Cónclave de Yorkshire

El tiro con arco de Yorkshire está compuesto por arqueros que se enorgullecen de su precisión letal para disparar proyectiles que dividen cielos y tierra. El legendario Splitter de Yorkshire fue capaz de golpear su arco y disparar docenas de flechas en un abrir y cerrar de ojos, podía dividir flechas en el aire y convertir a sus enemigos en cojines de alfileres antes de que pudieran decir su nombre. Estos guardabosques se encuentran en todo el mundo, pero siguen el viento que fluye a través de su puntería. Como así es como viajó el Splitter y cómo desapareció, todos aquellos que imitan su forma llegarán a tal destino, sin embargo, se convertirán en leyendas.

Yorkshire tenía muchas leyendas e incluso más mitos de sus logros, algunos dicen que puede ser una manifestación física del tiro con arco o incluso un dios que controlaba el viento. Los primeros registros legales conocidos que mencionan a una persona llamada Robin Hood (Robert Hod) son de hace mil años, encontrados en los Assizes de York, cuando los bienes de esa persona, que valían 32 chelines y 6 peniques, fueron confiscados y se convirtió en un forajido. Robert Hod debía el dinero a San Pedro en York. Al año siguiente, fue llamado "Hobbehod", y también llegó a ser conocido como "Robert Hood". Robert Hod de York es el único Robin Hood temprano conocido por haber sido un forajido.

En el Priorato de Kirklees en West Yorkshire se encuentra una supuesta tumba con una inscripción espuria, que se relaciona con Robin Hood. Las baladas del siglo relatan que antes de morir, Robin le dijo a Little John dónde enterrarlo. Disparó una flecha desde la ventana del Priorato, y donde aterrizó la flecha iba a ser el sitio de su tumba. El Gest afirma que la Priora era pariente de Robin. Robin estaba enfermo y se quedaba en el Priorato donde la Priora supuestamente lo cuidaba. Sin embargo, ella lo traicionó, su salud empeoró y finalmente murió allí. La inscripción en la tumba dice;

"Escucha debajo de dis laitl stean

Laz robert conde de Huntingtun

Ne'er arcir ver as hie sa geud

An pipl kauld im robin heud

Enfermo [tal] utlawz como él un iz hombre

Vil england nivr si agen

Obiit 24 kal: Dekembris, 1247"

Aunque algunas personas creen que disparó una flecha a los cielos que contenía su alma, todo su ser voló para ascender al Reino de los Dioses. Esta leyenda ha sido conectada a otro arquero llamado Arash. Los cajeros de Yorkshire y Arash creen que son uno en lo mismo. Según la leyenda persa, al final de la larga guerra de los dos países, el ejército enemigo de Turan rodeó al ejército del rey Manuchehr, y los reyes de ambos países decidieron unirse en paz estableciendo las líneas fronterizas de cada reino respectivo. Es decir, alguien subirá al Monte Damavand y desde allí, disparará una flecha hacia el este, y esa flecha decidirá las nuevas líneas fronterizas de ambos países, desde la montaña hasta el lugar donde la flecha llega al suelo. En este momento, el que se ofreció como voluntario fue el mejor arquero del ejército persa, Arash.

Durante la primera luna del verano, en una agradable y clara mañana de Tirgan (solsticio de verano), Arash dibujó su arco hasta el límite y disparó una flecha hasta tal punto, que nunca antes se había realizado hasta ahora. En ese momento, se dice que su cuerpo se dispersó en todas las direcciones. Como se cuenta en muchas leyendas, la flecha voló continuamente durante toda la mañana y se dice que llegó a la orilla del río Oxus en la actual Asia Central al mediodía, a 2500 km de distancia entre los dos lugares. A partir de entonces, la invasión de las fuerzas militares mongolas durante el siglo 10 empujó a los persas hacia el sur hasta ese río, y se convirtió en el límite para ambos países.

La distancia que voló la flecha varía según el registro. Una historia dice que voló 1000 leguas (farsakhs), mientras que según otra historia, la distancia es de cuarenta días a pie. En una historia, la flecha voló desde el amanecer hasta el mediodía, mientras que en otra historia, es desde el amanecer hasta el atardecer.

"Oh, mi Maestro Sagrado de Buena Voluntad.

Oh Señor del Brillo que me otorga todo su poder, santidad y sabiduría.

Vea claramente mi corazón, mis pensamientos y mi habilidad.

Ahora, O' siendo quien creó la luna y las estrellas...

He aquí mis obras, mi muerte, mi spenta armaiti que debo llevar a cabo.