Hastur

Ser elegido como un Mesías de Hastur no es una bendición común ni un título que se obtiene a través de la devoción convencional o del heroísmo terrenal. En lugar de la luz celestial que guía a otros mesías, aquellos que son tocados por Hastur reciben las caricias oscuras de un ser cuya naturaleza trasciende el entendimiento humano, una entidad más allá del tiempo y del espacio, el Rey en Amarillo, la encarnación del caos y la locura.

El proceso de convertirse en un Mesías de Hastur no es una simple transformación física o espiritual; es la total disolución de las barreras entre la mente del mortal y los secretos más profundos del cosmos. Al principio, los tocados por Hastur experimentan visiones: la ciudad perdida de Carcosa, donde las estrellas se alinean de forma incorrecta y el paisaje parece estar a punto de colapsar en una pesadilla eterna. En estas visiones, Hastur susurra con su voz espectral, llenando las mentes de los elegidos con la verdad sobre la fragilidad de la realidad. Los límites entre lo real y lo ilusorio comienzan a desvanecerse.

La mente del Mesías se convierte en un canal para las energías caóticas que emanan de Carcosa y del Rey en Amarillo. El tiempo y el espacio se vuelven maleables, las leyes de la física se retuercen a su voluntad, y la lógica se convierte en un eco distante. Sin embargo, este poder tiene un precio: el Mesías ya no percibe el mundo como los demás. La vida cotidiana, con sus normas y estructuras, le parece un sueño vacío, una ilusión frágil que puede quebrarse con un simple pensamiento.