Artillero

"¡Cargad, pathfinders, cargad! Esa maldita polilla feérica va a volver para dar otra pasada en un instante y, si no la recibimos con una descarga de fuego de cañón, desearéis tener un traje de buzo como el mío. ¡Fijad la puntería ahí! Firmes... ¡Fuego!". —Khoumrock Blackthorne, capitán del Insumergible y autoproclamado matador de "dioses polilla malignos gigantes".

Dice la máxima del artillero que, si bien se pueden ganar peleas con espadas, las batallas se ganan con cañones. O, en un apuro, con trabuquetes, torres de asedio, catapultas, hwachas y todo el resto de la miscelánea letal de un cuerpo de ingenieros de combate. Como un auténtico artillero, dejas las pistolas y los cuchillos de tres al cuarto para los que tienen que operar a pequeña escala. Eres un profesional consumado en el arte de los grandes cañones, un maestro en fusionar las matemáticas y el personal para convertir cualquier muro de cortina, batallón de infantería o dragón desenfrenado en un cráter humeante en el suelo.

Sin embargo, no eres simplemente un especialista en demoliciones temerario. Formas parte de un equipo y estás acostumbrado a coordinarte con tu unidad para maximizar tú tiempo y tu efectividad. Ya se trate de saltar en ayuda de tu tripulación para cargar el siguiente proyectil, calcular rápidamente la trayectoria del próximo disparo de la máquina o de disparar tú mismo, tu presencia en el equipo es una garantía de que vuestras probabilidades de éxito están maximizadas, crando un todo que es mayor que la suma de sus partes.