Leyenda Sin Nombre...

El nombre verdadero de Assassin ha sido abandonado desde antes de que ganara las propiedades de un espíritu heroico, pero se le dan los nombres de Assassin sin Nombre y la Assassin Hermosa. Ella era una ex candidata para el puesto de Hassan-i-Sabbah, el seudónimo compartido por los líderes de la Liga de Asesinos, los Hashshashin; y era conocida como una niña particularmente fiel en un determinado país cuya existencia es referida como «simplemente una historia». Se sometió a un entrenamiento intenso para ganarse un nombre, y fue piadosa hasta un punto en que fue calificada de «fanática» al demostrar su fe por aquellos que adoraban al mismo Dios. Si bien su grupo podía llamarse una compañía de fanáticos, sus convicciones estaban tan lejos de la norma que le hicieron ganar ese título. No odiaba a quienes la despreciaron porque creía que la razón era debido a su propia inmadurez y porque su convicción no era firme.

Assassin deseaba convertirse en el líder de la secta, para lo cual debía adquirir un poder que podría considerarse un milagro divino. Estos milagros tenían algunas especificaciones únicas en cuanto a que todos deben eliminar de manera rápida y confiable las vidas de herejes e infieles. Los líderes del pasado obtuvieron sus títulos al lograr numerosos milagros dignos de llevar el nombre de los 19 ángeles que custodian el infierno en la forma de Zabaniya, por lo que continuó su loca búsqueda de superación personal en busca de los milagros que lograron sus antecesores. Ella los recreaba uno por uno, pero el mundo solo parecía gritarle «Todavía no es suficiente». Los otros miembros se sorprendieron por sus logros hasta el punto de que no podían creer lo que había sucedido. Mientras que había logrado los milagros de todos los dieciocho líderes en el pasado, nadie en la secta reconoció su derecho a heredar el liderazgo. Era su prueba, empapada en sangre y sudor, y ella sabía mejor que todos lo que realmente necesitaba para llegar a ese punto.

Los fieles comenzaron a rechazarla, diciéndole «lo que lograste no es diferente de hacer copias de tomos viejos. No has logrado tu propio milagro porque todavía hay inmadurez dentro de ti». Aunque a ella le faltaba la capacidad de innovar, su negación fue solo la mitad de la razón. La realidad es que le temían por haber aprendido todas esas técnicas en el lapso de algunos años. Su razonamiento final fue que «todavía eres demasiado joven. No podemos tener a alguien como tú con el título de nuestro líder». Y aunque eran excusas, ella obedeció sin preguntar; cuestionando su propia fe y creyéndose infantil por haber profanado las técnicas secretas de sus líderes anteriores. Ella no culpó a nadie, pero continuó la búsqueda de su propia técnica secreta.

«Aquel de los Cien Rostros», un hombre capaz de resolver cada situación de manera magistral, eventualmente se convirtió en el decimonoveno líder; y al reconocer que su habilidad, Zabaniya: Ilusión Delirante, era una que ella no tenía, se avergonzó de su propia inmadurez en lugar de sentir envidia. Ella no cumplió con nada al final, ni recibió ningún reconocimiento. Simplemente vivió como una fanática, y ni siquiera se le permitió ser martirizada por su fe. Ella pasó su vida sin sentido hasta el final, pero aún así no sentía odio por el mundo. Aún avergonzada de su inmadurez, volvió a sumergirse en el remolino de la fe por no tener emociones que le permitieran guardar rencor. Las únicas cosas que ella despreciaba eran los ídolos falsos de los infieles, aquello que la convertía en una fanática que ningún hombre normal podría redimir. Esa es toda su vida, la cual simplemente desapareció en el abismo de la historia como la de otro fanático, y aunque debería haber terminado allí, renació en el instante en que la fanática se convirtió en la elegida por el Grial Falso.

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