguía Vall, Ivelliön, Tama y Gaer detrás, de uno en uno, escalando, aferrándose con manos y pies a la escalera tallada. En la primera abertura vieron que había varias cavernas que se distribuían en el interior, había suciedad y restos de plumas dispersos, la salida en otra cara de la atalaya continuaba con el ascenso de la escalera.

    Siguieron subiendo, en el segundo piso, a unos 30metros de altura, Drogos le pareció oír ruido en el interior, dio aviso al resto de compañeros y ascendió sigiloso. Cuando pudo observar desde el pequeño rellano ante la cueva, vio que había varias arpías en su interior, pero estas también habían oído el ruido de la armadura de Gaer, tintineando con cada ascenso. Drogos se lanzó al interior con Alferion en su mano, varias de las arpías salieron por la abertura opuesta, Vall convocó una nube venenosa en la salida de la caverna, pero las arpías salieron a volar al exterior y no les afectó, sin embargo ellos no podían ascender a la nube. Ivelliön se transformó en araña gigante y se asomó lanzando una telaraña a una de las arpías. Gaer adelantó a Tama y Vall. Una de las arpías comenzó a entonar una canción mientras alzo el vuelo al exterior, las notas musicales embrujaron a Drogos y Gaer, que se quedaron quietos y se dirigían con peligro al borde, embriagados por a música. Tama descargó proyectiles de fuego sobre las arpías hiriéndolas, pero una de ellas le atacó y a punto estuvo de caer al abismo al perder agarre. Las arpías que habían salido por la abertura opuesta descendían en picado sobre Gaer, Tama tuvo una de sus revelaciones y le pudo avisar a tiempo, Gaer esquivó justo a tiempo un empujón que lo habría mandado a estrellarse con el suelo. Vall convocó un estruendo sobre varias de las arpías, una de las cuales cayó inerte en picado, el resto, heridas, remontaron el vuelo y huyeron.

    Pudiendo descansar en el interior de la cueva, comprobaron que esta caverna la llevaban ocupando mucho tiempo las arpías. Entre los tesoros que habían estado atesorando Drogos encontró unas cuantas monedas de oro y joyas. Siguieron ascendiendo con cuidado, pero el resto de la atalaya estaba deshabitada. En la cima, ardía un fuego rojo. Desde allí se observaba toda la Jungla Esmeralda. Tama Rïth sacó un pergamino y comenzó a tomar notas e intentar plasmar todo lo que estaban observando entre todos.

    Vieron unas ruinas que salían de un gran lago al noreste, pilaren negros al Sureste envueltos en niebla en la linde de la Jungla, vieron varios poblados y lo que debía ser el terreno donde se encontraba oculto el pueblo de las amazonas. Y pudieron observar Tekkûn. En una gran oquedad en la tierra se encontraba la ciudad, montones de edificaciones y templetes envueltos en lianas y maleza, había una gran entrada con un arco que descendía hacia la ciudad, el resto era una pared impracticable de mucha altura. Una de las zonas estaba anegada por un rio de lava. Había una parte inundada por un rio, en esa zona se encontraba un gran edificio circular. Por los textos que habían leído lo reconocieron como la Forja de Tekkûn.

    Apuntaron todo y decidieron su rumbo. Antes de ir a Tekkûn intentarían buscar ayuda y hacerse entender con los saurios en un poblado que habían vislumbrado. Con ello quizás podrían tener otro aliado en Thiru-Taya para entrar en Tekkûn.

    Volvieron a embarcarse en la canoa dirigiéndose hacia el poblado. A media tarde Drogos y Vall escucharon ruidos en una de las orillas mas adelante. Sonaban un restallar de látigos, y órdenes. Pararon la canoa y se escondieron, el ruido se acercaba hacia ellos.

    Desde su posición, en un terreno con varias zonas anegadas por el agua hasta la altura de la rodilla vieron que se acercaba una patrulla. En el centro iban varios humanos en harapos con las manos atadas, encabezaban la comitiva unas criaturas bípedas y robustas de piel escamosa y cara serpentina. También había otros humanos, o humanoides, estos llevaban ropa cuidada, pero parecían humanos desde aquí. La patrulla estaba liderada por una Yuan Ti con cuerpo femenino pero de cintura para abajo como una serpiente gigante, llevaba una diadema dorada.

    Los compañeros habían tomado buenas posiciones y cayeron sobre ellos en sigilo. Drogos descargó una flecha sobre la Yuan Ti que la hizo caer herida como estaba, con la flecha a pocos centímetros de su corazón. Ivelliön convocó a dos tigres dientes de sable que lanzó al combate contra los robustos serpentinos, La Yuan Ti convocó un espacio negro sobre los compañeros atrás del que salieron tentáculos que intentaron aferrarlos envueltos en unos susurros ininteligibles, pero Tama convocó un campo mágico que envolvió parte de la patrulla creando un patrón hipnótico, uno de los bípedos serpentinos y la Yuan Ti quedaron atrapados en su influjo, la Yuan Ti perdió la concentración y el espacio negro se plegó sobre sí mismo liberándoles de los tentáculos. Con la cabecilla realmente controlada y la ayuda de los tigres de sable el combate no supuso un grave peligro más allá de la fuerza bruta de los bípedos y la astucia de los humanoides yuan tis. Los que parecían humanos presos habían intentado huir durante el combate y se habían alejado, pero atados como estaban y en este terreno no tardaron en alcanzarlos. Uno de los humanoides yuan ti también estaba preso, se había rendido al ver a su cabecilla caer.

    Tenían varios humanos presos y un yuan ti para interrogarlos antes de que cayese la noche.

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    Temporada 2. Cap.9. La peligrosa Jungla Esmeralda

    jueves, 23 de febrero de 2023

    Al día siguiente, tras descansar en la posada y pertrecharse con una canoa, los compañeros se internaron en la Jungla con la canoa, seguirían el cauce del rio mas cercano hasta una desembocadura y luego remontarían el otro afluente siempre con la idea de acercarse hacia el pueblo de las amazonas.

    Desecharon la idea de acercarse a ver unas ruinas de un esqueleto gigante de cristal que había cerca del pueblo, los parroquianos durante la noche habían hablado de ello, la típica historia envuelta en misterio, peligros y tesoros de aldeanos. Pero su misión era más urgente, así que ignoraron el Esqueleto de Cristal.

    La lluvia persistente los acompañó durante toda la mañana, oían una miríada de ruidos de animales, algunos de los cuales eran totalmente desconocidos para algunos de los compañeros. Cuando llegaron a la desembocadura del otro afluente hicieron un alto. Estaban en la orilla cuando los oídos de Ivelliön y Vall detectaron un ruido lejano, los animales parecían huir. Entonces comprendieron que era una crecida, el río por el que pretendían remontar arrojaba un caudal ingente, si no se apresuraban en alejarse se irían con la crecida rio abajo. Recogieron la canoa y se adentraron en la Jungla, intentando seguir el rumbo Norte. El camino era difícil y duro, todo estaba lleno de vegetación alta, y cada poco había terreno encharcado y pequeños ríos que cruzar. Ivelliön se concentró y se hizo una con la vegetación, les imploró que les ayudasen a seguir su camino, y las ramas comenzaron a apartarse y hacer un camino, las lianas se entretejían para crear puentes por encima de los riachuelos. Mientras duró el hechizo de Ivelliön avanzaron a un ritmo considerable.

    Al realizar un pequeño alto para descansar Drogos observó que había un claro mas adelante, donde se observaba algún tipo de edificación en ruinas. Cautelosamente se acercaron a investigar.

    Era un pequeño templo en forma de zigurat cuyas paredes se habían derrumbado, solo quedaba una entrada, flanqueada por una estatua tallada en piedra con forma de hombre lagarto, cuyos ojos eran rubíes del tamaño de un puño. Alrededor del templo la vegetación solo crecía en matorrales, y lianas, no había árboles. Observando minuciosamente vieron que había algún matojo ennegrecido, montones de cenizas, varios, dispersos entre el claro.

    Ivelliön de nuevo entró en comunión con las plantas y les preguntó por el templo y lo que había en su interior y alrededor. Las plantas le informaron que los bípedos que se acercaban morían convertidos en cenizas, años y años lo habían visto pasar, cuando algún humanoide se acercaba, era desintegrado. Cuando se lo contó a los demás, Drogos se dijo a sí mismo de dejar los rubíes sin tocar, y así rodearon el templete y siguieron rumbo al Norte. Al anochecer la lluvia era menor, apenas una llovizna, y la crecida parecía haber disminuido, así que sea acercaron al rio para tener el punto de referencia cercano. Al llegar al rio vieron que en la otra orilla había una especie de amurallado jardín de coloridas flores.

    Decidieron investigarlo por si era un buen sitio donde pasar la noche. Drogos activó su cinto de caminar por las aguas y cruzó el rio, mientras los demás en el bote fueron alejados dada la fuerte corriente del rio, alcanzaron la otra orilla a varias decenas de metros rio abajo.

    El jardín se encontraba mas alto que el nivel del suelo, tenía talladas unas cabezas de elefante, y del jardín descendía también un cauce de agua que fluía hasta el rio. Tras la elevación, el jardín se encontraba repleto de árboles y flores y todos los colores, igualmente había una edificación central y parecía que había otro tipo de construcciones medio derruidas. Drogos se encontraba cerca del jardín, observó como sus compañeros ataban la canoa a unos troncos en la orilla rio abajo, en ese instante, de debajo de sus pies apareció un cocodrilo gigante que le apresó con sus fauces y tiró de él hacia el agua. Los compañeros vieron el ataque y se dirigieron rápidamente a su ayuda, Ivelliön se lanzó al rio transformándose en serpiente gigante y nadando rápidamente hacia él.

    Drogos se intentaba zafar de la poderosa mordida del cocodrilo pero era mucho mas fuerte que él, el cocodrilo seguía bajo el agua. Una flecha certera de Vall impactó en el reptil, pero apenas hizo mella. Sir Gaer corría como podía entre las lianas y acercándose. Drogos cambió de táctica y acuchilló al cocodrilo con Alferion, el cocodrilo sufrió el ataque y soltó levemente a Drogos que aprovechó para salir a coger aire, entonces Ivelliön llegó y se enroscó en el cocodrilo apresándole y mordiéndole mientras giraban en el agua. Vall lanzó una certera flecha de nuevo que impactó en el cocodrilo.

    Drogos nadaba hacia la orilla, e Ivelliön volvió a morder al cocodrilo, que consiguió escaparse del abrazo y se sumergió huyendo. En al jardín atendieron a Drogos, Gaer de Luq impuso sus manos sobre él y este recuperó parte de su vitalidad. El jardín estaba dividido en varias terrazas, tenia caminos de piedra que los conectaban y había escaleras que descendían a los jardines, mas al fondo se observaban un par de torres medio derruidas y una gran estructura con una escultura de un guerrero de cabeza reptiliana.

    Apenas habían avanzado cuando de entre las flores amarillas se levantaron unos cadáveres de piel amarillenta, eran humanos de ropajes bastos, pero estaban muertos desde hacia mucho tiempo. Detrás de ellos una gran planta de flores amarilla comenzó a moverse también hacia ellos.

    Tama, Gaer y Drogos se vieron afectados por una nube amarillenta que les impidió reaccionar en los primeros instantes, pero Vall rasgó su arpa y un trueno impactó sobre los muertos.

    Dos de ellos se abalanzaron sobre Gael, pero este, que pudo reaccionar, convocó su poder y varias copias de sí mismo aparecieron, lo que hizo que los muertos errasen el golpe. Gaer comenzó a descargar golpes de “tormentosa” contra los muertos. Ivelliön había convocado una tormenta de hielo sobre la planta algún muerto, y fueron congelados.

    El combate prosiguió escaso tiempo, con escasos daños sufridos. Ivelliön reconoció a la planta como una Reptadora Almizcle Amarilla, que genera esporas que puede transformar a los seres humanos en una especie de muertos, que usa para atraer más víctimas, pero que no pueden alejarse de ella.

    Decidieron explorar el resto del jardín de exuberantes colores, apenas habían avanzado cuando oyeron una voz que provenía de la gran construcción, salía del túnel tallado en piedra con cabeza de serpiente por el que caía el curso de agua que llegaba hasta el río.

    -Quieness esstarán en mi morada? Quieness perturbaron mi desscansso?

    Entonces, del túnel, emergió una gran serpiente gigante que tenía rostro humano, tenía unas trenzas ensortijadas alrededor de unas aletas que coronaban su cabeza. Tama e Ivelliön reconocieron el tipo de criatura, era una naga.

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    Temporada 2. Cap.8 Un Rayo de Esperanza.

    jueves, 23 de febrero de 2023

    Por la mañana, cuando los compañeros estaban preparando sus cosas para partir, Gaer de Luq se les acercó.

    -He meditado esta noche sobre lo que ha ocurrido aquí, y se lo debo a Gûlag. Partiré con vosotros, asumiré como propia la misión en la que creía Gûlag y os ayudaré, lo he hablado con sir Hademberg y está de acuerdo, parece que saber el origen de su brecha moral le ha renovado fuerzas y está dispuesto a llevar las riendas del Templo. -Nos vendrá bien tu ayuda Gaer, es una carga pesada. -Dijo Drogos. - Por Vestroyen! Señor del Rayo de los Siete Héroes, que repararemos el tejido mágico y cumpliremos nuestra misión. Esta noche le he notado más cerca que nunca, sé que es mi destino ayudaros.

    Cuando todo estaba listo para marchar, pasaron una vez mas por la tumba de Gûlag, a despedirse de su compañero, todos echarían de menos al testarudo enano, incluso Ivelliön. Pero no podían demorarse más, ni por cansancio ni por pena. Partieron rumbo al Camino del Oeste.

    El primer día de camino transcurrió tranquilo bajo la monótona llovizna, se acercaba el invierno. Decidieron no entrar en Hilsfir y seguir con la ruta, durante la noche Gaer fue despertado por los rayos de una tormenta lejos al Oeste, su corazón sentía cada rayo que caía del cielo.

    El segundo día de camino se internaron ya en las Tierras de los Ríos. Aparte de los grandes y caudalosos ríos que aparecían en todos los mapas, estas tierras tenían numerosos ríos pequeños, muchos de ellos igualmente navegables, y tenían numerosos puentes pequeños para cruzarlos. Decidieron que entrarían en la Jungla Esmeralda por el pequeño pueblo de Fershaï, en vez de llegar hasta la costa. Cuando estaban cruzando el Rio Verde, vieron rastros de pisadas de algún humanoide gigante que arrastraba algún bartulo, tras inspeccionarlo mas concienzudamente descubrieron que debían ser dos o tres trolls, y llevaban a alguien, que había dejado marcas de estar forcejeando contra ellos, quien fuera que fuese estaba vivo mientras le llevaban. No eran rastros muy antiguos, así que decidieron ver si podían ayudar a quien fuera que estuviese en apuros.

    Tras seguir el rastro un rato, vieron que se adentraba en un pequeño humedal, donde parecía que oculta toscamente entre ramas y arbustos había una caseta de madera, o lo que quedaba de ella. Los compañeros, incluido el recién incorporado Gaer, tomaron posiciones acercándose cautamente.

    En la cabaña vivían tres apestosos trolls de rio, y tenían en una especie de jaula a varios humanos. Estaban preparando un fuego para comenzar a cocinar a alguno de esos pobres humanos. La Compañía Dorada actuó asaltando de improviso a los Trolls, el fuego fue conjurado, la flecha voló certera en pleno ojo, el rayo estalló, el trueno vibró y la naturaleza embistió con furia. Los Trolls sucumbieron antes de lo que habían esperado, mucho había pasado desde que la Compañía se inscribió en Castordia y mucho habían aumentado sus facultades.

    Rescataron a los pobres hombres, que resultaron ser granjeros de la zona, dos de ellos eran una pareja de una granja muy cerca de donde vieron el rastro, así que les ofrecieron refugio y cena para compensar su salvación.

    Durante la cena comenzó una nueva Tormenta, Gaer volvió a sentir los rayos en su corazón, y el granjero recordó una leyenda que había oído a su abuelo. Se decía que la Tumba de Vestroyen PortaRayo estaba por estos parajes, en una colina, pero que si te acercabas a ella te caía un rayo y te fulminaba en el acto. Gaer no pudo evitar que eso era lo que había sentido en su última noche en Kharit, su destino era acompañar a la Compañía Dorada y Vestroyen le estaba llamando como nunca antes. Por tanto les dijo a sus recientes compañeros que debían acompañarle o esperarle aquí, no podía pasarlo por alto, solo les pedía medio día. Los compañeros accedieron, Ivelliön y Drogos se quedaron en la granja esperando, con cierta impaciencia. Pero Tama y Vall acompañaron a Gaer para saciar su búsqueda de conocimiento, o entretenimiento.

    Tras un par de horas de marcha, encontraron lo que buscaban, Gaer se había visto dirigido hacia allí. Había una pequeña colina que tenía 7 lanzas clavadas en el suelo en un círculo, y en lo mas alto de la colina había un Martillo de Guerra clavado en suelo por el mástil. Gaer se acercó sin dudarlo, pero Tama Rïth y Vall quedaron atrás. Al cruzar entre dos de las lanzas estas chisporrotearon y un arco de electricidad envolvió a Gaer, pero no sufrió dolor alguno. Éste siguió subiendo y a cada paso que daba, de una lanza mas le envolvía un arco eléctrico. Al llegar al martillo lo cogió, y en ese mismo instante de un cielo sin nubes cayó un rayo sobre Gaer, el estallido provocó una tremenda explosión, parte de la hierba alrededor se quemó, pero cuando se disipó el humo, allí estaba Gaer empuñando un mandoble que chisporroteaba de energía con brillo azulado. Gaer sentía un orgullo inmenso ya que su patrón Vestroyen le había cedido su arma. Tama y Vall enmudecieron momentáneamente al ver lo que había hecho su nuevo compañero y regresaron junto a Drogos e Ivelliön y partieron hacia Fershaï.

    El terreno de jungla comenzaba poco antes de llegar al pueblo, y el poco terreno que atravesaron ya les puso sobre aviso que no sería fácil internarse en el centro de la Jungla Esmeralda en busca de Tekkûn. El pueblo de Fershaï era un pequeño pueblo amurallado con una palizada de madera y que tenía varios niveles de casas, unas a pie de suelo y otras en los árboles, en pasarelas de ramas que conectaban ambos niveles. Buscaron una posada donde poder descansar y obtener información. Estaba claro que había dos tipos de habitantes, los que tenían algo que ver con el exterior de la Jungla, con ropajes más parecido a los de Nueva Khalmär, cuyas moradas estaban a ras de suelo y los que su mundo era solo la Jungla, de ropajes distintos, donde predominaban tatuajes y que se les veía sobre todo en las casas altas.

    En la posada había de ambos y los compañeros intentaron hacer algunas preguntas acerca de Tekkûn pero no parecía que nadie supiese mucho, no obstante observaron que esa conversación había levantado el interés de un tipo cubierto de tatuajes en la cara y ropajes grises, Val y Tama se acercaron a hablar con él.

    Ivelliön por su parte, al ver que parte del pueblo se entrelazaba con la Jungla, había observado ciertos vestigios druídicos, y decidió buscar un druida del pueblo, que efectivamente encontró. En una pequeña choza de madera en un árbol vivía Dalkón el druida, un ya anciano humano, el cual saludó mostrando respeto al reconocer a Ivelliön como druida. Dalkón sabía poco de el gran interior de la Jungla Esmeralda, retazos de leyendas e historias. Tekkûn ahora era una ciudad de yuan tis, los hombres serpientes, que gobernaban el interior de la Jungla, a veces capturaban humanos que se adentraban demasiado lejos, sabía de la existencia del pueblo de las amazonas, pero como una leyenda igual, expertas y ocultas, versadas también en las artes druídicas, sin saber donde se localizaban. Como no podía orientarle sobre la misión en sí, pasaron la tarde hablando sobre la naturaleza y peligros de la Jungla para estar prevenido.

    Mientras, en la posada del pueblo, el tipo de tatuajes se mostraba reacio a hablar con Val y Tama, así que Drogos al ver la actitud, se escondió a la salida de la posada para seguirle cuando marchase de allí. El hombre se hacía llamar Yorish, y daba largas a Val y Tama indicando que Tekkûn solo era un nombre de leyendas, y que lo mejor que podían hacer era no adentrarse en el interior de la Jungla, pues era muy peligroso, pero estaba claro que ocultaba algo. Tama Rïth se concentró en el Medallón de Pensamientos que compraron en la subasta de Artefactos Arcanos de Aborgâl el Anciano y usó su magia para sondear la mente de Yorish. Lo que obtuvo con el primer vistazo era que no quería que se adentrasen en la jungla pues eso supondría que él, Yorish, tendría que ir a avisar a los suyos, y estaba muy cómodo viviendo en el pueblo.

    Al final Yorish les ofreció contratar a hombres para que los acompañasen y guiasen al interior, y quedo en verlos en un rato en la posada, había que conseguir también una pequeña canoa para cruzar ciertas zonas y les emplazaba en la posada en unas horas. Pero tal y como Tama había leído en su mente, sabían que había algo más. Drogos pro tanto siguió a Yorish sin que este se percatase de nada. Éste se dirigió a su vivienda, una pequeña choza de barro. Desde el exterior Drogos pudo observar que estaba preparando pertrechos para partir, y le oía quejas por ello.

    Drogos intentó entrar a hablar con él pero Yorish reaccionó expulsando una nube de gas venenoso desde su boca que por suerte no afectó demasiado al pícaro. Yorish maldecía a Drogos y los suyos por obligarle a marcharse de allí para informar a los suyos, pero no era rival para Drogos, acabó sucumbiendo ante Drogos mientras siseaba que la Gran Raza de Yig acabarían con ellos. A Drogos le sonaba ese nombre, se lo había oído a Tama Rïth en alguna de esas charlas en los campamentos cuando intenta hacer repaso de todo lo que se sabe y de todo lo que se espera. Yig era el dios que adoran los Yuan Tis. Al acercarse al cadáver y retirarle alguno de los ropajes e inspeccionar sus tatuajes de cerca, comprobó que enmascaraban pequeñas escamas en su piel, Yorish era algún tipo de Yuan Ti.

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    Temporada 2. Cap.7 Dolor en Kharit.

    lunes, 31 de mayo de 2021

    Tras una noche apacible y reconfortante, en unas camas como hacía días que no probaban los compañeros, se levantaron dispuestos a descubrir la trama oculta del Monasterio de Kharit. Bien podría ser sencillamente una lucha de poderes entre clérigos, pero había algo. Bajo la atenta percepción de Drogos se habían sentido vigilados por los trabajadores del monasterio, el líder del monasterio, sir Hademberg sufría una crisis de fe que ocultaba a todos. Sir Gaer de Luq, su discípulo, encubría los fallos de liderazgo de su maestro. Gûlag había logrado hacer muy buenas migas con sir Gaer y quería ayudarle y al monasterio. Que menos que ayudarle por haberle curado la maldición de la momia élfica. Así pues, cada uno a su manera se dispusieron a investigar por el monasterio.

    Tama Rïth decidió que se quedaría meditando en la habitación, concentrado a través de los ojos de su familiar búho para así vigilar desde lo alto todo lo que ocurriese y poder seguirlos sin ser visto. Por su parte Ivelliön en el patio conversó con un perro que residía en el templo. El cual le advirtió que algunos de los trabajadores se juntaban cerca de allí en la encrucijada del camino que lleva al pueblo de Eiren, una villa cercana. El animal no le puso sobre aviso de ninguna clase de extraño peligro. Después adoptó la forma de una ardilla y se coló en la habitación de Fyevara, una trabajadora a la que habían observado espiando. En su habitación encontró un diario en el cual dejaba claro que estaba enamorado de un tal Ianthom, y que haría cualquier cosa por él.

    Vall fue al comedor a mezclarse con los trabajadores, entabló conversación con dos trabajadores y en seguida tenía embelesado a un joven muchacho, Aseir, el aprendiz del monasterio, el cual empezó a hablar de las bondades de Ianthom, pero al cabo de unas palabras se dio cuenta que había hablado de más, paró en seco la conversación y se retiró de la sala.

    Gûlag se había reunido con sir Gael, el cual puso un poco en antecedentes sobre la crisis de fe de sir Hademberg, había ocurrido unos meses atrás, quizás medio año o así, tras una serie de debates que se realizaron en el templo. Uno de los clérigos nuevos del templo, un tal Ianthom, tuvo una argumentación muy poco ortodoxa, exponiendo que los dioses, todos, incluido Rastyud el Puro eran los culpables de los males que afligían a los hombres, eran los que ponían allí a sus clérigos para curarlos, pero como dioses, también eran los que consentían que hubiese enfermedades y villanos que dañasen a sus siervos, para luego curarlos. Esta argumentación sacó de sus casillas a Hademberg y el debate terminó, pero tras ello fue cuando Hademberg se volvió más taciturno y entró en esa crisis de fe. Al preguntarle por Ianthom le informó que normalmente solía atender a los habitantes de la villa cercana de Eiren, donde por lo visto estaba haciendo un gran trabajo.

    Drogos utilizó sus habilidades para entrar oculto en las dependencias de los archiclérigos. Allí reconoció a la voz profunda que había oído el día anterior indicándole a Safred que “había llegado”. Esperó tras una esquina y pudo entrar en la habitación de Safred. Allí comprobó que el archiclérigo tenía un pequeño cofre de monedas propias y entre sus libros, pudo encontrar alguna misiva que se intercambiaba con Ianthom, así como un mapa de la villa de Eiren. En las misivas estaba patente que trabajaban juntos para convencer a más miembros del templo a su favor.

    Cuando Vall salió del comedor se encontró justo con un nuevo clérigo que entraba por las puertas exteriores, en seguida dos acólitos, un adulto y una joven se acercaron a él y ya no se separaron. Este nuevo clérigo se pudo a hablar con algunos enfermemos que paseaban por el patio, y Vall se acercó a hablar con ellos, lo que sin duda aprendió era que Ianthom, que era el recién llegado, tenía una presencia encantadora y mucha seguridad en sí mismo. Gûlag se les unió momentáneamente a la conversación pero cuando repicaron las campanas para acudir a ceremonia, Ianthom, no dio muestras de entrar, y le apremió a Vall a que amenizase a los enfermos con sus canciones, pues serían más reconfortantes que los rezos, y como Gûlag acudiría a rezos, Ianthom les emplazó a comer juntos en el comedor de clérigos.

    Ivelliön se había cansado de la trama política, no parecía que hubiese más que dos facciones de clérigos luchando por el poder del Monasterio, así que se retiró de los muros y fue a ver a Tallîn, el aiyuv, que estaba vigilando fuera de los muros pues no quería mezclarse con los humanos. Éste le confirmo que salvo el nuevo visitante de túnica morada, nadie más había entrado o salido del templo. Poco antes de finalizar la ceremonia, Drogos había estado vigilando el patio, vio como Ianthom indicaba algo a uno de los trabajadores y le siguió. Este trabajador se juntó con otro y fueron a la cocina, empezaron a hablar con la cocinera para llevar ellos los platos al comedor de clérigos. Drogos desde su posición escondido pudo comprobar como una de ellas, echaba algún tipo de brebaje en la comida.

    Se encaminaban Vall y Gûlag al comedor, allí les esperaban Ianthom, Safred, y algún otro clérigo más, repartidos en dos mesas, entre ellos estaba Muzz ManoQuebrada, comiendo con otra clérigo, Alethra. Drogos no llegó a tiempo para avisar a sus compañeros de que no se sentasen a comer, pero hizo que tropezaba con la trabajadora que llevaba la bandeja y pudo hacer un sutil cambio de platos, sin embargo, hasta él no estaba seguro de cuales podrían servir a sus amigos. El búho de Tama había visto como se juntaban y se dirigían a la sala comedor, pero no había ventanas por las que asomarse. Drogos se acercó a ellos interrumpiéndoles.

    -Hola amigos, no comencéis a comer todavía, debemos buscar a Tama.

    -Seguro que vuestro amigo se os une en un rato para comer. -dijo con una voz agradable como pocas Ianthom.

    -No, pero es que Tama es muy glotón, si no ha venido todavía es porque algo le ocurre, así que vayamos. -Insistió Drogos.

    Con ello Vall y Gûlag advirtieron que algo quería decirles Drogos, pues Tama, podría ser muchas cosas, pero no glotón, más bien parecía que comía solo por necesidades fisiológicas, disfrutaba mucho más de una lectura que de un buen asado.

    Vall se levantó -Disculpadnos, vamos a ver a nuestro amig…- No pudo acabar la frase.

    -He dicho que os sentéis a comer. - La voz de Ianthom era gélida y fría como el abismo, su tono de mando les dejó paralizados, salvo a Vall que intuyendo que Drogos les prevenía de comer esa comida, tiro los platos de la mesa y se desató el caos.

    Drogos sintió que su cuerpo no reaccionaba y se dirigía a tomar asiento, Gûlag, tampoco podía moverse, sosteniendo la cuchara con la que todavía no había llegado a dar la primera cucharada. Vall echo mano al estoque para defenderse, pero entonces notó una fuerza mental que le abrumaba, una malvada voz en su interior le interpeló a acabar con sus compañeros, y vio como su cuerpo se movía solo, pese a todos sus esfuerzos para evitarlo. Sus dedos aferraron el arpa y rasgaron una de sus cuerdas invocando todo el poder del sonido, un estallido impactó en la mesa haciendo volar los platos, y estallando sobre Gûlag, Drogos e Ianthom.

    Muzz y Alethra se quedaron estupefactos -Qué ocurre?!- Sin embargo Safred y otros acólitos se abalanzaron a atacar a Gûlag. Alethra echo a correr hacia la puerta, pero Feyvara la interceptó y forcejearon. Safred convocó espíritus guardianes que atacaban a Drogos y Gûlag, Gûlag se libró de la parálisis y trató de devolverle los golpes a Safred e Ianthom, pero la mirada de Ianthom era gélida como el abismo, te penetraba como así clavase agujas en tu alma y hacía que el brazo firme flaquease, por lo que falló los embates con su hacha. Drogos activo sus botas y salió corriendo, buscando una ventana desde la que gritó a pleno pulmón -Ivelliön!! Tama!! Ayuda! - y regreso al salón. Ianthom había convocado también espíritus guardianes que acosaban a Gûlag, eran unas espadas cornudas negras que se clavaban en su interior. Vall volvió a rasgar el arpa convocando una nueva onda expansiva sobre sus amigos, vio como sus caras mostraban el dolor del impacto y él no podía evitarlo, lo contemplaba todo sin poder hacer nada.

    Gûlag consiguió asestar un hachazo contra Safred que cayó muy malherido al suelo, Ianthom le descargó un rayo de energía morada que derribo a Gûlag cayendo inconsciente, Drogos acudió rápidamente a darle una poción de curación y Gûlag se puso trabajosamente de pie de nuevo. En la puerta del comedor, Feyvara estaba forcejeando con Alethra, que trataba de abrir la puerta. Ivelliön oyó la llamada de Drogos desde la pequeña arboleda donde estaba con Tallîn, y acudieron corriendo como el viento en dirección a la Torre. Tama Rïth salió del trance y corrió desde su habitación hacia el comedor.

    Safred, arrodillado en el suelo, lanzó un hechizo de curación sobre sí mismo y se volvió a erguir. Muzz seguía atónito mientras se llevaba las manos a su cabeza –“que está pasando? Por qué os atacáis? Ianthom?!”-. Gûlag acometió de nuevo contra Safred con su hacha impactándole de nuevo y esta vez si dejándole muerto en el suelo. Ianthom volvió a lanzar un rayo de energía morada de sus dedos contra Gûlag que nuevamente cayó al suelo inconsciente. El cuerpo de Vall lanzó un nuevo conjuro expansivo con su arpa sobre Drogos, que afectó también a Ianthom, pero este poseía férreo control sobre la mente de Vall y no se liberó de su hechizo de control. Drogos, sin embargo había caído inconsciente también al suelo. Muzz gritaba -Pero que haces Ianthom? Por qué? -. Entonces Ianthom, dio la orden a Vall de que acabase con Alethra, que seguía forcejeando con Feyvara. En ese mismo instante Tama subía apresuradamente las escaleras y se cruzó con Gaer de Luq. -Qué esta ocurriendo? - dijo el paladín. -Mis amigos están siendo sometidos a un ataque en el comedor! - contestó Tama Rïth. Ambos unieron su carrera y al llegar a la puerta Tama comprobó que estaba cerrada. Al otro lado de la puerta Vall se acercaba con su estoque en mano mientras las dos mujeres forcejeaban y con su brazo blandió el estoque perforando a la joven clérigo Alethra que cayó muerta y la sangre corrió por debajo de la puerta. Cuando Gaer de Luq la vio dio un empellón y la abrió de golpe revelando una escena dantesca.

    Al mismo tiempo, Ivelliön y Tallîn habían ascendido por las numerosas aristas, arbotantes y decoraciones de la torre y se habían colado al comedor por la misma ventana que Drogos había pedido ayuda. En el suelo yacían Gûlag y Drogos, y también Safred y otros dos acólitos, Alethra en la puerta desangrada y Vall con su estoque cubierto de sangre. Muzz musitando palabras en voz muy baja. Las mesas tiradas, los platos y comida dispersos por el suelo. Ianthom, con cara apenada, agachado frente a Gûlag, parecía que estaba atendiéndole -El bardo se ha vuelto loco! Ha matado a sus amigos! - dijo Ianthom mostrando un tono compasivo y asustadizo. En ese instante Muzz recobró la conciencia sobre todo lo ocurrido en estas últimas semanas, se acordaba que al conocer el nombre de Ianthom le había vigilado de cerca por si era aquél que buscaba la Compañía de la Tormenta, pero se acercó demasiado e Ianthom le atrapó en sus redes, conjuró hechizos que borraron su mente y alteraron sus recuerdos, había permanecido en una especie de en sueño durante semanas, pero esta carnicería le había devuelto a sí mismo. -Mentira! Ha sido Ianthom! Lo ha dominado mentalmente! - Dijo Muzz mientras desenvainaba su maza. Sir Gaer se concentró y rogo a su dios Rastyud el Puro que le diese el don de ver la magia a su alrededor. En seguida comprobó que Vall estaba totalmente alterado por la escuela de encantamiento, y se lanzó contra Ianthom. Sin embargo Feyvara intentó interceptarle anteponiéndose entre ellos -No, Ianthom querido! - Gaer de Luq no dudó en dejar inconsciente a la acolita.

    Ianthom, que pretendía fingir que estaba atendiendo a Gûlag, en realidad había llenado un frasco con su sangre, y realizando un circulo con un movimiento recitó unas palabras mágicas en un idioma que reverberó en toda la sala, y del circulo de sangre vertido apareció un ser viscoso medio translúcido tras una nube de azufre. Ivelliön adoptó la forma de un jabalí gigante y se lanzó a la carga contra Ianthöm pero este se volvió invisible y no pudo arrollarlo.

    Muzz que era libre de nuevo recitó una plegaria para que Vall saliese de la magia que le envolvía y por fin pudo recuperar el control de su cuerpo, Vall se dirigió raudo a atender a Drogos, pero no había nada que hacer, había muerto. Gaer empuño su espada y la levanto al aire, ordenó al demonio recién aparecido que huyese de aquel lugar sagrado y la fuerza de su dios corrió por sus venas. El demonio, que se estaba acercando al cadáver de Gûlag, fue repelido y salió de la estancia atravesando la pared. Ianthöm apareció de nuevo lanzando un rayo de energía morada a Gaer de Luq, Ivelliön lo embistió con sus colmillos de jabalí.

    Tama Rïth rebuscó en su zurrón y cogió el pequeño frasco con forma de rana que habían obtenido de la casa del árbol de la bruja MusgoVerde y lo lanzó contra Ianthöm. El frasco estalló liberando una nube verdosa que envolvió a Ianthom, este comenzó a toser, por un momento pareció tras la nube que había caído al suelo, pero al final la nube se disipó y allí seguía Ianthom.

    Muzz buscó entre los bártulos de Drogos, quizás si encontraba una joya de suficiente valor pudiese rogar por que no atravesase el Velo. Encontró el lapislázuli mágico que obtuvieron de las ruinas de Vanglaâmar, y lo apretó en su puño mientras rezaba a su dios por traer de vuelta a Drogos.

    Drogos se encontraba en una planicie verde, con un cielo limpio de nubes, frente a él estaba Ayuvel que le tendía la mano con una mueca en su rostro de comprensión. Drogos estaba a punto de aferrar la mano de Ayuvel, pero entonces hubo un fogonazo de luz y se encontró con que estaba tendido en el suelo, Vall a su lado preguntando por él y Muzz, que caía de su mano polvo azul, irradiaba en ese instante un aura dorada. Unos metros mas allá Ianthom luchaba contra Gaer de Luq y un jabalí gigante que sin duda era Ivelliön, Tama estaba conjurando rayos de fuego desde lejos. Ianthöm lanzó una mirada de odio glacial sobre Gaer de Luq y trató de controlarlo mentalmente, pero Gaer rogó a Rastyud que le protegiese, que le diese fuerzas para acabar con este malvado ser y poner paz en su Templo, la fuerza divina le salvó de caer presa de su hechizo. Y con esa renovada fuerza de su dios descargó sendos golpes clamando la justicia divina sobre Ianthom. Ambos golpes impactaron sobre el falso clérigo desprendiendo un fogonazo de luz blanca, e Ianthom, comenzó a desplomarse. Pero en ese mismo instante se oyó como un terrible rasguido, el aire vibró a su alrededor y se abrió dejando una hendidura por la que salió una onda de maldad que les hizo dar un paso atrás a todos. Al otro lado de la hendidura se veía un cielo rojizo oscuro, y una gran silueta negra, con ojos morados y cuernos pronunció palabras en idiomas prohibidos que todos entendieron mientras les hacía sangrar los oídos -No acabareis con mi descendencia antes de culminar su obra-. Se oyó esta vez un fogonazo y hubo una nube de humo morado y terrible olor a azufre. Cuando se dispersó, Ianthom no estaba allí. Las siguientes horas fueron momentos muy duros para los compañeros, Gûlag había caído y no era posible traerlo de vuelta. Todos los compañeros estaban muy tristes por lo ocurrido, y Vall, Vall sentía sobre sus hombros la muerte de su compañero. Además habían caído algunos acólitos, otros estaban inconscientes y podrían ser recuperados e interrogados, y el proceso de purga en el Templo sería difícil. Muzz fuera del trance les puso sobre aviso que Ianthom era una criatura hija de un demonio, y que la Compañía de la Tormenta andaba tras él. Muzz había conseguido enviar una misiva antes de caer bajo sus redes, pero deberían informarles con todo lo acontecido para ponerles sobre aviso.

    Gaer de Luq les ofreció darle reposo a Gûlag en el templo, y los compañeros pensaron que era muy buena idea, así pues, por la noche, durante toda la noche, se ofició una ceremonia al caído Gûlag, hijo de Lennîg, paladín de Berronar, se le enterró con honores y con sus objetos.

    Los compañeros decidieron pasar solo un día mas allí, reponerse y partir, redactaron una misiva para hacérsela llegar al Escudo Quebrado a la Compañía de la Tormenta, dejarían los asuntos del templo, y de la villa de Eiren a Gaer y la Tormenta, pues el destino de la Fuente del Rejuvenecimiento les esperaba, y era una misión muy acuciante.

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    Temporada 2. Cap.6 Hacia el Templo de Kharit.

    lunes, 31 de mayo de 2021

    Tras una breve discusión, se decidieron los siguientes pasos de la Compañía. Llegaba un momento de separarse brevemente. Tama Rïth deseaba acabar su conocimiento de los styrnes, por lo que se quedaría con ellos un par de días más, Ivelliön se quedaría por la zona, esperándole, mientras protegía a la manada de los jabalíes afectados por Gorthôk, y cuando acabase Tama partir en busca del resto. Tallîn los acompañaría en su camino hasta Tekkûn para ayudarles a cumplir la voluntad de Ayûvel.

    Por su parte, Vall Varis y Drogos acompañarían a Gûlag hasta el Templo de Kharit para buscar cura a la Maldición que afligía al paladín.

    Vall, Drogos y Gûlag no tardaron en llegar a caballo hasta el pueblo cercano de Valera. Allí los aldeanos les recibieron con miradas hoscas, incluso en la posada El Trébol Herradura fueron recibidos con cierta desgana, miraban a los compañeros examinándoles de arriba abajo, con cierta hostilidad, sobre todo a Drogos quien decidió sumergirse aún más en sus ropajes y dejar que sus compañeros fueran los que hablasen con los aldeanos. Tras invitar a unas rondas, consiguieron soltar la lengua a dos de los aldeanos, dos hombres de avanzada edad que finalmente les pusieron en antecedentes.

    Apenas cinco días atrás habían aparecido por el pueblo cuatro forasteros, hombres musculosos y armados, e hicieron correr la cerveza y la comida por la posada, se hacían llamar la Legión de Acero, y la noche fue larga. Al amanecer, Dillion apareció en la posada diciendo que su hija había sido violada por alguno de los forasteros, y se les unió Feabert diciendo que su prometida también había sido asaltada por ellos. Se inició una batalla pero duró poco, los dos primeros aldeanos que se abalanzaron sobre ellos murieron de un solo golpe. Los forasteros huyeron y dejaron sus caballos en el pueblo, pero robaron cuatro de los mejores caballos de Valera, donde los caballos son los mejores de toda Khalmär.

    Los compañeros hablaron entre ellos sobre el tiempo que disponían para intentar seguir los rastros de los forajidos, Tommen, el alcalde les prometió recompensa si los llevaban. Así pues decidieron ir tras ellos.

    Pero el rastro era débil, y de hacía días, lo siguieron al Oeste y luego al Norte antes de llegar a un bosque pero perdieron el rastro cuando era hora de buscar un sitio para dormir. A lo lejos vieron como las ruinas de alguna edificación, apenas un par de columnas y se acercaron a verlo ya que podría ser una buena zona donde acampar. Cuando inspeccionaron el lugar vieron alrededor estatuas de animales, y, el suelo empedrado, ya comido por la vegetación tenía innumerables runas, que solo pudieron averiguar que estaban relacionadas con el clima. Gûlag comulgó con Berronar quien le hizo ver que allí había magia de adivinación. No confiando en el paraje para pasar allí la noche se alejaron una centena de metros para hacer noche y montaron guardias.

