Venganza

Small
Venganza

No todos los mártires entregan su sacrificio a la bondad ni al consuelo. Algunos cargan una herida que nunca cierra, una afrenta tan profunda que ni la fe ni el tiempo logran borrar. Estos mártires caminan con el peso del rencor clavado en su alma, y su dolor se convierte en la brújula que guía cada uno de sus pasos.

El Mártir de la Venganza es el eco de un juramento quebrado, un espíritu marcado por la injusticia y el odio que no encontró redención. Allí donde otros se ofrecen como escudo, el mártir vengativo se erige como espada implacable. Sus sacrificios no buscan sanar ni proteger: buscan retribución.

Aquellos que juran la senda de la Venganza ven su dolor transformarse en fuerza bruta y fría determinación. El sufrimiento propio se convierte en llama que devora al enemigo, y la sangre derramada —ya sea la propia o la ajena— se eleva como un tributo a la promesa de represalia. La justicia que predican no es imparcial ni equilibrada: es justicia teñida de rabia, medida en gritos y cenizas.

Se dice que un Mártir de la Venganza nunca descansa, que incluso cuando el enemigo cae, sus ojos siguen buscando culpables entre las sombras. No hay paz en su camino, solo la certeza de que cada herida infligida es un recordatorio del agravio original. Y aunque muchos los llaman crueles, nadie puede negar que, allí donde se alzan, el mal tiembla ante la certeza de que tarde o temprano, toda deuda será pagada.

  Origen: Compilatorio aberrante de los Infernales

  Sacrificio de Mártir

Volver arriba