Sacerdote de Osybus
Humanoide Mediano, Cualquiera
Los Sacerdotes de Osybus son nigromantes pérfidos que roban almas ajenas para alimentar su magia malévola. Mediante este poder, cada sacerdote puede desafiar a la muerte y convertirse en una criatura muerta viviente capaz de eludir la tumba una y otra vez.
Osybus, una misteriosa figura con una ambición y maldad inconcebibles. Osybus pretendía utilizar las almas de los demás a modo de trampolines para alcanzar su propia inmortalidad. Llegó a acuerdos con cualquier entidad que pudiera brindarle más poder e indagó en cualquier secreto sobrecogedor que pudiera prolongar su vida. Se convirtió en un devoto de los Poderes Oscuros y accedió a su malicia inmortal para alimentar su apoteosis.
A medida que crecía su poder, fue atrayendo discípulos que también ansiaban desafiar a la vida y a la muerte. Compartió sus espantosos secretos con ellos y les exigió su adoración. Con el paso del tiempo, alcanzó su objetivo: se convirtió en un liche con un poder casi divino. Osybus reconoció el papel que sus discípulos habían desempeñado en su ascensión y les otorgó por ello un vestigio de su poder. A modo de tatuaje sombrío, esta bendición permite a los sacerdotes robar las almas al igual que hacía su maestro para engañar a la muerte y convertirse en espeluznantes muertos vivientes.
La amenaza que suponían Osybus y sus discípulos hizo que se diese la voz de alarma por todas partes. En respuesta, la Inquisición Ulmista y el conde Strahd von Zarovich, aún mortal, se enfrentaron al liche en batalla. Su valentía no hubiera valido para nada si los discípulos de Osybus no le hubieran traicionado. Temerosos de que su amo acabara consumiendo también sus almas, los discípulos ayudaron a los enemigos de Osybus y destruyeron su forma física. Al morir, pronunció una maldición contra ellos: que su inmortalidad les fallaría cuando menos se lo esperaran y que él mismo se convertiría en uno de los Poderes Oscuros. Como consecuencia de esta maldición, ningún sacerdote de Osybus puede tener la certeza de que renacerá al morir.
En un intento de librarse de esta maldición, los discípulos se consagraron a los mismos Poderes Oscuros con los que su maestro había comulgado. Recibieron una misión: convertir a una persona noble y poderosa en el recipiente terrenal de estos poderes para que fueran capaces de penetrar en el mundo y conquistarlo. Si lo lograban, su inmortalidad estaría asegurada. Encontraron un candidato adecuado para este fin: Strahd von Zarovich. Los Sacerdotes, que trabajaban en las sombras y mediante intermediarios, fueron contaminando de odio al conde y su corazón noble acabó corrompido. Fueron ellos los que allanaron el camino que lo condujo al Templo de Ámbar y a su conversión en vampiro.
Pero, entonces, fueron traicionados. Osybus no había mentido: se había convertido en uno de los Poderes Oscuros y, junto con ellos, había creado una prisión cubierta de brumas para contener a Strahd, ahora inmortal. De esta forma, impidió que el conde actuara como la fuerza conquistadora que los Sacerdotes pretendían soltar por el mundo y, por ello, se les denegó la recompensa de la inmortalidad. Hasta hoy, los Sacerdotes de Osybus siguen tratando de liberar a Strahd de las Brumas y, a menudo, utilizan aventureros a modo de peones. Irónicamente, siguen llevando el nombre de su odiado fundador, ya que fue su don mortífero original el que les confirió sus terribles poderes.
Origen: Guía de Van Richten para Ravenloft
Categoría: PNJ
Clase de armadura: 14 (Armadura Natural)
Puntos de Golpe: 60 (8d8 + 24)
Valor de desafío: 6 (2.300 PX)
Velocidad: 30 pies
Fue | Des | Con | Int | Sab | Car |
---|---|---|---|---|---|
10 (+0) | 14 (+2) | 16 (+3) | 18 (+4) | 17 (+3) | 11 (+0) |
Tiradas de salvación: Int +7, Sab +6, Car +3
Sentidos: visión en la oscuridad 120 pies, Percepción pasiva 13
Idiomas: tres idiomas cualesquiera
Inmunidades a estados: asustado
Rasgos
Tatuaje de Osybus. Si los puntos de golpe del sacerdote se reducen a 0, tira en la tabla "Beneficios de la muerte en vida" para saber qué beneficio recibe el sacerdote. El sacerdote morirá si recibe un beneficio que ya posea. Si recibe un beneficio nuevo, revivirá al principio de su siguiente turno con la mitad de los puntos de golpe restaurados y su tipo de criatura será el de muerto viviente.
Para evitar la resurrección, se debe destruir el Tatuaje de Osybus del cuerpo del sacerdote. El tatuaje es invulnerable mientras el sacerdote tenga al menos 1 punto de golpe. Si no, el tatuaje es un objeto con CA 15 y es inmune al daño de veneno y al psíquico. Tiene 15 puntos de golpe, pero recupera todos sus puntos de golpe al final del turno de todos los combatientes.

Acciones
Ataque múltiple. El sacerdote ataca dos veces.
Cuchilla del alma. Ataque con arma cuerpo a cuerpo: +5 a impactar, alcance 5 pies, un objetivo. Impacto: 7 (2d4 + 2) de daño perforante y, si el objetivo es una criatura, quedará paralizada hasta el principio del siguiente turno del sacerdote. Si este daño reduce a 0 los puntos de golpe de una criatura Mediana o más pequefla, la criatura morirá y su alma quedará atrapada en el cuerpo del sacerdote, manifestada como un sombrío tatuaje del alma en el sacerdote. El alma se libera si el sacerdote muere.
Rayo necrótico. Ataque de conjuro a distancia: +7 a impactar, alcance 120 pies, un objetivo. Impacto: 17 (3d8 + 4) de daño necrótico y el objetivo no podrá recuperar puntos de golpe hasta el principio del siguiente turno del sacerdote.
Tatuaje del alma (recarga 5-6). ACCIÓN ADICIONAL El sacerdote toca uno de los tatuajes de almas de su cuerpo. El tatuaje desaparece y el alma atrapada se manifiesta como una criatura sombría que aparece en un espacio sin ocupar que el sacerdote pueda ver a 30 pies o menos de él. La criatura tiene el tamaño y la silueta de su cuerpo original, pero utiliza el perfil de una sombra.
La sombra obedece las órdenes mentales del sacerdote (no requiere acción) y su turno va justo después del de este. Si la criatura está a 5 pies o menos de él, puede volver a convertirse en tatuaje como acción; reaparecerá en la piel del sacerdote y recuperará todos sus puntos de golpe.