    No hacía mucho que el resto de los compañeros se había dormido durante la primera guardia de Vall, cuando haciendo la ronda, vio un resplandor cercano a aquellas columnas que habían dejado atrás. Se subió a una roca para tener más perspectiva y escudriñó atento con sus ojos de elfo bajo las pocas estrellas de aquella noche nublada. Pero al poco tiempo volvió a percibir un brillo metálico, aguzó su oído y le pareció oír un leve chirriar, piezas metálicas o alguna especie de engranaje, pero muy ligero, observó con calma y vio brillar dos grandes cuernos metálicos que desaparecieron inmediatamente, lo que fuese se estaba acercando hacia ellos. Entonces reparó en las estatuas de animales, cuernos de metal, piel metálica, una gorgona! Rápidamente despertó a los compañeros, Gûlag estaba dispuesto a luchar contra la criatura, pero sus ojeras demostraban que la maldición hacia mella en él, y ahora solo eran tres. Al final como Vall había detectado la amenaza con suficiente distancia, recogieron sus pertenencias y salieron al galope a buscar refugio para pasar la noche a la orilla del bosque. El resto de la noche fue tranquila, y al amanecer sabiendo que el rastro de la llamada Legión de Acero estaba casi perdido decidieron atravesar el bosque y llegar a un camino principal que los llevaría hasta casi el Templo.

    El bosque que atraviesa el camino era el Bosque de Worn, claramente dividía el bosque en dos mitades totalmente diferentes, el lado Este del bosque estaba más denso, más impenetrable, más sombrío; mientras que el lado Oeste se veía con senderos y luminoso y se oía mucha más vida en ese lado del bosque. Al salir pro el extremo sur del bosque se encontraron con un pueblo cercano, a un kilómetro aproximadamente. Era un pueblo con una pequeña muralla de madera, y, a juzgar por el tipo de casa que se llegaba a ver en las colinas, era un pueblo de medianos. Lo dejaron atrás sin adentrarse en él, pues así podrían llegar a la ciudad del Camino Real para hacer noche allí.

    Tras el almuerzo se encontraron con una familia de elfos que viajaba empujando un carro con sus pertenencias. Lo que les contaron dejó preocupado a Vall y éste les ayudó generosamente. La familia de elfos había sido expulsada de Hillsfir, la ciudad a la que ellos se dirigían a pasar la noche. De un tiempo a esta parte, el sentir de cierta parte de la ciudad había sido capitaneado por una organización que no deseaba tener trato con ninguna otra raza que no fuese humana. Comenzó con cosas aisladas, pero poco a poco se fue haciendo evidente el maltrato a enanos, medianos, elfos, todo aquel que no fuese humano. Pintadas en sus comercios, robos, todo fue encauzándose por una organización llamada La Liga de los Hombres, que fue ganando adeptos y prestigio y acabaron haciéndose con puestos en el consejo de la ciudad, y finalmente empezaron a cerrar negocios, anulaban permisos para comercios y han comenzado a expulsar de casas. Eso es lo que había ocurrido con la familia de Reîshelin. Partían con lo mínimo e iban a visitar a su primo Finduîlas que vivía en el pueblo de Excemora. No les aconsejaba que entrasen en la ciudad siendo como eran elfos y enanos, pero que si entraban había un hombre, un posadero llamado Mirkayiev que siempre había tenido palabras amables para ellos.

    Como Hillsfir estaba cerca del Templo de Kharit decidieron apretar la marcha para llegar a dormir en el templo.

    El templo tenía tres claras partes diferenciadas de arquitectura, la base exterior era una construcción de piedra poco ornamentada que rodeaba una gran construcción de dos niveles de mármol blanco con, en el centro se instalaba la tercera de esas partes, una torre de mármol veteada de color verdoso y amplias ventanas que acababa en una pirámide de cristal. Había un pequeño edificio anexo que era una cuadra.

    Al llegar fueron atendidos por un acolito que tras contarle lo sucedido alojaron a Gûlag en el interior del templo y a Vall y Drogos en habitaciones en la parte exterior. Gûlag fue atendido por un clérigo que no puso sanarle y al ver que necesitaban los cuidados de un archiclérigo, necesitarían esperar al día siguiente.

    Gûlag pudo comprobar durante la noche que había algo más de diez enfermos y otros tantos acólitos y clérigos cuidándoles. Sin duda era un sitio de curación. Al día siguiente le presentaron a Safred, uno de los archiclérigos del templo que le indicó que le cuidaría y sanaría tras el oficio religioso. Allí pasaron todo el día y se dieron cuenta que el sitio era un lugar de paz y descanso y sanación, pero había algo más. Tras la sanación, Gûlag tuvo la sensación de que Safred recaudaría parte del coste de la curación de sí. Safred era un clérigo del dios de las artes, y del comercio. Pudieron deambular por el templo y conocer a los allí presentes, entre ellos un clérigo amigo de la Compañía de la Tormenta, Muzz ManoQuebrada.

    El Templo lo regentaba un paladín de Rastyud el Puro, Sir Hademberg, ayudado por su discípulo sir Gaer de Luc. Gûlag pudo hablar con ellos y entendió y sacó a la luz que Hademberg estaba en una crisis de fe, parecía que había perdido su conexión con su dios y estaba deprimido. Gaer mientras, intentaba suplir todo lo que Hademberg no llegaba, y algunos otros del templo se habían opuesto a la forma de llevar el Templo, entre ellos Safred. También vieron que algunos de los trabajadores allí presentes les estuvieron espiando a Gulag mientras él hablaba con los paladines. Había una red, una organización, o simplemente unos aliados, con ciertos intereses en el Templo.

    Al atardecer llegaron Tama Rïth e Ivelliön los cuales habían tenido un camino fácil hasta aquí, solo tuvieron un encuentro preocupante. Comprobaron que había instalado, a ciertas millas de Valera, un campamento militar hobgoblin. Fuertemente preparado, empalizado, con decenas de tiendas de campaña y bajo un estandarte de una araña amarilla sobre fondo rojo. Allí dejaron el campamento, pues eran solo ellos dos y Tallîn el aiyuv, y su misión era más acuciante. Cuando se reunieron fueron puestos en aviso sobre lo que acontecía en el Templo y decidieron pasar un par de días intentando ayudar a los paladines, incluso Gûlag les contó el destino de su misión y les pidió que saliesen a buscar la fe de nuevo con ellos en los caminos, que por lo pronto rechazaron pues si se iban no sabían lo que ocurriría con el templo.

    Así pues, descansaron en sus habitaciones en el templo con la intención de al día siguiente ver cuál era el origen de toda esta intriga en el Templo.

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    Temporada 2. Cap.5.1 Una Ayuda Inesperada.

    lunes, 31 de mayo de 2021

    Tama Rïth se había despedido de sus compañeros en la gran caverna de la Reina Blanca, estaba junto a los estyrnes supervivientes, mientras los aiyuvs habían atado a los mercenarios y habían comenzado a prepararse para buscar a sus compañeros del Santuario y partir hacia el conclave para que les ajusticiasen. Tama sabía que cuando subiese Emendîl, el elfo hechizado por Vall Varis, tendría que justificar sus acciones, y explicar por qué se habían llevado sus compañeros la Lanza. Pero pese a todo, estaba tranquilo, sus presagios le habían puesto sobre aviso.

    No tardaron mucho en llegar Emendîl y una patrulla de aiyuvs, con sus arcos dispuestos, y hablando en voz alta en élfico. Tama realizó unos movimientos y lanzó un conjuro para poder entenderlos, si tenía que parlamentar con ellos, había visto que era muy importante que entendiese el élfico. Emendîl le apuntó directamente con un arco.

    -Dónde está la lanza? ¿Y el resto de tus compañeros?

    -Emendîl, -dijo otro aiyuv, uno de los que habían luchado con los compañeros contra los mercenarios- qué ocurre? ¿Acaso no son amigos y nos han ayudado contra los mercenarios?

    -Siento todo lo ocurrido- comenzó a decir Tama-. Lamento cómo hemos procedido a las puertas del Santuario, y que mi compañero haya tenido que usar medios mágicos para que nos dejaseis pasar.

    Venimos por un objetivo superior, superior a los aiyuvs y superior a Nueva Khalmär entera, y así se lo explicamos a Talîn, vuestro compañero en la superficie. La Fuente del Rejuvenecimiento de la Luz y la Vida que fue forjada en Tekkûn con la Lanza de Ayüvel en tiempos ancestrales ha sido profanada. Ello ha hecho que el rio de la Vida pierda fuerza, y magia necrótica está penetrando en nuestro plano, magia que pone en peligro toda la existencia y la vida. Hemos descubierto que en Tekkûn se podrá reforjar de nuevo y reparar la Fuente, pero para ello se necesita la Lanza. Es una tarea que Ayüvel estará interesada en cumplir.

    -Habéis robado la Lanza! ¿Habéis osado entrar al suelo sagrado, profanado su cámara, combatido contra nosotros, y osáis decir que Ayuvel así lo quiere?

    -Entiendo que no ha sido la mejor manera de conseguir la Lanza, pero nosotros hemos acabado con Ezra, el nigromante que era de los vuestros y que estaba intentando resucitar a Ayüvel. Hemos combatido contra los mercenarios que Ezra había contratado y hemos ayudado a los estyrnes, nuestro propósito es bueno, pero quizás hayamos errado en el camino de actuación. No obstante, Ayüvel en persona nos ha cedido la Lanza. A mi compañero Drogos, al tocar la lanza, se le apareció ante él. Radiante, con sus cabellos rubios ondeando al viento y sus ojos verdes, sujetando la lanza. Tras explicarle los motivos, Ayüvel le preguntó que estaría dispuesto a dar por la lanza y Drogos le respondió que su honor de héroe del pueblo. Ayüvel accedió y le cedió la lanza. Sabíamos que sería difícil de explicar así que por eso incurrimos en nuestro curso de acción, embaucándote, pero heme aquí para explicároslo, los demás han ido a VillaColmillo, donde me esperan. Ayüvel nos ha dado permiso. Y hemos sido nosotros los que hemos acabado con los que de verdad querían profanar el cuerpo de Ayüvel.

    -Lo que dice es cierto, hermano, ellos han acabado con los mercenarios, han hecho que se rindiesen, y nos disponemos a llevarlos al Cónclave para que los juzguen.

    -Y Ayüvel está con vosotros dices? ¿Con un humano?

    -Si, así es Emendîl, y como muestra de que Ayüvel está con nosotros te propongo una prueba de fe, puedes elegir a cualquiera de tus hermanos, para que, a una distancia de 5 metros, me dispare una única flecha, yo estaré dado la vuelta, de espaldas, verás como Ayüvel desvía la mano de tu hermano y no conseguirá impactarme. No haré ningún movimiento, ni palabra alguna saldrá de mi boca. Si algo así hiciese que todos tus hermanos me disparen.

    Emendîl, se lo pensó. Tama sabía que le había creado dudas, había hablado con la verdad y exponiéndolo bien, así que sabía que el corazón de Emendîl dudaba, y, además, sabía que al haberles dicho dónde estaba Drogos y la lanza Emendîl entendería que no pasaba nada si era asaeteado y moría, pues podría ir a por el resto de sus compañeros.

    -Así sea! - Dijo Emendîl.

    Tama dio unos pasos hacia atrás, se dio la vuelta y puso los brazos tras él. Esta mañana no había entendido bien el presagio cuando se despertó. Pero ahora lo tenia claro, solo debía aguantar la respiración lo suficiente ensanchando el pecho y soltando el aire en el momento justo, lo justo para hacer que el aiyuv que le apuntaba dudase de sí mismo, dudase de cómo se prestaba tan voluntarioso a una muerte segura, lo justo para que hacer que su flecha fallase.

    El ruido de la flecha impactando en la pared resonó en la cámara. -Ayüvel! - gritaron varios de los aiyuvs. -Han sido elegidos! La diosa está con ellos! -. Emendîl entonces se acercó a Tama Rïth y le tendió el arco agachando la cabeza. -Disculpa, Ayüvel está con vosotros en verdad-. Entonces los aiyuvs quisieron saber cómo se les había aparecido y si les había dicho algo más, Tama les atendió y explicó que se quedaría unos días a estudiar con los estyrnes. Emendîl indicó que llevarían a los mercenarios presos al cónclave y que vendría algún aiyuv a corroborar su historia.

    Tama estudió con tranquilidad y bajo la atención de los estyrnes las bovinas de información, talladas en piedra. Su estudio se veía interrumpido en algún momento por algún aiyuv que quería hablar con él y de la visión de Ayüvel. Así como cuando llegó un clérigo entre los aiyuvs que conjuro un espacio de verdad para corroborar la historia de Tama Rïth. Tama les aseguró que devolverían la lanza cuando hubiesen logrado su cometido, y que si no estaban seguros de ellos podían enviar algún hermano con ellos. Tras consensuarlo, Emendîl les indicó que Talîn los acompañaría en su viaje. Los tres días pasaron y Tama Rïth tuvo que despedirse de los estyrnes sin haber conseguido comprender todo el conocimiento que allí atesoraban, les pidió si le podían dar una daga de su armería, una que estaba bellamente trabajada la empuñadura, y los estyrnes se la dieron con gran afecto.

    Tama Rïth y Talîn llegaron al linde de la colina de la Sima de Caêl a la hora convenida con los compañeros. Y ellos acudieron también a la hora, parecían todos descansados, salvo Gûlag, que mostraba ojeras y un rostro cansado.

    -La verdad no sabíamos si te encontraríamos vivo. - Dijo Vall con sorna.

    -Ha merecido la pena? - Preguntó Drogos.

    -Si, aunque me hubiese gustado estar más días… y vosotros?

    Entonces los compañeros le contaron el encuentro contra Gorthok, y la conversación posterior con Setyrel:

    -Os agradezco vuestra ayuda. Ahora estas tierras podrán estar tranquilas, dejar de estar preocupados por sus cultivos, por sus gentes y vivir en paz. Gracias a vosotros. Estoy en deuda con vosotros. -Era nuestro deber traer la paz a esta región, tanto para los aldeanos como para las bestias. - Dijo Ivelliön.

    -Aêd Vaehnnir. - Dijo Setyrel. Unas palabras que Ivelliön había oído mucho tiempo atrás, cuando le hablaron sobre las druidas de la selva, era una frase que se podría traducir como “honor de la naturaleza”. Los tatuajes encajaban con esa idea de ser una amazona venida de lejos.

    -Lo único Setyrel, tu…no eres de esta zona, ¿por qué te preocupa tanto este pueblo?

    • ¿Quién ha dicho que no soy de esta…? Bah, supongo que es inútil tratar de engañaros y además estoy en deuda con vosotros.

    • Efectivamente vengo de lejos, de la Selva Esmeralda, allí mi pueblo habita desde tiempos ancestrales pese a lo peligroso del terreno. Pero hace un par de años salí de mi hogar, y mis huesos acabaron dando con este pequeño pueblo, donde se me ha tratado como a una mas desde el primer momento, y donde me siento en paz. Al menos de momento, hasta que…ordene mi mente para regresar a mi tierra. -Pues resulta que debemos adentrarnos en la Jungla Esmeralda, buscamos la ciudad de Tekkûn, ¿nos puedes ayudar? -dijo Vall.

    -Por ese nombre no la conozco, hay en la jungla varias ciudades antiguas, ruinas, unas deshabitadas y otras habitadas por saurios, hombres serpientes, no-muertos, bestias. La jungla es peligrosa y así lo saben los pocos asentamientos humanos que allí habitan. Dadme un pergamino, os puedo hacer un mapa.

    Le tendieron una hoja de pergamino y Setyrel pese a su porte hosco y rudo cogió la pluma con precisión, y con unos trazos cuidados elaboró un mapa de la zona, enumerándoles las zonas que conocía. En el mapa marcó los principales ríos, aunque les advirtió que toda la jungla estaba llena de ríos más pequeños haciendo casi más fácil transitar en canoa que andando, marcó los poblados humanos y el antiguo camino real que iba junto a la costa, marcó la zona de colinas, y una gran zona pantanosa donde marcó la ciudad de los muertos, Vahnuêr-Rûh, también les marcó la ciudad de los Saurios, Ar-Zârsha, y la ciudad de los hombres serpientes, Yig, les marcó la zona donde se encontraba su pueblo, el pueblo de las amazonas, Themyscira, y su cara se iluminó de orgullo al hacerlo. Les advirtió que su pueblo era un pueblo territorial, solo de mujeres guerreras, acostumbradas a la dura vida de la Jungla, pero a saber están en paz con la naturaleza, eran muy respetadas las druidas en su pueblo, la orden Ddrysfa Wâwr, y para poder estar en paz con ellas les dio unas palabras que permitirían cruzar su territorio, si las llegaban a pronunciar estaban reclamando un antiguo pacto de honor y hospitalidad, Vaesh A Dohêr. Ella había partido de su pueblo, alejándose de sus compatriotas por asuntos personales, buscando una paz interior, pero no quiso entrar más en ello, y alejando la tristeza de su rostro, el resto de la noche lo pasaron disfrutando de la bebida.

    -Bueno, entonces, ¿dónde marchamos? ¿Qué hacemos con Gûlag? ¿A dónde vamos? - Dijo Vall Varis.

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    Temporada 2. Cap.5. El Santuario Profanado.

    lunes, 31 de mayo de 2021

    Los compañeros se dispusieron a tomarse un descanso en la capilla de Ayûvel, la estancia una vez liberada de la presencia del nigromante Ezra y su oscuro ritual estaba embriagada por un ambiente reparador y pacífico, un aura benigna. Envolvieron a Portadora de Luz en unas telas y Drogos se la ató a la espalda, la lanza era ligera, apenas le pesaba. Se vendaron las heridas y despejaron su mente para poder adentrarse en el Santuario de Ayûvel, y regresar al exterior por la parte inexplorada.

    Tras un estrecho y sinuoso pasadizo vieron una puerta de madera con detalles en plata, no estaba cerrada y estaba muy envejecida, no parecía haber nadie detrás y Drogos se adelantó junto con Vall a abrir la desvencijada puerta. Cuando abrieron la puerta, la luz iluminó una estancia ricamente decorada con un mosaico de azulejos como si fuese la bóveda celeste, pero lo que los sorprendió fue una figura humanoide, que se giraba a mirarles, ataviada con una túnica otrora ricamente bordada pero ahora roída y ajada, llevaba un colgante de plata con el símbolo de Ayûvel, pero su rostro reflejaba el rostro de la muerte, en su día había sido un semielfo pero ahora había regresado de la no-vida y llevaba los mismos glifos de color rojo que los Muertos Blancos. A ambos lados le acompañaban dos de estos muertos, que también se daban la vuelta y se dispusieron a lanzarse contra ellos. Gûlag que había estado detrás de ellos se abalanzó al combate para defenderlos y se cruzó en la puerta para que no traspasaran hacia los demás, Drogos se internó en la estancia soltando al suelo la antorcha y se trabó con uno de los muertos, Valla disparó su arco y retrocedió unos pasos mientras Ivelliön disparaba igualmente su fuego conjurado que llevaba para alumbrar el camino. Tama Rïth conjuro una saeta de fuego que falló a impactar al sacerdote no-muerto. Gûlag defendía la posición de los embates de los muertos blancos y Drogos iba sajándolos y atravesándolos con Alférion. Sin embargo, el sacerdote entonces arremetió un temible puñetazo contra Gûlag, éste dio un paso hacia atrás del tremendo impacto y notó como parte de su alma se escapaba y un terrible dolor. Entonces convocó a Berronar para que guiase su puño y a Rymmurgyr contra él y le impactó con su hacha con un fuego resplandeciente que hizo caer al sacerdote. Tras ello, poco bastó para acabar con los muertos blancos restantes.

    Acababa de cesar el combate y Drogos percibió, detrás de la puerta de salida de esta cámara, unos pasos que se alejaban. Cuando se acercó a la puerta oyó que quien fuese se había alejado unos quince o veinte metros y había cerrado otra puerta. Mientras, los compañeros estaban mirando la estancia, decorada con estrellas y grabados bellamente realizados, pero muy deteriorados por el paso de siglos. Tama Rïth dedujo que era una cámara de meditación o de estudio, acompañada a los ciclos de estrellas y poder realizar rituales por el caído sacerdote de Ayûvel. Gûlag sentía como parte de su esencia le había sido arrebatada con el ataque del sacerdote, y no regresaba a él.

    Preparados, salieron de la cámara dispuestos a enfrentarse con quién hubiese huido y lo que hubiese preparado, Drogos iba delante buscando si hubiese activado algún tipo de trampa, pero el pasillo y la puerta del final del pasillo estaban limpias de trampas. Se oían pisadas al otro lado, numerosas pisadas, pero era la única salida del pasillo, o retroceder.

    Sincronizados abrieron la puerta de una patada para lanzarse al ataque tras lo que hubiese allí, pero lo que vieron les dejó vacilantes en su ataque. Era una estancia amplia, iluminada con un par de antorchas colgadas en pebeteros y que se veían mesas, mesas en las que había cuerpos de estyrnes, con glifos por todo su cuerpo en distinto grado de brillantez, pero lo que les desconcertó, es que aparte de los cadáveres sobre mesas, había una docena de muertos blancos alzados dispersos por toda la estancia que al abrirse la puerta también se abalanzaron hacia ellos. Los muertos blancos habían demostrado tener una resistencia asombrosa en su no-muerte, si bien no eran luchadores avanzados, pero aguantaban, y ahora tenían superioridad de número. Gûlag se dispuso a salir al frente y atascar el pasillo todo lo que pudiese para proteger a sus compañeros, a su lado Drogos se dispuso también a lanzar a Alférion allá donde se le necesitase, Vall y Tama Rïth prepararon conjuros en retaguardia mientras Ivelliön quedaba en el medio. La primera oleada fue resistida y no consiguió traspasar la barrera formada por Gûlag y Drogos. Tama Rïth realizó trazos con sus manos y formuló el cántico mas poderoso que conocía, una esfera de fuego avanzó hasta la sala y estalló en una explosión de fuego, quemando las mesas y los cuerpos no reanimados. Los muertos blancos vieron como su pelaje se quemaba y algunos de ellos fueron derribados, pero se volvían a levantar furiosos. Una oleada de seres blancos se abalanzó contra los compañeros, algunos de ellos saltaron por encima de Gûlag internándose en el pasillo buscando llegar a los lanzadores de conjuros. Tama Rïth no se lo habría imaginado tener que convocar una segunda bola de fuego sobre la sala para poder acabar con muchos de ellos, arriesgándose ya que sobre él y Vall tenían un par de muertos blancos que habían traspasado a sus compañeros. Pero Gûlag y Drogos luchaban contra lo que quedaba de la primera oleada, Drogos al internarse en la sala vio como un mercenario escapaba de esa sala por un pasillo tras haber sobrevivido a la segunda bola de fuego. Gûlag y Drogos acabaron con los muertos blancos del frente y se lanzaron en persecución contra el mercenario para prevenir que alertase a mas mercenarios. Ivelliön dudaba de ir con sus compañeros, pero echó una mirada atrás y allí estaban Vall y Tama enzarzados con un muerto blanco.

    -Ve con ellos! - dijo Tama mientras lanzaba una descarga de fuego que impactaba contra el muerto.

    Ivelliön adoptó la forma de una araña gigante y se lanzó en persecución por el techo. Pero el muerto blanco sobrevivió al impacto de fuego, y aunque apenas quedaba pelo blanco quemado seguía lanzando cornadas y garrazos, los puso en un mal aprieto y Vall estuvo a punto de caer inconsciente de un grave garrazo en el costado. Estaban ellos solos contra el muerto blanco, Vall había gastado toda su energía mágica y estaba muy cansado, Tama Rïth se debatía entre arriesgarse con trucos menores o gastar hechizos más poderosos en un único enemigo, pero sus vidas peligraban habiéndose quedado solos en el pasillo. Finalmente, el muerto blanco cayó abatido.

    Mientras, la persecución había llevado al mercenario hasta otra sala, cuando abrió la puerta los compañeros pudieron ver que había otros 4 mercenarios ante el fuego de una hoguera en mitad de la sala, pero entonces Ivelliön en forma de red escupió su telaraña apagando la hoguera y dejándolos a oscuras, Gûlag le seguía detrás y con su visión de enano podía combatir contra ellos, pero Drogos que estaba a punto de entrar en la sala se quedó también a oscuras. Gûlag e Ivelliön pudieron dar cuenta de los mercenarios, evitando que escapasen hacia unas escaleras. Drogos llegó a unirse a la refriega tras encender un fuego. A uno de los mercenarios le dejaron con vida y le interrogó Gûlag mientras los demás inspeccionaban las demás habitaciones del pasillo por el que había huido, sin obtener nada de relevancia, salvo un estanque que se llenaba con agua gélida que salía de una tubería de la pared, y una mesa reluciente de plata en otra estancia.

    Gûlag obtuvo del prisionero mercenario que quedaban unos 8 hombres con Berzog en el palacio de la reina blanca, allí tenían el campamento principal los mercenarios. A ellos les habían pagado una parte por anticipado por proteger a Ezra para que le dejasen hacer un ritual aquí abajo, ellos no sabían nada de Ayûvel, ni de lanzas, ni de nada, solo eran protección para que no distrajesen de su ritual al semielfo. Los muertos blancos reanimados les ayudaban a esa labor, era asqueroso, pero solo quería la paga. Les suplicó y Gûlag quitándole las armas le dejó marchar. El mercenario salió corriendo por las escaleras.

    Tras un pequeño descanso para reagruparse y reabastecerse los compañeros decidieron subir esas mismas escaleras. Gûlag sentía que su cansancio no se recuperaba por mucho que descansase. Al llegar al nivel superior, acceden a una amplia sala de altos muros, a su espalda tienen el símbolo de Ayûvel grande en plata en la pared, hacia la puerta se abren como salas de estudio a los laterales del pasillo, la puerta entreabierta deja ver la oscuridad del exterior. Allí se accede al suelo de la sima. No se oye nada. Avanzan con cautela hasta la puerta, fuera apenas se ve, pese a que deben estar saliendo los primeros rayos del sol, la profundidad de la sima hace que se esté a oscuras. Drogos cree oír ruido en el exterior hacia su derecha, la luz de la antorcha que llevan los compañeros se proyecta hacia el exterior, alumbrando en parte unas escaleras que llevan hasta la hierba.

    Finalmente se deciden a salir, pero nada mas pisar los primeros escalones les llueven flechas, Drogos es impactado por una, pero la armadura de Gûlag le protege de la que iba contra él. Drogos se da cuenta que la flecha es de fina manufactura, élfica.

    -Somos amigos! - grita Drogos en élfico.

    Ivelliön sale al exterior y consigue vislumbrar en la oscuridad dos aiyuvs a la izquierda. Gûlag, enfadado se dirige a la derecha protegiéndose con su escudo.

    -Moriréis por profanar lo sagrado! -grita una voz en élfico a la derecha.

    Gûlag sigue su avance hacia la fuente de la voz, -Mostraos! - grita. Una nueva andanada de flechas sale de la oscuridad, Drogos se ha refugiado tras unas rocas, Tama Rïth y Vall Varis siguen en el interior. Ivelliön se dirige hacia la izquierda y convoca un muro de aire frente a ella a la vez que les habla en élfico. -Hemos librado al santuario de Ezra! Hablamos antes con Talîn en la superficie! Somos amigos- Tama Rïth abrió uno de los objetos que habían adquirido en la subasta de Artefactos Arcanos de Aborgâl el Anciano en Castordia. Un frasco de cristal que contiene un humo negro que se arremolina en su interior. Al abrirlo el humo se extendió rápidamente envolviéndolos a todos.

    Gûlag llegó hasta donde se encontraba uno de los aiyuvs y este le disparo, pero rebotó contra el escudo, entonces él le atacó con Rymmurgyr impactándole en el costado, el aiyuv se lanzó en retirada gritando en élfico –“nos ataca un sucio enano!”. Drogos al oírlo comprendió que Gûlag no había entendido que trataban de convencerlos- “Gûlag no les ataques! - Dijo en común. -No pretendemos atacaros, parlamentemos! - añadió en élfico. De detrás del humo volvió a aparecer la voz en élfico de los aiyuvs -Os refugiáis en las mismas sombras oscuras que Ezra y los suyos, mandáis al enano a atacarnos, si queréis parlamentar, salid a la luz! -. Ivelliön y Drogos gritaron a Tama al unísono -Cierra la botella! -. Tama hizo caso, el humo se replegó entrando de nuevo en la botella. Los elfos salieron a la vista apuntándoles con el arco. Drogos también salió de su escondrijo. Ivelliön vio que los aiyuvs que había tenido enfrente habían corrido para replegarse por detrás del santuario junto el resto de aiyuvs. Gûlag al frente de todos seguía empuñando su hacha y su cuerpo despedía un leve brillo, del aura de protección que había rogado a Berronar. Vieron como el mercenario que habían dejado huir yacía a un lado asaeteado. Entonces Tama Rïth salió del santuario y entabló visual con el líder de los aiyuvs, y con unos gestos mágicos lanzó un conjuro de amistad sobre él, el capitán de los aiyuvs no pudo resistirse al hechizo. “Disculpad, amigos, toda esta situación se ha escapado de mi control, bajad los arcos hermanos”. Los demás aiyuvs accedieron con cautela, pero teniendo al capitán de su parte, la conversación posterior fue mucho mas fácil. Les explicaron que habían acabado con Ezra y que habían accedido por una entrada oculta tras el hielo del acceso oriental. Necesitaban subir y les ayudarían a acabar con el resto de mercenarios, los aiyuvs accedieron a dejarlos pasar mientras revisaban el interior, y uno de ellos los acompañaría para que los otros aiyuvs supiesen que eran amigos. Así, guiados por uno de los aiyuvs ascendieron hasta el palacio de la reina blanca en un ascenso complicado y fatigoso. La caverna que se abría ante ellos descendía en tallados escalones con pequeñas estatuas de estyrnes a los lados, guiados por el aiyuv los llevó a una estancia amplia con columnas de piedra donde había mas aiyuvs preparados. Estaban custodiando una pequeña barricada que separaba la estancia donde estaban de otra estancia.

    Juntándose con ellos les pusieron al día, al otro lado de la barricada de barriles y cajas estaba el resto del grupo de mercenarios de Berzog, desconocían si tenía salida, pero se habían atrincherado allí. Así pues, todos juntos se dispusieron a atacarlos.

    Tama Rïth y Vall crearon una ilusión sonora creando confusión tras la barrera, ruido de elfos entre ellos y ruido de desprendimiento, la mayoría de los mercenarios creyeron que era verdad y se retiraron más al interior, Gûlag se lanzó a trepar la barricada, pero al otro lado había dos muertos blancos más que no habían sido embaucados y le salieron al frente. Tama consiguió hacer un hueco en la barricada por el que se coló Drogos rodando para ayudar a Gûlag. Ivelliön adoptó la forma de un alce gigante y atravesó la provisional barrera de los mercenarios a la carga. La mayoría de los mercenarios se encontraban al fondo de la galería atemorizados, cuando vieron que no había desprendimiento se dieron la vuelta, pero poco tiempo les duró el valor, solo unos disparos de ballesta, pues Gûlag, Drogos e Ivelliön dieron cuenta de los muertos blancos y Tama Rïth lanzó su última bola de fuego que podía conjurar sobre un conjunto de mercenarios.

    Todos lanzaron sus armas al suelo, Berzog el primero de ellos, y suplicaron piedad, solo habían venido por dinero, y si querían se lo darían si les dejaban vivir. Los aiyuvs allí presentes miraban con gesto de que no les perdonarían, Gûlag, Tama y Drogos se acercaron a hablar con ellos y rogaron que los llevasen junto a su orden, que les juzgasen, que quizá podrían castigarles de otra manera. Los aiyuvs accedieron a darles un juicio.

    Ya sin peligros se dispusieron a inspeccionar el resto, al fondo de la cueva había más cadáveres estyrnes y una pequeña familia de 4 estyrnes vivos. Ellos les agradecieron enormemente salvarles y se pusieron de rodilla ante ellos. Tama les mostró la piedra con forma de cubo que habían obtenido de la estatua estyrne. Ellos les explicaron que era la puerta que abría la biblioteca de su saber, y allí les condujeron.

    Otra estancia de la caverna tenia una gran piedra del mismo material negro, al mostrarlo delante de la puerta la puerta desapareció y dejó a la vista una gran estancia, con bovinas de piedra talladas en un extraño ideograma. Según les contaron los estyrnes allí tenían toda la sabiduría de su pueblo, sobre los cielos, los árboles, las plantas, las montañas, etc. Tama Rïth quedó tremendamente impresionados y conjuró su mente para poder entender ese idioma. Efectivamente era un pozo de saber, naturalista, pero que tardaría días en poder estudiar.

    Los compañeros departieron aparte. Tenían que partir en breve antes de que el capitán aiyuv hechizado saliese del trance y llegase hasta ellos sabiendo que le habían embaucado mágicamente, además, verían que la lanza de Ayûvel ya no estaba, debían partir. Sin embargo, Tama Rïth estaba muy tentado de estudiar todo el pozo de saber de los estyrnes, quedarse con ellos unos días mientras el resto de sus compañeros trataban con Gorthok el jabalí del trueno, podría convencerlos a los aiyuvs en que son amigos, que es una causa mayor a ellos, y finalmente, decidió quedarse. En tres días se verían en el borde la colina de la Sima.

    La Compañía Dorada, salvo Tama, llegó a VillaColmillo por la mañana, y durmieron a pierna suelta casi todo el día. Cuando despertaron estaban recuperados y descansados, salvo Gûlag, sentía las mismas exiguas fuerzas que cuando había llegado al pueblo. Se concentró y rogó a Berronar porque le iluminase. Berronar pudo mostrarle que estaba maldito, pero Gûlag no tenía suficiente favor de Berronar para poderse curar solo, necesitaba alguien más santo.

    Ivelliön y Drogos buscaron a Setyrel, la amazona a la que habían prometido ayudar. Por las calles Drogos notó una sensación extraña y ajena a él, un par de aldeanos se habían quedado mirándole, frunciendo el ceño, con disgusto de su presencia. Al llegar con Setyrel, Drogos se quedó algo alejado de la conversación, meditando en ese extraño cambio que producía su presencia. Cuando Ivelliön se disculpó sinceramente por no haberla ayudado antes, Setyrel rebajó su actitud defensiva y mostró que realmente profesaba respeto por Ivelliön por ser druida. Llegaron a la conclusión que ella les ayudaría, e iría con ellos en busca de Gorthok, ese elemental del trueno. A primera hora de la mañana partirían buscando las huellas. No tardaron en encontrar un rastro, pues en forma jabalí les habían orientado hacia un riachuelo que Setyrel conocía y así llegaron a una cascada y un pequeño estanque del que emergía el riachuelo, las laderas alrededor eran encrespadas y con arbustos y árboles, y había alrededor de una decena de jabalíes gigantes. Ivelliön se adelantó a todos y agachándose y poniendo sus manos sobre la tierra conectó con ellos y habló para que les entendiesen los jabalíes. Les explicó que habían venido a liberarles de la opresión de Gorthok, ellos harían que fuesen libres. Los jabalíes se acercaban, a la defensiva, y uno de ellos se acercó peligrosamente a Drogos, que descargó su arcó contra él. Entonces otro jabalí al verlo cargó contra Gûlag, pero Setyrel se lanzó también al combate. Ivelliön por el contrario se adelantó hablando hacia los jabalíes, tratando de convencerlos. Unos de ellos, se dieron media vuelta y corrieron hacia la cascada, donde al fondo se podía ver un circulo de energía, un portal, tras el portal se veían rayos, pero de vez en cuando se veía una oleada de líquido negro. Estos jabalíes al acercarse al portal clamaron a Gorthok, Ivelliön pudo entenderles que le pedían ayuda. Entonces del portal apareció un jabalí gigante, enorme, de seis metros de altura, con unos colmillos que restallaban relámpagos en ellos, sus ojos blancos tenían la tormenta en el interior. -Quien osa molestar a Gorthok?!- oyeron todos una voz en su interior. Las pezuñas de Gorthok al pisar el suelo soltaron un chispazo. Gorthok rugió y se lanzó a la carga contra Ivelliön.

    Ivelliön volvió a tocar su mano el suelo y convocó toda la energía de la tierra en un estallido, surgiendo una explosión de rocas bajo los pies de Gorthok, y este rugió de dolor, lanzando un rayo que impactó en Ivelliön. Ivelliön seguía hablándoles a los jabalíes, les rogaba que luchasen junto a ella contra Gorthok para ser libres. Gorthok piso el suelo e Ivelliön se vio atraída hace él magnetizada, chocándose con un árbol. Pero ella rodó y volvió a convocar otra erupción de rocas bajo las enormes patas de Gorthok, En ese instante se unieron al combate Gûlag y Setyrel, Ivelliön seguía pidiendo ayuda a los jabalíes, y finalmente se unieron al combate contra el elemental de trueno. Éste convocó un rayo que descendió del cielo e impactó sobre todos ellos, con la energía de este rayo parecía que Gorthok se había regenerado de sus heridas. Gûlag en un último ataque convocó a Berronar conjurando todo su poder, y descargo dos golpes que impactaron contra Gorthok y tras el resplandor del impacto, no quedó nada, salvo un suelo electrificado. Gorthok había sido expulsado.

    El portal comenzó a encogerse a intervalos, rápidamente los compañeros se acercaron y Gûlag rezo a Berronar para descubrir la magia que había allí. Lo que notó fue una tremenda energía elemental, pero cuando surcaban en su interior esos hilos negros, también aparecía energía necrótica. El portal acabó por cerrarse. Ivelliön habló con los jabalíes restantes que ya eran libres, de poder moverse a sus anchas, dejando al poblado humano en paz. Los jabalíes se dispersaron y asintieron ante la druida elfa que les había liberado.

    Los compañeros se dirigieron al pueblo para curar sus heridas, con un Gûlag desfalleciente, sin apenas energías, ni el don de Berronar de curar podía reparar las fuerzas que parecían abandonarle por momentos tras el golpe del sacerdote no muerto. Debían charlar con Setyrel para ver si les podía ayudar en su camino a la Jungla Esmeralda y Tekkûn. Y al día siguiente regresar a la Sima de Caêl, para ver si Tama Rïth regresaba.

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    LIBRO II. CAP. 4 Portadora de Luz

    martes, 15 de diciembre de 2020

    La compañía guiada por los aiyuvs ascendió lo que quedaba de colina, al llegar a la sima, Tallîn les informó de los distintos pasajes que existían para descender. Desde que la orden de los aiyuvs abandonó el templo en la sima y sus cuevas vivían ahora una tribu de humanoides, caprinos, los estyrnes, humanoides pacíficos de pelaje grisáceo y rasgos caprinos. Respetaban la tumba y el mausoleo de Ayuvel y ellos solo habitaban en las grutas a medio camino. En el camino oriental se encontraba lo que llamaban Palacio de la Reina Blanca, y en la ruta occidental se encontraba guarida de la tribu. En la base misma de la sima se encontraba el Templo de Ayuvel.

    Tallîn les informó que un grupo de aiyuvs había descendido a investigar la sima en busca de Ezra. El descenso era complicado, existían algunos peldaños tallados en la propia roca de cuando en cuando, pero mucho del descenso se tendría que realizar con cuerdas. Los compañeros valoraron los distintos caminos y finalmente se decidieron por el camino occidental, si tenían que lidiar con los estyrnes preferían lidiar con el pueblo llano antes que con una llamada reina blanca.

    El descenso se hizo difícil y lento, cada poco rato había que asegurar una cuerda para descender agarrados, en algunos casos haciendo rapel, el suelo tras las lluvias del día anterior estaba húmedo, y el frio de la sima lo convertía en una capa helada y resbalosa. Ivelliôn decidió transformarse en una gran araña gigante para poder descender tranquilamente mientras los compañeros se iban asegurando con cuerdas. Y pronto se vio que no fue una mala decisión.

    Al segundo tramo que tuvieron que hacer rapel, la bota de Gûlag resbaló en la pared semihelada, su movimiento hizo tambalear la cuerda y Tama Rïth y Drogos que les estaba suponiendo un gran esfuerzo el descenso perdieron agarre y cayeron a plomo tirando por medio a Vall Varis, todos los compañeros salvo Ivelliön en su forma arañoide se estamparon contra un repecho del descenso unos 10 metros mas abajo. Habían llegado al nivel de la guarida de los estyrnes. Se dispusieron a entrar a la guarida que estaba a oscuras encabezados por Ivelliön que se movía por el techo con sus ocho patas, en la primera sala, vieron dos figuras humanoides, de pelaje blancuzco, pero antes de reaccionar, se abalanzaron sobre Drogos que estaba justo entrando en la gruta.

    Cuando se acercaron vieron que estos humanoides tenían rasgos caprinos en su cabeza y su pelaje estaba recubierto de extraños símbolos en rojo. Los compañeros defendieron la sala, Tama Rïth realizaba gestos y palabras mágicas que convocaban pequeños rayos de fuego con los que iba diezmando las fuerzas de estos contendientes, cuyos ojos blancos y como respondían ante las heridas se demostraron como no muertos. Gûlag y Drogos intercambiaban posiciones combatiendo con ellos y Vall les ayudaba mientras que Ivelliön se internó algo mas en la cueva protegiendo el posible avance de más contendientes.

    Poco tardó en comprobar que no había obrado mal, de uno de los pasillos de la gruta salieron cuatro zombies, portaban armaduras de cuero y su estado de putrefacción era reciente, todos ellos tenían un curioso tono amarillento. Ivelliön lanzó su telaraña apresando a uno de ellos y se enzarzó en combate con otro. Los dos restantes se adentraron en la gruta inicial entablando combate con el resto de compañeros.

    Tras unos breves minutos habían caído todos los nomuertos. Los estyrnes, muertos blancos, habían sido levantados a la no-vida por algún ritual arcano como descubrió Tama Rïth analizando los símbolos rojos pintados recientemente en sus cuerpos. Sin embargo, los zombies amarillentos habían caído presas de unos hongos amarillentos que descubrieron en la caverna de la que emergieron y a punto estuvo también Ivelliön de sufrir sus efectos, por suerte, el estar colgado del techo evitó que respirase casi todo el polvo amarillento que expulsó el hongo.

    Tranquilamente inspeccionaron las restante cuevas, había un intrincado sistema de cañerías hechas con ramas que llevaba agua caliente de algún manantial, adecuando la temperatura de las grutas. Igualmente, lo que debía de ser una sala dormitorio comunal estaba adornada en la piedra con innumerables frescos y grabados y bajorrelieves, de una forma tosca pero bella. Todas las escenas mostraban la vida de los estyrnes, en paz y en armonía con el medio que les rodeaba, y parecían tener una relación especial con las estrellas.

    En la cámara mas interna encontraron un ídolo de madera tallado, grande, simulaba un estyrne fornido en posición meditabunda con sus manos extendidas, en cada una de ellas reposaba un rubí. Drogos analizó de cerca la estatua y estaba seguro de que no contenía ninguna trampa, así que cogió ambos rubíes. Igualmente noto que uno de los cuernos de la figura estaba hueco, a modo de tromba, pero algo había en su interior. Finalmente, encaramándose al ídolo sopló por el cuerno y del otro extremo cayó al suelo un pequeño cubo de un material parecido a la obsidiana, con intrincadas formas decorándolo. Gûlag se concentró y rogo a Berronar y a Moradín que le mostrasen si residía magia en el cubo, sus dioses le mostraron que era una llave mágica, abría algún mecanismo. Tras varios intentos, los compañeros estuvieron convencidos que no era la estatua la que podía ser abierta, era otra cosa de las estyrnes.

