Cazador fantasmal
No muerto Mediano, Caótico neutral
Sabuesos espirituales de la Gran Hueste, tienen multitud de formas: la más corriente es la de un can traslúcido de 4 o 5 pies de alto aproximadamente. Son rastreadores excepcionales y peligrosos. Suelen cazar en manadas cuando quedan separados de la Hueste o son usados por un guerrero de tormenta o un campeón como perros de presa.
Origen: Las llanuras de Sananda
Categoría: Monstruo
Clase de armadura: 15 (armadura natural)
Puntos de Golpe: 47 (7d8+14)
Valor de desafío: 3 (700 PX)
Velocidad: 50 pies
Fue | Des | Con | Int | Sab | Car |
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16 (+3) | 13 (+1) | 15 (+2) | 7 (-2) | 13 (+1) | 6 (-2) |
Habilidades: Percepción +5, Supervivencia +3
Sentidos: Visión en la oscuridad 60 pies, Percepción pasiva 15
Idiomas: Entienden la lengua común, pero no pueden hablar
Resistencias al daño: Ácido, frío, relámpago, trueno; contundente, perforante y cortante de ataques no mágicos
Inmunidades al daño: Necrótico, veneno
Inmunidades a estados: Hechizado, agotamiento, agarrado, paralizado, petrificado, envenenado, tumbado, apresado, inconsciente
Rasgos
Oído y olfato agudos. El cazador fantasmal tiene ventajas en las pruebas de Sabiduría (Percepción) que dependan del oído o del olfato.
Movimiento incorpóreo. El cazador fantasmal puede moverse a través de otras criaturas y objetos como si fueran terreno difícil. Recibe 5 (1d10) puntos de daño por fuerza si termina su turno dentro de un objeto.
Acciones
Mordisco. Ataque de arma cuerpo a cuerpo: +5 al ataque, alcance 5 pies, un objetivo. Impacto: 10 (2d6+3) puntos de daño necrótico.
Gran Hueste Tormentosa
La Gran Hueste Tormentosa lleva más de un milenio recorriendo la región de Sananda, atrapada en este plano por las maquinaciones de los Peregrinos. Llegó a Voldor accidentalmente, cuando la raza de las estrellas teletransportó la Fronda de Centauria con la intención de reforestar el continente tras los estragos producidos por sus acciones. La Hueste es una gran entidad espiritual, conformada por incontables fatas, espíritus y otras criaturas que se han unido a ella. Es una fuerza de lo salvaje que se hace más fuerte conforme se enfrentan a otras criaturas y va siempre precedida por una gran tormenta. No es de extrañar que se haya acabado convirtiendo en una deidad para muchos habitantes de la Llanura Interminable, que le rinden devoción para evitar su furia o para unirse a ella. Puede distinguirse entre distintas entidades que a veces se quedan rezagadas o que se separan conscientemente de ella para cazar a una presa digna.