Profeta

Desde tiempos inmemoriales, algunos pocos han sido tocados por el hilo del destino, capaces de entrever los múltiples futuros que se entrelazan como una red invisible. Como Profeta, tu mente es un faro en la oscuridad del tiempo, capaz de anticipar los movimientos de aliados y enemigos, y guiar el curso de los eventos hacia un desenlace favorable — o al menos, menos terrible.

Tus visiones del futuro no siempre son claras ni amables; a menudo llegan como fragmentos crípticos, ecos distorsionados que debes aprender a interpretar con sabiduría y temple. Pero cuando la batalla ruge y el caos amenaza con tragarte, esos destellos de lo que está por venir te permiten moverte con una precisión casi sobrenatural, esquivando ataques que aún no han ocurrido y preparando tu próxima jugada con maestría.

En combate, el Profeta parece siempre estar un paso adelante, sus ojos centellean con una luz inquietante mientras dicta la danza del destino, otorgando a sus aliados reflejos casi preternaturales y sembrando dudas en la mente de sus enemigos. Sin embargo, este don es tanto una bendición como una carga, pues conocer el futuro a menudo implica enfrentar los horrores que acechan tras el velo del tiempo.