    Analizado todo el complejo y sin haber observado a ningún estyrne más, ni vivo ni muerto, prosiguieron con el descenso. Tras unos pocos metros por peldaños en seguida tuvieron que realizar un nuevo rapel, esta vez mucho mas largo, el descenso se practicaba sobre una cascada, ya helada. Los compañeros se tomaron muchas precauciones y esta vez descendieron sin percances. Durante el descenso Drogos tenía los ojos fijos en donde pisaba y le pareció vislumbrar que, tras la gruesa pared de hielo de la cascada congelada, había una gruta.

    Los compañeros se debatieron si merecería la pena gastar tanto tiempo en intentar abrir un hueco en semejante pared de hielo, pero finalmente se pusieron a ello, usando antorchas y picos y conjuros de fuego consiguieron hacer una estrecha brecha por la que pasar.

    Dentro encontraron una gran cámara de culto, una estancia cerrada durante mucho tiempo con polvo, los altos techos tenían bellas imágenes de Ayuvel ya desgastadas, pero que no dejaba lugar a dudas del bello trabajo élfico realizado en su día. En todas ellas se la mostraba victoriosa, radiante con su larga melena rubia y sus ojos verdes, la lanza Portadora de Luz enarbolada. En el centro de la sala había un pulpito con tres grandes pebeteros. Gûlag había notado que toda esta estancia respiraba energía benigna, así que encendieron los pebeteros cuya luz iluminó toda la estancia con luz mas clara que la que se podría esperar de los pebeteros. Con esa luz alcanzaron a leer una inscripción en la pared más occidental, justo sobre el hueco de una gran escalera de caracol, que decía “Este es el templo de los primeros entre los aiyuvs, los constructores del Santuario de Ayuvel, aquella que murió para salvarnos”.

    Tras comprobar que en la sala no había nada más se dispusieron a analizar la escalera de caracol. Dejaba en el centro un gran espacio y la caída parecía lejana. Ivelliön mirando fijamente a las imágenes de Ayuvel y su lanza, se concentró, pidiendo a la misma tierra que les rodeaba le indicase dónde se encontraba. La Tierra le respondió y ella sintió como una brújula interior que le decía que estaba abajo y al este, lo que sería el fondo de la Sima. Así pues, con cuidado, se dispusieron a descender por las escaleras.

    Cuando llevaban mucho rato descendiendo con cuidado empezaron a oír el paso apresurado de alguien que ascendía por la misma escalera desde la negrura. Vall tiró una antorcha, durante su caída iluminó brevemente a un grupo de cuatro muertos blancos, estyrnes que ascendían a la carrera. La antorcha siguió un largo rato hasta se paró contra el suelo. Los compañeros dispusieron formación defensiva con Gûlag a la cabeza para detener el avance mientras los demás se retrasaban para tener espacio desde el que poder disparar o lanzar conjuros. La preparación dio sus frutos, Gûlag defendió la posición y los estyrnes fueron derrotados. Uno de ellos había lanzado a su propio compañero bajo las ordenes del conjuro de Tama Rïth.

    Tras descender los innumerables escalones el pasillo que se abría ante ellos Ivelliön notaba que llevaba a la lanza de Ayuvel. Sigilosos avanzaron llegando a una cámara de la que se abrían otros dos pasajes. De uno de ellos, tras unos escalones se abría una gran cámara, había en su interior fuentes de luz que permitían vislumbrar su amplitud, y de esa misma estancia surgía una letanía hechicera, sin lugar a dudas un ritual estaba en marcha. Drogos decidió avanzar sigiloso para vigilar, pero cuando se quiso dar cuenta tanto Ivelliön como Vall le acompañaban. Ivelliön sentía en su interior una ira casi irrefrenable al pensar que allí se estaba intentando realizar algún ritual nigromántico.

    Los tres compañeros vieron como efectivamente en el centro de la estancia había un gran obelisco de mármol blanco, en cuya parte superior estaba tallada la figura de Ayuvel, y en la roca, engarzada como si la mano de Ayuvel la aferrase estaba Portadora de Luz. Sin embargo, el obelisco estaba todo pintarrajeado con esos extraños símbolos arcanos rojos, que parpadeaban resplandeciendo con energía al compas de la letanía. La letanía la emitía una figura encapuchada, sus ropajes asemejaban a los aiyuvs que habían visto en el exterior, pero con colores mas grisáceos. Protegiendo al nigromante había dos muertos blancos, que miraban con sus ojos vacíos a donde ellos se encontraban, pero sin verlos.

    No lo pensaron mucho, debían aprovechar la oportunidad. Drogos disparó su arco impactando entre los hombros y clavándose la flecha hasta la mitad, Vall rasgó su arpa y una sonora explosión afectó al nigromante y los muertos, e Ivelliön tomo la forma de un alce gigante y se lanzó a la carga contra el nigromante que cayó rodando al suelo de la cornada.

    La letanía cesó, la concentración imposible de mantener ante semejantes impactos, los símbolos dejaron de parpadear y desaparecieron del obelisco, el nigromante, Ezra, se levantó dolorido, se podía ver como su piel tenía un color grisáceo piedra y sus ropajes estaban envueltos en una energía mágica como el conjuro de Tama Rïth de protección. Ezra pronunció unas palabras mágicas y unas sombras se arremolinaron en torno a sus manos, creciéndole las uñas negras. “Malditos! ella estaba tan cerca, ¡no permitiré que me impidáis traerla de vuelta!” y lanzó varios garrazos contra el gran alce que le había derribado, Ivelliön notó como sus fuerzas le abandonaban, y parte de las heridas que Ezra mostraba se cerraron.

    Tama Rïth ascendió las escaleras y realizando unos gestos con sus manos y entonando las palabras adecuadas apuntó con el bastón del que surgió un relámpago que impactó en uno de los estyrnes y en Ezra. El nigromante se mostraba muy dolorido, apenas se mantenía en pie entonces miró a Ivelliön, que notó como su energía le era arrebatada, imposible de mantener la fuerza del gran alce, y perdiendo parte de su propia energía, el miedo se apodero de ella y rodo alejándose del nigromante que había visto sanada parte de sus heridas. Gûlag llegó esforzándose al combate trabándose con los estyrnes y dando cuenta de ellos. Drogos volvió a disparar de lejos al nigromante.

    Ezra con una expresión de locura en su rostro rodó hacia atrás y convocó un rayo que salió de sus manos impactando a Tama Rïth y Drogos, este pudo rodar por el suelo evitando parte del daño. “Necios! ¡ella quiere que la despierte de nuevo! ¡Ella me ama!”. Los compañeros no tuvieron compasión con el nigromante y acabaron con sus exiguas fuerzas.

    Tama Rïth y Vall se acercaron a inspeccionar el cuerpo de Ezra, mientras que Ivelliön recuperada en parte, se acercaba con una pequeña esfera de fuego convocada en su mano. Tama sabía que Ivelliön no dejaría nada del nigromante a salvo, y Vall quería mirar el libro que llevaba por si era de utilidad, así que intentó esconderlo en su capa, pero el libro cayó al suelo con sonoro impacto. Ivelliön al verlo lanzo la esfera de fuego desde donde estaba al libro, sus compañeros tuvieron que dar un paso atrás para no verse afectados por las llamas. “No dejaré mas que cenizas de él” dijo Ivelliön.

    Tama Rïth se encontraba enfadado de verdad, había quemado un libro que contenía gran poder, y no todo serían conjuros oscuros. “Tu falta de juicio nos ha privado de un arma! ¡Quizás había pistas sobre Ayuvel! ¡Y el conjuro que hacía que su piel fuese de piedra no es nigromántico! ¡Habría que haberlo estudiado!”.

    Gûlag medió en la conversación adoptando una clara postura. “Era el libro de un nigromante, bien quemado está. Además, ya no hay nada que hacer con ello ya. Hemos venido a por la lanza”.

    Mientras el resto de compañeros se juntaba y curaban sus heridas afianzando su posición en la sala, Drogos inspeccionó el obelisco en busca de trampas. El obelisco estaba finamente tallado, dando en la parte mas alta el aspecto de la figura de Ayuvel enarbolando su lanza hacia las nubes. La lanza estaba acoplada dentro del propio obelisco, con su mano tallada aferrándola. Drogos estaba seguro que no había trampas y se dispuso a trepar para poder sacar de allí la lanza. Aferró el mango e hizo pro tirar hacia arriba para sacarla. En ese instante todo a su alrededor desapareció.

    Quedó envuelto en una luz blanca cegadora, no se encontraba en ningún sitio ni ningún tiempo, ante él tenia una figura femenina, de larga cabellera rubia ondulante al viento y penetrantes ojos verdes, llevaba una coraza plateada como la luna y una capa celeste clara. En su mano derecha portaba a Portadora de Luz, y ella sin lugar a dudas era Ayuvel, quien se dirigió a Drogos en élfico.

    • “¿Por qué deseas saquear mi cuerpo y arrebatarme a Portadora de Luz?”.
    • “La Fuente del Rejuvenecimiento y la Vida ha sido...profanada...y la energía nigromántica se hace mas fuerte... solo con tu lanza se podrá reforjar la Fuente y salvar el Rio de la Vida. Mis…compañeros y yo vamos a ir a Tekkûn a reforjarla y tu lanza es la clave”.
    • “Tus objetivos parecen nobles, pero ¿qué estarías dispuesto a sacrificar por Ella?”

    Drogos meditó la respuesta, durante lo que podría haber sido una eternidad en ese paraje fuera del mundo, finalmente encontró algo que era la esencia de sí mismo. - “Mi honor, todo lo que deseo es ayudar al pueblo, y así me reconocen, como uno de los suyos, alguien en quien confiar y que les ayudará”.

    - “Así sea, Drogos Tallstag, hijo de Bruegos Tallstag”.

    En ese mismo instante su consciencia volvió a la Sima de Caêl, donde sus dedos aferraban la lanza y ésta se retiraba lentamente de la mano tallada de Ayuvel. Qué consecuencias tendría esa “promesa” no lo sabía, pero Ayuvel había aceptado su palabra y ahora tenía a Portadora de Luz en sus manos.

    Vigilando desde la esquina de la sala Vall indicó con una sonrisa torcida en la boca: “¿Un descanso antes de salir de aquí?”.

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    LIBRO II. CAP. 3 -VillaColmillo

    lunes, 26 de octubre de 2020

    Tras descansar durante toda la noche, los compañeros decidieron que debían volver a Castordia y dejar ante el Triunvirato los objetos que habían conseguido. Habían analizado que eran objetos poderosos de gran potencial de destrucción, o protección, con una esfera de actuación grande, por lo que era mejor tenerlos en Castordia, protegidos.

    Así pues, se dirigieron directos a Castordia, cuando los altos muros y torres de la ciudad se veían en el horizonte Ivelliön les indicó que les esperaría en el sotobosque cercano, no quería entrar en la bulliciosa urbe si no era estrictamente necesario. Allí dejaron a la druida y los compañeros se internaron en la ciudad directamente hacia el Gremio de los Aventureros.

    El funcionario les tomó nota de su descubrimiento y al finalizar les pidió que esperasen, al cabo de un rato les hizo pasar a una dependencia aledaña donde estaba esperándoles el Sabio Dormen. Les agradeció haber devuelto los objetos mágicos y como sugerencia de Vall, les llamó “Héroes”, acompañando a sus palabras con un par de sacos de monedas de oro, pero antes de que marcharan de allí quiso saber qué había ocurrido con Drogos antes de salir de la ciudad días atrás y su investigación sobre cierta secta, le preocupaba que una secta actuase en la ciudad.

    Drogos, midiendo sus palabras contó lo ocurrido con la secta de Belakor desde inició y que sus pesquisas los llevaban a alguien muy importante de Castordia, además, le informó sobre los rumores que circulan en la calle de que Dormen buscaba un objeto para sí mismo. Dormen se mostró sorprendido y negó que fuese verdad, a todos les pareció que era sincero, Tama Rïth estuvo dudando de usar su talismán de pensamientos, pero finalmente rechazó la idea.

    Cuando salieron del Gremio, el sol comenzaba a tornarse rojizo, pronto comenzaría la Noche Lunar, el equinoccio de invierno, la noche de Shamain, la noche de los espíritus. La ciudad tenía sus barrios festejando dicha tradición, y al llegar al Escudo Quebrado vieron que estaba abarrotado de gente y Gorstan les recibió con excesiva alegría fruto de algún trago de más. La noche transcurrió de celebración cuya única interrupción fue un momento por Gorstan preguntándoles por Sir Marcel, de la Compañía de la Tormenta, que tenía una carta para él. Los compañeros no supieron decirle dónde se encontraba.

    Ivelliön en el sotobosque se dedicó a pasear y hablar con los animales y realizó un encantamiento protector, para que el bosque creciese fuerte y sano, prosperase y extendiese sus límites.

    A la mañana siguiente, tras desayunar Tama Rïth se fue a la Biblioteca Gris a donar los tres libros que había extraído de las ruinas de Vanglamaâr. Lobellas Kurge, el bibliotecario jefe ofreció una sala privada para que estudiase los libros, el incidente inicial había quedado olvidado y ahora el bibliotecario tenía en gran estima al mago.

    Tama Rïth descubrió que los grilletes que llevaban los esqueletos eran objetos potenciadores de un ritual de dominación. Las grandes casas de Vanglamaâr habían decaído con el uso de la magia y acabaron convirtiéndose en esclavistas, solo los señores eran libres y todos los demás esclavos, con grilletes de su casa, y anulados mágicamente para obedecer en todo. Cuando el desastre y la batalla entre casas estalló en Vanglamaâr, algunos de esos esclavos habían quedado tan dominados que incluso tras la muerte siguieron defendiendo las casas de sus señores. Si Tama encontraba el ritual adecuado, con estos grilletes podría tener a una persona totalmente a su merced.

    Mientras, el resto de compañero partieron de compras para avituallarse con pociones de curación y ropa de abrigo para el invierno creciente. Además, Drogos compró dosis de veneno para sus armas y Vall Consiguió encontrar una perla de poder que compró alegremente. Preparados y pertrechados volvieron a alejarse de los muros y seguridad de Castordia para encontrarse con Ivelliön en el sotobosque y continuar su trayecto hacia el norte, hacia la Sima de Caêl.

    Al tercer día de camino, por la mañana, Ivelliön tuvo una ensoñación. De repente todos sus sentidos desaparecieron y oyó en su interior la voz de sir Marcel, de la Compañía de la Tormenta, que le hablaba, tras presentarse le repitió una carta que había recibido de una elfa maga de la Sagrada Ciudad de Guerra, la leía tal y cual, e Ivelliön tras finalizar la ensoñación pudo repetir las palabras una por una. El mensaje hablaba de la Fuente de Rejuvenecimiento de la Luz, del Rio de la Luz y la Vida y de los tejidos mágicos. Algo había perturbado el equilibrio y ahora era más fácil tejer magia nigromántica y más difícil sanar mágicamente. Debían haber usado la estatua de Ayuvel y un antiguo ritual de Los Mil Arcanos. Corría prisa en arreglar la fuente, encontrar la lanza de Ayuvel y llegar a Tekkûn.

    Ivelliön entonó un silbido mágico y un halcón descendió y se posó en una roca cercana, Ivelliön habló mentalmente con él y le encargó que llevase un mensaje hasta la posada Escudo Quebrado, a Tariaêl, el elfo de los bosques de la Compañía de la Tormenta, para indicarles que se ponían en marcha con urgencia sobre la fuente.

    Cuando estimaban que quedaba poco para llegar al pueblo del mapa se cruzaron con unos rastros delante, cruzaban el sendero por el que viajaban y eran relativamente recientes. Una manada de jabalíes, en demasía, más de una docena, entre los cuales había dos o tres especímenes gigantes. Siguieron su camino, vigilantes, por si regresaba semejante manada, cuando a no mucho tardar Vall e Ivelliön advirtieron al resto de que en el frente había trampas. Desmontando y revisando cautamente comprobaron que eran trampas de fosos, o fosos con estacas y algún cepo, de manufactura sencilla. Las pudieron esquivar fácilmente y continuaron su marcha, para cuando ya se divisaban los humos de los hogares del pueblo volvieron a encontrarse otra zona de trampas, algunas de ellas habían sido activadas, pero no había nada en los fosos.

    Por fin llegaron al atardecer al pueblo, su nombre era Villa Colmillo y uno de los aldeanos cercanos les pudo informar que había dos posadas donde hospedarse, “El buen enano” y “Hiedra y Miel”. Ivelliön decidió que iría a Hiedra y Miel, ya que le sonaba más naturalista, mientras que el resto pensaron en que se hospedarían mejor en El Buen Enano. Cuando llegó Ivelliön a la posada vio que en el cartel aparecían unas jarras derramando el líquido interior y la palabra Hiedra y Miel estaba tachada, debajo habían tallado toscamente Hidromiel. Sin duda algún error tipográfico en su creación. Ivelliön resopló y dio media vuelta refunfuñando para sí. A mitad de camino se encontró con Gûlag, que iba igualmente refunfuñando en enano en dirección contraria. Ambos intercambiaron miradas y siguieron su camino. Al llegar Ivelliön a la posada de El Buen Enano comprendió lo que había ocurrido. El cartel de El Buen Enano estaba finamente escrito y el dibujo de un enano, muerto en el suelo con un hacha clavada en el pecho decoraba el cartel. Enseguida comprendió el enfado de su compañero y se unió al resto dentro de la posada.

    Hablando con los parroquianos y posaderos de ambas posadas se enteraron que en la región siempre habían tenido abundante caza, sobre todo de jabalíes, pero de un tiempo a esta parte se había vuelto peligroso, los jabalíes vagaban en manadas muy numerosas y jabalíes gigantes iban con ellos, eran tan numerosos que no tenían miedo a los humanos y se enfrentaban a ellos, esto había causado ya varios disgustos y aldeanos habían sido atacados, incluso habían causado la muerte de un pobre chiquillo. Los habitantes habían creado partidas de caza, capitaneadas por Setyrel Akasha, una extranjera que llegó al pueblo hace unos años.

    En la posada de El Buen Enano, el posadero les explicó que el nombre de la posada venía de su abuelo, él era un semielfo, Ashendîl, hijo de Armenêl, hijo de Lemandûr. Lemandûr había sido un aiyuv, un monje que veneraba a una diosa elfa y cuyo monasterio estaba al norte, en un territorio que ahora nadie se acercaba. Poco sabía de aquello, pues su padre, Armenêl poco había hablado, pero eran guardianes de un templo ya caído en ruinas que se encontraba en las colinas al norte. También les puso al día de que recientemente, hacía unos días que había aparecido un semielfo desde el norte llamado Ezra, buscaba mano de obra como protectores, y Berzog, entre otros tipejos se habían ido con él al norte, no habían regresado.

    Por la mañana mientras desayunaban apareció Setyrel, una mujer de aspecto fiero, con tatuajes en brazos y el rostro, y que venía con las pieles que la protegían del frio sucias y con polvo del camino. Se enfrascó a comer unas gachas acompañada de cerveza cuando los compañeros se levantaron a hablar con ella.

    Durante la conversación Ivelliön y Tama Rïth apreciaron que los tatuajes podrían ser de la tribu de las amazonas, una tribu de guerreras que se dice vivía en la Selva Esmeralda, con cierto carácter druídico. Setyrel mostró cierto respeto ante Ivelliön al reconocer su símbolo druídico y la elfa se ofreció a ayudar con el problema de los jabalíes que vagaban por la zona.

    Mientras Ivelliön salía de la ciudad siguiendo el rastro de jabalíes, Drogos acompañado de Vall y Tama fueron a preguntar por la mujer de Gunther, Ashendîl, dijo que la mujer de Gunther había muerto hacía ya muchos años, solo quedaba su hijo, Zarek, que era ya un anciano. Allí se encaminaron los compañeros y le contaron lo que el fantasma de Gunther les había encomendado. El viejo Zarek tuvo así respuesta de qué había sido de su padre, que abandonó el pueblo en busca de riqueza y aventuras cuando él era muy pequeño. Drogos comprobó que alejado tras un árbol estaba la silueta de Gunther disipándose en el viento con una sonrisa en la cara.

    Ivelliön decidió que sería más fácil seguirles el rastro transformado en jabalí gigante y así fue como avanzó tras el rastro llegando a una planicie entre arboles donde pastaban una quincena de jabalíes, entre ellos había 3 jabalíes gigantes. Ivelliön tomó su forma humana para poder lanzar el conjuro que le permitiría hablar con ellos. Los jabalíes se mostraron cautos y defensivos, pero Ivelliön les ofreció su ayuda para que pudieran vivir en paz con los humanos. El más grande de todos ellos le contó que Gorthok el implacable les mandaba vagar y destruir la zona si no querían sufrir su castigo. Ivelliön pudo reconocer el nombre, Gorthok era un espíritu elemental asociado a la tormenta, el llamado Jabalí Trueno, un gran jabalí del tamaño de un elefante. Ivelliön prometió ayudar a los jabalíes y regresó al pueblo, informando a sus compañeros y a Setyrel. Ahora no disponían de tiempo, pero a su regreso de la Sima de Caêl les ayudarían.

    Así pues, los compañeros dejaron Villa Colmillo atrás y se dirigieron al norte.

    Por la tarde, cuando iban ascendiendo, la aguda vista de Ivelliön y Drogos les informó que entre la espesura de los árboles había movimiento. Todos se prepararon y se dirigieron cautamente, cuando todavía estaban a unos 100metros, de los árboles aparecieron unas figuras humanoides, con ropas verdes para pasar desapercibido que les apuntaron con arcos y les dieron el alto en élfico. Drogos, Ivelliön y Vall parlamentaron con ellos en su mismo idioma, indicando que no querían profanar la tumba de Ayuvel. Mientras, Tama Rïth intentaba calmar a Gûlag que les increpaba aferrando su hacha para que hablasen en idioma común.

    Al cabo de unos tensos minutos, los semielfos bajaron los arcos y les dejaron acercarse junto a unas piedras donde tranquilamente, y ya si, en común, se pusieron a hablar.

    El lider se presentó como Talîn, y ellos eran aiyuvs, discípulos de Ayuvel, una orden de semielfos que guardaban los restos ya del mausoleo de Ayuvel. El templo en sí se encontraba en lo más profundo de la Sima de Caêl, pero la orden ya no habitaba allí, guardaba y vigilaba los bosques y colinas cercanas como montaraces evitando que nadie perturbase la paz de la sima. Los compañeros preguntaron por Ezra, y ellos les hablaron de que era uno de ellos, pero parecía haber perdido la razón, creía que tenía conexión directa con Ayuvel y que ella le llamaba, últimamente hablaba de levantar a Ayuvel de nuevo y cosas así, y por lo parecía había desaparecido hacia al sur recientemente y había regresado con compañía humana. Lo último que sabían era que por el este una de sus patrullas se había encontrado a varios aiyuvs caídos. Los Aiyuvs habían mandado una patrulla a inspeccionar la Sima mientras que ellos vigilaban el perímetro por si encontraban a más gente, y por eso les dieron el alto. Los compañeros informaron a los aiyuvs de su cometido, la búsqueda de la lanza de Ayuvel, y evitar que el Rio de la Vida se corrompa, los semielfos les indicaron que deberían mostrar su honor antes de poder llevarse la lanza, pero que si su cometido era justo no dudarían en ayudarles.

    Así pues, acompañados de los aiyuvs, los compañeros se dirigieron hacia la Sima con las primeras estrellas apareciendo en el cielo.

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    Libro II. Cap.2 Vhergonöth

    domingo, 22 de marzo de 2020

    Durante el descanso no tuvieron ningún incidente, se oía algún ruido en niveles inferiores, pero nada en el piso inmediatamente inferior. Se vendaron las heridas y repasaron conjuros para poder continuar con su exploración de estas ruinas de Vanglamaâr.

    Descendieron con cuidado y alertas por las escaleras, llegando a la sala distribuidora de las cuatro puertas. Las lámparas que Ivelliön encendió horas atrás habían sido apagadas. Drogos inspeccionó una de las puertas y pudo comprobar que habían instalado en la puerta una trampa. Un filo alambre unía la puerta con el gatillo de una ballesta. Drogos sacó su ganzúa y pudo desactivarla fácilmente. Se dio una vuelta por las restantes puertas y todas habían sido preparadas con el mismo mecanismo, tosco pero efectivo. Drogos las desactivó por si más tarde tenían que moverse presurosamente, y ya todos juntos decidieron avanzar por el mismo pasillo por el que se adentraron antes.

    Poco antes de llegar a la bifurcación de la contienda anterior, Ivelliön notó un escalofrío en su espalda, recuerdos antiguos brotaron de nuevo a su mente de repente sin conocer el motivo, no lo comentó con sus compañeros y siguieron adelante, en la bifurcación se aprestaron a asegurar la zona. Drogos comprobó que más allá de donde le llegaba la vista, en la oscuridad, sin duda acechaba algo. Estaban pendientes de ese pasillo cuando casi fueron sorprendidos al ser abierta una puerta sigilosamente en la estancia contigua. Un enjambre de derros apareció en tropel disparando sus pequeñas ballestas mientras se acercaban profiriendo gritos en aquel idioma ininteligible. Parecían centrar el fuego en Tama Rïth. Al unísono, del pasillo que vigilaban, salieron en tropel otra multitud de derros igualmente armados con ballestas. Ivelliön oyó algo a su espalda, y conjurando unas arañas gigantes que treparon al techo las mandó a investigar su retaguardia, las arañas se toparon con una extraña figura humanoide, que trepaba clavando sus garras en el techo y su rostro estaba dominado por un gran y único ojo brillante.

    Los derros llegaron al combate cerrado, pero fueron rápidamente eliminados o puestos en retirada, no obstante, requirió de ciertos conjuros del grupo. Por su parte las arañas derrotaron al extraño ser y acabaron con su vida.

    Tras recomponerse, los compañeros avanzaron a la estancia de la que salieron los derros. Llegaron a una gran sala octogonal cuyo piso estaba tapado principalmente por una alfombra ya roída, pero sin duda en origen de buena calidad, una de las paredes estaba derruida y se había llenado del derrumbe, pero sobre esa roca se había horadado un túnel que se adentraba en la piedra, en casi todas las paredes había estanterías con libros, y libros caídos por el suelo, en una parte de la estancia el suelo se había desprendido y había un agujero. Drogos y Gûlag fueron directos al agujero, Tama Rïth fue a inspeccionar una estantería y Val e Ivelliön fueron a inspeccionar el túnel de la pared derruida. Al pasar por encima de la alfombra, unas runas ocultas por ella brillaron en un tono azulado y todos salvo Tama tuvieron que esforzarse por sostener su cordura, todos se sobrepusieron a la trampa mágica, salvo Gûlag, que sintió un ansia furiosa de sangre, y sin mediar ninguna palabra ni gesto lanzó dos golpes contra Drogos, a quien estaba acompañando. Solo su talento asombroso le permitió rodar y esquivar el golpe, Drogos combatía defensivamente intentando sacar a Gûlag de su furia asesina con sus palabras.

    Val al ver el estado berseker de su compañero rasgó el arpa entonando una melodía mágica que durante unos instantes embotó la mente del paladín, pero sacudiéndose la cabeza Gûlag se repuso del intento de encantamiento y lanzó nuevos golpes contra Drogos. Ivelliön vio las runas brillando todavía y grito –“Las runas Tama! Las runas!”. Tama Rïth se dedicó a estudiar las runas que seguían resplandeciendo y pudo entonar un contraconjuro que desactivó la trampa mágica. Gûlag se recobró y ayudó a levantarse a Drogos, que se encontraba rodilla al suelo tras una voltereta, aferrándole del antebrazo –“Miremos ese dichoso agujero”. Ambos se asomaron y varios virotes de ballesta estuvieron a punto de impactar. Drogos lanzó una flecha igualmente, pero vio que abajo había una posición defensiva y ese combate se podía eternizar, así que junto con Gûlag empujaron una estantería para tirarla por el agujero. Cuando estaban a punto de tirarlo el suelo bajo sus pies cedió, ambos consiguieron saltar a tiempo y evitaron caer junto con la pesada estantería al piso inferior, donde sin duda habrían caído ante tantos derros allí presentes.

    Tama remató sus pesquisas y echó a la mochila tres pesados libros que parecían costumbristas, sin duda no había libros mágicos en lo que quedaba en esta sala. Finalmente, el grupo decidió avanzar por el túnel horadado en la tierra, que tras unos metros dio a otro edificio, una gran estancia con columnas, pero estaba vacía, la habían despojado de todo, en la pared opuesta a la abertura se encontraban dos recias puertas cerradas.

    Gûlag ya cansado de deambular se fue directo a la puerta izquierda para abrirla, mientras Drogos se dirigía cautelosamente a la derecha inspeccionándola y descubriendo una trampa en ella. Antes de que pudiese avisar a Gûlag, éste ya había abierto la puerta, sin que detonase ninguna trampa. Ante el enano se encontraba un pasillo con varias puertas abiertas a los lados, casi al instante, de cada puerta surgieron esqueletos vestidos con túnicas roídas, éstos llevaban un blasón en que aparecían dos estrellas sobre un árbol.

    Los esqueletos se lanzaron sobre el grupo, pero había una figura más atrás que venía trepando por la pared, otro ser de un único ojo, éste, venía murmurando unas palabras en lo que parecía el mismo idioma que los derros. Tama Rïth realizó unos pases y lanzó un pellizco de unas cenizas pigmentadas al aire que prendieron en llamas y por efecto del conjuro ya podía entender lo que la criatura hablaba.

    Antes de que pudiese decir nada Val lanzó una flecha contra el ser de único ojo, hiriéndole en el hombro, el ser le miró con su ojo resplandeciendo de energía verde y Val notó como perdía buena parte de su fuerza vital. Gûlag sacó el símbolo de Berronar de debajo la armadura y lo enarboló frente a los esqueletos rogando a Berronar parte de su fuerza de voluntad, el símbolo brillo con una luz cristalina y los esqueletos se volvieron huyendo de ellos. El ser de único ojo estaba maldiciendo a los intrusos en un lenguaje muy básico, a los extraños que entraban en su hogar y le atacaban, pero las arañas convocadas por Ivelliön junto con Drogos y Val le derrotaron acabando con su vida. Ya ante el cadáver sin vida del ser pudieron comprobar que llevaba un colgante al cuello, en él se repetían las runas que llevaban los esqueletos en los grilletes, así como el blasón de las estrellas y el árbol.

    Gûlag comenzaba a andar por el pasillo que había abierto cuando Drogos le instó a inspeccionar el otro pasillo, Gûlag resopló, y cuando Drogos volvió tras desactivar la trampa, y comprobar que aquellas estancias eran solo para el personal de servicio y cocinas en tiempos inmemoriales, resopló de nuevo murmurando en Khûzdul.

    Tras varios pasillos más, comprobaron que llegaban a un puesto defensivo, en la oscuridad, más allá de la luz de las antorchas, Drogos había oído a varios individuos, derros, suponían.

    Tras prepararse, el grupo se lanzó a la carga, Gûlag y Drogos delante con sus escudos y Val junto a ellos, más en la retaguardia iban Ivelliön y Tama Rïth. Una ineficaz lluvia de virotes cayó sobre ellos, causando pocos y leves impactos, los defensores derros gritando –“Por Vhergonöth!! No pasareis a las estancias de Vhergonöth!”-. Una segunda andanada se precipitó sobre ellos sin mucha puntería cuando la luz de las antorchas reveló su posición, vieron que habían puesto unos parapetos defensivos y cerraban el paso casi una veintena de derros preparados, entonces Tama Rïth realizó unos pases mágicos y junto sus manos al tiempo que entonaba unas palabras arcanas, de sus manos salió un proyectil de fuego que voló por encima de sus compañeros, del puesto defensivo, de la mayoría de los derros y en su retaguardia impactó en el suelo estallando en una gran bola de fuego. Cuando cesó el resplandor del estallido todos los derros yacían en el suelo, sus harapos ennegrecidos o ardiendo y el parapeto destruido hecho añicos.

    Gûlag se volvió hacia el mago malhumorado porque no había podido ni descargar un solo golpe. Tras la puerta les esperaba la estancia del tal Vhergonöth, fuese Vhergonöth quien fuese.

    Lo que había tras la puerta era un gran edificio, con el suelo inexistente en ciertas zonas y sin paredes, el techo también se observaba que faltaban zonas enteras, para llegar a otras zonas del edificio había que salvar las distancias entre los pasillos flotantes. Con cautela avanzaron por la estancia, vacía, pero Drogos pudo observar un leve rastro grabado en el suelo y les dio señal de alto, Tama Rïth observó donde señalaba y comprobó que era un glifo custodio.

    Estudió las runas inscritas y pudo constatar que era un ritual arcano antiguo y bastante poderoso, pero esforzándose pudo desmarañar las energías que custodiaban y disipar el glifo, justo en ese momento, desde el piso superior, por una de las aberturas, descendió levitando el que sin duda era Vhergonöth. Un ser esférico de metro y medio descendía lentamente, tenía un gran ojo de color morado que dominaba todo su cuerpo salvo unas grandes fauces, de su parte superior salían varios tentáculos que acababan en pequeños ojos de colores, en su parte inferior también tenía varios pseudópodos, pero estos no tenían ojos en sus extremos.

    Todos los compañeros habían oído acerca de estos temidos seres, Contempladores, por lo que veían éste era un espécimen más pequeño de lo que se contaba, o alguna subespecie. Pero sin duda sería un adversario temible. Vhergonöth descendía riéndose y hablando en la misma lengua abyecta que solo Tama Rïth entendía por efecto de su conjuro –“bien, bien, bien, los intrusos llegan hasta mí, así podré yo mismo arrancar vuestra magia de vuestros cuerpos muertos. Cuanto tiempo sin probar magia viva!”-.

    Antes de poder reaccionar, los compañeros sintieron como sus músculos se agarrotaban débilmente ante la mirada que aquel maligno y poderoso ojo morado, por suerte se sobrepusieron a su influjo y pudieron actuar. Ivelliön rogo a la naturaleza, a las estrellas y la luna que arrojasen su luz a este oscuro lugar, convocando un haz de luz de luna que quemaba a Vhergonöth, Drogos se movió ágilmente buscando la retaguardia y clavó su espada en la dura piel de Vhergonöth. Tama Rïth había gastado ya muchos de sus conjuros y tuvo que recurrir a conjuros de fuego de menor poder. Vhergonöth por su parte lanzó un rayo de fuego desde uno de sus ojos que quemó a Val, situado en la retaguardia, otro de los ojos lanzó un rayo de fuerza que empujo a Tama Rïth hacia atrás pero por suerte consiguió aferrar el bastón en el suelo y evitó caer desde la pasarela hasta el piso inferior, otro rayo impactó a Drogos que notó como parte de su energía salía de su cuerpo, Gûlag se lanzó al combate contra Vhergonöth e implorando a Berronar descargó un tremendo hachazo con Aûsvitch, que imbuida en el aura de Berronar, al impactar contra la criatura maligna estalló en fulgor y se oyó por toda la estancia un tañido que bien podría haber sido el martillar del Padre de Todos los Enanos en la gran Forja de Khuldar-Mûl.

    Vergonöth lanzó un grito de dolor, pero con sus enormes fauces atravesó incluso la coraza del enano hundiendo sus colmillos en su carne. –“Absorberé vuestra magia! Soy inmortal!”- Ivelliön consiguió mover el rayo de luna para que volviese a bañar y quemar a Vhergonöth, pero en ese mismo instante su mirada se vio atrapada en su gran ojo central y quedó inmovilizada. Drogos seguía acuchillando a Vhergonöth y por suerte esquivó uno de los rayos que salieron de uno de sus ojos que apenas prendió un poco su capa en fuego, otro rayo impactó sobre Val, y una somnolencia se apoderó de su cuerpo durante unos instantes, pero su resistencia élfica se impuso ante el sueño mágico y pudo descargar desde su arpa un estallido sonoro que impactó sobre Vhergonöth.

    En ese mismo momento varios derros aparecieron de otras partes del edificio en auxilio a los gritos de su señor, disparando con sus ballestas sobre los compañeros. Tama Rïth conjuro proyectiles mágicos que volaron raudos contra los pequeños derros antes de que descargasen una lluvia mortal. Vhergonöth volvió a lanzar una dentellada contra Gûlag, pero esta vez se encontró con el acero del escudo enano, Gûlag imploró una vez más a Berronar y descargo a Aûsvitch contra él, un nuevo estallido de luz deslumbró a todos y un nuevo tañido retumbó en las paredes. Vhergonöth había perdido dos tentáculos y mostraba un profundo corte en un lateral. Inició la retirada levitando hacia el piso inferior.

    Ivelliön salió de su parálisis y saltó hasta otra plataforma junto con Val, ambos dispararon sus arcos impactando en Vhergonöth en su huida, acabando con sus exiguas fuerzas. Los derros huyeron al ver caer a su señor y dejaron a los Compañeros resoplando y exhaustos tras el combate, pero con una sonrisa tras haber derrotado a este temible ser.

    Se tomaron unos instantes para recomponerse, pero no podían permitirse mucho tiempo, pues una vez se pasase la conmoción entre los derros por haber perdido a su líder, estos pasillos volverían a estar llenos. Se limitaron a inspeccionar una sala contigua, que se alcanzaba solo saltando un abismo. Estaba llena de sacos de gemas y monedas, una verdadera fortuna, y entre el tesoro había tres objetos en una ubicación preferente.

    Había una gran loseta de piedra tallada con numerosos glifos y runas arcanas, emitía una gran mágica de abjuración, pero era un objeto muy pesado. En el interior de un cofre de dos palmos de longitud encontraron un Orbe de Obsidiana que refulgía con un brillo marrón, emanaba una gran aura de evocación. Por último, una pequeña gema de lapislázuli.

    Cargaron sus mochilas y se dispusieron a regresar al exterior, por suerte su camino había sido bastante recto y se acordaban perfectamente del recorrido, regresaron sin altercados y ascendieron al exterior, donde las estrellas brillaban ya en el cielo tras las nubes.

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    Libro II. Cap.1. La Búsqueda Comienza

    domingo, 22 de marzo de 2020

    Los compañeros se despertaron con las primeras horas del día 29 de Brumario tras la accidentada noche anterior. Querían partir rápido, comenzar su búsqueda rápidamente y alejarse de Castordia una temporada tras el encontronazo de Drogos en el callejón del Gato.

    Drogos había sido asaltado la noche anterior por tres encapuchados, al parecer eran miembros de las Sombras Alargadas y a punto estuvieron de acabar con él, un asesino con veneno, un mago y otro que llevaba una red, se habían esforzado en intentar capturarle, le acusaban de haber acabado asesinado a uno de los suyos y querían hacérselo pagar. Drogos había conseguido acabar con uno de ellos, pero entonces el veneno le dejó al borde de la muerte e intentó huir, aunque fue abatido por otro disparo de ballesta. Cuando estaba tendido en el suelo, comenzando a desangrarse, vio algo muy extraño. Una figura fantasmal se apareció y acabó con uno de los forajidos poniendo en huida al otro. “No podéis acabar con él todavía” le pareció oír que decía el fantasma y luego vio la figura del fantasma de Gunther, aquel pobre aventurero que le pidió ayuda, “cumple con tu palabra Drogos, o el siguiente serás tú”, fue lo último que pudo oír Drogos antes de desmayarse. Por suerte fue visto por una patrulla de guardias y le llevaron a la posada del Escudo Quebrado.

    Allí fue atendido por Gûlag. Tras ponerlos al día decidieron descansar y partir rápido. Tenían una misión, conseguir la lanza de Ayüvel e intentar encontrar la forja de Tekkûn. Si ahora se entretenían buscando a las Sombras Alargadas podría llevarles tiempo, y los que estaban localizados eran ellos, pues los embozados sabían de Drogos Tallstag de la Compañía Dorada, todos estaban marcados.

    El trayecto por el camino real del Este fue tranquilo hasta Villalobuna, llegaron justo a la hora del almuerzo y buscaron la Taberna para descansar. Lo único destacable del pueblo era que una mansión presidía el pueblo desde una colina y que había varias casas deshabitadas. En la posada intentaron sonsacar a la tabernera, Tama Rïth utilizó por primera vez el Talismán de Pensamientos que habían comprado en la subasta de Artefactos Arcanos de Aborgâl el Anciano. No querían hablar demasiado de la familia que gobernaba la región, los Darren. Parecía que se había ido adueñando de las tierras de los vecinos, pagando por ellas, eran un poco hoscos y fieros en las finanzas, el hijo mayor, Moredei, si era un muchacho presumido y vanidoso con demasiado ego.

    Un guardia de la ciudad apareció en la taberna para controlarlos y dejó clara la idea de que no había mucho que hacer en el pueblo y que mejor que se fuesen pronto. Sus pensamientos traslucían que no quería tener que llevarles hasta Lorcobei Darren, pues sin duda sabía que los Darren no querían aventureros forasteros en el pueblo y si se empeñaban en estar, al final tendrían que luchar contra ellos y si fracasaban Lorcobei les quitaría parte de su salario. Qué era lo que ocultaban los Darren no lo sonsacaron, pero tenían sus cabezas y corazones pendientes de su objetivo, así que no se entretuvieron más en el pueblo y partieron tras oír algunos rumores de la zona que les advirtieron sobre orcos y la banda de forajidos de Algred Plumalcón al norte junto a las montañas.

    La noche no fue todo lo reconfortante que se deseaba pues la región a la que se acercaban era bastante pelada y sin abrigo de los vientos fríos que comenzaban a soplar, el invierno se acercaba.

    Por la mañana se adentraron en una región inhóspita, retazos de magia antigua reverberaban en toda la tierra, un paraje pelado y cuasi desértico, desde una loma Val vio algo que brillaba a lo lejos, el grupo decidió acercarse hasta que se hizo evidente que era el minarete de una torre que asomaba, enterrada en el suelo. Al llegar al minarete Ivelliön usó los guantes mágicos comprados a Arbogâl, los guantes le señalaron que enterrada habría una entrada. Se dispusieron a excavar y según desenterraban se podía observar que el bronce desgastado estaba construidor por grandes constructores, aunque habría sufrido mucho desgaste de tiempo y erosión, era resistente, tendría varios milenios de edad y rivalizaba con las grandes estancias de Zirak Zîgil en su calidad.

    Al cabo de una hora consiguieron desenterrar unas grandes puertas. Drogos inspeccionó la puerta y seguros de que no existían trampas ni medidas de seguridad entre varios consiguieron abrirlas con un sonoro chirrido que retumbó en el interior del edificio que se encontraba enterrado. Ante ellos les deslumbró el reflejo del sol en una enorme lente de cristal, un telescopio enorme dominaba la estancia que se veía en las penumbras que se filtraban. Aseguraron una cuerda y a los caballos y descendieron al interior. La estancia olía a cerrado, y se levantó un polvo acumulado durante siglos, no había huellas. La estancia era una semicircunferencia dominada por el gran telescopio situada en una plataforma alta. Había restos de utensilios de metal y parte de los muros estaban derruidos y se veía la tierra compactada sobre la que se encontraba enterrada la torre. Un gran portón cerrado y bellamente grabado clausuraba la habitación. Nuevamente Drogos dio señales al resto del grupo que se encontraba libre de trampas y Gûlag empujó las pesadas puertas que igualmente resonaron, tras centurias de inactividad.

