Colegio de la Idol

"Escucha, el trabajo de una Idol no es mostrarle a la gente tu sonrisa, es hacer que la gente sonría. ¡Nunca lo olvides!" -- Yaza Niconi, ídolo bardo legendario.

Mientras que algunos bardos se dedican al estudio de los secretos mágicos y otros se dedican a la atrevida y desenfadada esgrima, hay otros que prefieren centrarse en lo que consideran el verdadero corazón de su vocación: la música. En lugar de convertirse en lo que consideran luchadores de bajo coste o magos de imitación, estos bardos buscan aprovechar el verdadero poder de la música y la interpretación.

Estos bardos, llamados Idols, creen que la música es una fuerza impulsora en el mundo y que puede unir a las personas e inspirarlas, y no solo de la manera en que se tira un dado adicional. Para una Idol, actuar es la forma en que deja su huella en el mundo. Estos bardos están convencidos de que la música tiene un poder místico que va más allá de lo que los ojos pueden ver y los oídos pueden escuchar. La música puede sanar corazones rotos, levantar el ánimo de los desesperados y encender la chispa del coraje en los más cobardes.

Los miembros de este colegio se encuentran en salas de espectáculos, tabernas y anfiteatros, y a menudo forman organizaciones personales cercanas llamadas grupos o unidades. Estas unidades funcionan como pequeñas familias, apoyándose mutuamente tanto en los escenarios como fuera de ellos. Las actuaciones en grupo no solo potencian la magia de la música, sino que también crean una conexión más profunda entre los integrantes y su audiencia, multiplicando el impacto de su arte.

Las Idols tienden a ser, en general, personas de buena voluntad y bien intencionadas, y a menudo, aunque no exclusivamente, son mujeres. Su carisma natural y su habilidad para conectar emocionalmente con el público las convierten en figuras adoradas y respetadas en la sociedad. No es raro que estas bardas sean vistas como líderes y figuras inspiradoras, guiando a sus seguidores con sus melodías y sus palabras llenas de sabiduría.

Además, las Idols no solo se limitan a actuar en escenarios; su influencia se extiende a cualquier lugar donde puedan llevar su música. En tiempos de guerra, pueden ser vistas en los campamentos militares, levantando la moral de los soldados antes de la batalla. En tiempos de paz, su presencia en festivales y celebraciones es casi imprescindible, ya que su música tiene el poder de unir comunidades y fortalecer lazos sociales.

Las Idols también creen firmemente en la enseñanza y la transmisión de su arte. Muchas veces toman a jóvenes aprendices bajo su tutela, enseñándoles no solo las técnicas musicales, sino también los valores de compasión, empatía y liderazgo. Estas bardas entienden que su legado no reside únicamente en sus propias actuaciones, sino en la capacidad de inspirar a futuras generaciones a continuar su misión de usar la música como una fuerza para el bien.

En el camino de una Idol, cada nota tocada y cada canción cantada son más que simples sonidos; son herramientas de cambio y esperanza. La música se convierte en un lenguaje universal que trasciende barreras, une corazones y transforma realidades. Para una Idol, su arte es su vida, y su vida es una sinfonía dedicada a hacer del mundo un lugar mejor a través del poder mágico de la música.