    La estancia contigua era un recibidor, unas escaleras descendían a un nivel inferior y dos grandes armaduras que llevaban un blasón de una torre amarilla sobre fondo rojo dominaban los flancos. Nada mas poner un pie fuera de la estancia del telescopio las armaduras se activaron, enarbolaron las espadas sobre las que reposaban sus manos y avanzaron hacia el grupo. Tama Rïth estudió el patrón mágico que hacia moverlas y vio que eran pura magía encapsulada en la armadura. Drogos descargó un proyectil de su ballesta sobre la armadura que se encontraba más cercana, y de haber habido un rostro debajo del yelmo habría caído al instante, sin embargo, la estatua siguió avanzando y llegó hasta donde estaba Drogos lanzándole varios mandoblazos, que esquivó, solo uno le rozó en parte. Gûlag con su hacha acabó con ella, destrozando la armadura y disipando la magia que estaba contenida en ella. Ivelliön ante la información que había comentado Tama se concentró en la tierra que rodeaba al edificio y rogo a la naturaleza que absorbiese la misma magia que animaba la armadura, la naturaleza le respondió y las distintas partes de la armadura cayeron al suelo resonando huecas.

    El grupo se dispuso a descender las escaleras con Drogos a la cabeza, buscando trampas. El siguiente nivel seguía siendo parte de la torre circular, se abrían dos estancias, una de ellas el muro había cedido al peso de la tierra y parte de la pared era inexistente, la otra había una puerta cerrada que los separaba. Tama Rïth mandó a su búho adelantado para mirar en la estancia y descubrió que había cuatro esqueletos con túnicas que se acercaban a su posición.

    El grupo se deshizo rápido de ellos, gracias a un hechizo de Val, al rasgar su arpa un estallido de sonido pulverizó los huesos dejando en el suelo las túnicas pesadas, bastas, roídas y sucias en el suelo, con la librea del torreón dorado sobre fondo rojo. Cayeron al suelo también grilletes que llevaban los esqueletos en las muñecas, con imbricados glifos arcanos que Tama Rïth no supo descifrar. Val cogió uno de ellos.

    El grupo se separó para investigar ambas estancias, Ivelliön con Drogos y Tama inspeccionaron la habitación de donde habían salido los esqueletos, mientras Gûlag, abrió la otra puerta y Val vigilaba las escaleras que seguían descendiendo en la enterrada torre.

    La habitación de los esqueletos era un gran dormitorio con una gran cama con dosel, ya roída por el paso del tiempo, pero sin duda ostentosa, un gran armario también recargado se encontraba a un lado, seguro de que no había trampas Drogos lo abrió, entre ropa claramente inservible encontró joyas de gran calidad, que por el paso del tiempo estaban aviejadas, pero que con algo de trabajo de algún orfebre podrían sacar todo el lustro por un buen importe. Una ventana se abría a la oscuridad, no estaba cegada por la tierra. Ivelliön se asomó y gracias a sus ojos de elfa pudo comprobar que había una gran caverna en la que se vislumbraban restos de edificios enterrados como esta torre observatorio. La otra habitación era un almacén, había cajas, herramientas, viales, todo realmente inservible. Gûlag inspeccionó con tiento todo y solo encontró en una estantería un vial que aun contenía un líquido espeso negro.

    De repente, Val, que se había distraído de su vigilancia ante el hallazgo avisado por Gûlag giro la cabeza justo a tiempo de que se le echasen encima otros cuatro esqueletos de túnicas roídas que ascendían por la escalera. Val volvió a rasgar su arpa mientras retrocedía, convocando un estallido que pulverizó a varios de los esqueletos. Gûlag llegó a tiempo a su altura y destrozó al esqueleto que quedaba en pie. Estos esqueletos también llevaban grilletes con el mismo tipo de glifos y librea en las túnicas.

    Los compañeros descendieron un nuevo nivel por las escaleras, llegando a una estancia cuadrada, un distribuidor, en cada pared había una puerta decorada con grabados, una de ellas estaba derruida y caída. En las esquinas había grandes y retorcidos candelabros de plata. Ivelliön musitó una plegaria druídica y las velas se encendieron iluminando la estancia. Sin duda había sido una gran casa, ostentosa, pero el peso de los siglos había caído sobre ella.

    Se dividieron para inspeccionar las puertas. Conducían a pasillos, oscuros sin ninguna fuente de luz, había polvo y cascotes en todos ellos, pero sin duda el edificio aguantaba en su mayor parte. En una de las puertas escucharon ruido detrás de ella y procedieron a emboscarlos, Drogos apareció por otro pasillo al mismo tiempo que Val abría la puerta. Esperaban encontrarse con nuevos esqueletos, pero lo que encontraron fue un grupo de cinco humanoides pequeños, de piel grisácea, se acercaban hacía la puerta portando unas pequeñas lanzas acabadas en un garfio.

    Gûlag las reconoció de los relatos antiguos, Derros, una subespecie que se decía de origen enano, malvados, que habían sido malditos por los primeros Padres de Piedra y abandonados en la infraoscuridad. Al ver a lo que se enfrentaban musitaron unas palabras en un idioma que ninguno entendió, cuatro de ellos se abalanzaron hacia Val mientras que un quinto salió huyendo por un pasillo adentrándose en la oscuridad. Drogos salió de las sombras donde se encontraba y degolló a uno de los seres, Ivelliön disparó con su arco y Tama lanzó un proyectil de fuego, derribando a dos de ellos, el otro se revolvió y atacando a Drogos por la espalda le agarró con el garfio de la punta derribándole al suelo. Por suerte antes de que pudiesen acometerle en el suelo el resto de compañeros acabaron con ellos. Uno de los derros había conseguido huir, posiblemente a alertar a más como ellos.

    Tras debatir el camino a seguir, decidieron ir por el mismo pasillo que había huido el pequeño humanoide. Sin duda se encontrarían con más como ellos, pero al menos sabían qué tipo de criatura sería. El pasillo era como todas las demás estancias, denostaba un pasado esplendoroso, pero avejentada por el paso del tiempo. Se abrían estancias a uno u otro lado intermitentemente, pero sin nada de valor, parecía haberse saqueado todo lo reseñable.

    Al poco tiempo se oyó al frente un ruido de pasos, en la negrura donde no llegaba el resplandor de las antorchas. El grupo se preparó para el combate, no estaban mostrando excesivo cuidado al acercarse. Drogos se ocultó en una esquina y Gûlag se dispuso a ser el yunque que frenase el avance, en retaguardia Val escuchó ruido también por una de las estancias que habían dejado atrás así que junto con Ivelliön se dispusieron a proteger la retaguardia, en el centro Tama.

    De la negrura aparecieron una decena de humanoides grisáceos, sucios, que portaban esas lanzas-garfios. Cuando pasaron por la posición de Drogos, acuchilló a uno de ellos clavándole Alferión hasta la empuñadura, la marea de derros llegaron hasta él y a Gûlag, aunque no eran luchadores avezados. En retaguardia aparecieron de un túnel tres de ellos, que se abalanzaron hasta Val, quien rasgando su arpa convocó una ola tronadora que los derribó y empotró contra la pared. Val retrocedió para dejar paso a Ivelliön que se había transformado en osa, pero en ese preciso momento un nuevo derro, que llevaba un bastón y cachivaches colgados del cuello apareció de la nada, convocando un relámpago que impactó en Tama, Gûlag y alguno de los propios derros.

    Los pequeños cayeron calcinados por el relámpago, Gûlag y Tama sufrieron un gran impacto, pero aguantaron de pie. Ivelliön en forma de oso descargó sus golpes contra el sacerdote derro y le dejó herido, el cual inmediatamente viendo que se encontraban en inferioridad salió huyendo por el mismo agujero en la pared del que habían salido murmurando algunas palabras en ese idioma ininteligible, solo se pudo entender una palabra, parecía un nombre, Vhergonöth . El resto de derros no tardaron en caer derrotados.

    El grupo estaba herido y había perdido recursos, decidieron que si querían seguir inspeccionando estas ruinas debían realizar un pequeño descanso al menos. Se retiraron al dormitorio de la torre y pusieron algunas defensas por si les atacaban. Con algo más de tiempo pudieron observar desde las ventanas de otros niveles.

    Estaban en una ciudad, enterrada por las fuerzas mágicas desatadas siglos atrás, algunos edificios quedaban todavía en pie entre las paredes de tierra. Una pequeña ciudad enterrada. En uno de los muebles del dormitorio vieron una inscripción: Señor Marivaldi de la ciudad de Vanglamaâr.

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    Epilogos Libro I

    miércoles, 8 de enero de 2020

    Epilogo I. Los hermanos.

    Una esbelta figura de mujer desnuda se encuentra entre las sabanas de una grande y cómoda cama con dosel y apliques de oro, cierra los ojos y traza unos gestos, cuando abre sus parpados sus ojos se tornan blancos y ante ella aparece la visión de un joven, su corta melena negra le cae sobre los hombros por encima de la elegante túnica morada que porta, está contemplando con una aviesa mirada como dos niños de su mismo pelo negro se pelean entre ellos , al fondo a la distancia se observa una torre blanca. De repente la expresión traviesa del hombre cambia y parece que se ha dado cuenta de que está siendo observado. -" Hermana, hacía tiempo que no hablábamos, ¿conseguiste aquello que buscabas?" -"Si"- dijo la mujer retirándose con una mano un mechón negro como la noche de la frente y depositando la misma mano en un libro arcano forrado de piel negra con una gran M dorada en el centro -"y tú?" - "Si, la palabra de Padre se extiende…”

    Epílogo II. El nigromante.

    -En lo más profundo del bosque, los árboles muertos entrelazan sus ramas creando una red que apenas deja pasar la luz del sol donde antes había una belleza y claridad sin igual, las hiedras espinadas se retuercen entre los árboles, y un gran circulo de cenizas rodea la estatua de una joven elfa que porta una lanza, la estatua ha dejado de tener el color blanco brillante que tuvo y se encuentra recubierta de una capa negra viscosa. Allí donde la estatua se asienta en el suelo una pulsión de energía penetra en el interior, marchitando todo a su alrededor. A pocos metros una silueta con amplios ropajes, gastados por el paso del tiempo extiende sus manos. El rostro elfico dentro de la capucha, de aspecto cadavérico se tensa mientras doblega su poder. Enfrente, un centauro sufre la presa de la energía que sale de las manos del mago, pierde toda vida y se vuelve ceniciento, con sus cuencas vacías y al servicio del nigromante élfico. -"Oponerse a la no-vida es fútil".

    Epílogo III. La intriga.

    -"Es la segunda hoja que cae del gran Valar, mi señor". La expresión del señor elfo con ricos y grises ropajes se torna triste y consternada ante la información que le transmite una de los Aedâr Lëriessae, los druidas antiguos. –“Debemos hacer algo.” - “Recordad las noticias de Aerín, mi señor.” Dijo un explorador que también había en la estancia. El señor elfo parecía musitar para sí unas palabras. Entonces una delicada mano se posó en su hombro. –“Estoy aquí contigo” le susurró al oído la bella elfa de larga melena dorada. El señor elfo se giró –“Nuestro gran héroe Aldaûir ya está buscando respuestas para el daño que sufre Vâlar, y no es momento de mandar soldados fuera de nuestro bosque, debemos esperar, fortificaremos las lindes”. Más tarde, tres elfos se reunían en una terraza de un Ghalâd, las pasarelas arbóreas del bosque. Desde la terraza se podía observar por encima de todas las demás copas de los árboles, las hojas rojas de Vâlar, que refulgían con tonos dorados al atardecer. - “Mis hombres y yo partiremos a Aerín”. Era el explorador que había hablado al señor elfo. - “Arvedîl, id con cuidado, haréis enfadar a la Reina”. - “No os ofusquéis con vengar la afrenta a nuestros congéneres, la tarea de Aldaûir puede peligrar y necesitar ayuda” - “Si Saêlwe, lo tendremos en cuenta”.

    Epílogo IV. El guerrero.

    La cueva se encontraba iluminada por antorchas dispersas, dejando la estancia en una tenue luz rojiza. Resonaban ecos de gruñidos y risas que provenían de otras estancias. En un trono tallado en piedra toscamente se encontraba sentado un caballero de armadura negra, tenía apoyada a la izquierda una negra espada, cuya guarda tenía numerosos cuernos tallados con filigranas e inscripciones. El casco, también astado, reposaba en el suelo dejando visible el rostro curtido del guerrero, que miraba a sus manos. Aferraba con tensión una cinta de tela blanca en su puño. –“No la protegieron”. Resonó una voz en su cabeza. –“la mataron, y deben pagar por ello, solo yo te puedo dar el poder para vengarte. Es el momento del siguiente paso”. El guerrero recogió la cinta y la guardó dentro de la armadura. Se puso el casco y se adentró en una de las estancias de donde provenían los gruñidos. –“Morkhauzz! –Resonó su poderosa voz a través del casco astado. - “Prepara tus pezuñas rojas!”

    Epílogo V. El aspirante.

    El líder orco de los ColmillosRojos cayó al suelo atravesado por la lanza del poderoso, y acorazado, orco albino. En su rostro se reflejaba la herida que acababa de hacerle el orco abatido, su ojo izquierdo sangraba profusamente. – “Grummmsh me ha elegido! ¡Mirad su marca!”. Mientras que mostraba su cara a todos los orcos de ambos clanes allí presentes en el claro. Estaban cansados tras la huida de Castordia, ya se encontraban cerca de las ruinas que habían sido su hogar durante años, y los restos de los clanes se estaban peleando por su liderazgo. La disputa parecía haber quedado pospuesta ante la caída del líder de los ColmillosRojos y la marca de Grummsh parecía que conseguía adeptos. –“Los pieles rosados tendrán que preocuparse de la Tribu de los Cráneos Rotos y su Trono de Orzhog cuando lo encuentren, nos dará tiempo a reagruparnos, y fortalecernos.” –“¿Cómo vamos a ser más fuertes que con Yagra Degollaelfos!?” gritó alguien entre la multitud. –“Porque esta vez…abriremos las puertas selladas profundas…enviaremos mensajeros… y nos aliaremos con los elfos negros”.

    Epílogo VI. El ritual.

    • “Rápido! Llevadle antes de que el amo se enfade! “. Unos orcos llevaban un pesado fardo adentrándose en las profundidades de la tierra. –“Y no tardéis en volver, para ir a buscar a más. O se comerá vuestros cerebros en vez del de ese! Ja Ja ja”. Los orcos que se quedaban en la cueva empezaron a repartirse el saqueo, una nueva carreta no llegaría a destino. Con el comienzo de las lluvias cada vez habría menos viajeros y tendrían que alejarse más para conseguir sacrificios para el amo, pero hoy podían brindar con vino de las tierras de Valish.

    -FIN DE TEMPORADA UNO -

    La Compañía Dorada

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    Interludio- Downtown Activities-

    miércoles, 8 de enero de 2020

    En la posada del Escudo Quebrado, durante la semana siguiente a la batalla, todo eran festejos y brindis, muchos de ellos en honor a los aventureros que habían conseguido desbaratar el ataque y defender las murallas y sus gentes.

    Pero algunos parroquianos venían de lejos, o traían historias de lejos. Los que venían del Este traían, sobre todo, dos tipos de historias.

    Un caballero de espada negra con empuñadura de cuernos, y cuyo filo era negro como la noche más oscura, había atacado, y asolado, varios pueblos del Basto Angreth. Aerín en el norte había podido defenderse con mayor soltura, pero Boruên, al pie del bosque de Rödina también fue atacado y el pueblo fue casi tirado abajo, por suerte sus gentes se refugiaron en el bosque, un bosque extraño que les protegió del ataque, por allí hay muchos druidas, dicen. El pueblo que sufrió lo peor fue Lhandor, el mismo bosque de Rödina protegió al ejército de nomuertos que acompañaban a Lokaûg cuando salieron del bosque y atacaron el pueblo sin verlos venir, el pueblo entero fue pasado a cuchillo, “solo quedó el primo de mi cuñado, que es quien me ha contado la historia”. La otra historia no es más halagüeña, el valle cercano a Kitary y toda la región entre el Lago Espejo y el Gran Camino del Este, sufre numerosos ataques y pillaje. Unos dicen que es un gran lobo rojo el que los ataca, otros dicen que son hienas y gnolls.

    Ivelliön—4---nada Los informes que los animales le trajeron a Ivelliôn no eran todo lo precisos que hubiese deseado, pero a su manera, los pájaros y roedores habían hecho lo que se le había pedido. Habían visto a “dos patas” que se juntaban de noche, lejos de los sitios donde se juntan los “dos patas”, y llevaban todos pieles de colores parecidas. -Hay un grupo que se reúne al exterior en la zona donde entierran a los “dos patas” muertos.

    -Otro grupo que llevan una bufanda amarilla se reúnen en una casa grande con patio. -Unos salen y entran por las alcantarillas. -Otros guardan un callejón

    Aprovechó los paseos entre los jardines y templos para encontrar a más druidas que practicasen la fe antigua y estuviesen dispuestos a enseñar, pretendía hacer resurgir la fé druídica en Kalêl, y como ella iba a estar en sus aventuras, necesitaba alguien que completase el trabajo de la vieja Alethra, pues la anciana no podía enseñar los verdaderos misterios de la vieja fe. Fueron pocos los que druidas que encontró, y menos fueron los interesados en su mensaje. Finalmente hubo uno, Dedrîc, un hombre de mediana edad y pelo enmarañado, que pertenecía al Círculo de la Tierra. El hombre accedió a compartir viaje hasta Kalêl y ser allí el responsable de enseñar a la aldea los preceptos de la Vieja Fe, asi que partirían a la noche.

    Al regresar, se encontró en un jardín con Tariaêl, el elfo explorador de la Compañía de la Tormenta, que también se encontraba encerrado en la ciudad y pensaba acudir en viaje relámpago a las ruinas de Gilthöniel, y le propuso unir sus caminos hasta Kalêl. Así pues, a media noche los dos elfos abandonaron la ciudad a la luz de las estrellas y se dirigieron al bosque junto con el druida humano. Los tres se movían en el bosque con rapidez, el bosque tras todo el ajetreo de los últimos días parecía que retornaba a su ser, no había rastros de actividad orca, algunas huellas dispersas de orcos huidos y perdidos, pero ningún rastro de actividad organizada. El trayecto fue tranquilo, la mayor parte compartían el silencio, solo roto de vez en cuando por el humano. Dedrîc, había iniciado el camino bastante hablador, pero ante el frio silencio y hoscas respuestas de sus interlocutores élficos había decidido que mejor sería permanecer callado. Tariaêl era un elfo reservado y parco en palabras, como Ivelliön.

    Visitaron las ruinas de Annonhën, fuera de todo rastro reciente de orcos. Quedaba algún basilisco disperso por la zona, pero siendo los tres avezados moviéndose por el bosque pudieron darlos de lado. La torre se encontraba por fin en paz, y parecía recuperar parte de su aura solemne. El espíritu de Ariestôr y su guardia descansaba en paz tras siglos gracias a la Compañía de la Tormenta, e Ivelliön, pese a no haber sido responsable directo de ello encontraba aquello reconfortante.

    Cerca de las ruinas de Gilthöniel, Tariaêl se adentró en la espesura para investigar. No le fue difícil pasar desapercibido, pero esta zona seguía siendo peligrosa. Llego casi hasta las mismas puertas de las ruinas, pero no se podía avanzar más. Allí seguía residiendo una horda orca, malherida, diezmada, pero horda. Habían tenido sus trifulcas internas, luchas para ver quién era el nuevo jefe, y parecía que un nuevo líder orco “elegido de Grummsh” gobernaba la horda, un tal Barlôg, y algo tramaba en los niveles inferiores de Gilthöniel.

    Finalmente llegaron a Kalêl, donde Ivelliön fue recibida como una heroína y con mucho aprecio, cosa que no le agradaba demasiado. Ivelliön habló con Alethra para restablecer y enseñar la Vieja Fe y sentaron las bases en que establecer el culto, y venerar la Alianza con los Elementos reforjada. Al amanecer dejaron a Dedrîc en Kalêl y los dos elfos regresaron hacia Castordia.

    El viaje de vuelta fue tranquilo, los dos elfos compartieron más silencio que palabras, pero se encontraron cómodos juntos, una sensación que hacía tiempo no tenían más allá de con sus Compañeros.

    Tama Rïth---25—nada Lo primero que hizo Tama tras descansar de la batalla fue sacar buen papel y tinta y transcribir el pergamino de Bola de Fuego a su grimorio de hechizos, el pergamino se disolvió tras el ritual de transcripción y por fín se sintió liberado, se había visto acorralado muchas veces y tentado a usarlo pero había resistido, aún a costa de su salud en algunos casos. Le costó casi todo el día realizarlo, pero cuando acabó, se sintió orgulloso.

    Tama Rïth se enfrascó después en la biblioteca de PiedraGris, allí coincidió con Eythonos de la Compañía de la Tormenta con quien compartió las investigaciones, y se pusieron al día de sus pasados relacionados. Tama Rïth había sido acusado injustamente de un crimen que no había cometido en Tûla, le habían cargado el robo de un libro del colegio de Magia, el Tomo de Mordekai. Vhialgra, el maestro alquimista de Eythonos había sido el mago asignado para buscarle y esa fue la última vez que le vio Eythonos. Parecía por los rumores que habían oído, Vhialgra había descubierto algo acerca de quién había robado el libro, una mujer, y la última vez había sido visto en Yllio. Quedaron que cualquiera que tuviera información sobre ello debería mandar lo que supiese al otro, bien al Escudo Quebrado, o por cualquier otro medio.

    Tama Rïth usaba su metodología de estudio, laboriosa, disciplinada y fue separando libros y referencias para conseguir información sobre la Sima de Caêl y la fuente del Rejuvenecimiento de la Luz. Poco a poco fue desgranando los libros hasta dar con los tomos relevantes.

    Como ya sabían, la Fuente replicaba e imitaba al Rio de la Vida, un rio que atravesaba entre planos la Selva Esmeralda, procedente del Plano Espiritual que llegaba incluso al Abismo. Era en cierta manera el origen de la vida y el crecimiento, y su fluir afectaba a las energías mágicas, se decía que algunos de los conjuros de abjuración tiraban de hilos mágicos que conectaban con el propio río. La Fuente, por tanto, creada por los elfos y dracónidos en los Días de las Estrellas, replicaba los efectos del Río. La fuente al ser creada se advirtió que pese a sus beneficios tenía un peligroso potencial para el Mal, fue escondida en los Templos de la Sagrada Ciudad de Guerra y se levantaron varias medidas para proteger y detectar. El Gran Árbol Valar fue creado bañado en el mismo río y fue plantado en el Bosque Dorado, sus hojas rojas nunca caerían marchitas, solo si algo ocurría a la fuente. La semidiosa Ayüvel vigilaría y protegería la Fuente. Sin embargo, en la Guerra entre Luz y Oscuridad, Ayüvel pereció y la fuente quedó sin guardiana, ya olvidado todo registro sobre la fuente. La Fuente si se realizaban los rituales malignos adecuados podría ser pervertida, corrompida, y su influjo de replicar el Río de la Vida revertido, pasando a ser un reflejo del Río Stigyo, el río de la Muerte del Abismo y los Nueve Infiernos, creando un influjo a su alrededor que apagase la vida. En algunos relatos se decía que el cuerpo de Ayüvel fue enterrado en la Sima de Caêl, su cuerpo junto con su lanza, Portadora de Luz, que había sido forjada en las mismas forjas de Tekkûn, junto con la fuente. Tama Rïth encontró en un libro antiquísimo que la lanza tenía las instrucciones para reparar la fuente.

    Gûlag—15—nada Gûlag pasó la primera noche entre cervezas en el Escudo Quebrado, festejando la batalla y haber salvado Castordia. Se interesó mucho por los rumores que contaban los viajeros del Este sobre los asaltos a viajeros por gnolls, el lobo rojo, etc. Habían tenido en sus manos la opción de haberlo investigado, pero al final la Compañía Dorada se había envuelto en asuntos de una secta y un objeto que podría tener graves consecuencias para todo el reino.

    Al día siguiente se dirigió al Templo de Berronar, donde ofreció sus servicios mientras intentaba obtener información. Le llegó información acerca que el Clan BarbaDePiedra pretendía recuperar la mina de Masán. Parecía ser que un enano capturado, un tal Tekklîn había llevado la información a Zirak Zigîl y el Rey Belegar había ordenado que se recuperase.

    Tras sus esfuerzos en el templo durante toda la semana Gûlag rogó a Berronar que le informase sobre el gran héroe caído Griloch el Astuto, y su cautiverio. Esa noche sus sueños tuvieron visiones respondiendo a su oración.

    Elanna era una gran vampiresa que había puesto mucho tiempo atrás en jaque a Khälmar. Fue gracias a los Siete Héroes y el Broche de Elbereth que la derrotaron. Pero Griloch durante la guerra fue apresado, según la propia Elanna les dijo a los héroes cuando lucharon, había acabado con el enano. Pero era mentira, fue apresado con unos grilletes mágicos en una cueva de una montaña, la entrada sellada por una piedra que ningún mortal podría mover y su ubicación un misterio. Pero Elanna había engendrado vástagos antes de morir y todavía campaban sobre la tierra, el más joven y amado pro ella, Bargos, gobernaba desde las sombras de su castillo la región de RobleRojo.

    Val Vâris—19—nada Val tras la batalla deseaba descansar y cantar, compartir bebidas con los parroquianos y ensalzar las gestas de la Compañía Dorada. Y a ese dedicó todo su empeño día y noche durante toda la semana.

    Drogos—16—complicación Drogos tras el primer dia de descanso se embozó en su capucha y se dedicó recorrer todos los tugurios y malas calles donde conseguir información de los bajos fondos, una mentira por un lado, una ronda pagada por otro, le habían evitado durante la mayor parte de la semana entrar en ningún conflicto. El hilo de Dormen no llevaba a ninguna parte, lo que se comentaba en algunos círculos es que buscaba un objeto, algunos decían que era una persona, pero que tenía interés en encontrar algo, pero nadie había estado cerca de Dormen realmente así que, quién sabía qué era lo que buscaba. La secta de Belakor no eran conocidos por ese nombre, se los conocía como Sombras Alargadas, y ante su nombre, más de uno se retiró y no quiso decir hablar nada más con Drogos. Tras días, o mejor dicho noches, pudo contactar con alguien del gremio de ladrones que quisiese compartir información seria, Lester el Tallista, se encargaba de conseguir ciertas piezas especiales, de una manera imaginativa, algunas de estas piezas y materiales acababan en manos de artesanos de los barrios y era un experto artesano de la madera. Lester creía en el bien propio, pero creía en su comunidad. Por ello había llegado a contactar con Araphan de Miley, o mejor dicho, Araphan había contactado con él. Araphan era un ladrón de ladrones, robaba a los ricos para dárselo a los pobres y quería proteger a Nueva Khälmar de los malos hombres que anidan en él. Araphan alguna vez había hablado sobre las Sombras Alargadas, decía que tenían un protector muy elevado y contaban por tanto con recursos ilimitados. Estaban buscando reliquias y artefactos por todo el reino, y las traían a Castordia, a su Protector. Nunca le había dicho que tuviese relación con un demonio, Araphan sabía que había criaturas peligrosas detrás de cada esquina, pero sobre todo se preocupaba de los hombres que las ocultan con mentiras o que las crean con sus acciones. Estaba enfrascado en desenmascarar al hombre detrás de todo para que el peso del pueblo hiciese el resto. Hace unas semanas fue cuando le vio por última vez, venía siguiendo una nueva pista, que quizás estuviese relacionada. Tras ello fue cuando se promulgó el edicto de búsqueda y captura emitido por el gobernador Lerrand.

    Drogos volvia la noche siguiente de la posada del Escudo Quebrado cuando…

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    CAP. 15 LA BATALLA DE CASTORDIA -CROSOVER FINAL-

    viernes, 20 de diciembre de 2019

    El avance durante la noche había sido muy arduo para la compañía. Ivelliön había gastado todas sus fuerzas transformándose en un águila gigante para poder llevar sobre su lomo a Val y Tamâ, y Gûlag había invocado a Berronar que le otorgase una montura digna y un oso de blanco pelaje había aparecido ante ellos como montura, donde Drogos y él cabalgaron sin descanso hasta Castordia. Habían informado con la Piedra de las Estrellas a Castordia sobre su misión en las tierras de las hadas y su alianza con ellos, la Compañía de la Tormenta había acabado con las arañas que si iban a aliar con el ejército orco y estaban ya en ciudad.

    Los compañeros llegaron ya por la mañana, acudieron al Triunvirato y compartieron las notas defensivas para la batalla que se avecinaba frente a las murallas de la ciudad y se fueron a descansar unas horas antes de la batalla.

    Las tropas llevaban todo el día preparadas, apostadas aguardando la llegada del ejercito pielverde.

    Gracias a los consejos de Harald se habían abierto unas trincheras cercanas a la muralla por si había que hacer alguna incursión tras los muros y poder tener un puesto defensivo.

    Los exploradores que se habían apostado en las lindes del bosque llegaron a la ciudad a mediodía, parecía que el caos había marcado el avance del ejército orco en el último tramo del bosque, habían llegado a oír risas agudas lejanas, por lo que cuadraba con la información que el Pueblo Libre de las Hadas se había involucrado. Poco después se vio la Horda Orca de la Garra Amarilla emerger del bosque, sin duda era una gran fuerza muy numerosa, pero la actitud que se vislumbraba dejaba de ser el avance de un ejército imparable deseando venganza, no habían llegado a la batalla en el mejor estado de ánimo.

    Dispusieron las máquinas de asedio que llevaban en el perímetro, ante el escrutinio del Triunvirato y los mandos del ejército y la guardia de la ciudad, los Aventureros que habían participado en todas las incursiones en el bosque se encontraban presentes también. Castordia partía con los muros como principal defensa, y parecía que el ánimo también se encontraba de su parte. !

    Con las últimas horas del sol los orcos comenzaron el movimiento, un cuerno orco sonó y las máquinas de asedio se dispusieron para lanzar sus proyectiles. Ninguna consiguió trazar ni un solo disparo. Al ser activadas, las cuerdas se rompieron, los clavos se cayeron, y las maquinas quedaron como simples troncos de madera y hierro. Una última risa se oyó clara como una trompeta de plata desde el bosque. La última gracia de las Hadas.

    Entre las filas de los orcos se oyó un único grito de furia que, este sí, llevó el miedo a los corazones de los soldados de Castordia. Los orcos comenzaron a unirse a ese grito de guerra y los primeros atacantes salieron contra las murallas. Los defensores comenzaron a descargar lluvias de flechas y los asaltantes eran una marea contra los muros.

    Entonces Dormen apreció algo entre las filas que avanzaban -Esperad...(sus manos se tensaron aferrando la muralla)..no puede ser… rápido! Necesitamos ayuda!

    Los aventureros miraron a donde Dormen dirigía su mirada, entre la marea pielverde se acercaban unos fuegos verdosos y unas figuras de mayor tamaño, ogros.

    -Han sacado artefactos de las mazmorras de Gilthöniel, debéis evitar que lleguen a las murallas, llevan Fauces de Dragón!! Las compañías salieron deprisa a donde parecían que se acercaban estas llamadas fauces de dragón, dispersándose para cubrir todo lo posible de la muralla.

    En el fortín de la muralla varios de los soldados se unieron a ellos y accedieron a la Cámara de Aether, un mecanismo antiguo y arcano que permitía enviar una pequeña dotación al otro lado de las murallas. Entre los orcos que se acercaban vieron como destacaban cuatro grandes ogros, dos de los cuales parecían que llevaban unos arietes hechos con un gran tronco de árbol y en cuyo extremo había un cráneo de dragón. El otro llevaba un castillo de madera diminuto en el cual se agazapaban varios goblins, a uno de los lados avanzaba una calavera flotando, envuelta en un fantasmal fuego verde.

    Drogos y Gûlag fueron a defender el flanco izquierdo, parapetándose tras un muro junto con unos hombres de la guarnición de la ciudad, en el flanco derecho estaba Ivelliön junto con otros guardias y desde las murallas estaba Tama Rïth con su halcón sobrevolando la escena.

    Drogos agazapado desde las sombras disparó su arco y acabó con uno de los orcos que flanqueaban a los ogros y se volvió a esconder. Gûlag esperaba a que llegasen a su posición para poder descargar a Ausvitch contra el ogro que portaba uno de esos arietes.

    Mientras en el flanco derecho los orcos se lanzaron a la carga contra los defensores, y el ogro de ese flanco cargó contra el muro ignorando a los defensores, Ivelliön se transformó en osa para luchar contra los orcos que los rodeaban. Tama Rïth disparó rayos de fuego contra el ogro que llevaba el castillo de madera a sus hombros hiriéndole, pero continuó su avance, mientras los goblins descargaban sus flechas contra los defensores, Gûlag no sufrió ningún daño ya que había pedido protección a Berronar, cuya mano defensora le protegía, la estupenda coraza enana hizo el resto. Al llegar a su posición Gulag salió contra el ogro, un orco iba a sobrepasar el muro y atacarle por la retaguardia, pero entonces Drogos salió de su escondite y le rebanó el cuello, saltó por encima del murete con agilidad felina y se escabulló entre las sombras acercándose al ogro. El ogro enarboló su ariete, los ojos del cráneo de dragón brillaron con un fuego verdoso y de repente de sus fauces salió un cono de veneno contra los guardias que se apostaban junto a Gûlag, solo él siguió en pie, Gùlag aprovecho que había bajado los brazos y le descargó dos golpes con Ausvitch, Drogos aprovecho ese instante para aparecer de la nada y clavarle Alferion hasta la empuñadura en los riñones al ogro, que se retorció como pudo e impacto con el ariete contra él, pero pudo rodar por el suelo y evitar casi todo el daño.

    La calavera flamígera se acercaba levitando a las murallas, su curso era pasar por encima de ellas, Tama Rïth realizó varios gestos arcanos y de su palma salió un relámpago que impactó contra la calavera, sin embargo el rayo pareció que bordeó la calavera recorriendo el fuego exterior, entonces probó a convocar misiles mágicos de energía de fuerza que impactaron y alteraron el curso de vuelo de la calavera, Ivelliön regresó a su forma élfica para convocar un rayo de luz de luna que bañase a la calavera, y esta vez, la calavera estalló en mil pedazos cayendo al suelo. El otro ogro se destrabó de los soldados que le cerraban el paso y a la carrera golpeó contra el muro con el ariete de calavera draconiana, el muro se resquebrajó y tembló, no aguantaría otro golpe. Gûlag y Drogos acabaron con el otro ogro al tiempo que el ogro del castillo llegaba al combate enarbolando una poderosa maza mientras los goblins desde el castillo les atacaban con lanzas. Ivelliön convocó desde el plano feérico a varios búhos gigantes y un águila gigante que se lanzaron al ataque contra el ogro para impedir que golpease con su ariete una segunda vez, sin embargo, el ogro se desentendió de garras y picos que impactaban sobre él hiriéndole gravemente y logró impactar con las fauces de dragón en la muralla. Hubo un retumbar, un estallido, y la muralla estalló en pedazos abriéndose una brecha en ella por la que podría pasar el ejército pielverde.

    En la línea de batalla del ejercito orco se oyó un gran rugido y tambores que tocaban a carga, toda una hueste se les acercaba a esta posición.

    Uno de los orcos impactó contra Ivelliön rompiéndole la concentración, las aves convocadas se disiparon el viento. Tama Rïth convocó nuevos conjuros de fuego que impactaron contra el ogro del castillo derribándole. Gùlag y Drogos dieron cuenta de los goblins que cayeron del castillo. No quedaban enemigos ahora, pero se acercaba una horda orca, y había una brecha en la muralla, desde las murallas les indicaron cómo se encontraba la batalla. Tenían que replegarse a las murallas interiores y barricadas que habían preparado en las calles adyacentes, o podían ayudar en las calles interiores, donde parecía que se habían adentrado varias de esas calaveras ardientes y estaban prendiendo fuego tras la línea defensiva.

    Los compañeros decidieron reagruparse con la guardia de la ciudad y defender las barricadas que cortaban el paso entre los edificios adyacentes a la muralla, Tama Rïth se dispuso en un tejado mientras de nuevo se dividían junto a los guardias entre las dos barricadas.

    Nada más aparecer por la bocacalle la horda de orcos Tama Rïth e Ivelliön lanzaron los conjuros que habían preparado previamente para frenar el avance. En el flanco izquierdo una súbita luz de colores iluminó todo el callejón por el que avanzaban los orcos, eran unos orcos corpulentos, pero llenos de pústulas y sin ropa ni armas que ante la aparición de la miríada de colores a su alrededor se quedaron atónitos, embobados y perplejos, inmóviles. Solo un orco y el wargo que avanzaba con ellos atravesó el fogonazo de colores y siguió su carga contra la barricada.

    En el otro flanco avanzaban igualmente cuatro orcos de aspecto pútrido acompañados por un wargo a la carga. Ivelliön entró en comunión con la naturaleza y miles de espinas y zarcillos aparecieron entre las baldosas de la calle, creando un tapiz verde que dificultaría el avance por ese flanco, el primer orco siguió su carrera frenética contra la barricada, clavándose miles de espinas y cuando llegó a la barricada apenas le quedaban fuerzas en su cuerpo voluminoso, los otros orcos sufrieron también muchos daños por las ortigas y espinas hasta que dispusieron a saltar llegando a duras penas hasta la barricada, el wargo con mayor soltura pudo saltar por encima y evitó en mayor medida el terreno. Los defensores luchaban con ventaja tras la barricada y el combate contra los orcos parecía fácil, pero cual fue la sorpresa cuando el primero de los orcos cayó abatido, de su cuerpo inerte salió una nube de ponzoña que rodeo a los combatientes, envenenándolos, los guardias apenas se resistieron en pie, incluso Gûlag e Ivelliön se sintieron mareados por la miasma que había sido dispersada al aire. Y entonces apareció una nueva oleada de wargos, en el flanco izquierdo al pasar por los orcos atontados por el patrón de colores los empujaron sacándoles del trance y se unieron a la carga. En el flanco derecho solo quedaba un guardia e Ivelliön para defender la barricada, pues los venenos de los orcos habían acabado con todos los demás, sin embargo, la zona de zarcillos seguía dificultando el avance los wargos.

    Entre los wargos apareció un wargo más grande a todos ellos que tenía un mechón blanco en el lomo, de repente se desvaneció y apareció delante de Tama Rïth en el tejado dándole una dentellada que le hirió en el brazo. Ambos se enzarzaron en un combate, el wargo que tenía un rostro medio goblinoide le lanzaba garrazos y mordiscos, Tama Rïth se defendía como podía, con sus manos intentaba descargarle electricidad, pero poco a poco Tama iba debilitándose, finalmente realizó unos pases arcanos y varias figuras como él aparecieron delante suya imitando sus movimientos, la bestia fallaba sus ataques entre los distintos enemigos.

    En el suelo Gûlag y Drogos se enfrentaban a los wargos defendiendo la barricada, se retenían contra los orcos pues sabían que si morían volverían a emponzoñar el ambiente y posiblemente acabasen con los guardias, pero finalmente los guardias acabaron cayendo. En el otro flanco Ivelliön en forma de osa combatía a la defensiva, solo quedaba ella defendiendo el flanco y habían conseguido traspasar la barricada, finalmente Drogos que había activado sus botas de rapidez corrió en auxilio de Ivelliön y acabó con uno de los orcos que la rodeaban dando la vuelta al combate. Gûlag había ascendido con dificultad al tejado y se encontrada ahora ayudando a Tama contra la bestia que parecía tener un aguante inagotable, pero las heridas causada por Ausvitch, ahora que gozaba con la bendición de Berronar parecían afectarle más que otras armas. Drogos se unió a la batalla y descargó a Alferiôn contra la bestia, que gritó ante el dolor y le devolvió el ataque, por suerte gracias a la agilidad Drogos evitó la mayor parte del daño. La bestia tardó en caer, pero en inferioridad no pudo hacer mucho más.

    Solo había sobrevivido a esta oleada un único guardia, Róled de Taarth, había llegado de su pueblo de la costa cinco años atrás y estaba a solo unos meses de poder licenciarse. Pero durante este asalto había que había nacido para ello, para defender a los suyos y combatir por ellos.

    En ese momento llegó un capitán de la guardia, Valtiek, venía de una zona donde habían conseguido afianzar una plaza los orcos y venía una nueva oleada por estas calles, debían evitar a toda costa que más tropas se reuniesen con ese frente. Reforzaron las barricadas y se dispusieron para hacer frente a cualquier peligro que intentase atravesarlo. Gûlag impuso las manos a Drogos que se encontraba al borde de desfallecer tras los venenos expulsados por los orcos.

    Esta vez las hordas que aparecieron eran soldados orcos, comandados por los llamados orcos negros, orcos acorazados de pies a cabezas, y con ellos llevaban dos basiliscos y un troll. Ivelliön volvió a crear una zona de difícil acceso para proteger el flanco derecho, muchos orcos intentaron atravesarlo a grandes saltos, pero cayeron bajo las afiladas ortigas antes de llegar a la barricada, sin embargo, el orco negro se lanzó a la carga y con un poderoso salto llegó a subirse a la barricada y comenzó a descargar sus golpes contra los guardias que se parapetaban tras la barricada. El basilisco, lentamente avanzaba por encima de las espinas. Otros orcos al ver lo peligroso del terreno se dirigieron a escalar el edificio que separaba ambas barricadas.

    En el otro flanco los orcos cargaron, y el troll les seguía detrás. El orco negro que comandaba esa tropa al subirse a la barricada y ponerse expuesto se detuvo en seco, una corona de espinas apareció en su cabeza. Tama Rïth desde retaguardia lo había dominado con uno de sus conjuros. Bajo su mando, el orco negro se descargó con furia su gran hacha sobre sus propios orcos. Entonces llegaron los basiliscos los guardias no pudieron evitar cruzar miradas con ellos y comenzaron a ver como sus pies se tornaban piedra. Drogos también se vio sometido a su influjo y sus pies se soldaron al suelo, luchó con todas sus fuerzas contra ello y recordó las palabras que le había dicho esta mañana Tama Rïth con sus artes adivinatorias, entonces se sobrepuso al influjo del basilisco, sin embargo, los guardias a su alrededor habían sido transformados en piedra para siempre.

    Ivelliön convocó de nuevo a las aves feéricas, búhos y águilas gigantes que se abalanzaron contra los orcos que estaban intentado trepar el edificio y tras pasar las barreras para atacarlos desde retaguardia.

    La batalla era frenética, y el troll entró en escena destrozando la barricada del flanco derecho que Gûlag y Drogos defendían, Tama Rïth dominaba al orco negro que descargaba frenéticos golpes contra el basilisco que acabó cayendo ante un poderoso tajo de su gran hacha. El troll se abrió paso entre las estatuas de los soldados y los trozos de tablones que había reventado de la barricada y atacó a Gûlag con furiosos garrazos y una dentellada que dejó a Gûlag malherido. Ivelliön desde retaguardia disparaba contra el basilisco, que había conseguido atravesar la otra barricada y no podía afectarla con su mirada petrificante.

    Drogos acuchilló al orco negro acabando con él, y Tama Rïth ya liberado de tener que concentrarse en dominarlo descargó varios proyectiles de fuego contra el Troll. Las aves feéricas habían derrotado a todos los orcos que habían trepado al tejado y podían centrarse en el basilisco y troll. Centrando todo su esfuerzo en ellos el combate se decidió a su favor.

    En ese momento repararon que tras la muralla se oía una trompeta, un sonido claro y limpio como la plata que clamaba a carga. La caballería de Castordia cargaba contra el flanco y retaguardia del ejercito orco.

    Algo había sucedido entre las tropas orcas que se dispersaban en retirada.

    La Batalla por Castordia había finalizado. Los orcos huían diezmados en todas direcciones y Castordia, salvo algunos daños menores, se erguía majestuosa como siempre. Castordia prevalece.

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    CAP. 14 el Circulo de las Hadas -Crosover VI-

    martes, 15 de octubre de 2019

    Ivelliön y Val se turnaron las guardias de la noche, vigilando desde el campanario los movimientos de los gigantes.

    Los gigantes se habían establecido en una colina a unas dos millas del pueblo, no había rastros de los orcos, dispersados tras la derrota, pero los gigantes se habían reagrupado en la pequeña loma, habían arrancado algún árbol de la cima y se habían establecido. Eran unos 5 o 6 gigantes.

    A la mañana los compañeros pidieron unos caballos y se dirigieron a la colina, llevando el Anillo de piedra que habían conseguido del líder orco y que suponían quería el líder de los gigantes, el tal Gúh. Gûlag había tenido tiempo de analizar el anillo, y estaba hecho sin duda alguna con las rocas de Basalto Gris propias de los reinos de los gigantes del Norte, no era mágico, pero era antiguo, muy antiguo.

    Avanzaron a la vista, sin intentar pasar desapercibidos, un gigante que estaba vigilando les salió al paso entre los arboles llegando a la colina.

    -A donde vais gente pequeña?

    -Traemos algo para Gúh, ¿eres tu Gúh? –Contestó Drogos.

    -eh..no, yo soy Cobb Tripasuelta, ¿qué queréis del jefe? ¿A que os aplasto?

    -Tranquilo, tranquilo, traemos este anillo para Gúh. –El gigante abrió los ojos y sin duda alguna reconoció el objeto. - Vale, subid a verle.

    -Creo que preferimos que baje él aquí.

    El gigante ni se movió, parecía que estaba pensando en lo que le había dicho. Al cabo de unos segundos – Ah! Que le llame..- dijo dando unos pasos hacia arriba y gritando a voces para que bajase Gúh porque unos pequeñajos tenían el anillo. Se puso a contarlos torpemente y en ese momento Ivelliön aprovechó para ocultarse tras un árbol y pasar desapercibida.

    Gúh bajó de la cima acompañado de otros dos gigantes. Era algo más corpulento que los demás gigantes y llevaba una piel de osos a los hombros. -Quiénes son estos pequeños y que quieren?

    -Tenemos este Anillo tuyo que tenían los orcos y venimos a traértelo a cambio de que nos ayudes.

    -sí, claro, es mío, Dádmelo!

    Ivelliön y Gûlag vieron un brillo de inteligencia en los ojos y la manera de afirmar que era suyo que comprendieron que el anillo en absoluto había sido suyo.

    Gûlag decidió lanzar una plegaria a Berronar para que todo lo que allí se dijese fuese cierto, y que nadie pudiese mentir.

    -El anillo era tuyo? ¿por qué quieres el anillo Gúh?

    -Pues claro que no, ¡y lo quiero para mandar sobre los gigantes! ¡Pero que pequeña gente tan preguntona! ¡Dádmelo!

    -Te lo daremos si nos ayudas a ir contra los orcos.

    -y por qué no te reviento y te lo arranco y me sirves de cena?

    -Porque huiríamos con nuestros caballos más veloces, y jamás volverías a tener cerca el anillo, dejarías de tenerlo al alcance, y si nos derrotases, vendrían más hombres a buscarte, somos muchos la gente pequeña. –Indicó Tama Rïth.

    -Solo te pedimos que nos ayudes a matar orcos. –Apuntó Drogos.

    -Eso suena bien también. -Concedió Gúh.

    -Si vas contra los orcos del bosque a los que se lo arrebatamos será tuyo.

    Gúh silbó y aparecieron dos osos que se fueron contra él, el gigante parecía que les estaba hablando a ellos, Ivelliön intentó ver si se comunicaba con las bestias, pero estaba convencida que no se hablaban entre sí, era más como si hablase en voz alta, sin embargo, sí que es cierto que el gigante los tenía domesticados y eran sus mascotas. Tras un rato, dijo: -Acepto. Me das el Anillo y marcharemos contra los orcos del bosque.

    Drogos lanzó el Anillo de Piedra frente al gigante y se dieron la vuelta, tenían la palabra de un jefe de los gigantes dentro del circulo de verdad lanzado por Gûlag, parecía un acuerdo fiable.

    Devolvieron los caballos en Fuerte Kalêl y les avisaron de que pasarían los gigantes en dirección al bosque, para que les dejasen pasar. Hecho que el alcalde consideró realmente asombroso, pero confiaba en los Salvadores de Kalêl, que es como los llamaban los aldeanos.

    La compañía avanzó a buen ritmo hacia el sur de Rhidaîl, fuera de la linde del bosque y se dispusieron a explorar de camino las ruinas que venían marcadas en el mapa. Cuando llegaron vieron que era la entrada a algún templete o edificio del cual solo quedaba la arcada de la entrada, cubierta de enredaderas y maleza, que había crecido durante cientos de años. Drogos y Gûlag se disponían a retirar con el filo de sus armas la maleza, pero Ivelliön tocó con su mano y las ramas se retiraron solas. Drogos sintió una punzada por parecer tan rudo ante la elfa.

    Lo que vieron era un gran ojo tallado, inspeccionándolo vieron que en la pupila existía un compartimento secreto. Drogos lo exploró de cerca y comprobó que había una trampa instalada, pero con sus herramientas pudo desactivar el mecanismo medio oxidado fácilmente. Una pequeña trampa de aguja. Lo que había dentro del compartimento era una un brazalete de oro con forma de serpiente enroscada. Era antiguo. Gûlag y Tama Rïth realizaron el ritual para ver si tenía propiedades mágicas y comprobaron que efectivamente era mágico de la escuela de abjuración.

    Sin nada más a la vista, siguieron su camino para realizar un alto y dormir a la linde del bosque. Tama estudió más detenidamente el brazal y descubrió que era una llave de paso para pasar sin daño de una trampa mágica, pero no sabía de qué trampa ni dónde estaba esa trampa. Habían descubierto la llave de un puzle, pero no sabían ni qué puzle era ni donde estaba.

    Durante la noche mientras que Gûlag hacía guardia fueron atacados por unos huargos que estaban buscando presas, pero Gûlag por suerte los oyó venir y pudo avisar a la compañía, todos juntos no tuvieron mucho problema en dar buena cuenta de ellos.

    Al día siguiente se internaron en la espesura del bosque, buscando el Claro del Circulo de las Hadas. El bosque según se acercaban a su destino se impregnaba de un aire más cargado, casi electrificado que a veces erizaba los cabellos. Burbujas de luz centelleaban entre las ramas de los árboles y mariposas de muchos colores se movían entre ellos. Oyeron una voz muy aguda que les indicaba algo en un idioma antiguo. Ivelliön lo pudo entender de forma muy elemental pues se parecía al lenguaje druídico. Les invitaban a irse. Ivelliön trató de contestar, pero nadie respondió.

    Gûlag e Ivelliön observaron el suelo y las huellas presentes, había pisadas de orcos y de seres diminutos, algunos de los rastros dejaban una pequeña mancha de sangre y en muchas de esas manchas habían crecido pequeñas flores y setas de colores muy vivos. Como nadie les contestaba siguieron su avance, al poco, fueron sorprendidos por una avalancha de frutos que los dejaron llenos de jugo y pulpa de los mismos. Esta vez una voz en élfico indicó “Marchaos, no queremos más peleas con los mortales”. Ivelliön y Drogos observaron agazapados detrás de una hoja a pequeños seres diminutos con alas. Ivelliön les contestó “No queremos traer peleas a vuestras tierras, tenemos asuntos pendientes con SueñOscuro”. Entonces los seres desaparecieron de la vista y se oyó en las ramas como se marchaban rápidamente. Ivelliön habló al bosque para quien pudiese escuchar avisando que venían en son de paz, solo querían encontrar a SueñOscuro.

    Al poco, una brisa fresca les recorrió y vieron una sombra plateada que pasaba por delante al tiempo que una voz hablaba. Sin embargo, hablaba tan rápido que ninguno lo pudo entender. Tama Rïth estaba seguro que había dicho algo en élfico, así que lanzó un hechizo para poder comprenderlo. La voz volvió a soltar su letanía. Esta vez Tama, Ivelliön y Drogos si le entendieron. Casi atropellando las palabras les preguntaba quiénes eran y por qué estaban aquí alterando la paz del bosque. Los compañeros intentaron explicarse ante el viento, y al final apareció delante de ellos un pequeño ser de cabello plateado y poco más de medio metro de alto.

    Se presentó como PlataVeloz y aunque se le notaba que hacia grandes esfuerzos por contenerse, hablaba excesivamente rápido. Los compañeros explicaron que ellos eran enemigos de los orcos, que no querían enfrentarse al pueblo de las Hadas y que solo buscaban a SueñOscuro. Le intentaron convencer de sus buenas intenciones y de que eran personas que cuidarían el bosque que solo tenían asuntos pendientes contra la Saga. PlataVeloz les explicó que SueñOscuro tenía capturada a la Reina Yriell y que no podían hacer nada pues la pondrían en peligro. El resto de pequeños seres salieron de entre los árboles y volaban cerca de ellos, algunos incluso tocándoles curiosos y queriendo coger sus cosas. Con buenas palabras entre todos convencieron al pueblo de las Hadas que les podrían ayudar y liberar a su Reina. PlataVeloz y dos hadas mas Cleo NuezViva y Seä PetaloRojo les contaron todo lo que debían saber.

    El mundo de las Hadas se encontraba fundamentalmente en el Plano Etéreo, se regía por “la Elipse”, la ley y tradición en que la Corte de Verano y la Corte de Invierno se turnaba en gobierno sin guerras entre ellos, la corte de verano estaba compuesta por hadas y sprites, por quicklings y faunos y dríades, o los poderosos Eladrins, así como las criaturas de leyendas como el Caballero Verde o la dama del lago, y sobre ellos reinaba Yriell Cristaluna. La corte de invierno la regia Magg VientoHelado junto con su bruja consorte Mirîel EspejoNegro, en ella habitaban boogies, y CapaRojas, Darklings, también dríades y ninfas y otras criaturas de leyenda como el caballero del eclipse o la hechicera milvidas. SueñOscuro pertenecía a la corte de Invierno, y hace unos días capturó a la Reina, pero trajo consigo un contrato firmado por su propia sangre en que les indicaba que no le haría daño, que en trece lunas la devolvería con ellos siempre que no se inmiscuyesen en el mundo de los mortales y que no se lo contasen al rey Magg VientoHelado.

    El pueblo de las Hadas les contó dónde estaba la guarida de SueñOscuro, en el Árbol Muerto del Pantano de las Mil Muertes, en el plano etéreo en la región de la Corte de Invierno. Les informaron que Jordell BrisaFresca, el eladrin que habitaba cerca, había entrado en su fase de invierno demasiado pronto y se había recluido en la Montaña del Hielo Perpetuo, aprovechando su ausencia SueñOscuro había secuestrado a la Reina, con él presente no se hubiese atrevido. Les informaron del Rey Magg, no les gustaba los mortales, no les gustaba que los mortales estuviesen en su terreno, y menos sin pedir permiso, pero tampoco le gustaba que los suyos actuasen a sus espaldas, y por el contrato de SueñOscuro, debía de haberlo hecho a escondidas.

    Con todo ello lo valoraron y decidieron atravesar el Portal del Circulo de Dólmenes e ir directamente a por SueñOscuro, intentando pasar desapercibidos por el Reino de la corte de invierno.

    Plataveloz les aviso antes que SueñOscuro había dejado custodiando el Circulo a unos lacayos. Así pues, se acercaron sigilosos para poder emboscarlos.

    En el claro se veía a un pequeño ser con una caperuza roja, Gûlag y Drogos observaron entre las sombras de los arboles a varias criaturas pequeñas de aspecto insectoide. Se separaron y se dispusieron a atacar, cuando el crujido de una rama les delató. El pequeño hombrecillo de capucha roja salió corriendo embistiendo contra ellos, pero Ivelliön convocó con un conjuro un Oso y una Rana gigante que interceptaron su avance. Drogos disparó desde las sombras a uno de ellos, y el virote atravesó el cráneo de la criatura desplomándose muerto. Pero los dos más cercanos de repente desaparecieron en las sombras y aparecieron delante de él. Uno de ellos le impacto con sus cuchillas naturales y un frio atenazo sus músculos quedando paralizado. El Pequeño hombrecillo lanzaba golpes con su hoz con saña contra el oso convocado por Ivelliön, que a este ritmo no duraría mucho. Otro ser apareció de repente atacando a Gûlag q se protegió con su escudo y rezó a Berronar lanzando una plegaria de protección para ayudar a sus compañeros. Tama murmuró las palabras de un nuevo hechizo para el que ya se sentía capaz de realizar, y un remolino de energía atrapó unos instantes a Drogo y las dos criaturas que le acechaban quedando ellas a su vez paralizadas. Ivelliön convocó una llama que lanzó contra el pequeño asesino y este estalló convirtiéndose en un charco de sangre sin rastro de ropa ni hoz. Los animales convocados fueron al auxilio de Drogos que se había recobrado de la parálisis. La otra criatura cayó ante el golpe de Auschvitch, el hacha de Gûlag, quien había superado el miedo que las criaturas emitían.

    Con el claro ya limpio de enemigos, las Hadas activaron el circulo de Dólmenes y el portal se abrió, estaban en el mismo sitio, pero el cielo había cambiado, a plena luz del día se podían ver las estrellas. Los colores parecían bien más apagados, o mucho más brillantes. Se despidieron de los pequeños seres de la corte de verano y se internaron el Bosque de Rhidaîl del Plan Etéreo.

    Los arboles tenían colores distintos, el paraje era extraño, animales distintos, y los sonidos parecían por instantes abotargados, o altos y claros, lo mismo con las luces y colores. Debían seguir la Estrella Azul, como les habían indicado, para llegar a la guarida de SueñOscuro. Al asomarse por la copa de los arboles podían ver a lo lejos al Oeste la Montaña del Hielo Perpetuo, donde estaba recluido el Eladrin. Al norte veían el castillo negro del Rey Magg VientoHelado. Aun así, avanzar era difícil de orientarse, cosas que parecía muy cercanas tardaban mucho rato en alcanzarlas, y lugares que parecían lejanos en poco tiempo habían llegado hasta ellos.

    Antes de llegar al Pantano de las Mil Muertes se encontraron con unos miembros de la Corte de Invierno, unas dríades con ramas peladas avanzaban hacia ellos, en el suelo, la maleza parecía reptar con ellas, se estaban preparando para defenderse cuando de la copa de los arboles cayeron dos pequeños seres envueltos en capa y embozados que intentaron acuchillar a Ivelliön y a Drogos. Drogos pudo mitigar el corte al girar en el último instante, sino hubiese perforado sus tripas. Tama probó con fuego ante las dríades que avanzaban, que se vieron impactados, pero no pareció que sufriesen especial daño por el fuego, las dríades hicieron crecer su rama-brazo en formas afiladas y asestaron golpe contra Gûlag. Ivelliön y Tama conjuntamente acabaron con uno de los pequeños embozados, que estalló en un resplandor de luz casi cegándoles. Drogos clavó su espada élfica en el otro embozado que también estalló en un fogonazo. La maleza avanzaba lentamente e intentó atrapar entre las raíces a Gûlag, pero falló y éste hizo brillar su hacha y una las dríades cayó al suelo con el impacto. Entre todos los compañeros consiguieron derrotar a los enemigos que quedaban y una vez recompuestos siguieron su camino, adentrándose en el pantano de las mil muertes.

    Los arboles estaban en su mayoría podridos y muertos, con esqueletos colgando de ellos, de humanos, de hadas, de trolls incluso, aullidos sonaban en la lejanía En el tronco de los arboles aparecían grabados rostros en expresión de terror. Cuando se fijaron en ellos, pudieron comprobar que eran de familiares suyos, pero los compañeros consiguieron sobreponerse al terror que emanaba del pantano. Cuando ya se veía el Gran Árbol Muerto fueron asaltados por unos grandes mastines que salieron de las sombras, el combate fue duro, pero rápido. El aullido de terror del líder de la manada no pudo amedrentarlos y se lanzaron a la carga, Ivelliön convocó una bandada de búhos gigantes que rodearon a los mastines de sombras atacándoles, Tama Rïth convocó un relámpago que salió de sus manos impactando a dos de los mastines, y Gûlag y Drogos cambiaban posiciones en combate luchando en un remolino buscando las ventajas que aparecían con las distracciones y ataques de los búhos.

    El árbol se encontraba ante ellos, Gûlag preparó el ritual para detectar la magia, y encontró una trampa mágica en el pasillo que Tama pudo desactivar. La casa parecía vacía, al llegar a la estancia principal dominada por un gran caldero, vieron que había un frasco de cristal donde estaba recluida un hada, de mayor tamaño que las que habían visto. Tama Rïth convocó un sirviente invisible que al coger el frasco se desintegró, y en ese momento de entre las sombras apreció un ser humanoide con aspecto de rana bípeda gigante que se fusionó con las sombras y apareció por una esquina lanzando su lengua contra Tama, que del contacto sintió como le abandonaban las fuerzas, el monstruo tiró de él hacia sí y le mordió, atrapando su brazo. Los compañeros fueron en su ayuda, Gûlag lanzó una plegaria y derribó con su hacha al ser, pero este no soltó a TamaRïth, Drogos saltó sobre la criatura en el suelo y lo acuchilló, pero antes de que pudiese seguir acuchillándolo, el ser se transportó a través de las sombras y acabó por engullir a Tama Rïth. Los compañeros presos de furia descargaron los mejores golpes que pudieron y aunque acabó derribando también a Drogos, el ser al poco cayó al suelo soltando a Tama Ríth en un charco de babas negras.

    Tras recuperar a los compañeros caídos la compañía liberó a la Reina Yriell, ésta les mostró su gratitud y les acompañó de vuelta al Portal, en todo el trayecto nadie les salió al paso, salvo miembros de la Corte de Verano, que según se fueron acercando al claro les recibían cantando.

    En el claro, pero en el plano etéreo, celebraron una fiesta en honor a los salvadores de la Reina, se cantaron canciones alegres, y canciones tristes que arrancaron lágrimas hasta en los más duros de los compañeros, de las cuales Vall intentó tomar nota. Les otorgaron guirnaldas de flores y les nombró “amigos de la Corte de Verano”. Los compañeros les contaron la situación del bosque y el ataque de los orcos y si podían ayudarlos. PlataVeloz habló también intercediendo en defenderse y atacar a los orcos, pero estaba el contrato de SueñOscuro. Entonces la Reina cogió el contrato y el contrato ardió en su mano, invalidando el contrato. Así pues, el Pueblo de la corte de Verano ayudará a los mortales dentro del bosque de Rhidaîl contra los orcos. La Reina conversó con la compañía dorada y les solventó alguna de las preocupaciones.

    El anillo de Gûlag, del clan Dwinberhorn poco puede decir sobre el héroe enano que cayó por la traición, pero el espíritu que reside en el anillo merecería descanso. En la época de esas leyendas, ya andaba entre los mortales, Jack Carabonita, quizás él sepa algo más. El bosque de Kitary también tiene un clan de Hadas, y la presencia del nigromante se ha dejado sentir incluso en el plano etéreo. Las fuerzas de la muerte son ahora más poderosas, y la vida, late menos. En Kitary su pueblo se reúne cerca de la Estatua Blanca.

    Tras la pequeña fiesta, breve, los compañeros se sentían saciados y descansados. Cuando cruzaron el portal, esperaban ver el amanecer de un día lluvioso, sin embargo, lo que encontró la compañía eran las estrellas de cielo nublado, por la luna y las estrellas comprobaron que...la compañía había pasado más de un día en el plano etéreo. ¡Era la noche del 20 de Brumario, y los orcos estarían ya en marcha contra Castordia!!

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    Cap. 13 La Defensa de Fuerte Kalêl - Crossover V-

    lunes, 2 de septiembre de 2019

    La noche transcurrió sin sobresaltos en el pueblo. Ivelliön meditó entre el círculo de dólmenes y después estuvo visitando todos los restantes dólmenes que se encontraban esparcidos por el pueblo. Vall Varis cuando acabó su meditación élfica ascendió al campanario y estuvo vigilando el resto de la noche. Mientras, el resto de la compañía dormía en una sala del ayuntamiento. El único que no pudo descansar fue Gûlag, que tuvo incesantes sueños donde sollozos y lloros de niños le acosaban. Estos llantos se mezclaban con las palabras de Thumberg, el espíritu enano del clan Dwinbergoth que vivía en el anillo que portaba.

    Por la mañana se dispusieron a preparar las defensas del pueblo, vigilaron el margen Oeste dónde retenían a la joven Delora. Gracias al búho familiar de Tama Rïth observaron que debían tenerla retenida en un cobertizo en los huertos cercanos, pues allí había un par de orcos apostados. Alrededor del fuego había un par de lobos, orcos y goblins. Comprobaron que había dos goblins escondidos más cerca de la orilla, vigilando el río.

    Tama y Drogos decidieron intervenir, Drogos intentó cruzar el rio nadando, pero las aguas en pleno Brumario bajaban con caudal y frías, y a punto estuvo de ser ahogado por la corriente. Los goblins oyeron el chapoteo y dispararon con sus arcos, aunque erraron el tiro. Tama desde la orilla este pronunció arcanas palabras y de sus palmas salieron rayos de fuego que dejaron achicharrado a uno de los goblins, mientras que otro herido se vio obligado a ponerse tras una casa mientras su brazo izquierdo ardía. Drogos había alcanzado la orilla con dificultad, pero se levantó rápidamente y activando sus botas de velocidad llegó a cortarle la garganta al goblin. Sin embargo, los aullidos de dolor del goblin ya habían alertado al campamento y los lobos se acercaban corriendo hacia él mientras los orcos cogían sus hachas y los goblins sus arcos. Drogos corrió cruzando por los pilares del caído puente hasta la otra orilla mientras los goblins lanzaron unas salvas sin alcanzarle.

    Al poco, tambores sonaron de la orilla Oeste, una comitiva con orcos armados con arco y goblins igualmente escoltaban a dos orcos que llevaban a rastras a la joven Delora. Un jefe orco gritaba haciéndose oír desde la otra orilla. - “Queréis a la hembra?! Ahora os daremos un poco de ella!”-

    Dos orcos se dispusieron para azotarla ante el jefe. Varios de los compañeros se habían acercado a la orilla este a refugio. Sonaron los gritos de dolor de Delora que llegaron hasta el ayuntamiento y una mujer gritó – “Mi hija!! Delora!”- Y comenzó a correr hacia el río. Tama no pudo contener la rabia y salió desde su posición trazando círculos con sus manos y entonando el hechizo, al extender sus manos salieron rayos de fuego que impactaron en el jefe orco calcinándolo en el acto. Los orcos se asustaron y comenzaron a huir hacia el campamento, soltando incluso los arcos alguno de ellos. Los orcos que sujetaban a Delora huyeron arrastrándola por el suelo. Tama Rïth volvió a entonar un conjuro y una nueva descarga de fuego impactó en el orco que arrastraba a Delora que cayó al suelo, una flecha de Ivelliön impactó en el otro orco, Delora, que en el suelo comenzó a gatear huyendo hacia el rio. Drogos corrió saltando por encima de los pilares del puente alcanzando a Delora y ayudando a incorporarse. Tama Rïth, Ivelliön y Vall, que acababa de llegar, le cubrieron desde la orilla este. Finalmente, Delora fue depositada en la orilla este entre los brazos de su madre. Los orcos y goblins de la orilla oeste se recompusieron y cogieron sus arcos, pero las salvas que descargaron ya fueron inútiles pues la compañía ya se había puesto a refugio tras los primeros edificios.

    Delora estaba malherida y fue atendida por Gûlag, quién receloso inspeccionó su aura por si fuera otra criatura maligna tratando de infiltrarse, pero solo era Delora, la mejor jinete de Fuerte Kalêl. Fue derribada de su caballo y retenida, vio como también habían llevado el caballo de Letus y su cadáver, pero no sabía nada de una criatura que le suplantase. La dejaron tranquila y decidieron reforzar las entradas del pueblo.

    Pusieron unas cuerdas para derribar a los lobos al ataque, unas empalizadas para defender las calles principales y unas balsas de aceite para lanzas flechas incendiarias. A primera hora la moral de los aldeanos y guardias estaba por los suelos, pero gracias a las palabras de Gûlag que fue repartiendo entre todos los defensores, y al hecho de que hubiesen podido rescatar a Delora, los defensores acabaron la tarde con esperanza por sobrevivir y salvar su pueblo.

    Poco antes del atardecer vieron el polvo que se levantaba en el sureste. Se acercaban los orcos y gigantes, se posicionaron en uno de los campamentos que se veían de los orcos y allí aguardaron. Cuando anocheció el sonido de un cuerno retumbó en todo el pueblo y las antorchas de los campamentos orcos comenzaron a moverse. El asalto comenzaba.

    La Compañía Dorada se dispuso a defender las calles suroeste del pueblo, que eran las que menos podían haber fortificado, confiaban también en que la Alianza con los elementales se mantuviese y ayudasen al pueblo.

    Lo primero fueron unas salvas de flechas incendiarias. Prendieron en los tejados de las casas más alejadas, algunas de ellas se apagaron por una brisa que se levantaba de la nada. Pero hubo nuevas salvas, más fuegos prendieron, y la brisa comenzó a soplar más fuerte. Por suerte los arcos orcos no llegaban lejos y solo prendía la primera línea de casas.

    Después llegaron los lobos, la compañía pudo observar que se acercaban 4 jinetes de lobo portando antorchas, pasaron la primera línea de edificios y al llegar a la segunda línea soltaron las antorchas contra los edificios. En ese mismo momento, cuando estaban al alcance, Ivelliön musitó las palabras mágicas que hablaban a la tierra, y el suelo por donde pisaban los lobos a plena carrera se llenó de espinas y zarzas que surgieron de las mismas entrañas de la tierra, los lobos gritaron de dolor y se pararon bruscamente,. Trataron de salir de la zona llena de espinas evitándolas como pudieron, pero tres de ellos cayeron muertos antes de salir del área. Los goblins que pudieron llegar fuera se refugiaron y bordearon los edificios que flanqueaban a la zona de espinas. Cuando doblaron la esquina Drogos salió de su escondite acabando con dos de ellos en tajos certeros por sorpresa. Gûlag lanzó su hacha contra uno de ellos que le disparó con el arco, el hacha se clavó en la esquina de la casa y la flecha rebotó en el escudo de Gûlag, pero sacando la maza, cargó contra el goblin, reventándole los sesos, el otro goblin cayó por un rayo flamígero de Tama. La primera oleada había sido un éxito. Por las calles del Este vieron que las zonas de brea habían conseguido crear suficiente daño para también detener esta oleada.

    No tardó mucho en llegar una nueva oleada, pero esta vez venían jinetes y un gigante tras ellos, parecía que iban a caer directos en la zona de espinas mágicas, pero uno de los goblins gritó algo en orco y los goblins se dividieron pasando tras los edificios en llamas. El gigante también les siguió, mientras gritaba –“Gente pequeña rendirse! gente pequeña arrodillarse ante Guh! Guh contento! Si gente pequeña no rendirse Guh enfadado! Guh sin anillo, y Guh aplastar gente pequeña!"-. Ivelliön desconvocó las espinas y con nuevas palabras druídicas rogó a la luna parte de su poder, un rayo de luna cayó sobre los jinetes y lobos de la izquierda, y en el gigante. Los goblin cayeron muertos y los lobos rugieron de dolor. El gigante gritó y con manotazos intentaba apartar la luz que descendía del cielo. Las primeras salvas de flechas goblin causaron leves heridas en alguno de los compañeros. Drogos había derribado a uno de los jinetes, pero se veía rodeado por dos lobos. Gûlag había derribado a un lobo al salir de su esquina, pero cuando se preparaba para hacer frente al gigante, de una calle lateral aparecieron dos aldeanos a los que se les había pertrechado para defender el pueblo que retrocedían ante el ataque de cuatro orcos, así que fue a su auxilio. Ivelliön concentrándose en el rayo de luna lo desplazó haciendo que bañase de nuevo al gigante, que volvió a intentar disiparlo a manotazos. Gûlag se defendió del ataque de los orcos pero no pudo salvar a los aldeanos, quedando rodeado por los 4 orcos. Vall rasgó su arpa que alcanzó un sonido atronador impactando en un lobo que quedaba y en el gigante. Después, concentró su magia en su voz e insultó al gigante imbuyendo el insulto de magia. El gigante se quejó de dolor y torció el gesto, ofuscado descargó un golpe contra Gûlag, que impactó en el suelo, pero levantó de nuevo el tronco que enarbolaba y esta vez Gûlag recibió un tremendo golpe. Tama intervino y musito palabras mágicas que resonaron en el campo de batalla, se arremolinaron en los oídos del jefe orco, y una corona de hierro retorcida apareció en la cabeza del orco, que descargó con furia un ataque sobre uno de sus compañeros derrotándolo, de otro golpe acabó con el otro orco que flanqueaba a Gûlag, quién malherido aprovechó para destrabarse y reposicionarse. Drogos había conseguido acabar con uno de los lobos y luchaba retirándose hacia sus compañeros. Vall volvió a rasgar su arpa, el gigante se tapó los oídos de dolor y el jefe orco cayó muerto. Ivelliön concentrándose desvió la luz de luna que volvió a dañar al gigante, y Tama lanzó tres nuevos rayos de fuego quemando al gigante. Éste furioso fue contra el edificio donde se encontraba Tama y de un golpetazo lo derrumbó, Tama quedó atrapado entre los escombros.

    Solo quedaba el gigante el pie, Ivelliön entonces cambió su piel por la forma de una gran loba y se abalanzó sobre el gigante, Vall concentraba su magia en su voz, sin parar de insultar al gigante, que se quejaba y gritaba – “estúpidos gente pequeña!”- pero en su furia descargaba torpemente los golpes, finalmente superado, intentó huir –“no hagáis daño a Blog!”- pero cayó abatido por la compañía. Este asalto se había saldado con graves daños, y casi todos habían gastado su concentración mágica. El resto del pueblo había sido ayudado por los elementales de aire y agua que se habían aparecido y habían podido derrotar o hacer huir al resto de los orcos.

    Pero sonó el cuerno una vez más y un nuevo asalto comenzó.

    Una nueva oleada de orcos irrumpió en el pueblo, por suerte, los elementales seguían defendiendo el pueblo y los orcos con sus hachas de hierro poco podían hacer para herir al aire furioso que les golpeaba a ellos. Ante la Compañía apareció el líder de los orcos, un gran orco con armadura de placas unidas por remaches que portaba una gran espada, le acompañaban cuatro orcos negros, acorazados también y se dirigían hacia los compañeros, exhaustos, sin apenas capacidad mágica para defenderse, solo podían confiar en sus armas. (Y cierto pergamino que Tama atesoraba).

    Los orcos negros corrieron hacia ellos con una furia y rapidez increíble y antes de que pudieran hacer nada ya los tenían enzarzados en el combate, Tama y Vall estaban rezagados, lo que hizo que los demás se hubiesen visto rodeados. Así no durarían mucho ante los poderosos ataques de los orcos negros. Pues estos enarbolaban sus hachas con una fuerza increíble. El líder orco se acercaba también – “Ahora probaréis el filo de Ilnuval!! Pagaréis por molestar a la Gran Garra Amarilla!”-

    Los compañeros luchaban en desventaja, pero entonces oyeron un bramido y de la calle que llevaba al círculo de dólmenes apareció un elemental de aire lanzando por los aires un par de goblins y encarándose hacia los orcos negros que los rodeaban. Tama intentó con el último conjuro que le quedaba dominar al líder orco, pero el orco sacudió su cabeza y la corona de hierro que comenzaba a formarse en sus sienes desapareció, había podido resistirse al conjuro. El elemental inclinó la batalla a favor de los compañeros que pudieron derrotar a los orcos.

    El pueblo había resistido, gracias a los preparativos de la compañía, a sus propios esfuerzos y a la recuperada Alianza de Kalêl solo habían sido quemadas y derruidas unas pocas casas y las perdidas en vidas habían sido mínimas.

    Los orcos se dispersaban en todas direcciones, y los pocos gigantes que quedaban se retiraron de las inmediaciones del pueblo, pero parecía que no iban a volver a sus colinas. Inspeccionaron a los orcos negros y al líder y aparte de unas cuantas monedas de oro, encontraron unos viales de un líquido grumoso que parecían ser una poción de curación orca y un gran anillo, tenía tal tamaño que podían haberlo llevado como un cinturón, pero era un anillo de hierro toscamente tallado.

    Los compañeros contactaron con Castordia usando las Piedras de las Estrellas que les habían dado el Triunvirato e informaron del asalto, la Compañía de la Tormenta se había visto también envuelto en liberar al pueblo de Durham de orcos y una de las hermanas de LenguaMusgo y ahora se dirigía hacia el Puente de la Segunda Alianza a intervenir con las arañas.

    Ellos debatieron sobre su próximo movimiento, sabían que según los planes orcos, en tres días se juntarían en Gilthöniel para marchar sobre Castordia. Los gigantes parecía que no se habían retirado, quedaba una hermana de LenguaMusgo suelta y la Corte de las Hadas por resolver.

    ¿Dónde debían dirigir sus pasos?

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    Primera Intro

    martes, 27 de agosto de 2019

    Aqui está el primer intento de Intro para la campaña :

    https://drive.google.com/file/d/1s8ZDdt3Vw180eYiD6w8HftiYt0dDPFRL/view?usp=drivesdk

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    Capitulo 12. Fuerte Kalêl asediado-Crossover IV-

    martes, 27 de agosto de 2019

    Los miembros de la Compañía dorada tuvieron una noche tranquila en el estanque de Elossa Vassorum. El propio Elossa no estaba allí pero su estanque era una zona protegida de los orcos.

    Al amanecer Ivelliön contactó con los animales del bosque que pudo convocar. Un tejón le informó de orcos al este que le habían expulsado de su hogar, una pareja de ardillas le contó apresuradamente que huían del sur donde habían prendido fuego unos árboles, un gorrión le informaba que todo el bosque estaba inquieto, los orcos estaban por todas partes, aunque al este, hacia donde iban eran menos, un halcón si pudo darle mayor información, el pueblo de los hombres junto al rio (Fuerte Kalêl) estaba rodeado por pieles verdes.

    Así pues, con cautela, comenzaron su trayecto por el bosque con Drogos adelantado. No tardaron mucho en oír un ruido cercano, una persecución, enseguida lo tuvieron a la vista. Un hombre huía de tres orcos a la carrera entre los árboles y arbustos. Drogos disparó su arco contra uno de ellos, que no se había percatado de su presencia, y cayó abatido con una flecha en el ojo. El hombre huyó hasta los compañeros gritando auxilio, Ivelliön disparó su arco, pero falló. Val entonó una leve melodía que al apuntar con sus dedos surgió un rayo de fuego que impactó contra un árbol delante de uno de los orcos. TamaRïth hizo que su familiar descendiese y atacase con sus garras a un orco, concentrándose a través de él musitó las palabras arcanas y el orco recibió una descarga eléctrica que lo dejó humeando en el suelo. El orco restante atacó a Ivelliön que recibió un corte en el brazo, entonces Drogos reapareció de entre los árboles y clavó su espada en el costado del orco. El hombre cayó de rodillas agradeciéndoselo. Presentaba algunas heridas y su ropa estaba rota, se presentó como Letus, de Fuerte Kalêl. Era un mensajero que había enviado el alcalde dado que la ayuda desde Castordia no había llegado pese a haber enviado a Ïorel hace dos días. Gûlag le impuso las manos, rogó a Berronar y sus heridas se cerraron. Letus les puso al día de lo que sabía.

    Hacía dos días una patrulla orca atravesó el pueblo, cruzaron el puente y cruzaron todo el pueblo sin detenerse, solo acabaron con los dos guardias que estaban apostado en el puente, eran cinco o seis orcos entre ellos un gran jefe orco. Al ver los fuegos que se acercaban del bosque y los orcos que lo portaban Wade, el alcalde dio la orden de demoler el puente. Pero los orcos se quedaron en la orilla oeste y establecieron un perímetro. Al verlo, Akard, el jefe de la guardia organizó una patrulla para ir al Oeste y ver si podían retirarse del pueblo, pero fueron asaltados, había algunos grupos de orcos que habían podido encontrar algún vado y el pueblo estaba cercado. Entonces encargaron a Delora, la mejor jinete, y a Letus, ir a Castordia a pedir ayuda. Letus tras cruzar el rio por un vado al norte, fue derribado de su caballo y hecho preso, le llevaron al bosque y en un descuido pudo escaparse. Les rogó que le llevasen al pueblo junto con su Judite. Ellos le pidieron que les enseñase dónde estaban los vados y le ayudarían a llegar hasta el pueblo, y allí ver cómo poder sacarlos del cerco.

    Los campamentos se encontraban lo suficientemente dispersos como para que ayudados por la magia druídica de Ivelliön pudieran pasar inadvertidos y sin rastro entre ellos, cruzando el vado y llegando hasta el pueblo. Al llegar al pueblo Letus acudió en seguida con su amada Judite y los compañeros hablaron con el alcalde Wade y Akard, el jefe de los guardias. La moral estaba por los suelos, en algunas ocasiones los orcos se apostaban con arcos en la orilla Oeste y lanzaban flechas incendiarias, algunas prendían edificios, otras se apagaban rápidamente por una brisa leve que surgía de la nada, y además estaba Delora. La habían capturado y a veces la llevaban a la plaza Oeste del puente derruido, allí la azotaban al oído y vista de todo aquel que mirase desde el pueblo. Akard se veía apesadumbrado y con pocas esperanzas, refugiándose en una jarra de cerveza, solo quedaban trece guardias, aunque Dumein el herrero estaba pertrechando armas para los jóvenes en caso de necesidad.

    Ivelliön quiso averiguar más sobre el pasado druídico del pueblo, pero el alcalde se remitía a que eran leyendas y cuentos de viejas, la que más sabia de ello era Alethra, y le condujo hasta ella junto con Tama Rïth. Gûlag acudió a la iglesia a rezar a Berronar mientras que Val Varis subió al campanario del ayuntamiento a vislumbrar los alrededores. Drogos se quedó con el alcalde intentando conseguir algo más de información útil.

    Ivelliön al llegar a la casa de Alethra murmuró un pequeño encantamiento para que la naturaleza reconociese su poder druídico y así las flores se abrían donde ella pisaba, Alethra al verlo inclinó la cabeza en profunda reverencia. La anciana les contó que descendía de los druidas de la tradición de tiempos de Kalêl, pero ya el saber estaba casi extinguido y ella no había podido manifestar tanto poder. Era la última de un linaje que solo quedaba ella, y su nieta Judite, pero ella no había mostrado interés y no se había educado en la tradición druídica. Ivelliön insistió en conocer todo lo que pudiese saber sobre la Alianza de Kalêl, Alethra le condujo a los dólmenes donde se contaba que se selló el Pacto.

    Al llegar a los dólmenes estudiaron los símbolos allí escritos, Tama Rïth también ayudó a hacerlo, aunque le resultaba mucho más difícil de entender, pero pudo comprobar un patrón mágico, con un cierto ritual podría activar el portal mágico que convocaría los elementales del Pacto. Ivelliön le agradeció la oferta, pero había visto el ritual druídico, estaba allí escrito delante suyo y podía realizarlo ella perfectamente. Se sentó con las piernas cruzadas en el centro del círculo de dólmenes y comenzó a entonar una letanía cuyas palabras se las llevaba la brisa por el pueblo.

    Casi nada más comenzar el ritual, se oyó un ruido de tambores en la orilla oeste del río. Val varis desde su posición vio como unos orcos sacaban a una joven atada y se dirigían hacia las ruinas del puente. El redoble de tambores llegó hasta la Iglesia donde se encontraba Gûlag, saliendo de allí y dirigiéndose al río. Drogos había salido a buscar a Ivelliön y se encontraba hablando con Letus y Judite, esta última parecía renegar del pasado druídico de su familia.

    Los orcos comenzaron a azotar a Delora. Val Varis desde su posición no llegaba a afectarlos con ningún conjuro, Gûlag oyó el primero de los gritos desgarradores de la joven y aceleró el paso, Drogos en ese mismo instante oyó un ruido que provenía del este, se giró y vio como un grupo de jinetes de lobo goblin se acercaba a la carrera y gritó avisando al pueblo. Solo su esquiva asombrosa le evitó la muerte. Letus, con una expresión de furia en su rostro y ojos rojos lanzó un golpe por la espalda que esquivó milagrosamente pero el segundo golpe fue demasiado rápido también y no lo pudo esquivar, un puñetazo le dio en la espalda como si hubiese sido una maza de un ogro. Cuatro jinetes de lobo se acercaban a toda prisa por la calle portando antorchas, alguno de ellos ya la había soltado sobre el tejado de algún edificio. En la calle del norte donde estaba Gûlag, se giró a tiempo de ver como otros tres jinetes de lobo llegaban casi a su altura, Val Varis desde el campanario se giró y vio como se les acercaban a sus compañeros, pero no tenía ningún arma que alcanzase ni ningún conjuro con alcance suficiente. Tocó las campanas para alarmar a la guardia y saltó desde el campanario para acudir en ayuda de Gûlag, la caída fue dolorosa, pero corrió en ayuda de su barbudo compañero. Tama Rïth se había acercado al inicio de la calle desde donde conjuró tres rayos de fuego contra los lobos, solo uno de ellos impactó sobre un lobo, pero dolorido siguieron su avance casi llegando a la altura de Drogos. Éste activó sus botas mágicas y esquivando a Letus se alejó de allí acudiendo a la altura de Ivelliön, que seguía realizando el ritual. Gûlag lanzó un golpe con su hacha Ausvich contra un lobo, pero se apartó y se abalanzó sobre el enano quién cayó al suelo, tendido en el suelo se defendió como pudo frente a los otros dos lobos y goblins, consiguió incorporarse de nuevo, pero había sufrido ya mordiscos y tajos, la sangre manaba por su brazo hasta los dedos que sujetaban el escudo. -Vamos! Todavía puedo llevarme a alguno conmigo!- gritó.

    Los lobos siguieron su carrera hasta Tama Rïth que convocando un escudo mágico pudo evitar el primer lobo y su jinete, pero en seguida se vio rodeado y herido.

    Letus propinó un golpe a Judite que le partió el cuello y avanzó siguiendo a Drogos. Val Varis rasgó su arpa y la música apenas audible llegó hasta Gûlag y los jinetes de lobo, donde creció en un estruendo y explosión que los envolvió a todos, derrotando a todos los jinetes goblin, un lobo también cayó muerto, pero quedaban dos lobos magullados. Gûlag, que también se vio envuelto en la explosión cayó al suelo de rodillas. –Ja! - y perdió el conocimiento.

    Tama Rïth luchaba a la defensiva, musitó palabras arcanas y aparecieron ante si tres reflejos que se movían con él, ello distrajo a los lobos y goblins que asestaban golpes a todo lo que se movía, las imágenes acabaron por desaparecer ante los golpes y Tama fue herido también. Entonces aparecieron algunos de los guardias de la ciudad, dos jóvenes guardias acudieron a ayudar a Tama Rïth, y otros dos acudieron donde se encontraba Val y el recién llegado Drogos contra los lobos.

    Los jinetes de lobo que rodeaban a Tama se dividieron para luchar contra los guardias, Tama intentó huir buscando el refugio del resto de sus compañeros, pero un lobo le dio un zarpazo y lo derribó al suelo donde el goblin lo remató con la espada, Tama Rïth comenzó a desangrarse tendido en el suelo. Letus salió de entre las casas, y se dirigió al círculo de dólmenes donde se encontraba Ivelliön concentrada en su ritual, un guardia cercano le miraba extrañado, pero no había visto nada de su anterior ataque a Drogos, quien, viendo en peligro a Ivelliön, abandonó a Val y los guardias frente a los lobos. Val recitó unas palabras arcanas y con la melodía de su magia Gûlag se incorporó –Y bien? Ausvich está sedienta! -

    Letus lanzó un par de golpes contra Ivelliön, pero no pudo descentrarla, entonces Drogos salió detrás de un dolmen agarro a Letus por la espalda y le cortó la garganta. El ser que había sido Letus hasta ahora cayó al suelo desangrándose, su piel grisácea y sin rostro, era un doppelganger.

    Inmediatamente se lanzó en ayuda de Tama Rïth que estaba desangrándose rodeado de lobos, uno de los guardias acababa de caer abatido por el espadazo de un jinete goblin. Entonces un gran viento rodeo el pueblo y frente a Ivelliön apareció un ser de aire. –Quien llama al pueblo elemental? - Retumbó una voz de trueno. -Soy Ivelliön de Kitary, y por las tradiciones de Kalêl y mi deber con la naturaleza deseo restablecer la Alianza que protege a este pueblo, ya que se encuentra en peligro de orcos, quienes si tienen éxito en su conquista dañaran a esta tierra y estas gentes- y realizando unos gestos druídicos de respeto miró al suelo esperando la respuesta del elemental. Tras unos instantes que parecieron minutos por fin la voz de trueno rompió el silencio. –Que la alianza de nuestros pueblos se renueve. - . Y acto seguido el viento se disipó y el ser desapareció.

    -Quien más quiere probar mi filo! Ausvich Khazaâd! Aich ka khuî! - dijo Gûlag tras retirar el hacha del último lobo caído. Drogos abatió a un jinete de lobo que estaba enzarzado con un guardia, pero otro de los lobos que estaba olfateando el cuerpo de Tama se abalanzó sobre él y le derribó al suelo cayendo inconsciente.

    Ivelliön se giró y observó lo que ocurría, sus compañeros caídos al lado de los lobos, Tama llevaba mucho tiempo tendido en el suelo y estaba lívido, entonces corrió y cuando estuvo al alcance se agachó y toco el suelo recitando unas palabras mágicas, el suelo alrededor de Tama brilló y este se incorporó tosiendo, pero vivo. Después le tocó a Drogos volver a la consciencia. Entonces los elementales aparecieron, un torbellino de aire se formó frente los lobos, olas surcaron el rio y dos remolinos de agua salieron del rio acercándose a los lobos rápidamente. Los lobos giraron sobre sus patas para huir, pero no les dio tiempo, los remolinos los lanzaron en todas direcciones. Los orcos de la otra orilla que habían permanecido pendientes del ataque de los jinetes se refugiaron a distancia y se llevaron a Delora con ellos. Los elementales una vez derrotados los enemigos desaparecieron, dejando solo de recuerdo una brisa y un gran charco en la calle. En el círculo de dólmenes se oyó una voz retumbante en élfico. – A túrin turambar turún' ambartanen- Drogos entendió las palabras y las tradujo a Gûlag y Tama, pero Val e Ivelliön comprendieron la carga que conllevaba esas palabras.

    Según cuenta la leyenda fueron las palabras del juramento que hicieron los primeros elfos a sus dioses Valâr cuando se declararon como defensores del mundo en que viven, el juramento de los primeros nacidos.

    Ya juntos, los compañeros sopesaron sus acciones, sin duda debían descansar para curar sus heridas, pero el pueblo ahora parecía protegido y quizás pudiesen entorpecer la labor de los orcos que habían ido a reclutar a los gigantes. Gûlag insistía en que no podían dejar a la joven capturada en manos de los orcos. Ivelliön comprobó que más aves de lo normal se observaban ahora en el cielo, y realizó un ritual para poder hablar con ellas. Lo que alguna le informó era que pieles verdes y gigantes se acercaban al pueblo desde el sureste.

    Decidieron por tanto intentar rescatar a la muchacha con las primeras luces de la mañana y ayudar a defender el pueblo de la mejor manera posible.

    La compañía dorada defendería Fuerte Kalêl.

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    CAP 11- LENGUA MUSGO- CROSSOVER III-

    jueves, 11 de julio de 2019

    Antes de echarse a dormir, Elossa les presentó a otro recién llegado al bosque, Val Varis, un alto elfo bardo que provenía del Bosque Dorado. Había conseguido enterarse que Aldauîr el gran héroe elfo había partido hacia este bosque en alguna misión secreta, y Val estaba deseoso de seguir sus pasos y sus hazañas, el mejor caldo de cultivo para las canciones de un bardo. De repente al llegar al bosque se vio inmerso en el ataque orco del ejercito de la Garra Amarilla y acabó encontrándose con Elossa quien le refugió. Sabiendo que Aldauîr está relacionado con Ayuvël al igual que la Compañía Dorada, Val optó por unirse a ellos momentáneamente.

    Cora por su parte, tras el intenso combate del día, verse ella y sus compañeros al borde la muerte y enterarse de que los orcos habían salido del bosque también a atacar el pueblo de Kalel, pensó en su aldea, Villasoleada, y sus indefensos vecinos si sufrían un ataque por parte de los orcos. Tras meditarlo toda la noche, la alegre Cora les indicó a sus compañeros que debía partir a su pueblo, que momentáneamente debía abandonarlos para asegurarse que estaban bien. Fue una despedida triste, y Elossa se ofreció a ayudarla a llegar hasta el linde del bosque mientras que la compañía, con un nuevo miembro, dirigió sus pasos hacia la casa del árbol de LenguaMusgo.

    El camino hasta la guarida de LenguaMusgo, se hizo difícil, el bosque se hacía cada vez más denso, enredaderas y zarzas se hacían más frecuentes, con telarañas hechas de espinas, los árboles tomaban formas retorcidas y colgaban ramas y lianas, el suelo cada vez se encharcaba más, creando pequeñas marismas y pantanos lo que hacía que seguir una dirección concreta costase mucho. El trinar de los pájaros se vio sustituido por algún graznido y el croar de innumerables ranas, comenzando a oler a moho y barro. La luz parecía que penetraba con más dificultad entre las copas de los árboles, como si los arboles rechazasen la entrada de luz.

    Drogos avanzaba en cabeza, buscando el camino, había tenido éxito evitando rastros de orcos, desviándose para esquivar ciénagas y retomando el camino hacia donde les había indicado que estaba lo morada de LenguaMusgo. Había ascendido a ver por encima de los arboles cuando al descender, no se percató que estaba rodeado, varias flechas goblin silbaron a su alrededor y una jabalina le impactó en el hombro. Su grito alertó al resto de compañeros que no estaban demasiado lejos y cargaron para ayudar a su compañero.

    TamaRïth realizó trazos con sus manos y extendiendo los dedos salieron cuatro proyectiles de energía que volaron entre las ramas impactando un orco y acabando con él. Drogos se abalanzó contra uno de los orcos más recios y le clavó en el costado la espada élfica, la espada era extremadamente ligera pero muy afilada y resistente y en sus manos se convertía en un arma mortal, el orco furioso intentó acabar con él enarbolando furiosamente su gran hacha, pero falló y el árbol que había detrás soltó numerosas astillas ante el brutal impacto. Gulag clamó contra los pielesverdes en el áspero y rudo idioma de los enanos, y cuando un orco cargó contra él, resistió el embate y de un par de poderosos hachazos derrotó al jinete. Val combatió a su lado contra goblin montado en lobo mientras entonaba una canción de valor en honor a Drogos, quien parecía necesitarlo en su combate contra el gran orco. Ivelliön disparó su arco descabalgando a otro jinete goblin del lobo. El combate restante fue raudo, cuando solo quedaba un lobo de pie intentó huir de la compañía, pero Tama Rïth mandó a su búho familiar tras él y cuando este clavó sus garras en el huargo, Tama Rïth convocó una descarga eléctrica que hizo caer a la bestia.

    Tras recomponerse volvieron a retomar su camino hacia la bruja. El bosque a cada paso se volvía un sitio más tétrico, los arboles comenzaron a adoptar formas grotescas, con sus troncos adoptando rasgos y gestos humanos, y de algunas de las ramas colgaban muñecos hechos con ramas secas como de personas colgadas por el cuello.

    Tras un rato de avance, delante de ellos observaron a una señora de larga melena blanca con una diadema de hierbas trenzadas y vestido negro agachada recogiendo setas, al dar un paso más, la figura desapareció detrás de un árbol, apareciendo a 20metros a la izquierda cortando la corteza de un tronco. - "Bienvenidos jóvenes a mi hogar, qué os trae a mi morada?"- dijo una voz que provenía de la anciana. - “Qué le ha ocurrido al bosque en esta zona?” inquirió Ivelliön. “Por qué la naturaleza está dañada?”. - “Dañada? No veo nada dañado, acaso los sapos no son naturaleza?”- dijo la anciana cogiendo uno del suelo embarrado – “Pero no me habéis contestado, que hacéis en mi hogar, gente preguntona?”. - “Somos amigos de Elossa Vassorum, lo conoces?” - “Ah! El viejo Elossa, no hay nadie en el bosque que no le conozca”. - “Y qué opinas de él?” - “Somos distintos, vemos el mundo de forma distinta, pero si queréis hablar por qué no venís a tomar una taza de té a mi casa, seguidme.” Y comenzando a andar hacia la misma dirección que llevaba la compañía, tras tres pasos desapareció de la vista de los compañeros. Tras varios minutos llegaron a una amplia zona menos densa, no llegaba a ser un claro, pero sí que los arboles formaban una especie de claro alrededor de un gran árbol en cuyo tronco, se veía claramente una puerta de madera. Los arboles cercanos tenían aspectos todavía más grotescos, asemejando siluetas de hombres cargando pesados fardos o crucificados, o muecas como rostros gritando. Las ramas de los arboles estaban llenas de jaulas, donde quedaban restos de pequeños animales, esqueletos roídos, o cuerpos en descomposición, en alguna de ellas quedaba algún animal vivo, desnutrido.

    –“Pasad! Pasad!”- Se oyó desde dentro del árbol junto con un leve tintineo como de una cuchara sobre cerámica. Les pareció oír también como un lloriqueo o sollozo de una niña.

    Ivelliön y Tama Rïth inspeccionaron cuidadosamente el entorno y pudieron comprobar como había varias figuras escondidas agazapadas entre las ramas, hicieron unos gestos a sus compañeros para que pudieran ubicarlas. Eran unas figuras humanoides, peludas, de aspecto robusto. Val Varis les susurró, “Osgos, son primos lejanos de los goblins, pero mucho más forzudos, aunque igual de sibilinos y traicioneros”. Drogos, se separó del resto del grupo para intentar atacar al más cercano cogiéndole desprevenido. Tras dilucidar en murmullos qué hacer, finalmente Val Varis creó una ilusión cercana a la puerta del árbol de un jabalí, pero no tuvo el efecto deseado, la imagen de la anciana apareció al lado de la ilusión del jabalí. –“Falsos! Por qué me molestáis todos?”-

    Los tres osgos salieron de su escondite precipitando el combate, por suerte Drogos había llegado a posicionarse y se lanzó, clavando en el cuello al osgo más cercano a Alferión, pues así llamaba a la espada élfica, desangrándole. Tama Rïth trazó un circulo con sus brazos y entonó unas palabras mágicas, sus manos prendieron en fuego, y lo lanzó contra el más lejano, tres rayos flamígeros cruzaron los arboles impactando dos de ellos en el osgo, que malherido, siguió su carrera contra ellos. Ivelliön entró en comunión con la naturaleza transformándose en osa y lanzándose contra la figura de la bruja, pero ella desapareció ante sus garras, apareciendo justo delante de Tama Rïth, pero esta vez con el pelo todo despeinado, sin diadema y con un rostro mucho más afilado y siniestro, lanzándose a garrazos contra el mago –Mis hermanas! Orcos! Y ahora vosotros! Todos molestan a LenguaMusgo!- De repente cuando menos se lo esperaban, uno de los arboles cercanos cobró vida y lanzó un golpe contra Val, impactándole en un hombro. –“Khazad! Berronar Khazad aî menú!” gritó Gûlag que se abalanzó contra el árbol con su hacha invocando el poder de Berronar, su arma estalló en llamas e impactó contra el árbol animado, el cual prendió en llamas y profirió un grito de dolor mientras sus ojos miraban con odio al enano. Val rasgó su arpa y concentró su música pasando de ser casi inaudible a sus compañeros cercanos, expandiéndose hasta un trueno ensordecedor alrededor de los dos osgos que estaban ya trabados con los compañeros y el árbol animado, el estallido sonoro impacto en ellos, derrotando a uno de ellos, pero el otro descargó furibundo su maza contra Val que le golpeó en la cabeza derribándole inconsciente.

    LenguaMusgo lanzaba furibundos ataques contra Tama Rïth. –“oh, sí, mis hermanas quieren que haga esto, que haga aquello, con los sucios orcos! Por qué no me dejáis en paz?!”- Drogos se había dirigido hasta la casa, a investigar los sollozos de niña que habían oído, forzó la cerradura la puerta y comprobó el interior, una gran olla dominaba la estancia, se veía una puerta al fondo y se puso a intentar forzarla. Ivelliön regresó a la refriega acabando de un mordisco con el osgo restante. Gûlag pudo acabar tras varios hachazos con el árbol, todavía prendido en llamas, pese haber recibido un tremendo impacto con una de sus ramas.

    LenguaMusgo al verse sola se desvaneció, apareció a escasos metros, sacando de un bolso un espejo, lo tiró al suelo y estalló en mil pedazos, pero el ruido de los cristales al romperse creó una oleada sonora que impactó en todos los compañeros como una maza. –“Habéis acabado con mis chicos, LenguaMusgo solo quiere una niña a quien enseñar, dejarme en paz, mis hermanas, mis malvadas hermanas, ellas quieren acabar con el hombre, pero yo no. Solo quiero una niña que educar, mis hermanas son malas, ah, si alguien pudiera acabar con ellas y dejarme en paz. que es lo que buscáis jóvenes? queréis vencer a esos orcos? yo puedo ayudaros, los orcos son rudos, toscos, no me gustan los orcos, pero mis hermanas me obligan a ayudarles, queréis ser héroes? yo puedo ayudaros.”

    Los compañeros vacilaron un instante, Gûlag cerró los ojos y pidió a Berronar que le informase del Mal a su alrededor. Gûlag sintió un profundo olor a podredumbre saliendo de la bruja. –“Apesta a mal”- Dijo apuntando con su hacha a LenguaMusgo. Fue todo lo que bastó para que el resto de compañeros se pusiese en marcha contra ella.

    Drogos había conseguido forzar el cerrojo de la otra puerta lo que le condujo a un trastero lleno de jaulas, donde estaban igualmente animales, tejones, ardillas, pájaros, en un estado de rabia, miedo y locura, pero no existía rastro de ninguna niña y estaba seguro que no había compartimentos ocultos. La puerta se le cerró y tuvo que ponerse a forzarla de nuevo para poder salir de allí.

    Ivelliön tornó a su forma elfica para poder entonar una plegaria al bosque que curase a Val, de la hierba pareció salir un leve susurro y Val tornó a la consciencia levantándose. Gûlag descargó su hacha, pero LenguaMusgo se desvaneció impactando contra un árbol. –“Traedme una niña y os diré cómo vencerlos”- Se oyó una voz en la otra parte del claro, sin embargo, el olor a podredumbre y mal a Gûlag le indicaba alejándose en otra dirección. -“Está por allí!”- señaló. Ivelliön se transformó en osa de nuevo y cargó a ciegas en la dirección que había señalado Gûlag, afortunadamente impactó contra LenguaMusgo derribándola. Pero volvió a desaparecer, Gûlag se encaramó en Ivelliön en forma oso y dirigió su carga.

    LenguaMusgo al no poder dejarlos atrás de volvió a materializar y saco de su bolso un orbe de cristal que arrojó a los pies de sus perseguidores, rompiéndose en pedazos, de su interior salió un viento huracanado y una nube de tormenta que chisporroteaba energía, descargando rayos en toda el área, Ivelliön y Gûlag se vieron dañados por las descargas, pero consiguieron llegar hasta la altura de LenguaMusgo, y de un hachazo Gûlag le arrancó la cabeza.

    Todos sintieron como se les erizaba el cabello y un escalofrío, el croar de las ranas y graznidos de los cuervos se alzó por todo su alrededor al unísono durante un instante y cesando dejando el bosque en total silencio. Habían derrotado a LenguaMusgo y con ello el ejercito de la Garra Amarilla no podría crear un aquelarre, evitando el acceso a sus poderes místicos. Revisaron la casa del árbol de la bruja y consiguieron un cuadro extraňo. Quemaron el árbol-morada, e hicieron noche lejos de allí.

    Durante la cena usaron la Piedra de las Estrellas para hablar con Castordia, y les informaron que partirían a vigilar y ayudar el pueblo de Kalêl, el pueblo cercano que había mandado mensajero porque se les acercaban los orcos.

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    Cap. 10 - Ayuda a Rhîdail -CROSSOVER II-

    jueves, 16 de mayo de 2019

    Los miembros de la Compañía fueron a sus habitaciones en el Escudo Quebrado para descansar lo posible antes de partir al Alba. Los AsolArañas irían al Este atravesando el bosque hasta el Puente de la Segunda Alianza, pero La Compañía de la Tormenta y la Compañía Dorada unirían su camino temporalmente, bordeando el bosque al Norte. La compañía de la Tormenta pretendía ir a la Torre de Annonhën desde el norte, y la Compañía Dorada había tomado la decisión de ir a avisar a Elossa Vasorum y buscar su ayuda.

    Todos los miembros a excepción de Tamâ se acomodaron en sus camas y descansaron inquietos, Tamâ sin embargo estaba ansioso por transcribir los Pergaminos encontrados en la Biblioteca de Gilthoniël y permaneció toda la noche enfrascado en dicha tarea. Al alba, con visibles muestras de cansancio, se juntó junto a sus compañeros y los miembros de la Compañía de la Tormenta y partieron en sus caballos a buena marcha hacia sus misiones, una lluvia intensa les acompañó en su camino. La lluvia había mitigado casi todos los fuegos del bosque, solo se veían llamas en el fuego más cercano a Gilthoniël. A un ritmo veloz cabalgaron durante toda la mañana, a mediodía se aproximaban a los restos del camino que dirigía a la Torre del Grifo cuando vieron una cortina de humo que se elevaba cercana en ese camino, podían seguir raudos su marcha y evitarla, pero decidieron aproximarse e investigar.

    Tamâ Rïth mandó a su familiar volando para que observase lo que ocurría, una parada de posta había sido atacada, el camino lo bloqueaba una pila de cadáveres de caballos. Los ojos penetrantes del búho pudieron observar como en los restos de la cabaña de postas había orcos agazapados, una emboscada a todas luces. La compañía podía tomar la decisión de obviarlos y seguir su camino, pero Gûlag estaba ansioso por descabezar orcos, e Ivelliön quería vengar al bosque y a los pobres caballos asesinados, así que decidieron ir a vengarlos. El familiar les informó que solo cuatro orcos les esperaban emboscados.

    Mientras la mayoría se aproximó en un ataque frontal, Drogos se escabulló silencioso aproximándose por la retaguardia. Los orcos cargaron con furia al ver acercarse a la compañía sin percatarse de la presencia del pícaro asesino, quien bordeó la cabaña y pudo comprobar que debajo de los caballos muertos había una estructura de madera dentro de la cual debía haber goblins y alguna criatura de tamaño ogroide. ¡La emboscada estaba más planeada de lo previsto! Pero antes que pudiese avisar a sus compañeros, de entre la montaña de cadáveres equinos apareció un ogro de gran tamaño que llevaba diversas correas con las que sujetaba una especie de castillo parapetado de madera en la que había cuatro goblins armados con arcos, la mole enorme se abalanzó al combate ignorando a Drogos que se escondía entre la cabaña. Los orcos se habían enzarzado en un combate contra el núcleo de la compañía. Cora entonó un cantico mágico que puso a dormir a dos de los orcos, uno de los cuales se acercaba peligrosamente a flanquearlos. Ante el avance del ogro-castillo Ivelliön abandonó su forma de osa para convocar un rayo de pura luz de luna sobre ellos, causando que todos los goblins de la estructura cayesen muertos habiendo podido descargar solo una andanada de flechas sobre la compañía. Tamâ Rïth descargó su conjuro más poderoso extendiendo sus manos y convocando fuego que lanzó en tres ocasiones sobre el ogro, pudiendo impactar solo con uno de ellos, Ivelliön cambió la posición del rayo de luz de tal manera que con ello los orcos acabaron muertos, pero en el mismo momento en que Drogos, activando sus botas de rapidez, llegaba de improvisto saltando sobre la espalda del ogro y acuchillándole acababa con él, un aullido sonó cercano. ¡Wargos!

    Sin embargo, la emboscada no resultó fructífera, los orcos, goblins y ogro no habían aguantado suficiente como para permitir a los wargos atacarles por la retaguardia, por lo que ya libres de toda demás amenaza, la compañía pudo acabar con los wargos fácilmente.

    Allí las compañías se separaron, los miembros de la compañía de la Tormenta habían estado asegurando el perímetro y también se habían enzarzado en una lucha contra una patrulla de orcos, pero los habían derrotado sin demasiados problemas. La Compañía de la Tormenta se dirigía ya al bosque mientras que la Compañía Dorada se dirigía por el exterior al este, bordeando todo Rhidaîl.

    Al anochecer llegaron a la altura de las colinas del norte, cerca de donde estaba marcado en el mapa orco, Faga PiedraNegra, la compañía meditó si dormir en un refugio o seguir raudos, y así pues decidieron continuar sin descansar. Tama Rïth hizo mella de haber apenas descansado la noche anterior y su cuerpo se sentía muy fatigado, también Drogos acusó el seguir con la marcha. Entre las colinas, llegaron a avistar las huellas de una patrulla orca, que se dirigía al norte, hacia la zona señalada en el mapa, seis pieles verdes habían ido rumbo al norte unas horas antes, pero no se desviaron. Al amanecer llegaban al linde del bosque este, cansados.

    Ivelliön había podido hablar con algún animal en el camino, todos le indicaban fuego, orcos y miedo, el bosque debía de estar infestado de orcos. Por suerte los fuegos habían cesado, salvo el fuego de Gilthoniël que todavía ardía, aunque débilmente. La compañía ante el cansancio de algunos de sus miembros decidió descansar antes de adentrarse en la espesura. Tras el sueño reparador los compañeros se internaron en el bosque, dejando a los caballos fuer. Ivelliön dejó encargado a Kyutsu, su caballo, que si se encontraban en peligro huyesen hasta la posada de Fildarëm, donde seguro cuidarían de ellos.

    Los daños en el bosque eran evidentes, pequeños rescoldos de fuego, árboles talados, animales muertos, sin ningún patrón, solo pura destrucción aleatoria. Viajaban con cuidado, escuchando ruidos lejanos, evitando los distantes ruidos que pudieran ser tropas o campamentos orcos. Cuando el sol estaba comenzando a ocultarse tuvieron su primer enfrentamiento con los orcos dentro del bosque, y por poco fue el último.

    La compañía se encontraba avanzando cautelosamente, intentando orientarse hacia el estanque de Elossa, en ese momento estaban decidiendo si debían seguir rectos o desviarse un poco mas al norte y no los oyeron venir. De entre los arboles aparecieron una patrulla de orcos, uno de ellos llevaba una camisola de mallas y era algo mas robusto que los demás, sin duda algún tipo de capitán, pero los primeros que les atacaron fueron dos jinetes de lobo goblin, les atacaron por la retaguardia y consiguieron derribar a Drogos, la compañía tuvo que reorganizarse rápidamente, los atacantes aprovecharon la situación y uno de los jinetes lobo acabó con Drogos en el suelo.

    Tamâ Rïth lanzó un hechizo creando copias idénticas de si mismo para entorpecer los ataques orcos y destrabarse, pero o bien por suerte o por una inusitada agudeza del capitán orco, éste descargó dos poderosos ataques que lo dejó desangrándose en el suelo. Cora intentó repetir el hechizo de sueño contra los orcos, pero esta vez, al ver caídos a dos de sus amigos la concentración no pudo ser todo lo férrea posible, doblegó la música para dormir a los dos jinetes goblin que cayeron de la montura, pero tanto los lobos como los orcos no se vieron afectados.

    Ivelliön convertida en osa luchaba contra uno de los orcos también atenazada por la confusión, no podían caer aquí, había mucho por hacer en el bosque. Gûlag se debatía defensivamente contra los lobos, tratando de ganar tiempo para que pudiesen recobrar la compostura y un plan de batalla. Pero Cora cayó también abatida por el hacha del jefe orco.

    -Ivelliön! ¡Hay que recuperarlos! ¡Usa tu magia! - Gritó Gûlag. Ivelliön abandonó su forma de osa para poder usar sus conjuros y tocando a Cora y rogando que la fuerza del bosque la salvase ésta se levantó con renovadas fuerzas. -Drogos!- No tuvo que decir más Ivelliön, Cora la entendió perfectamente y rasgando su arpa entonó una leve melodía mágica que hizo recuperarse a Drogos y lanzarse a la batalla. Gûlag había dado cuenta de uno de los lobos invocando el poder de Berronar desatando un estallido de luz y defendía a sus compañeros aguantando el embate de los orcos. Tamâ Rïth parecía estable tendido en la hierba.

    La batalla dio la vuelta totalmente, y otro orco cayó bajo un garrazo de Ivelliön en forma de osa, Cora luchaba con su espada y su daga contra el jefe orco y Gûlag llegó a su ayuda invocando una vez más su poder de paladín de Berronar, derribando al jefe. El lobo, ante el cambio de la batalla se disponía a huir, pero Drogos lo interceptó y clavó la espada élfica en el cuello de la bestía derribándolo.

    Habían salido victoriosos, comprobaron que Tamâ Rïth estaba solamente inconsciente y no parecía desangrarse, consiguieron que tomase una poción mágica y sus heridas se cerraron, recobrándose. Habían estado al borde de perecer todos, pero debían moverse, no podían descansar aquí, no debían estar lejos del estanque.

    Consiguieron orientarse correctamente y cuanto mas se acercaban al estanque comprobaban que los destrozos del bosque eran menores, sin duda se estaban acercando al área de protección de Elossa Vassorum.

    El llegar allí el estanque estaba deshabitado, intentaron llamarle mentalmente, pero no acudía. Ivelliön inspecciono la estatua y dolmen que había en la isla del estanque y comprobó gracias a su lenguaje druídico que había una especie de oración para llamar al “defensor del estanque”. Así pues, tanto Gûlag como Ivelliön realizaron el salmo. Al cabo de un rato, se sintieron observados. Agudizando sus ojos pudieron comprobar que a lo lejos entre los árboles había varios de los lobos de pelaje verde que habían visto con Elossa y al poco, apareció Elossa en el claro.

    “Amigos, vuestra presencia en el bosque ha sido como un pequeño guijarro rodando colina abajo, creando una avalancha de rocas imparable. A los orcos no les ha gustado vuestra visita, ni verme a mi en su propio campamento, y hemos desatado una tormenta” Los compañeros pusieron al día a Elossa de lo que ellos sabían y Elossa les pudo arrojar luz sobre varias cuestiones.

    LenguaMusgo era una Saga, un ser feérico, una bruja, y SueñOscuro era su hermana. LenguaMusgo vivía en el árbol muerto, y tenía animadversión hacía Elossa, seguramente ella había estado detrás del envenenamiento mágico del estanque.

    SueñOscuro no vivía en este Plano Material normalmente, habitaba en el Plano Espiritual. El circulo de dólmenes era un portal a ese plano, un portal elaborado hace mucho tiempo por druidas. En esa parte del bosque habitaban las hadas. Las Hadas son seres feéricos caprichosos, volubles, pero no tenían por qué ser malvados, la Corte de Verano son amigables, y pacíficos en general, aman al bosque y no les debe haber gustado lo que está ocurriendo, pero la Corte de Invierno son egoístas y avariciosos, y entre ellos hay malvados como las Sagas. Cuando tres Sagas se juntan pueden hacer un conclave, un aquelarre, su poder mágico se multiplica. Sin duda PiedraNegra es otra Saga, aunque Elossa no la conocía por estar fuera del Bosque. LenguaMusgo y SueñOscuro no se llevan bien, pero si dejan a un lado sus diferencias para formar un cónclave puede ser peligroso. Igualmente, la gente del pueblo de las Hadas podría ser aliadas, o quizás están dominados por la Corte de Invierno y se unan a los orcos.

    Con toda esta información, a la luz de las estrellas usaron la Piedra Estrella que les había dado el Triunvirato. Dormen estaba al otro lado y reportó todo lo que la Compañía les contó. La compañía le informó que descansarían en el estanque, pero al amanecer partirían al árbol muerto a por LenguaMusgo.

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    Capitulo 9. La Sala del Consejo -Crossover I-

    sábado, 4 de mayo de 2019

    La Gran estancia en el triunvirato donde estaban reunidos tenia ventanas que daban al bosque en llamas, se veía decenas de fuegos repartidos por el bosque, un gran fuego rodeaba la zona cercana a las ruinas de Gilthoniel, y con un catalejo todos los presentes habían podido observar los jirones colgados en la Torre de Annonhën a modo de bandera, en ella estaba dibujada toscamente sobre fondo negro una garra amarilla. El sonido de los tambores, aunque distantes, se había hecho evidente como un murmullo lejano en el silencio de la noche.

    El último en llegar a la sala fue el Gobernador Lerrand, no parecía muy complacido de atender una reunión a esta hora de la noche. Por su parte el General Grivus había llegado de los primeros, acompañado de la Capitana de la Guardia de la ciudad, Sybell Cromdor, y del Capitán del Ejercito, Raynard Helder.

    Habían acudido varios miembros de las Compañías Aventureras, estaba un guerrero que llevaba a un mandoble, pero más bien se apoyaba en él, pues se veía claramente que llevaba todo el torso lleno de vendas, era Hank, el único superviviente de los Mapeadores de Rhidaîl, la compañía se había movido únicamente dentro del bosque de Rhidaîl para investigarlo en profundidad pero en su interior habían caído un enano hechicero, un semielfo explorador y uno de los pocos gnomos que existen en Nueva Khalmar fuera de su ciudad natal.

    También había una pequeña compañía, formada por dos enanos, uno guerrero que portaba dos hachas y el otro un montaraz que no apartaba la mano de su ballesta, los acompañaba un curioso clérigo del dios de los viajeros, cuya arma era un tridente, se habían apodado los AsolArañas pues en su primera aventura habían tenido problemas con unas arañas gigantes y desde entonces las odiaban y se habían erigido como enemigos juramentados de estos seres.

    En la sala estaban las dos compañías más numerosas, La Compañía Dorada, formada por Drogos el ladrón, el mago Tama Rïth, la mediana y barda Cora, el paladín enano Gûlag, e Ivelliön, elfa druida. La Compañía de la Tormenta la componían dos enanos y dos elfos, los miembros fundadores, Harald clérigo de Thor y Ulfgar guerrero bárbaro, y Eythonos el mago y el explorador Tariaêl. A ellos se habían incorporado Sir Marcel Nathander y el mediano Altón Piparrota, marqués de Piedrapelada.

    Todos estaban inquietos y expectantes. En la gran mesa se había dispuesto un mapa enorme que recogía las tierras de Rhidaîl donde se detallaban ciertos elementos y ubicaciones dentro del bosque. Sobre el propio mapa gigante había un trozo de mapa mucho más tosco y rudimentario, con garabatos en lo que parecía algún tipo de lenguaje primitivo. Tariaêl reconoció enseguida el lenguaje de los orcos en esos toscos símbolos. Una vez todos estaban presentes, el general Grivus comenzó a exponer la situación.

    Desde hace cientos de años, las ruinas abandonadas de Gilthoniel habían sido invadidas por enemigos, muchas eran las leyendas y rumores, un viejo tumulario, elfos oscuros, kobolds, pero lo cierto es que desde la creación de Nueva Khalmar lo que parecía más veraz era un ejército de pielesverdes. El camino del bosque se encontraba cada vez más peligroso por asaltos goblins, y los exploradores indicaban numerosos encuentros con orcos y sus secuaces dentro del bosque. La compañía de aventureros llamados Mapeadores de Rhidaîl crearon su compañía con la intención de mapear todo el bosque, y dentro de sus límites se han ido moviendo en este mes desde la proclama de aventureros. Sus informes corroboran la alta presencia de pielesverdes en todo el bosque, pero han podido registrar muchas zonas del bosque, ruinas, guaridas, habitantes. Recientemente, cuando decidieron investigar más de cerca las zonas cercanas a Gilthoniel, sufrieron un revés que casi acaba con todo el grupo. Afortunadamente el guerrero de la compañía, Hank, pudo llegar a Castordia apenas vivo, y trajo consigo una información, que ahora se contempla, valiosísima.

    Estaban cerca de la Torre de Annonhën, esa región está más poblada de arañas y bestias, y Siwaêl, el explorador elfo, encontró huellas recientes de wargos, pero por su profundidad parecía que iban cabalgados. Decidieron investigar de cerca, y evitando algunos vigías, llegaron hasta tener visible la torre. Dos goblins estaban recibiendo instrucciones de un orco hembra, era de piel negruzca, con tatuajes blancos y garras, llevaba un collar cargado de huesos. Les tendió una especie de pergamino a los goblins. Al no ver las monturas de los goblins, el grupo decidió aprovechar la oportunidad tan escasa de enemigos y arrebatarles la misiva, y lo lograron, pero los goblins se transformaron en criaturas lobunas enormes y la orca los maldijo con su magia, del combate solo salió vivo de allí Hank, gracias al último esfuerzo de Viarth el hechicero enano, que usó la magia de un pergamino para teleportarse lejos junto con Hank el cual portaba el pergamino robado. Viarth no sobrevivió a las heridas y Hank a duras penas consiguió llegar a las Murallas de Castordia.

    Esto ocurrió hace tres días, Hank apenas recobró conocimiento lo trasladó a la Cofradía, el funcionariado estaba procesándolo cuando se reportó también lo ocurrido a la Compañía Dorada. La Compañía Dorada había llegado a infiltrarse en uno de los edificios de las ruinas de Gilthoniel, en la biblioteca, gracias a la ayuda del unicornio Elossa Valorum, pero al salir fueron vistos por los orcos y se inició un combate contra numerosos pielesverdes pero finalmente pudieron huir, por lo que habían visto allí, el número de orcos, aliados con ogros y goblins era ingente, por lo menos varias facciones por lo que habían visto de emblemas. En lo concerniente a las ruinas y pielesverdes, descubrieron que no mucho atrás también había visitado las ruinas el héroe elfo Aldauir BrilloPlateado en alguna misión desconocida, habiendo acabado también con algunos de los pielesverdes.

    Y luego esta noche los fuegos y tambores. Con la bandera ondeando de una Garra Amarilla. Sin duda alguna, un ejército de orcos está tras ello, y por lo que entendían, estos tres encuentros han precipitado una guerra que habría llegado a las puertas de Castordia a no mucho tardar. Pero parece ser que sintiéndose atacados, o vigilados, los orcos han precipitado sus movimientos por lo que se traduce del pergamino sustraído a la líder orca, todos sus planes no estaban maduros, han precipitado la guerra y hay esperanzas de poder contrarrestarlos, hay varias localizaciones marcadas en el mapa.

    El ejercito va a prepararse para luchar, bien defender la ciudad o salir al encuentro del ejercito de la Garra Amarilla. Pero en pleno bosque no es el mejor terreno para ellos. Se necesita saber si han conseguido ejecutar esos planes o alianzas, y las compañías aventureras están mejor preparadas para desenvolverse en el bosque que los soldados ante los ojos del triunvirato. (un argumento que al general Grivus no le sentó muy bien). Pero asi el ejercito podrá pertrecharse y prepararse para el combate.

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    Cap.8 - La calma ante la Tormenta.

    martes, 23 de abril de 2019

    Tras todo el día cabalgando huyendo del bosque, llegáis con las estrellas en el cielo del 10 de Brumario a cruzar las puertas de Castordia. Os dirigís a la posada de El Escudo Quebrado, donde Gorstan os da la bienvenida y os sirve unas cervezas y un plato de venado para recobrar fuerzas. Las primeras horas del día habían sido agotadoras, ante aullidos y gruñidos de orcos, espoleando a los caballos mientras los lobos os perseguían, finalmente se fueron quedando atrás pero no aminorasteis el ritmo por precaución, y ahora estáis exhaustos, a salvo, pero exhaustos.

    Entre los parroquianos podéis comprobar que hay otra Compañía de Aventureros que han llegado de aventuras, su mesa tenía mucho mejor ambiente que la vuestra, un elfo hojea un libro a la par que bebe vino, a su lado otro elfo con la capucha puesta atiende a un mediano, que no para de hablar y reírse, un clérigo enano de Thor hace alguna interrupción al discurso del mediano como puntualizándole, a su lado otro enano apenas separa unos segundos sus labios de una cerveza tras otra, y por último estaba un caballero, que aprovechaba el pedir las rondas para galantear con todas las mujeres de la posada. Gorstan también os puso en antecedentes, que aparte de la Compañía de la Tormenta pues ese era el nombre de estos compañeros, allí estaba Hank, un guerrero de los Mapeadores de Rhidaîl, el único superviviente de su internada en el bosque y estaba buscando unos nuevos compañeros.

    Al amanecer decidís dedicar el día a algunas tareas por separado, mientras Cora sigue arremolinada entre las sabanas decidida a dedicar el día a descansar y hojear el libro de música extraído de Gilthoniel.

    --Gûlag: Tras un copioso desayuno Gûlag cogió el libro sobre los Siete Héroes y fue a visitar el templo de Berronar para hablar con el Archiclérigo del Templo. Yurak Gulgafsson le recibió y durante toda la mañana charlaron de sus orígenes y sus aventuras, el enano se sintió especialmente atraído por las historias sobre la mina de Masan y ese clan enano perdido. Pudo explicar que el clan Dwinbergoth del que procedía el anillo fue repudiado en los tiempos de los Siete Héroes por la afrenta y traición que hizo su líder, y desde entonces en cada ciudad donde vivían se dedicaron a las peores labores, muchos de ellos, por no decir todos intentaron ocultar su origen y se encuentran haciéndose pasar por clanes menores. Sobre la Fuente De rejuvenecimiento le aportó que fue forjada por los Primeros Padres Bajo la Piedra, según la leyenda, una idea de los elfos por la que pagaron ingentes cantidades de joyas talladas a la luz de las primeras estrellas, los elfos luego pese a sus avisos llevaron la Fuente a la Selva Esmeralda, donde se bañó en el Rio de la Luz y replicó su poder, pero aquella ciudad del río fue caída en el olvido, y los sauridos ocuparon las tierras, hace ya cientos de años. Lo que los Primeros Padres temían era el poder absoluto, es sin duda un objeto bueno, pero con tal poder que de ser corrompido y domeñado por alguien malvado sería un poder terrible. Si el Rio de la Luz sigue atravesando este plano quizás aún haya magia en él para revertir una corrupción.

    Tras compartir el almuerzo en el templo retomaron su charla y estudiaron el libro de los Siete Héroes. Griloch el Astuto era un enano del Clan ForjaEstrella , tenía un gran talento y era un bendito por el dios Morbazîn, el dios de la Luz, hermano de Berronar. Sus hazañas fueron incontables, y junto con los Siete Héroes salvaron el Reino muchas veces. Sus pasos se pierden cuando la Vampiresa Elanna se había alzado en poder, toda una región del Norte se cernía en sombras, habían surgido señores que se alzaban con el gobierno de las tierras, se les acusaba de duros, tiranos, pero ante el emperador eran los dueños reales de las tierras, pero todos ellos habían sido seducidos por Elanna, pagaban con una cuota de sangre y victimas a ella y sus súbditos, que fueron alzándose en castillos y guaridas por toda la región. Hasta que los crímenes fueron incontables y los Héroes fueron a investigar, Griloch entre todos ellos era el mas sabio, el mas astuto y su magia ayudo a los Héroes a acabar con varios de los siervos de Elanna, pero no encontraban el origen del mal. Los Héroes se separaron para investigar y Elanna tendió una trampa a Griloch, sus regiones estaban cerca del Clan Dwinbergoth y Elanna embaucó a su líder, Thurzok, amigo de Griloch para que lo llevara a una emboscada a cambio del suficiente dinero como para hacer de su clan uno de los clanes principales. Thurzok atrajo a Griloch contándole que sabía dónde encontrar al líder del Mal, pero cuando acudió allí estaba Elanna, Griloch se defendió y de alguna manera con sus conjuros consiguió iluminar el camino para que los demás Héroes supieran donde encontrarla, pero cayó en la batalla. Elanna cuando se enfrentó en combate con los héroes se regodeó de haber encerrado a Griloch en vida para que nunca pudiera volver a ver la luz, los Héroes le buscaron tras derrotar a Elanna, pero nunca dieron con su paradero. Sin duda alguna sus restos se hayan en el Norte, en la región Montañosa de Sylvaniah. Quizás atendiendo más al detalle de libro se pueda acotar más la región.

    Yurak habló con sinceridad a Gûlag del gobierno, el nuevo triunvirato, no había detectado nada malvado en ellos, quizás ciertos pecados de orgullo, codicia, pero su Fe no había detectado maldad en ellos. Pretendían llevar a una nueva gloria al Reino, y de momento habían comenzado a reforzar la seguridad, tanto en los caminos y el ejercito como con las Compañías de Aventureros, para intentar retornar todo lo perdido. Como en todos los gobiernos había sus corruptelas y hombres …malos.

    Despidiendo a Yurak Gûlgafsson dirigió sus pasos a la posada, los últimos tonos del atardecer, especialmente rojizos, acompañaron su trayecto. Al entrar en la posada, se dirigió a a la mesa que estaba Cora, donde ésta le cantó algunos de los nuevos versos que había compuesto utilizando las rimas del libro élfico, Cora no había salido de la posada en todo el día, al poco llegó Tama Rïth.

    --Tama Rïth. Tama Rïth a primera hora de la mañana cogió la Proclama de Aventurero y uno de los libros sacados de Gïlthoniel y dirigió sus pasos hasta la Biblioteca. Lo primero que hizo ante el funcionario fue enseñar la proclama y pedir disculpas por su anterior encuentro. Faredell, el bibliotecario, aceptó las disculpas y estuvo dispuesto a tener una conversación con Tama Rïth. En una de las salas compartió un té especiado con almendras mientras le mostraba el libro de Gïlthoniel, sin duda un libro antiguo y valioso, contó parte de las peripecias para encontrarlo y las vicisitudes que habían pasado para tenerlo en su poder y que estaba dispuesto a donarlo a la biblioteca a cambio de poder tener acceso a la biblioteca. Faredell estaba encantado con la aportación de Tama Rïth y no solo le permitió el pase ese día, sino que le dio el Titulo de Estudiante para poder acceder a la Biblioteca.

    Tras la charla iba a acceder al interior y sumergirse entre sus libros, pero Faredell con mirada severa le recordó su deber de Aventurero y lo que esa Proclama suponía, sus ventajas, pero sus obligaciones, además, ahora era Estudiante, y por tanto tenía todo el tiempo del mundo para mirar los libros.

    Así pues, fue al triunvirato, a la Cofradía de Aventureros a reportar lo acaecido en sus aventuras, el funcionario que lo atendió anoto todo con una caligrafía rápida, y si algo de todo ello le asombró o asustó no dio muestras de ello. Tras anotarlo todo le indicó que sería tasado y pagado según lo establecido y se fue. Tama Rïth no les había contado acerca de lo ocurrido en la Sagrada Ciudad de Guerra, y había omitido contar el encuentro con Araphan, pero sin duda lo que había contado acerca de Rhidaîl valdría lo suficiente para no destapar sospechas y hacer notar que siguen necesitando la Patente. Animado por tener acceso a la mayor biblioteca de Nueva Khalmar se encaminó para cenar con sus compañeros, las primeras estrellas se veían en el cielo de tintes rojizos cuando entró a la posada, en una mesa Gûlag estaba comenzando a cenar con Cora quien canturreaba animada. Comenzó a comer un plato de perdiz en vino de zarza cuando entró Drogos presuroso por la puerta.

    --Drogos: Drogos había descansado, cuando se levantó vio que Gûlag y Tama ya habían salido. Cogió rumbo a las calles de los barrios pobres y barrios de mala fama para comprar equipo diverso, entre otras cosas, veneno. Esto último requirió hacer uso de sus conocimientos del gremio de ladrones y asesinos, entre los que realizó algunas preguntas por Amasiâ. Poco se sabía acerca del pueblo, mas allá que las leyendas indicaban de un antiguo mago levantó el Dolmen, dolmen que según los rumores se empezaba a inclinar peligrosamente, el rumor era que, si el dolmen llegaba a colapsar, todo el pueblo se consumiría en una nube de muerte y destrucción. Drogos consultó acerca del broche blasón que había encontrado en los primeros días, pero no supieron decirle la casa a la que pertenecía, salvo que era de la región de la Costa de la Gran Llanura.

    Cuando el tema de sus pesquisas se puso peliagudo y comenzó a preguntar por el triunvirato y su oposición, los interlocutores fueron disminuyendo en número y aumentado en peligrosidad, finalmente dio con un par de nombres, La Liga de los Hombres Libres, una organización que quiere acabar con el gobierno de los poderosos y cuidar a los humildes, sobre todo operan en las zonas rurales, creando una red de ayuda para los pobres, anteponiéndose a los señores locales en favor de los campesinos, en la región de los ríos tienen sobre todo su mayor actuación. Por otro lado, le llego que había ciertos nobles indignados con el triunvirato y que querían ver al gobierno derrocado, solo pudo conocer un nombre, Lord Galwen.

    Decidido a continuar otro día con las pesquisas fue al Escudo Quebrado con sus compañeros, de repente, una daga impactó en el muro que tenia a su espalda, se giró rápidamente y de un vistazo contó tres asaltantes, rápidamente chascó los tapones de sus botas y activó su poder para huir por el callejón lo más rápido posible. Parecía haber dejado atrás a los perseguidores, siguió corriendo hasta entrar en la Posada cerrando la puerta tras de sí. Se dirigió a la mesa donde estaban sus compañeros para contarles lo ocurrido, en ese mismo momento, abrió la puerta una alterada Ivelliôn.

    --Ivelliön: Ivelliön descansó plácidamente meditando en la habitación, cuando todavía no había llegado el alba las paredes de la habitación se le hacían pequeñas, se sentía oprimida en una gran ciudad como Castordia, y más tras sus pensamientos actuales en los que creía que el Triunvirato estaba detrás de esos robos de objetos. Si era cierto, estaban en la propia guarida del lobo. Así pues, decidió ponerse en marcha.

    Gorstan estaba acostumbrado a los huéspedes elfos y tenía contratado un joven camarero para atender las horas más vespertinas, este joven, Killian, sirvió un desayuno de frutas a la elfa e intentó iniciar torpemente una conversación en élfico con ella. Ivelliön reconoció el esfuerzo del joven, pero zanjó rápidamente la conversación y salió a la ciudad cuando clareaba el cielo.

    Caminó hasta los grandes jardines y allí usando sus dotes druídicas convocó a cuantos animales pudo, y habló con ellos, les pidió ayuda para una tarea que ella sola no podría realizar. Les puso sobre aviso para que vigilasen a los gobernantes de la ciudad, se corriese la voz que había humanoides recopilando objetos arcanos, de magia maligna en la ciudad, tramaban en las sombras, humanoides portando el mismo emblema, que les mostró, partían de los muros de la ciudad y volvían después con objetos malignos en su poder. Las aves que convocó aceptaron mirar desde el cielo las grandes terrazas de los palacios del triunvirato, en los niveles altos de la ciudad. Los gatos mirarían desde los muros, las tapias y los tejados de colores de la ciudad. Las ratas mirarían en las alcantarillas donde siempre hay humanos y otros peligros entre las sombras. Tras agotar casi toda su magia con los animales dedicó su último conjuro a intentar localizar la Calavera Rubí que les robaron en la Mina de Gonhürd. Si el objeto estaba a una milla de distancia podría localizarlo, pero la ciudad era muy grande, no podría visitar. La pequeña calavera que había tallado en madera que replicaba el objeto buscado no emitía ninguna vibración mágica, lo que sí pudo notar es un aura de protección mágica en algunas zonas de la ciudad, la calavera vibraba mágicamente mientras estaba buscando el objeto a localizar, pero cuando pasaba por ciertas zonas, dejaba de vibrar en absoluto, como si hubiese un campo mágico que evitase la detección, la Biblioteca, La sede de la escuela de Magia, algunos gremios y barrios nobles y todo el sector del Triunvirato estaban sumidos en ese silencio mágico.

    El hechizo se había disipado hacía tiempo cuando comenzó a atardecer, Ivelliön se encaminó a la Posada, miraba las estrellas en el firmamento que anochecía con tintes rojizos, de repente un halcón se abalanzó sobre ella y se posó en la cercanía, tuvo que esforzarse para sacar algo de magia druídica y poder entenderle. “Fuego! Fuego en el Bosque! ¡El bosque está en llamas!” No era el tipo de información que había estado buscando, pudo asomarse a una de las murallas entre niveles y vio que el Bosque de Rhidaîl tenía muchos fuegos dispersos, le pareció oír un distante y lejano retumbar y le recordó a los tambores que habían oído cuando huyeron de Gilthoniel.

    Rápidamente corrió hasta la posada con sus compañeros, si ellos habían provocado el fuego debían encargarse de buscarle solución. Estaba llegando a la calle de la posada cuando vio a Drogos entrar presuroso en la posada, le pareció ver unas siluetas en algunos de los tejados, al fondo de la calle venía una patrulla de la Guardia. Ivelliön entró y se dirigió a la mesa donde estaban sus compañeros, Drogos acababa de terminar una frase que había acabado en “emboscada”, Ivelliön llegó a la mesa y dijo “He oído los tambores orcos de Gîlthoniel, Rhidaîl está en llamas, debemos..”. La puerta se abrió y un miembro de la Guardia clamó en voz alta : “Hank de los Mapeadores de Rhidaîl! Compañía Dorada! El triunvirato os reclama con urgencia!”

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    Cap. 7 Las Ruinas de Gilthöniel

    jueves, 21 de febrero de 2019

    El 3 de Brumario la Compañía Dorada abandonaba la Sagrada Ciudad de Guerra. Tras las pesquisas realizadas durante la semana anterior, habían tomado la decisión de intentar entrar en las Ruinas élficas de Gîlthoniel e intentar encontrar sabiduría perdida sobre la Fuente y sobre la ciudad de Tekkûn donde fue forjada, así como la Sima de Caêl donde reposaba el cuerpo de la diosa Ayüvel.

    El viaje fue tranquilo y al amanecer del 10 de Brumario la Compañía se internaba en el Bosque de Ridhaîl con cautela. Gracias a la orientación de Ivelliön y Drogos llegaron al mediodía sin percance alguno al Camino del Este, que cruza el bosque desde Castordia. Lo dejaron atrás y al poco vieron que el ambiente del bosque se hacía más opresivo, Ivelliön notaba que el bosque en esta parte no estaba tranquilo. Encaramada a unas ramas altas, usando sus dones druídicos entabló conversación con una pequeña ardilla que corría apresuradamente saltando de árbol en árbol. Ésta le comentó que “el estanque estaba malo, las plantas atacan al gran Elossa, el gran caballo estaba en peligro.”

    La compañía se apresuró a seguir las indicaciones de la ardilla, con Drogos adelantándose para reconocer el terreno. Al poco llegó a un claro, donde había un estanque, y en la orilla, tratando de salir del agua estaba un Unicornio, unas enredaderas lo apresaban e impedían que saliese del estanque. Drogos avisó al resto y accedió al claro. Las enredaderas tomaron forma humanoide y se prepararon a hacer frente a la compañía, había tres de estos seres, mientras que uno seguía aferrando al unicornio impidiendo que se moviese, las otras dos cerraron el avance de los aventureros, uno de ellos extendió sus brazos formado por cientos de zarcillos y los incrustó en el suelo, al instante enredaderas aparecieron del suelo apresando a Drogos y creando una zona de difícil acceso hasta ellos. El unicornio se veía que estaba afectado por algún tipo de veneno o conjuro pues su piel se estaba volviendo negra, el agua del estanque estaba también negra, en el centro, había un pequeño islote con la figura de una mujer voluptuosa tallada en la roca. La compañía sintió en sus cabezas como el unicornio les hablaba telepáticamente “Ayuda! ¡purificad el agua!”. El combate no duró mucho, pero sin la mano sanadora de Gulag, el unicornio posiblemente habría caído. Este les contó que era Elossa Vasorum, unicornio de la diosa Elossa, una deidad humana de la Naturaleza, a la que se dedicaba este estanque y la estatua. El agua se había corrompido mágicamente por algún hechizo y cuando se bañó en ella y bebió empezó a hacerse visible. Pero en la Estatua están los medios para purificar el estanque. Efectivamente a los pies de la estatua había instrucciones para purificar el estanque, había que bañar la piedra druídica en un vial de curación y realizar una plegaria, posteriormente verter la piedra en el estanque. Ivelliön reconoció la piedra druídica, un pequeño trozo de pizarra, la metieron en la poción de curación que llevaba Tama Rïth. y Gûlag entonó una plegaria rogando a Berronar que purificase el agua. Vertieron la piedra y el agua comenzó a tomar su tono cristalino al instante.

    Elossa Vasorum les dio las gracias, y les juró deuda eterna con ellos, curó sus heridas con su magia y dejo que rellenasen unos odres con el agua del estanque advirtiéndoles que serviría como una pócima de curación. Atendió a la historia que le contaron y les previno sobre los orcos que allí habitaban. Tendrían que entrar sigilosos, allí acampaba un verdadero ejército, era imposible que ellos solos pudieran abrirse paso a la fuerza. Les comentó que uno o dos meses atras, el gran Aldaûir de Bosque Dorado también acudió al bosque y a las ruinas en busca de sabiduría. Los acompañó hasta las ruinas y les sugirió crear una distracción para facilitarles el paso.

    Cuando estaban cerca de las ruinas escucharon un ruido, todavía quedaba un trecho hasta las ruinas en sí según les advertía Elossa Vassorum, pero sin duda eran orcos lo que tenían delante. Drogos e Ivelliön se adelantaron por un extremo y comprobaron que era una patrulla guarecida tras los restos de una torre, 5 orcos y dos goblins estaban hablando en el interior de esta. Podían intentar bordearlos y pasar desapercibidos, pero finalmente decidieron aprovechar la sorpresa a su favor. Drogos salió de su escondite como una exhalación saltó el muro de la torre y acuchilló al jefe de la patrulla degollándolo en el acto, saltó de vuelta tras el muro e Ivelliön convocó a la misma luna para que enviase su luz radiante sobre los pieles verdes, y un haz de luz quemó a alguno de los orcos. Tama Rïth conjuró tres rayos ígneos desde su familiar que volaba cerca del caído torreón, impactando e hiriendo a varios de ellos. Los orcos reaccionaron con desorden, dos salieron atravesando el haz de luz para atacar a Ivelliön, otros dos salieron por la otra abertura en la pared encarándose a donde estaba el resto de la compañía, pero Gûlag y Elossa Vasorum los recibieron con hacha y cascos, dando buena cuenta de ellos. Los goblins sin embargo se escabulleron entre los muros e iniciaron una huida en dirección a las ruinas de Gilthoniel, pero Drogos activó sus botas de rapidez saliendo al paso de una de ellos y acuchillándolo por la espalda. El otro cayó impactado por el conjuro de Tama Rïth quien convocó tres proyectiles mágicos de menor poder que los rayos ígneos pero infalibles en la búsqueda de su objetivo. Elossa Vasorum les previno de nuevo sobre una confrontación frontal, él con ayuda del bosque crearía una distracción en la parte principal de las ruinas, donde se asentaban el grueso de los orcos, con ello crearía el suficiente alboroto para que mirasen a otra parte y ellos pudiesen entran en el edificio de la antigua biblioteca. “Meluvanyet tennoiö, Que las palabras élficas de días antiguos os puedan abrir las puertas necesarias”. Acto seguido de entre la espesura aparecieron tres lobos de pelaje verde, y junto con Elossa Vasorum partieron trotando hacia la zona donde crearían la distracción, los lobos parecía que desaparecían entre los arboles surgiendo de nuevo en su carrera.

    La compañía esperó pacientemente, desde su posición veían el campamento y ruinas, media docena de edificios en ruinas, intrincados entre los árboles se alzaban en un semi claro donde corría la bifurcación de un riachuelo. Se veían varias hogueras donde pululaban los orcos, goblins, e incluso ogros. El edificio de la biblioteca solo tenía parte de los muros del primer piso, y tenían una ruta directa hasta una abertura en el muro cuando la distracción estuviese lista. Un sonoro relincho y unos aullidos sonaron en la noche al otro extremo de las ruinas, vieron como Elossa entraba galopando acompañado de los lobos verdes entre desorden orco, saltando y aplastando con sus cascos y zarpas a cuantos orcos o goblins se ponían en su camino, corrían de un lado para otro al otro extremo de las ruinas. Aprovechando que los rojos ojos orcos estarían mirando en otra dirección la Compañía entró en el edificio, el nivel del suelo no se veía nada, así que bajaron por las escaleras, y tras un tramo llegaron a una amplia sala. La sala tenía seis armaduras élficas de cuerpo entero en varios pilares, se abrían dos pasillos laterales y una gran puerta de madera tallada se alzaba al frente. En el suelo había tres cadáveres de orcos, caídos uno o dos meses atrás. La compañía se dividió para estudiar los distintos cuerpos, y Tama Rïth se acercó a estudiar las estatuas. Al cabo de un instante, y al unísono, las armaduras de movieron, enarbolaron sus espadas y se dirigieron hacia los miembros de la Compañía. Ivelliön probó a hablarles en élfico rogando que les dejasen pasar, pero solo tuvo el silencio desde los vacíos cascos. Las armaduras élficas se movían rápidas y enseguida estuvieron encima de los compañeros, Drogos retrocedió hasta las escaleras, Ivelliön se transformó en Osa para poder afrontar la lucha contra las armaduras, Gûlag intentó proteger a Tama Rïth, pero las armaduras hicieron silbar en el aire certeramente sus espadas y Tama Rïth cayó al suelo desangrándose. A Cora y Drogos que se encontraban en las escaleras no les atacaban, Tama Rïth se desangraba en el suelo y las armaduras les superaban. Ivelliön y Gûlag retrocedieron también hasta las escaleras y las armaduras se detuvieron en seco. Sin embargo, Tama Rïth seguía desangrándose en el suelo, Cora se internó para intentar tirar de él hasta las escaleras, pero casi acaba ensartada ante la rápida activación de las armaduras. Ivelliön abandonó su forma osezna y no parar de dar vueltas a su cabeza sobre algo que pudiese desactivar a las armaduras. Pero Tama Rïth seguía vertiendo sangre sobre las baldosas de la estancia. De repente Ivelliön cayó en la cuenta de las palabras de Elossa Vasorum. –“Meluvanyet tennoiö!!”- gritó. Las estatuas envainaron sus espadas y se dirigieron a sus pilares. Rápidamente Gûlag atendió a Tama Rïth y le dieron de beber un odre del estanque que detuvo la hemorragia inmediatamente y recobró la conciencia.

    Inspeccionaron las salas laterales y eran salas de material de pergamino y tintas ya inservibles casi en su totalidad por los años transcurridos. Abrieron la puerta principal comprobando antes que no tuviese trampas. El pasillo que se extendía estaba todo cubierto de escritos en élfico que versaban sobre la sabiduría antigua, el deseo de preservarla y compartirla, el leit motiv de este edificio. Al final del pasillo había otra gran puerta tallada con intrincados grabados élficos. Drogos la inspeccionó y pudo comprobar levemente los restos de un glifo arcano inscrito en ella, un conjuro protector. Se retiraron, Tama Rïth encendió unas velas y trazó en el suelo con tiza diversos símbolos arcanos, durante unos minutos realizó un ritual arcano por el que finalmente convocó a un sirviente mágico, doblegada la misma esencia de la magia para que tomase forma de un sirviente y realizase tareas sencillas, y Tama Rïth le encargó dirigirse a la puerta y abrirla. Cuando el ser fue a abrir la puerta el Glifo brilló y hubo un gran estallido y una explosión de luz, la puerta quedó destruida y parte de las paredes del pasillo se vieron afectadas y ennegrecidas por la explosión. Los miembros de la compañía accedieron y vieron la gran biblioteca de Gilthoniel. Una gran escalera de caracol descendía a las profundidades, desde donde estaban no se veía a la luz de la antorcha el fin, había varios niveles donde se abrían grandes puertas que daban a salas y salas de estanterías llenas de libros. La compañía decidió hacer un descanso corto antes de inspeccionar la biblioteca. Tama Rïth comprobó que los libros estaban ordenados por temática y por antigüedad de tal manera que lo más antiguo estaba más profundo. Se dividieron en salas para poder encontrar los diversos temas que estaban buscando. Gulag y Cora se quedaron en el segundo nivel, Gûlag buscaba relatos de los Siete Héroes para poder solventar el espíritu del clan Dwinbergoth que le acosaba con el anillo, Ivelliön y Drogos se encontraban en el tercer nivel, buscando sobre Ayuvel y la Sima de Caêl, y Tama Rïth bajó hasta el cuarto y último nivel buscando sobre Tekkûn, la Fuente y el Rio de la Luz. De repente Tama Rïth, Ivelliön y Drogos oyeron como unas botas se les acercaban, al girarse vieron a un elfo, algo demacrado y gris, de ropas exquisitas, desarmado. –“por fin alguien me acompaña”- dijo. Tama Rïth notó como aquel elfo que le tenía a escasos pasos trataba de encantarlo mágicamente y retrocedió unos pasos -Quien eres?”-dijo. Drogos veía como el elfo se aproximaba a Ivelliön y había notaba como le intentaba encantar, pero Ivelliön parecía haber caído presa del hechizo pues ella se dirigió hacia él desconfiada. El elfo que tenía enfrente Tama Rïth extendió su brazo y se transformó en un tentáculo pegajoso leguminoso apresándole, sus huesos crujieron, y su mente sufrió una terrible sacudida cuando parte de sus recuerdos fueron absorbidos. Tama Rïth dio un terrible grito y cayó inconsciente al suelo.

    El elfo que tenía enfrente Ivelliön igualmente extendió su brazo, que fácilmente apresó a la hechizada druida, sintió la fuerza que le oprimía los huesos y un terrible dolor en su cerebro, y rápidamente salió del encantamiento preparándose para combatir contra el ser. Drogos observó cómo ese elfo grisáceo estaba unido a unos hilos grisáceos que se internaban en la oscuridad, descargó todos sus esfuerzos contra esos hilos, acabando por romperlos, y acto seguido el ser se disolvió en un charco grisáceo. Cuando Gûlag y Cora oyeron el terrible grito del mago bajaron las escaleras apresuradamente para buscarle, cuando llegaron a su altura el elfo grisáceo arrastraba el cuerpo de Tama Rïth hacia las sombras, que iluminadas con las antorchas que llevaban los aventureros alumbró a un ser leguminoso, gelatinoso y grisáceo, perfilado con la silueta de muchas caras. De este ser salía un hilo pegajoso que llegaba hasta el elfo que arrastraba el cuerpo del mago. Ivelliön sacó el pergamino que habían cogido de las ruinas bajo la ciudad de Guerra, leyó el papiro y las letras se iluminaron con un fuego verde que consumió el pergamino y al instante de la nada aparecieron un Oso y un Lobo terrible que Ivelliön comandó para atacar al ser viscoso. Gûlag de nuevo tuvo que ir a socorrer a Tama Rïth y hacerle beber una poción mágica para revivirlo. Cora rasgó su arpa a la vez que embrujaba su voz para increpar al terrible ser y causarle daño en su mente. Drogos se abalanzó y acuchilló al monstruo. Éste hizo presa al enano que pudo resistir gracias a la protección del anillo enano el intento del ser para robarle los recuerdos, el monstruo ante esto lanzó un hechizo quedando tanto Gûlag como Drogos paralizados. Pero entre los ataques de las bestias convocadas por el pergamino, Ivelliön en forma de oso y los rayos ígneos del recuperado Tama Rïth el viscoso ser acabo derrotado ardiendo.

    La compañía, tras reorganizarse, inspeccionó el nivel inferior y Drogos encontró un pasadizo secreto. Tras comprobar que no había ninguna trampa, pasó sus dedos por unos surcos tallados en la pared activando el mecanismo y la pared se deslizó a un lado revelando una nueva estancia repleta de pergaminos y libros antiguos, Gûlag se quedó en la puerta mientras el resto entraba a buscar entre esos documentos algo que sin duda seria revelador, pero tan pronto hubieron entrado, un susurro apenas audible fue comenzando a subir en volumen, un balbuceo y parloteo en diferentes idiomas, una neblina negra se fue arremolinando tomando la silueta humanoide al tiempo que el parloteo se hizo intenso, todos los presentes en la sala sufrieron una sacudida mental como si parte de la Verdad del Cosmos les estuviese siendo revelada dañando todos los nervios de su ser. La Compañía no dudo ni un instante en huir dejando la sabiduría élfica oculta allí a su suerte. Al parecer aquel ser estaba confinado a la sala y no los persiguió.

    Antes de realizar un descanso, pues la biblioteca parecía ya segura salvo la estancia secreta, realizaron un último intento de búsqueda de libros hallando varios tomos de interés.

    Una vez recuperados, cuando en el exterior debía ser de día, se decidieron a salir de la biblioteca y buscar sus caballos. Se parapetaron en los muros del primer nivel, Drogos observaba el campamento, había una fogata cercana donde un ogro jugueteaba fastidiando a un goblin, varios orcos charlaban y asaban algo al fuego, esperaba que no fuese Elossa Vasorum, había alguno de los orcos que llevaba distinto emblema en el pecho, había unos pocos que llevaban un ojo rojo mientras que la mayoría de ellos llevaban un collar de dientes. Drogos intentó crear una distracción tirando una piedra al otro lado del rio para q los orcos de la otra orilla creyesen que habían sido los cercanos a la hoguera, pero no funcionó, los orcos siguieron a lo suyo. Y cuando los demás salían del edificio, Gûlag se apoyó en el muro para pasar, pero este cedió creando un ruido que los orcos de la fogata escucharon y comenzaron a dirigirse hacia la compañía. Drogos realizó un último intento, cogió una flecha goblin del suelo y disparó a un orco, acabando directamente con él, pero los orcos lejos de comenzar una pelea entre ellos se apresuraron hacia los demás compañeros. Ivelliön corrió llegando hasta la primera línea de árboles y agachándose tocando el suelo entono una plegaria a la naturaleza y miles de espinas y zarzas salieron casi inadvertidamente en el suelo por donde se aproximaban orcos y un ogro. Unos goblins los rodeaban por el otro flanco del edificio, pero Drogos apareció por el hueco de una ventana deshaciéndose de uno de ellos, Gûlag se enzarzo en combate con dos orcos. El ogro derribó parte de un muro y aprovechando ese camino evitaron casi todo el daño de las zarzas llegando hasta trabarse con Ivelliön y Cora, el ogro enarboló la cadena que llevaba y la alzó por encima de su cabeza y trazo un arco gigante con ella, Ivelliön y Cora lograron agacharse a tiempo, pero Tama Rïth que se encontraba a cierta distancia y se creía fuera del alcance del ogro no lo vio venir y la cadena le impactó de lleno derribándolo. Drogos y Gûlag daban cuenta de los orcos y goblins que se acercaban, Tama Rïth se levantó y buscó refugio entre los arboles, pero entonces dos goblins que se habían escabullido entre la compañía dispararon sus flechas, dejándole a las puertas de cruzar el Velo. Entonces apareció una nueva oleada de orcos, y un jefe los comandaba, los goblins que iban delante bajo sus órdenes se internaron en el manto espinoso levantado por Ivelliön y cayeron presa de dolor. El jefe orco ordenó otro rumbo y los orcos con un embate furioso se acercaron furiosos y rápidos como un jabalí a la carga. Ivelliön entono de nuevo el reclamo a las espinas y una nueva zona donde se encontraban la mayoría de los orcos se llenó de espinas nuevamente. El jefe orco dio un grito orco que nadie entendió, el ogro enarboló la cadena directamente contra Ivelliön impactándola en la sien y haciendo que perdiera el conocimiento, y por tanto la concentración, rompiendo el hechizo y desapareciendo los zarcillos y espinas. Cora escapó del ogro y atendió al caído mago dándole una poción de curación, desde su posición rasgó el arpa y un estallido impactó de lleno donde se encontraba el jefe orco junto con tres de sus secuaces, solo el jefe quedó en pie tras la explosión. Drogos se aproximó por la espalda del ogro y lo apuñaló justo antes que éste acabase con la elfa druida. Tama Rïth recompuesto por el brebaje mágico gastó toda la magia que quedaba en él invocando misiles mágicos que impactaron furiosos en el jefe abatiéndolo. Ante esta caída y el estallido creado por Cora los orcos que quedaban vacilaron y algún goblin retrocedió en desbandada. La compañía aprovechó esto para huir e internarse en la espesura, en las ruinas resonaba el eco de un cuerno de guerra, tenían poco tiempo antes que se reorganizasen y mandasen partidas de búsqueda tras ellos. Con el corazón saliéndose del pecho a todos y extenuados llegaron a donde les esperaban los caballos. Debian poner toda la distancia que pudiesen antes de que llegase la noche y los orcos se moviesen más libremente.

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    IVELLION PARTE 1

    viernes, 1 de febrero de 2019

    Ivellion

    PRELUDIO

    Ivellion se unió a la compañía dorada con la esperanza de encontrar una solución para poder salvar el Bosque de Kitary, su hogar natal, nigromante que lo corrompió. No tenía mucha información al respecto, pero tras la disolución de la compañía e iniciar su viaje con sus antiguos compañeros estaba haciendo avances de lo que pudo haber ocurrido.

    CIUDAD SAGRA DE DE GUERRA

    Tras recapitular la información de sus compañeros de la ciudad Sagrada de Guerra, empezó a entender (era lo que creía ella), lo que ocurrió y ocurre en Nueva Khalmar.

    En los días antiguos se forjaron miles de objetos. Más poderosos que los que se forjaron después. Encontraron uno en las catacumbas de Guerra, la Fuente de Renacimiento de la Luz, que tras las investigaciones de Tama Rith y Gulgag, obtuvieron pistas sobre el origen y el uso de la Fuente.

    Cuando Tama Rith hablo de los textos sagrados de Telnedîn Estêl ubicados en la Gran Biblioteca Élfica de Gilthoniel, le pidió ayuda para que cada vez que pudiera acceder a alguna biblioteca, le buscara información sobre lo ocurrido en Kitary y si algun objeto fue el causante.

    La información que le trasmitió Gulgag sobre Ayuvel y la Orden del Crepúsculo, le resulto interesante quizás esos conocimientos podría ayudarla

    Si los objetos se utiliaban para el bien, podrían crear vida y esperanza, por lo contrario si caían en malas manos y la destrucción y desolación podría llegar a través de ellos. Fue en ese momento en el que pensó, que su Kitary podría haber ser corrompido por uno de estos objetos a través del nigromante.

    Ahora debía buscar que es lo que había ocurrido, y cree que ARAPHAN DE MILEY, y los flechas verdes podrían ayudarla a saber más del caso. Ahora debía encontrar la forma de revertir lo ocurrido en el bosque, y evitar que esos objetos cayeran en malas manos para que no ocurra de nuevo en la naturaleza

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    Capítulo 6. Averiguaciones en la Sagrada ciudad de Guerra

    miércoles, 16 de enero de 2019

    ----Ivelliön: Ivelliön dedicó la siguiente semana en visitar la, para ella, oprimente ciudad de Guerra. Tantos edificios juntos, elevandose tan altos intentando rivalizar con las montañas de la tierra no atemperaban su ánimo. Pese a admitir la belleza de los edificios, grandes templos de tiempos antiguos, no albergaban paz y solaz para ella, el único que hizo sentirla acogida fue del Templo de Yavanniël, Diosa de la Naturaleza, se encontraba erigido en un gran jardín con varios arboles grandes y frondosos, con abundantes pajaros y ardillas que iban y venian portando las semillas que los visitantes y religiosos dejaban en las ofrendas. Su búsqueda de noticias entre la gente fue infructuosa, su talante seco no invitaba a charlar a los parroquianos a quienes se acercaba, nadie en principio reconocía nada especial en esa flecha, mas allá si, de que tenia el penacho verde. Sin embargo no pasó lo mismo al hablar con los pájaros del Templo de Yavanniël. Cansada de no obtener respuestas entre los habitantes y viajeros de la ciudad y después de haber gastado parte del escaso dinero decidió usar sus dones y hablar con los animales de la ciudad, los perros y gatos no le dieron ninguna información útil pues dentro de la ciudad pocas flechas se ven, sin embargo en el Templo de Yavanniël, anidaban aves, algunas no salían de la ciudad pero también había visto en alguna ocasión a un halcón. Y así fue como intentó comunicarse con él una noche mientras la ciudad dormía. El halcón por suerte supo reconocer algo de la flecha, ese tipo de flecha era típica de los "hombres con arco que viven en el pueblo junto al bosque a mitad de camino de aquí a la GRAN montaña donde los hombres bajitos y gordos viven dentro". Ivelliön dio gracias al halcón y se reafirmó aun más en su actitud frente a las urbes. Hay más sabiduría en la Naturaleza que en todas las ciudades juntas.

    ---Tama Rïth:

    La semana que disponían para investigar Tama Rïth la pasó enfrascado entre grandes tomos de las distintas bibliotecas e incluso algún Templo de la ciudad, para ello tuvo que gastar parte de su dinero, pagando justamente el acceso permitido, y pequeños sobornos para poder acceder a donde no se podía. Del Libro "Grandes Objetos Arcanos de los días de la Luna" obtuvo cierta información: "La Fuente del Renacimiento de la Luz era un gran objeto arcano, forjado en los días antiguos en la ciudad saurida de Tekkûn en una alianza entre los elfos primordiales y los saurios de la Jungla Esmeralda, cuando el Sol no había brillado por primera vez. La fuente conseguía extraer parte de la esencia del Río de la Luz que fluye entre el Plano Espiritual y el Plano Material y amplificarla para poder dar fuerza de vida y creación a la propia Tierra. El poder de la Fuente era tan grande que la diosa élfica Ayuvël quedó como guardiana para que nadie lo pervirtiese, ya que si alguien la profanaba podía invertir el flujo de la esencia en la tierra y en lugar de dar Vida y Creación forzar Muerte y Corrupción.

    Esta información se ha obtenido gracias a los textos sagrados de Telnedîn Estêl ubicados en la Gran Biblioteca Élfica de Gilthoniel."

    En estos dias Tama Rïth pudo establecer contacto con un miembro de La Escuela de Magia de Tûla, Rudgar Opfen, quien nonle identificó como buscado y pudo averiguar de él que el Profesor Vhiarlga habia desaparecido de Tûla tras habersele encargado buscar al responsable de la desaparicion de un libro.

    ----Gulag:

    Gulag decidió ponerse al servicio de del Templo del Padre y Madre de Todos Bajo la Montaña y aprovechar esta semana para tomar los votos de su juramento como paladín de Berronar de una forma oficiosa, pudiendo así usar los recursos de conocimientos del Templo. Se puso al servicio del Templo durante toda la semana, ayudando en los quehaceres del templo, atendiendo a los feligreses y aprovechando para consultar los volúmenes sagrados que se conservaban allí. A final de semana harían la ceremonia para consagrar sus votos de Paladín. Durante los primeros días había conseguido encontrar referencias a la Fuente del Renacimiento de la Luz como un objeto arcano forjado por elfos y relacionado con la diosa élfica Ayuvël. Pero aparte de alguna referencia perdida entre libros no había sacado nada de más valor.

    Llegó el momento de la ceremonia, el Clérigo Sacerdote Grimnir Balzukson ofició la ceremonia, donde Gulag prometió defender con su vida su Honor, Proteger a los Débiles y no faltar a su palabra nunca, así como hacer frente a su Deber, se leyeron pasajes en enano ensalzando las acciones de la Diosa Berronar, La Madre Protectora de los enanos y el propio Gulag expuso sus méritos y sus preocupaciones. Sintió la unión con Berronar en su interior, renovadas sus fuerzas y determinación, su hacha Ausvich brilló canalizando la divinidad de Berronar y del hacha partió un fino hilo de luz que apuntaba en una dirección. Gulag siguió el camino que le indicaba su diosa y al final del haz de luz se encontraba un libro antiguo, en estado precario, Gulag lo había visto anteriormente pero sabia que si lo tocaba se haría añicos, sin embargo ahora bajo la luz de Berronar cuando lo cogió no se deshizo, el libro se abrió por un pasaje, un pasaje que hablaba de la Fuente. "La Fuente de Renacimiento de la Luz fue forjada en tiempos donde solo las estrellas de Brimmîr brillaban en el cielo. Los elfos, entonces aliados de los sauridos, forjaron un objeto de un poder protector para la Tierra. Nosotros les advertimos del poder maligno que entrañaba si alguien lo corrompía, pero ya entonces los elfos comenzaban a creerse dueños y señores. Desde la creación de los mundos y los Planos, el Rio de la Luz ha imbuido de Vida el mundo, y una brecha entre planos hace que fluya en el Plano Material en la Selva Esmeralda, alrededor de este fragmento del Rio los sauridos crearon la ciudad que llaman Tekkûn, y con rituales arcanos los elfos y sus dioses crearon la Fuente, pudiendo replicar y amplificar los efectos benignos del Rio allá donde se instalase la Fuente. Una vez que fue creada se dieron cuenta del error y vieron el peligro de que alguien corrompiese la Fuente, pues en lugar de recrear la Vida y prosperidad podría traer Muerte y Corrupcion al mundo, a la propia esencia de la Tierra. Asi que tomaron dos decisiones:Vigilar y Proteger. Bañaron en la Fuente una semilla del Arbol Valar, y la plantaron en el Gran Bosque Dorado, de esa semilla salió el Gran Arbol Dorado que adoran los elfos y al que nunca se le ha caido una hoja desde entonces, pues está imbuido de la magia de la Fuente y si la Fuente no se corrompe el Arbol no se marchitará jamás. Además decidieron que una de sus diosas, Ayuvël, defendiese la Fuente allá donde se instaló. Ayuvël no faltó a su deber y la protegió durante milenios, hasta que la Gran Guerra de la Luz y Oscuridad sobrevino. Ayuvël era una diosa defensora, una diosa guerrera protectora de los Bosques y la Naturaleza, que alzaba su lanza "Fuego del Crespusculo" haciendo arder en fuego divino a los demonios y diablos de la Oscuridad, pero esa Guerra se cobró muchas vidas, y una de ellas fue la de Ayuvël. Sus seguidores, la Orden del Crepusculo llevaron su cuerpo a la Sima de Caêl, donde desde entonces guardan su cuerpo y sabiduría." Tras esta revelación volvió a la posada de la compañía, despidiéndose de Grimmir, el clérigo del Templo, como de un aliado de confianza. En su camino hasta la posada le embargaba su unión con Berronar, la determinación de hacer justicia y proteger a los débiles, y entonces, la voz de Dûarthog se oyó dentro de su cabeza -" Gulag, ayúdame, no conoceré el descanso si no purgas mis errores, todo mi clan está en deuda por mis acciones, por la Madre de Todos a la que sirves, ayúdame, busca donde está Griloch el Astuto, mi buen amigo, al que vendí"-.

    ---Cora y Drogos: Cora y Drogos se enfrascaron en la laboriosa tarea de sonsacar al secuaz apresado. Sabían que trabajaba para una persona importante en Castordia y que lo que buscaban en Guerra ya se lo habían llevado. Drogos intentó doblegar la moral del Secuaz, intentando intimidarle. Bizzalar, que ese era su nombre, se mostró impasible ante las amenazas de Drogo. Trabajaba para un patrón muy poderoso de Castordia, lo que le podía hacer su patrón si se enteraba de que le había delatado era mucho peor que lo que Drogo o su "amigo paladín" pudieran hacerle, hacía referencia a que prefería morir a estar sirviendo eternamente en los infiernos. La mención a Gulag era un refuerzo en su postura, queriendo afirmar que un paladín no permitiría que le diesen muerte injustamente. Cora intentaba la vía amigable para intentar acceder a él, incluso intentó hechizarle en varias ocasiones, pero la fuerza de voluntad de Bizzalar se sobrepuso al encantamiento. Con buenas palabras Cora pudo sacarle que era mejor que le diesen muerte, le dejasen libre o le llevasen a la guardia y se olvidasen del tema, eran demasiado pequeños para hacer frente a su patron y su organización. Cinco aventureros no podían hacer frente a decenas. Cora con sus charlas solo pudo sonsacarle que su grupo no eran los únicos que trabajaban para su patrón y que sus compañeros caídos en el dungeon, apenas había interactuado con ellos solo en otra ocasión.

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    Capitulo5. Araphan de Miley.

    martes, 8 de enero de 2019

    Alejandose a caballo del gigante hasta una distancia mas que prudencial, y ya entrada la noche, el grupo hace un alto y monta refugio para pasar la noche.

    Cuando la claridad del día empieza a vislumbrarse en el cielo una flecha de plumas verdes se clava justo en el tronco en el que Ivelliön hace guardia y 3 figuras encapuchadas y embozadas salen de entre los matorrales, dos hombres y una mujer ataviados con ropas para camuflarse facilmente. El hombre que ha disparado su flecha es el que habla primero: -"Ya habeis descansado de vuestro asunto con el gigante? Es mala idea kitarle la cama a uno d esos cabeza hueca"

    Los compañeros que seguian durmiendo se fueron despertando mientras se daban cuenta que estaban siendo "asaltados". -"Sois unos compañeros peculiares Compañia Dorada"

    -"Quienes sois?" Bramó Gulag. -"por qué nos conoceis?" dijo más calmada Ivelliön.

    -"Es fácil seguiros la pista, allá x donde pasáis vais diciendo quien sois. Tengo información que quizás os pueda interesar, y creo tenéis información que quizá pueda interesarme, ademas quiero saber de qué pasta estáis hechos"

    -"No le contéis nada!" insistía Gulgag "Que nos cuenten quiénes son!"

    -"Se que habéis estado cerca de Masan y que liberasteis unos enanos alli, pero creo que no fuisteis a las Minas...por que?" dijo el encapuchado ignorando al enano.

    Ivellión contestó -"No estamos interesados en investigar más ruinas enanas ni su pasado"

    El encapuchado siguió hablandole a la elfa ignorando el enfado de Gulag y sus resoplidos -"A los pocos días de iros aparecieron por allí unos encapuchados según me han contado mis Ojos en el Norte, se llevaron algo de la Mina y la llevaron a Castordia. Por lo que tengo entendido puede que hayáis visto antes a esos hombres, y quiero saber si estáis a buenas o a malas con ellos"

    Drogos intervino en la conversación -"Soy Drogos, miembro de esta compañia y procedo de Amasiä, y si, efectivamente si tenían un simbolo parecido a este -dijo mostrando el dibujo que trazó en su dia Tama Rith- nos robaron una Calavera Rubí, por lo que no somos amigos de ellos".

    -"Entonces por mi parte estamos a bien, ¿podemos hablar tranquilamente?"

    -Cuando nos digas quiénes sois!- dijo Gulag

    Entonces el embozado se retiró la capucha que llevaba pegada los cabellos morenos dejando visible el cabello castaño claro y corto del arquero, el rostro era conocido, Araphan de Miley, ahora con bigote y perilla en vez de afeitado pero sin duda era él. El menos sorprendido fue Tama Rïth, pues estaba seguro que su deuda la tendría que pagar. -"Brmf..."- Se oyó entre dientes a Gulag.

    -"¿Qué sabéis de esos encapuchados?" quiso saber Drogos.

    • "Trabajan para alguien muy importante..le consiguen..cosas. Cosas que no deberían estar en malas manos".

    -"¿Alguien importante? ¿Quién?"

    -"Dejemoslo en alguien importante, de Castordia, todavía no sé si os merecéis mi confianza. Quiero ver qué clase de aventureros sois, cuales son vuestras prioridades y lealtades, así que os presento este dilema: Aquí tenéis un mapa de la zona donde deben tener su guarida los gnolls que asaltan el camino, si vais a por ellos, desde luego haréis un bien a la población". -dijo tendiéndoles un pergamino enrollado que mostraba un terreno al norte del Bosque Susurrante- "Pero os voy a decir donde podréis encontrar a los encapuchados, si mis informadores no me fallan han partido rumbo a la Sagrada ciudad de Guerra, van a buscar otro objeto que no deberían encontrar. Si vais tras ellos podríais resarciros de cuando os robaron"

    -"¿y qué harías tu con ese objeto?" dijo Ivelliön, que se tensaba siempre que se hablaba de nigromancia y objetos malditos, pues le recordaban todo lo que había perdido en su Bosque.

    -"Yo no lo quiero para mí, lo daría a alguien que lo custodiase sabiamente".

    -"¿Y que ganas tu con esto entonces?" -A Gulag no le habia sentado bien verse apuntado por sus arcos y el entrecejo fruncido no se habia alejado de su frente ni un solo instante.

    -"Saber cómo sois, saber qué puedo esperar de vosotros, y cualquiera de las dos cosas sirve para ayudar a la gente de Nueva Khalmär, lo que busco es la Verdad y estabilidad para la gente del reino. Ahora bien, os dejo. Tomad vuestra decisión, ya nos veremos". Y sin volverse ni decir nada más los tres, encapuchados de nuevo se alejaron dejando a la Compañia Dorada debatiendo sus pasos.

    Tras valorar las posibles misiones, finalmente se impuso la opción de ir a la Sagrada Ciudad de Guerra, e impedir que los misteriosos encapuchados se hicieran con un objeto mágico poderoso. Ensillaron sus caballos y partieron saliendo del camino, atravesando las colinas y bordeando el Bosque de Wilfhelm haciendo un alto en Asam, donde vieron a unos centauros del bosque comerciando con los aldeanos. Tras aprovisionarse partieron de nuevo por el camino mas directo campo a través de las llanuras del Basto Angreth, y afortunadamente sin tener ningún percance mas allá de unos extraños quejidos en la lejanía.

    Cuando llegaron a Guerra era el 28 de Vendimiario y estaba anocheciendo. Entraron por la Puerta Norte de la ciudad que daba a un barrio acaudalado de comerciantes y se alojaron en la Posada de..... Al día siguiente investigaron por la ciudad las figuras embozadas, y visitaron los distintos barrios. La ciudad albergaba innumerables templos dedicados a todo tipo de dioses, desde templos pequeños apenas mayores que una pequeña tienda a los grandes templos como los Templos gemelos del Sol y la Luna, o el grandioso, casi una ciudad en alturas, Templo de la Luz que dominaba toda la ciudad. La Ciudad se encuentra enclavaba alrededor de un peñon de roca el cual está totalmente tallado con innumerables dioses que vigilan y protegen la ciudad. Tama Rïth y Cora visitaron el gran templo de la Luz vigilando por si veían a los encapuchados, Gulag en la posada intentó conseguir información hablando con un comerciante enano, pero éste no tenia información de ese tipo de cosas. Por su parte Drogos e Ivelliön investigaron los barrios bajos, teniendo mucho mas fructífero resultado. Atendiendo al lenguaje secreto utilizado por los ladrones que dejan dispersos por toda la ciudad, Drogos pudo establecer dónde conseguir información, en el callejón de la Luna. A la entrada del callejón vigilaba un sujeto de rostro afilado mientras jugueteaba tallando con un cuchillo. -"¿Dónde van vuesas mercedes?"- Entonó con rintintin. -"Soy Drogos, pertenezco al gremio -Dijo mientras hacia un gesto con la mano- Buscamos información." -"La información son 10 monedas de oro". Drogos pagó la tarifa, y el hombre abrió una cancela que bloqueaba el acceso a la parte de atrás de un edificio y les indicó que le siguieran. Allí habia alrededor de una docena de ladrones y ladronas, charlando, bebiendo, jugando a los dados o jugando a otro tipo de menesteres mas carnales. La especie de patio guarida estaba dominada por un hombre corpulento sentado en una especie de altillo hecho con cajas y barriles, desde su posición controlaba todo lo que ocurría alli. Su guía se acercó, le cuchicheó algo al oído y partió de nuevo a su puesto de vigilancia. -"Soy Eloth el fuerte, y me dicen que queréis información."

    -"Soy Drogos, de Amasiä y efectivamente he visto que aqui se puede conseguir información".

    -"La información vale dinero, ¿qué tipo de información queréis?"

    -"Buscamos información sobre unos encapuchados, han llegado a la ciudad en estos días y están buscando algún objeto mágico en las ruinas de la ciudad, llevaban un símbolo como este entre sus pertenencias"

    -"Humm... Esa información es importante, y vale su peso en oro, serán 20 monedas de oro."

    -"Son personas peligrosas y no sería bueno para tu negocio que anden libremente por esta ciudad tampoco." Replico Drogos, intentando regatear con Eloth.

    -"Serán 20 monedas de oro, o no serán." El murmullo y la actividad que envolvía el patio cesó abruptamente y todos los ladrones parecían expectantes de los dos forasteros que habían acudido a su guarida. En esta situación de inferioridad numérica y táctica, poco tardó Drogos en aceptar.

    -"Serán, serán..." Dijo Drogos con resignación mientras un secuaz cogía las monedas y acto seguido desaparecía tras unos barriles, todos los demás volvieron a lo que estaban haciendo.

    -"Llegaron hace dos días, han estado haciendo preguntas sobre una especie de Fuente, en el templo de la Vida. A alguno de mis muchachos preguntaban sobre donde acceder a los templos en ruinas, seguramente ya sepan que cerca de las ruinas de Gordeon muchos saqueadores se internan en las ruinas buscando objetos, aunque pocos salen de allí, pero estos tipos parecían profesionales."

    Con estos datos Elioth dió por terminada la conversación y no pudieron sacarle más información, asi que Drogos e Ivelliön volvieron con el resto de la compañia y decidieron descender a las ruinas de los Templos bajo la ciudad por las ruinas de Gordeon.

    Era un templo en ruinas, solitario en una calle dentro de los bajos fondos, ningún edificio había habitado cercano a él, toda la calle emanaba un silencio sepulcral. Tras internarse en el templo y descender varios tramos de escaleras llegaron un conjunto de pasillos cuyas paredes estaban totalmente esculpidas y grabadas con intrincados motivos religiosos, analizaron parte de las paredes y repasaban todo tipo de liturgias y mitos, desde los más alegres a pasajes oscuros, segun iban avanzando vieron que todo el conjunto de pasillos estaban grabados. No habian avanzado demasiado cuando en un pasillo largo, vieron a lo lejos una espada y una daga que flotaban, inmoviles. Drogos, avanzó con cuidado, estudiando todas las paredes y suelos analizando posibles trampas para inspeccionar esas armas flotantes. Cuando se encontraba a unos metros algo pareció moverse en el ambiente, como una onda creada en un lago, y entonces se dió cuenta. Todo el pasillo estaba ocupado por un ser transparente y gelatinoso, la espada y la daga serían los restos de su ultima victima. El Cubo gelatinoso se movió avanzando hacia Drogos, quien le arrojó la antorcha, pero ésta se apagó al entrar en contacto y allí se quedó alojada mientras el ácido del ser la deshacía. Drogos entonces decidió poner distancia y corrio pasillo de vuelta con el resto. Sus compañeros iniciaron una huida controlada mientras le disparaban con sus armas o le arrojaban conjuros de fuego. Gulag encabezaba el grupo pasando por pasillos y vigilando no perderse o activar alguna trampa. En uno de esos envites, Ivelliön quedó demasiado cerca del cubo gelatinoso el cual extendió un pseudopodo a modo de látigo que impactó contra la elfa causándole un profundo dolor, quemándole todo el brazo, y haciendola temer por su vida. Al darse cuenta del peligro que presentaba semejante ser los compañeros redoblaron sus esfuerzos y consiguieron derrotarlo quedando esparcido en un charco viscoso. Ivelliön uso su magia druidica y se pasó por su brazo herido la mano impregnada de una hoja machacada, al instante su brazo no mostraba apenas signo de la quemadura. Unos instantes después el pasillo doblaba un recodo, el pasillo continuaba y habia una puerta que se abria una estancia que era un pequeño templo altar a algún dios antiguo largo tiempo olvidado, pero en el pasillo Ivelliön observó entre los grabados que habia un pasadizo oculto, dejando a Drogos que observase si habia trampas, y ante la ausencia de ellas, presionaron las diminutas estatuas con forma de lobo que hicieron desaparecer todo un panal de muro y abriendo paso a un nuevo pasillo, igualmente grabado y esculpido con complejos motivos religiosos. Ante la perspectiva de perderse en este entramado de salas y pasillos, Tama Rith fue tomando nota y dibujando un mapa para volver sobre sus pasos. Los pasillos se continuaban y se bifurcaban, habia salas con templos dedicados a dioses como .... Algunos momentos, las paredes desaparecian y se encontraban por pasillos que sujetados por columnas talladas con motivos igualmente religiosos cruzaban un abismo que no se veía el fondo, desde estos pasillos en que las paredes faltaban se podía ver que había todo un intrincado complejo de pasarelas, salas, pasillos a distintos niveles, que se extendían en lo que debía cubrir buena parte de la ciudad. Y fue cuando vieron un resplandor rojizo, muy lejos al Norte, donde titilaba una luz rojiza, como de antorcha. Y hacia allí dirigieron su camino.

    Pero los pasillos y cavernas no estaban deshabitadas, tuvieron que hacer frente a enjambres de murciélagos, murciélagos gigantes y el más peligroso de todos fueron tres mantoscuros. En una plataforma circular y más grande que todas las anteriores, con los techos cubiertos de estalactitas, en lo que estimaban que debía ser el centro del complejo hicieron un pequeño alto para ver qué camino elegían, el hechizo de sombras que había convocado Ivelliön para esconderlos no pudo evitar que los mantoscuros los descubrieran. Desapercibidos, tomados por estalactitas, los tres inmobiles mantoscuros esperaron a que estuviesen justo debajo de ellos, momento en el cual se dejaron caer para emboscarlos, desplegando sus tentáculos para aferrarlos, solo Cora y Gulag consiguieron verlos antes de tiempo. Drogos quedó engullida su cabeza en uno de los mantoscuros que se aferró a su cuerpo y paraba de apretar, Gulag consiguió esquivar a otro anteponiendo su escudo, y Cora evitó también ser engullida en el impacto inicial. La lucha fue cruenta, Drogos cayó inconsciente, con su alma pendiente de un hilo para cruzar el Velo, Gulag tambien se vió aprisionado por otro de estos correosos seres. Ivelliön cambió su forma reclamando el aspecto del Oso, y con un poderoso zarpazo arrancó al mantoscuro del caido Drogos arrancando en el proceso alguno de sus tentáculos, el ser huyó como pudo, otro de los seres huyó ante el fuego de los hechizos de TamaRïth y el tercero viéndose en peligro creó una oscuridad total, pero la visión del enano y de la elfa dieron cuenta del monstruoso ser antes de que pudiera huir. Con Drogos estabilizado, la compañia buscó un pequeño altar cercano donde hacer un alto para curarse las heridas.

    Una vez repuestos siguieron su camino hacia donde habían visto el fulgor, a punto estuvieron de hacer desprender una de las pasarelas y caer al abismo, también tuvieron que dar esquinazo a una colonia de Hongos Violetas, pero por fin llegaron al origen del resplandor. Allí habia 4 figuras encapuchadas, una de ellas estaba toqueteando los relieves de una de las paredes. Ivelliön convocó de nuevo a las sombras para que Gulag y ella pudieran acercarse sigilosamente sin ser vistos pues ellos podían avanzar gracias a su mejorada vista en las sombras. Sin embargo, no pudo evitar que la mochila de Gulag se moviese y tintinease alertando a los encapuchados que se prepararon para hacerlos frente. Gulag e Ivelliön cargaron hacia ellos, con ello alertando al resto de los compañeros para que acudieran a su ayuda. Ivelliön arrojó un proyectil de fuego que falló por poco y acto seguido siguio su carga mientras su cuerpo se transformaba en una fiera Osa. Los encapuchados dirigieron sus ballestas ante la fiera que se les acercaba e impactaron sus pivotes en ella. La pared frente al encapuchado desapareció, éste entró por el pasadizo y la pared volvió de nuevo a su sitio dejando a sus 3 compañeros protegiendole. Uno de los encapuchados recitó unas palabras mágicas y una gélida mano espectral se aferró a la forma de osa de Ivelliön, quien vió como parte de su fuerza vital era drenada. Ivellión antes de perder la forma animal debido a los daños recibidos asestó tal garrazo a uno de los embozados que este salió despedido unos metros cayendo muerto en el acto y demostrando a los compañeros del caido que habían hecho bien en debilitarla con los pivotes. Drogos pudo atravesar la linea enemiga e intentar descubrir la puerta secreta, vió el ojal de una cerradura, pero no disponia de la llave, por lo que se dispuso a forzarla mientras sus compañeros se enfrentaban a los dos encapuchados que quedaban. Las tacticas que usaban los encapuchados eran peligrosas cambiandose de sitio y apareciendo su compañero por la espalda, acuchillandolos. De no haber estado en clara inferioridad númerica los miembros de la compañia dorada no habrían sobrevivido al combate. Cuando Drogos forzó la cerradura la puerta se abrió dejándoles ante una sala templo cerrada, sin rastro del encapuchado, Gulag se quedó fuera y cuando entraron los demás, la puerta se cerró de golpe. Drogos en sus prisas por dar caza al encapuchado no había comprobado que existía una trampa. En la parte superior de la sala se abrieron unas rendijas de donde empezó a salir agua, inundándose la estancia. Al fondo de la estancia había tres pedestales con tres estatuas de unos 30cm de altura. Estaban talladas con motivos de un ciervo, una reflejaba un ciervo trotando, otra un ciervo bebiendo de un estanque manantial y otra un ciervo herido de flecha. Apresurados mientras la estancia se inundaba cada vez mas investigaron los pedestales y las estatuas, sin duda alguna había que colocar las estatuas en el orden correcto para que se abriese la puerta, ¿pero cómo?. Tama Rïth investigó los grabados y runas de las paredes comprobando que hablaban del Rio de la Luz y la Fuente del Rejuvenecimiento de la Luz, un río de luz que fluye desde el Plano Astral y que está vinculado con la curación, la vida, y el continuo fluir del ciclo de la vida en la naturaleza. Con ello en mente y tras varios intentos, cuando el agua ya llegaba al cuello de Cora, colocaron correctamente reflejando los poderes del Rio de Luz, primero el ciervo herido, después bebiendo del manantial curativo y por último el ciervo corriendo. Las rendijas en el techo por las que salia agua se cerraron y se abrieron nuevas rendijas en el suelo por las que se fue vertiendo el agua de la estancia, cuando ya estaba vacia, al fondo de la estancia se abrió una pared revelando una estancia mayor iluminada por un brillo verde claro. Allí estaba el encapuchado, esperandoles. La sala estaba presidida por una gran Fuente de malaquita verde con unos pilares que sujetaban unos cuencos de plata donde paraba el liquido antes de seguir por el canalón de Aguamarina, pero no era agua lo que fluía, era una especie de liquido gaseoso, una bruma verde resplandeciente que salia directamente de un agujero en la pared. El liquido gaseoso fluia por el canalon pasando por 3 cuencos de plata sujetados por pilares con dioses tallados, pero el último pilar faltaba y el liquido gaseoso acababa atravesando la pared en vez de entrar por el tunel tallado al no tener el último apoyo.

    -"¿Habeis acabado con mis compañeros?"

    -"Cayeron en las lides del combate" dijo Drogos -"Suelta el arma".

    -"¿Qué buscabais?" interrumpió Gulag, acercandose bajando el arma, al ver que el encapuchado habia soltado la espada.

    -"Hemos llegado tarde, no nos sirve" y viendo que Gulag sacaba una cuerda para atarle, el encapuchado echó la mano a la capa sacando del bolsillo una pócima que trato de llevarse a la boca, pero Cora, con una agilidad felina saltó sobre él y le arrebató el frasco. Ya atado, analizaron la estancia y a los secuaces en detenimiento, efectivamente llevaban el símbolo secreto, eran los mismos, o pertenecían a la misma secta, llevaban un esbozo de mapa de las catacumbas que indicaban que habian accedido por el pozo de la plaza del mercado, uno de ellos llevaba unas botas mágicas de rapidez. En la estancia había una espada corta mágica de manufactura élfica, una poción de curación y un pergamino mágico. Los pilares de la fuente tenían escrito el nombre del dios que representaban, el primero era el dios de la Vida, el segundo era el dios de la Luz y el tercero que faltaba la figura estaba escrito el nombre de la diosa élfica Ayuvël, pero este nombre no les decía mucho a los compañeros. Tama Rïth trató de capturar un poco del liquido gaseoso en un frasco, pero este lo atravesaba. El encapuchado parecía firme en su propósito de no hablar así que con él atado y capturado subieron a la superficie...

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    Capítulo 4. ¡¡Gigante!!

    viernes, 30 de noviembre de 2018

    14-16 de Vendomiario del año 2 del glorioso triunvirato. Nuestros aventureros deciden cambiar de rumbo y volver al sur, a la capital en busca de una nueva aventura. El grupo está dividido, Drogos quiere viajar al oeste a investigar los extraños sucesos en su pueblo Amasiâ, mientras que Ivellion prefiere ir hacia el este a conocer más detalles sobre el Gran Lobo Rojo que asalta a los comerciantes. Tras varios días a la intemperie el 16 de octubre llegan a la Posada de Fildarëm donde son recibidos como héroes.

    17 de Octubre del año 2 del glorioso triunvirato. Tras un reponedor descanso en lechos de plumas, la Compañía Dorada parte al día siguiente hacia Castorida, a donde llegan la tarde del 17 de Octubre. Una vez allí, el grupo se presenta al Secretario del Triunvirato para hacerle entrega de varios documentos: Los papeles del Nigromante encontrados en la Mina de Gönhurd y el Libro que pertenecía al ‘loco’ Thunverg que hablaba de la leyenda de la Lágrima del Caos caída en las tierras de Khalmär, la cual fue la perdición de los enanos. El Secretario, muy complacido, felicita a la Compañía Dorada por sus logros, quienes deciden ir a festejarlo a la Posada del Escudo Quebrado. Pero no todos deciden acudir a la taberna. Ivellion prefiere pasar más desapercibida y meditar en la naturaleza. Por su parte Tamâ Rïth decide ir a la Gran Biblioteca de la ciudad a buscar información sobre el dolmen de ópalo de Amasiâ y ayudar al grupo a tomar una decisión sobre su viaje. Al llegar a la Gran Biblioteca la entrada le es negada a Tamâ Rïth quien intenta sobornar al bibliotecario y acaba siendo detenido por la guardia de la ciudad. Tras un interrogatorio donde decide no contar ni una sola verdad sobre él, los guardias se cansan y deciden que pase una noche en la calabozo para darle una lección. Allí conoce a su compañero de celdas Araphan de Miley, un extraño ser que parece humano. Drogos y Gulag beben en la Posada del Escudo Quebrado, mientras que Cora decide proclamar con una oda las hazañas de la Compañía Dorada, pero su interpretación no es muy exitosa. El humano y el enano conocen nuevos rumores como que el Sabio Dormen (miembro del Triunvirato) busca un objeto personal de gran valor, o que a las afueras de la ciudad desaparecen gatos y perros.

    18 de Vendimiario del año 2 del glorioso triunvirato. A la mañana siguiente, los miembros de la Compañía Dorada van en busca de Tamâ Rïth al ver que no ha pasado la noche con ellos y descubren que fue encarcelado en las mazmorras de la Gran Biblioteca, al llegar ya ha sido liberado por intercesión de Araphan de Miley que tras una premonición –“nos volveremos a ver”– dice, desaparece misteriosamente. Ivellion y Gulag le recriminan sus actos y la primera intenta arrebatarle la Patente de Aventuras, pero Tamâ Rïth se resiste y decide finalmente entregársela a Drogos, el único en quien confía del grupo. Tras esta riña, nuestros aventureros deciden ir hacia el este e ir a por el Gran Lobo Rojo, lo que les obliga a atravesar el bosque de Rhídaîl y hacer allí noche. Antes de llegar descubren los restos de una pelea, un aventurero y un troll muertos, sus esqueletos aferrados en una lucha inmortal. Alli el espiritu del humano se les apareció, y lea encomendo llevarle al mensaje a su mujer en Valera que él, gunthar venció con sus manos a un troll.

    19 de Octubre del año 2 del glorioso triunvirato. Antes de que amanezca Cora es capaz de vislumbrar algo moviéndose entre la maleza y da la voz de alarma – ¡Nos atacan! – grita. El grupo es atacado por una decena de goblins. La Compañía Dorada se lanza al ataque, pero los goblins son más fuertes y numerosos de lo que aparentan en un principio.

    Drogos se enfrenta a varios a la vez confiando en su fuerza, pero un fallo de cálculos hace que esté a punto de morir. Todo el grupo corre a socorrerlo y hacer huir en desbandada a los goblins. Dos de ellos caen abatidos por las flechas y hechizos pero un tercero logró escapar. Hoy no era su día de morir. La Compañía Dorada apenas puede descansar esa noche, y en cuanto los primeros rayos de luz asoman se ponen en marcha. Tras caminar casi todo el día, a la tarde llegan hasta una antigua posada y una posta de caballos en ruinas. Ha sido arrasada por orcos según parece por las pisadas, pero entre los restos Drogos encuentra un broche con un símbolo de una casa noble muy antigua. Tamâ Rïth intenta recurrir a sus conocimientos de historia para identificar el emblema pero su intento no tiene éxito. Aun así, Drogos decide llevárselo para encontrar a su dueño si aun sigue vivo y devolverlo. A la noche llegan a Fuerte Kalel, un pueblo con una alta torre defensiva, y pasan la noche en su posada. Gulag se entera que allí se rumorea que el Gran Lobo Rojo en verdad podría ser un ejército de rebeldes acaudillado por un soldado con un casco con cuernos; y que en Valish los viajeros desaparecen misteriosamente antes de llegar a la ciudad.

    20 de Octubre del año 2 del glorioso triunvirato. Tras despuntar el día y tras haberse repuesto de sus fatigas, la Compañía Dorada sigue rumbo al este, aunque se desvían del camino nada más comenzar el trayecto pues Drogos ve a un fantasma aparecerse. Dice no ir a investigar ni contarle nada a sus compañeros de la visión.

    Tras seguir varias leguas por el camino real, en un lateral se ven unas ruinas (14) y la Compañía Dorada se decide ir a investigarla. Parece que los orcos también la han arrasado, aunque unos ruidos se oyen al otro lado de los muros… –¡¡GIGANTE!!– comienzan a gritar cuando una gigantesca piedra se los lleva a todos por delante. Muy a duras penas intentan huir. Ivellion, Gulag y Tamâ Rïth evocan cánticos y hechizos para entretener al Gigante, mientras Cora y Drogos van a por los caballos y preparan la huida. Nada funciona contra este ser de inconmensurable tamaño, y una segunda roca se cierne sobre ellos. Tamâ Rïth tiene una premonición y empuja a sus aliados hacia el otro lado de donde la roca cae. Los caballos están listos y todos huyen a galope para salvar sus vidas.
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    Capítulo 3. Enanos de Piedra.

    lunes, 12 de noviembre de 2018

    8 de Octubre del año 2 del glorioso triunvirato.

    Nuestros aventureros reparten el botín entre una gran fiesta protagonizada por la magnífica voz de Fildarëm. En total tienen 4 gemas valoradas en casi 200 monedas de oro y dos anillos de procedencia enana. Gulag convence al grupo en quedarse el par de anillos, ya que tiene intención de devolverlos a sus verdaderos dueños, el clan Dwinbergoth, pero Tama-Rith advierte al enano; uno de los anillos parece que tiene algún poder oculto, debe tener cuidado.

    9 de Octubre del año 2 del glorioso triunvirato.

    Ya por la mañana, Gulag consigue convencer a la compañía en ayudar al enano Darrak, ya que no puede soportar que pudiera ocurrirle algo pudiendo haberle ayudado. La compañía accede (salvo Ivellion), y decide viajar rumbo norte siguiendo el camino real en busca del enano. El camino es fatigoso, y la lluvia arrecia. La compañía sabe que no puede seguir viajando sin monturas por mucho tiempo, por lo que al hacer noche en el camino, se desviarán unas millas para acercarse al pueblo más cercano.

    10 de Octubre del año 2 del glorioso triunvirato.

    La compañía cambia el rumbo hacia Amthar (55). La llamada Ciudad del Rey de Piedra. Esta antigua ciudad ahora es no mucho más grande que una villa, ya que su época de esplendor había pasado ya hace mucho. Cuando nuestros aventureros llegan a la ciudad, descubren el por qué del sobrenombre de la localidad: en la plaza central se encuentra una estatua del antiguo rey de la región de una edad pasada. Una estatua increíblemente bien esculpida, tanto, que ha formado leyendas con que es en verdad el propio rey maldito por su antiguo consejero el nigromante Curwen, que se dice que se retiró a su torre oscura a las afueras de la ciudad maldiciendo para siempre el terreno. La compañía decide hacer una parada en la posada del Buho de Marfil, para después comprar monturas suficientes para poder recorrer el camino con mucha más velocidad y con la esperanza de encontrar a Darrek a tiempo. Pronto deberían llegar a Tarastón (148).

    11 de Octubre del año 2 del glorioso triunvirato.

    Por la mañana, por fín aparece Darrak en el camino, este aún sigue en busca de su primo Teklinn y su compañía, por lo que deben seguir el camino hacia Tarastón (148). Ya a mediodía, la compañía Dorada llega a la villa. Este poblado indica el comienzo de las grandes montañas heladas, por lo que la presencia enana debería ser abundante. Desde allí, se dirigen a una de las pocas tabernas del pueblo en busca de información, la Flecha de Plata. Nuestros aventureros descubren que en verdad el alcalde actual del lugar es un foráneo que defendió la aldea hace 1 año de un ataque de goblins, por lo que todo el pueblo está encantado con él. La Compañía decide buscarle al día siguiente para obtener información sobre la ruta más al norte y los ataques que últimamente se suceden hacia los viajeros enanos. Ya de plena noche, mientras todos descansaban seguros, Gulag tiene terribles pesadillas sobre hechos pasados. Sueña como si fuera un enano de hace mucho tiempo. Este enano era un compañero inseparable del gran héroe Griloch El Astuto. Este enano se hacía llamar Thurzok. En el sueño, Thurzok vende a una vampiresa a cambio de unas joyas mágicas y un anillo a su gran amigo Griloch. Pero al poco tiempo se da cuenta de su error y su remordimiento vence a su vida. Gulag despierta sobresaltado y lleno de sudor, y se da cuenta que el anillo mágico que porta pertenece a Thurzok Dwinbergoth, donde su alma está confinada. El anillo le pide imperiosamente que ayude a restaurar el honor del clan encontrando la tumba de Griloch El Astuto. Al enano se le empiezan a amontonar las afrentas que tiene que restaurar, sabe que debe darse prisa.

    12 de Octubre del año 2 del glorioso triunvirato.

    Cuando nuestros protagonistas consiguen hablar con Hastmith, el alcalde, éste les cuenta que últimamente los ataques a los enanos son más frecuentes. Cree que son los goblins, pero no está del todo seguro. Igualmente comenta que llegó hace 2 semanas una carreta sin conductor con material enano proveniente de un ataque reciente. Darrak al ver las herramientas confirma que son suyas, por lo que sus peores temores se hacen realidad. A Teklinn y su compañía le han asaltado. Hastmith ofrece toda ayuda posible al grupo, se muestra increíblemente amable, cuando va por las calles todo el mundo le saluda con efusividad y parece que es un hombre bien querido. Pero Drogos no termina de creerse la historia. Comenta a sus compañeros que las historia que les está contando no parecen muy verídicas, y que todo es demasiado “artificial” en el pueblo. Cuando Cora decide preguntar directamente al alcalde, por fín vuelve Darrak y le es imposible hacer más averiguaciones. Tendrán que dejarlo pasar. Por el momento... La compañía se pone de nuevo rumbo al norte, esta vez a la ciudad de Masán (232), pero el camino es peligroso y cada vez más angosto, por lo que deben hacer noche a la entrada de las colinas de Masán, varias millas de angostas colinas que atraviesa el río Isen, afluente del gran Lhùn.

    13 de Octubre del año 2 del glorioso triunvirato.

    Tras una noche poco tranquila, los aventureros descubren restos de un ataque, de hace varios días. Tras seguir el rastro, llegan a unas ruinas de una fortaleza muy antigua. Allí, la Compañía se enfrenta a una hueste de goblins liderada por un maligno ser. Un loco enano oscuro llamado Thunverg. Tras una lucha a muerte, consiguen derrotarlo, y descubren que tenía presos a parte de la compañía enana y al primo de Darrak. Pero eso no es todo. Tamâ Rïth inspecciona los escritos de Thunverg. Podrían llamarse garabatos de un loco, pero estos decían que el enano oscuro había renacido de la piedra. Y tenía en mente volver a toda la raza enana, uno por uno, a sus gloriosos orígenes. Para ello, se servía de varias Cocatrices, que tenía encerradas en una cámara. Nuestros aventureros deciden sacar a todo enano vivo del lugar y dirigirse rápidamente a Masán (232). Donde deberán alertar a las autoridades de las atrocidades que se están haciendo en ese lugar.

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    Capítulo 2 - El Descanso de Fildarëm

    martes, 6 de noviembre de 2018

    La Compañía Dorada pasó la noche en las cabañas situadas fuera de la Mina de Gönhurd, necesitaban descansar después de dos días sin dormir y tras haber sido atracados. Ya habría tiempo suficiente para ir tras los embozados que portaban la runa.

    Durante la noche Tamâ Rïth, consigue descifrar el pergamino del nigromante, y aprende el hechizo Mano Gélida. Sin embargo, sus compañeros de viaje no están por la labor de que la nigromancia vuelva de nuevo al mundo, sobretodo Ivellion cuyo bosque fue arrasado por un viejo nigromante. Ivellion ruega a Tamâ Rïth que destruya ese pergamino indigno o acabará con él si hace uso de esa magia, pero éste se niega, no puede resistirse a jugar con las artes oscuras.

    A la mañana siguiente el destino de Cora LittleKnight hizo que se topara con el campamento de la Compañía Dorada, y tras comprobar que no eran una amenaza, el grupo de mercenarios decidieron que podrían aceptar a un miembro más en su compañía, pues toda ayuda era poca para acabar con esos embozados….

    La Compañía Dorada trató de seguir las huellas de los caballos de los embozados por lo que salió al Camino Real para preguntar a los transeúntes por algo de información, siendo sus esfuerzos infructuosos, aunque allí conocen a Altón RocaPluma, un Mediano de La posada de Cuatro Vientos, cuyos 3 hermanos mayores regentan y que fabrican la mejor cerveza de la región.

    Al no encontrar ninguna pista deciden caminar hacia el norte, hacia la posada El Descanso de Fildarëm, conocida por su buena música, su gran ambiente, una abundante cena y un mejor descanso. Pero lo que encuentran allí es todo lo contrario. Fildarëm, la posadera elfa, lleva meses buscando ayuda para deshacerse de un rebaño de arpías que asolan su local, se llevan a la clientela y provocan graves destrozos. Sin embargo, esa noche habrá jolgorio y celebración pues Cora hace uso de sus instrumentos para amenizar la noche. Drogos Tallstag se sienta a beber con otros paisanos quienes le cuentan historias de un gran lobo rojo que ataca caravanas en el este, mientras que Gulag Arniksson charla con Darrak otro enano de la Capital, quien esta aun esperando a su primo Teklinn y sus compañeros artesanos de piedra. Teklinn debería haber llegado a la capital hace semanas, pero ha desaparecido en extrañas circunstancias. Darrak quiere llegar hasta Tarastón para ver si los encuentra.

    Cuando el día amanece, la Compañía Dorada se dirige al nido de las arpías dispuestos a acabar con ellas y a cobrar la recompensa de Fildarëm. Nuestros aventureros logran ver la entrada de una cueva sobre la que pesa la oscuridad más absoluta. La entrada está cubierta de huesos que parecen humanos y de rastros que conducen al interior. Cuando se adentran en las profundidades, allí se enfrentan a las arpías que allí habitan, no sin grandes riesgos para ellos. La muerte estuvo a punto de cernirse sobre la elfa Ivellion, cuando una arpía la agarró por los hombros y salió volando con ella. Una caída a gran altura hubiera sido mortal, pero Cora Littleknight salvó la situación tocando una melodía que durmió a la bestia, la cual fue rematada sin piedad y ensañamiento por parte del grupo de mercenarios.

    Explorando la cueva Drogos encontró una puerta secreta que conducía a la salida, mientras sus compañeros de viaje inspeccionaban una manecilla excavada en la tierra. Ivellion alargó su mano y tiró de la palanca provocando una gran explosión. ¡Era una trampa! Pero por suerte, la trampa fue construida hace milenios y la pólvora no fue muy efectiva ya que había perdido sus propiedades. Gracias a los dioses, todos salieron ilesos. Sin embargo, los agudos ojos de Ivellion vieron un tesoro que se escondía en el hueco dejado por la explosión de la palanca: varias bolsas con monedas de oro, pociones y un anillo de poder.

    Nuestros amigos regresaron a la posada El Descanso de Fildarëm triunfantes y con un botín que aún deben calcular, pero sabiendo que las experiencias vividas les han hechos mejores aventureros.

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    Capitulo 1 La Mina de Gönhurd.

    domingo, 28 de octubre de 2018

    Los ex miembros de la Compañía Dorada se han presentado en la Capital del Reino para unirse a la proclama emitida por el Triunvirato (gobernantes del reino) y formar parte de una iniciativa consistente en recorrer el reino y redescubrir las tierras, lugares y conocimiento. Nuestros aventureros se inscriben en esta aventura y se les hace entrega del “Permiso de Aventura”, una especie de salvaguarda o patente que delimita, y permite, sus funciones.

    Cuando se encuentran en la posada del Escudo Quebrado, entra un joven enano casi imberbe llamado Gönhurd. Este enano está buscando aventureros para que ayuden a recuperar a su familia de una Mina donde su familia había tenido un accidente. Gönhurd no cree que pueda haber mucha esperanza para sus hermanos, pero quiere al menos poder recuperar sus cuerpos.

    Gönhurd cuenta que algún ente ha atacado los niveles inferiores de su pequeña mina en el momento que él se encontraba arriba con su hermano Bönhurd. Su hermano mayor Rönhurd, anteriormente, vino notificando que habían encontrado una estancia secreta en los niveles inferiores de la mina. Bönhurd bajó cuando oyó ruido en los pisos inferiores. Unos instantes después, Gönhurd escuchó gritos y a Bönhurd gritándole que no bajase, que huyese de allí. El enano se marchó camino de la Capital sabiendo que no podía hacer nada por ellos, pero quería al menos no dejar sus cuerpos perdidos en aquel lugar.

    Nuestros aventureros una vez iniciado el viaje a la mina, descubrieron el motivo del ataque; una estancia secreta de un antiguo nigromante de los tiempos de las Guerras de la Luz y Oscuridad. Allí se encontraba un objeto arcano incrustado en un antiguo pilar. Una calavera Rubí. Esta calavera fue tocada por uno de los hermanos de Gönhurd, desatando la magia nigromántica que encerraba, y absorbiendo la vida de los hermanos de Gönhurd allí presentes y convirtiéndolos en no muertos. Además, este artefacto despertó unos esqueletos guardianes de la cámara, acabando con Bönhurd.

    La Compañía Dorada se enfrentó a todos los peligros y decidieron dejar allí la Calavera Rubí, intentando enterrarla para que nunca nadie volviera a tener que sufrir el doloroso destino de la familia del enano, pero al salir al exterior de encontraron con cuatro embozados, bien pertrechados, apuntándolos con ballestas. Nuestros aventureros, agotados y heridos, decidieron acceder a las demandas de estos extraños encapuchados, las cuales eran la reclamación de la calavera de Rubí. La Compañía tuvo que aceptar sus condiciones y fueron obligados a entregársela muy a su pesar. Los embozados, una vez con el botín en sus manos, se marcharon en sus caballos con rumbo desconocido.

    Por suerte, nuestros aventureros pudieron guardar esperanzas para restablecer su honra, uno de los embozados llevaban una Runa inscrita en su mochila, no saben qué significa, pero desde luego están dispuestos a averiguarlo.

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    El Cantar de los Siete Héroes

    domingo, 14 de octubre de 2018

    Los héroes de antaño, Héroes con redaño,

    Sufrieron y se alzaron, Y hazañas lograron,

    Sabios, astutos, Valientes… y brutos,

    Contra hechiceros lucharon, Libros Oscuros quemaron,

    El Waagh orco destruido, La vampiresa han vencido,

    Veneno y traición, Casi acabó con la misión,

    La hija del Emperador, Consiguió la Salvación,

    Los Héroes caídos, Pero nunca vencidos.

    (Tonada popular)

    Los Siete Heroes son: -Quîl Mataogros. Guerrero berseker. Cuyo espadón “Perdicion de Gigantes” blandía con furiosa fuerza.

    -Vestroyen PortaRayos. Paladin. Noble seguidor del dios Mänor .Su maza “Tormenta” domaba los rayos a su voluntad.

    -La Dama Shäe. Maga . Sabia entre los sabios. El Amuleto Dorado de Elberëth le confería poderes increíbles.

    -Flanagan Lengua de Oro. El Bardo Halfing. Vivaraz y carismático. La Balada del Petalo Purpura es suya.

    -Arwendôr. Elfo montaraz. Vista de águila y uno con la naturaleza. Su arco “Cûthaliön” no fallaba nunca.

    -Griloch El Astuto. Clerigo Enano. Robusto y de afilado intelecto. El escudo “Yunque Dorado” le protegía.

    -Sharid SombraFurtiva ladrona. Enigmática. Cuchillos voladores y la Capa de las Mil Sombras.

    En tiempos del IX emperador, hubo un nigromante que se alzó en poder intentando dominar parte del reino, Morgaûr el Hechicero se llamaba. Los Heroes por una casualidad unieron sus destinos y lucharon con Morgaûr, evitando que se hiciera con las páginas perdidas del Mordecaiôn Oscuro y destruyendo el libro. Tras ello estalló el Gran Waaagh de Bolg Azotenanos, y tras diversos periplos, Quîl Mataogros derrotó en combate singular a Bolg desarticulando el ejercito de pieles verdes y salvando el reino. Su siguiente aventura casi acabó con ellos, la vampiresa Elanna estuvo a punto de derrotarlos pero solo gracias al Anmuleto Dorado de Elbereth que portaba la Dama Shäe pudieron derrotarla y esparcir sus cenizas, no obstante en la guerra contra ella, Griloch fue preso y retenido, Elanna ante los heroes se jactó de haber acabado con él y nunca se le encontró. En tiempos menos convulsos los 7 Héroes fueron emboscados por unos goblins que consiguieron abatir a tres de los compañeros, Flanagan, Arwendôr y Shae con flechas envenenadas. La emboscada fue organizada por venganza de ciertos nobles que habían visto cerradas sus injustas actividades a manos de los héroes. Vestroyen y Sharid casi habían perdido la fe en los hombres y veían sus aventuras finalizadas, pero la hija del X Emperador fue capturada por un hechicero que planeaba usar su sangre para un oscuro ritual, ambos unieron sus fuerzas una última vez consiguiendo rescatar a la hija del emperador. Pese a ello Vestroyen recibió herida mortal y Sharid, como única superviviente de los 7 Héroes desapareció y nunca más se supo de ella.

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    Lo que los Personajes saben:

    domingo, 14 de octubre de 2018

    --------Ivellion: -El Bosque de Kitary (13) ahora es llamado el Bosque Susurrante por los ruidos que se oyen desde fuera, Ivelliön sabe que es debido a los seres feericos que allí viven desplazados del interior del bosque por el maleficio de El Nigromante.

    -Las ruinas del Bosque de Rhidaîl son las uinas de Gilthoniël (217), donde guardan saber elfico, pero ahora está infestado de Orkos.

    -En el camino real de la Gran Llanura hay un monasterio curativo.

    --------Gulag: -La antigua ciudad de Komur Drîm (170) esta ahora gobernada por orkos y seres peores

    -La Reina del Hielo es una elfa expatriada q no dejara nunca q pases por su reino.

    -En algun lugar de las montañas está el Descanso de Enlik el enano

    -En las Ruinas de Dolgoroth (25) hay gemas de incontable valor y objetivos inimaginables custodiados por un ejercito de no muertos

    -El Castillo del Aguila .Barad Ulein.(219) lo gobierna un venerable anciano enano, con un contingente de enanos.

    -El Castillo de Barad Caern (116) Castillo del Oso. Quien lo gobierna es bastante vago por lo que dicen.

    -No se oyen mejores canciones que en el Descanso deFildarëm (122)

    -------Drogos: -En Amasiâ el dolmen de opalo cada vez esta mas volcado sobre el pueblo

    -Hace mucho tiempo hubo una batalla que destrozo hectareas cerca de las colinas (142) pero tiene que estar lleno de magia desatada.

    -En el Templo de Kharit (190) se curan muchas enfermedades, pero es muy caro

    -Lokaug era un valiente general del Imperio que busca venganza

    -Dentro de la ciudad de HojaVerde (126) estan las ruinas de Satur, donde vivieron los mas poderosos magos de antaño

    -Las tumbas de 3 de los Heroes Legendarios estan en El Basto Angreth.

    -------Tamâ Rïth: -En el Templo del Arbol Sagrado (87) se hayan todas las respuestas

    -En Tula (176)esta la Escuela de las 8 Magias, es una ciudad dentro de la ciudad y los magos se ocupan de sus propios asuntos con patrullas de magos

    -En la Ciudadela de los Tomos (171) se guardan los Sagrados Pergaminos de Primavera

    -En el Lago (86) habita un Mago enano desde hace 300años muy poderoso